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Eliezer, ¡“peón” de Félix y Borge!


                                                Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Con el título “Félix-Borge, ¡un dúo diabólico!”, el 5 de mayo de 2016 publicamos que “los dos últimos gobiernos de Quintana Roo han convertido a este joven Estado en un verdadero infierno, y pruebas no han faltado, no sólo por la histórica deuda que asciende a más de 23 mil millones de pesos, y de la que Borge y su secretario de Finanzas, Juan Pablo Guillermo Molina, no han querido hablar desde hace más de un año”.
A más de un año de distancia, y a la luz de las últimas revelaciones, el título volvería a ser válido después que los dos ex gobernadores del PRI dejaron postrado, en la ruina, a Quintana Roo, con un opositor Jefe del Ejecutivo que no ha parado en mientes para lavar la honra de la entidad, aunque para ello actúe con el maquiavelismo de que el fin justifica los medios.
Ya hablaremos sobre el tema en concreto, ya que, como se sospechaba, para ese efecto Carlos Joaquín González ha recurrido a la “negociación” con ex funcionarios que han preferido “cantar”, inclusive inventar estilo “testigo protegido”, con tal de no pisar la cárcel, o bien el típico “tú haces como que me pegas, y yo como que me caigo”, y todos felices.
Pero, vaya, el tema de hoy se refiere a uno de los cuatro principales responsables de la opacidad de los dos últimos gobiernos: Los otros tres son, en este orden, los ex mandatarios cozumeleños del PRI y el último titular de Finanzas, el yucateco Juan Pablo Guillermo.
En efecto, nos referimos al “odontólogo” cozumeleño Eliezer Manuel Villanueva Lanz, primo de “La Polly” Narcedalia Martín de González Canto, esposa del ahora senador de la Republica, que ahora busca el control del PRI estatal para perfilarse a la diputación federal, desde luego, para prolongar su impunidad.
 Operador financiero de Félix, a quien le cuidaba las espaldas desde hace más de 16 años, desde que aquél fuera alcalde de  Cozumel, fue la mano que mecía la cunase y movía los hilos desde lo “oscurito” durante el mandato estatal del cozumeleño. Fungió como brazo ejecutor en cuestiones económicas para saquear el Estado.
Para ello, la dupla diabólica tuvo en la Secretaría de Finanzas cómplices incondicionales e inmorales como Juan Pablo Guillermo y el propio Eliezer, entonces su Subsecretario Técnico Hacendario, aunque fungió como director general de Administración cuando Borge figurada como Oficial Mayor de Gobierno (2006-09)
Curiosamente, la mancuerna de Eliezer fue otro ex funcionario tan corrupto como él, Víctor Viveros Salazar, quien siempre aspiró a la presidencia municipal de Benito Juárez, pese a tener más de 95 placas de taxi, la Notaría Pública 50 -que maneja su hijo Víctor Viveros Lugo- y saquear el sindicato de taxistas de Cancún, lo que le hacen dueño de una fortuna mal habida en 15 años de “carrera política”.
Como Oficial Mayor, se prestó a todo tipo de corruptelas de Félix, pero sólo a “tapar”, ya que sólo se dedicaba a firmar, cumplir al pie de la letra, como simple peón, las indicaciones de Eliezer, quien, en 12 años, tejió una red de complicidades y colocó en puestos claves a sus protegidos en los gobiernos estatal y municipales, con lo que controló todos los rincones del Estado.
Así, en dos sexenios formó un clan en el que involucró a familiares, amigos y compadres para garantizar resultados positivos en las transas de Félix y Borge.
Ascendió al Gobierno del Estado casado con Marcela Azalea Grajales Alcántara, de quien se divorció a mitad del sexenio de Félix, pero, para no “desprotegerla”, le consiguió trabajo en el DIF Estatal, con Narcedalia Martín,  para posteriormente hacerla directora de Mercadotecnia de la Secretaría Estatal de Turismo.
Como director general de Administración con Félix, le apoyaba un séquito de colaboradores que ninguno del gabinete del gobernador tuvo, con lo que controló el gobierno y “sembró” aliados a modo en puestos claves, sobre todo en financieros, como directores administrativos, adquisiciones, tesoreros, desde donde tenía control de dependencias y municipios, Manejó la Oficialía Mayor, a grado tal que Víctor Viveros sólo era títere de la Oficialía Mayor.
Con tentáculos en dependencias federales y municipios, lo mismo se hacía cargo de  nóminas que de  obra pública, proyectos de inversión, reparto de recursos a líderes y organizaciones del PRI.
Manejó todos los “diezmos”, “moches” y extorsiones a empresarios -el chetumaleño Norman Angulo, por ejemplo-, proveedores e incluso empleados estatales y municipales, de directores para arriba (directores generales, subsecretarios y titulares de dependencias descentralizadas), a los que descontaba una cuota “voluntaria” para mantener al PRI. Millones de pesos recaudados por obra pública, “entres” para asignación de obra, cuotas para campañas y para pago a proveedores.
Tras su divorcio, se casó con su asistente Violette Eljure Eljure, a quien hizo directora de Planeación y Control Presupuestal, cargo que creó para que tuviese un espacio “digno” en la estructura gubernamental, con lo que fortaleció su relación con la poderosa familia libanesa Eljure.
A Rodrigo Eljure Fayad lo colocó como director de recursos materiales de la CAPA, donde recaían las compras y adquisiciones de esa dependencia, por muchos años “caja chica” del gobernador en turno. Durante ese periodo brotaban expresiones de enojo y hartazgo por los abusos de Rodrigo, que recaían directamente en la operación de CAPA, donde los empleados tenían que comprar hasta papel higiénico y jabón para los baños.
A su cuñada Fidah Eljure la puso como secretaria particular de la Oficialía (empezó con Rosario Ortiz Yeladaqui y permaneció con Víctor Viveros), mientras que a Benjamín Eljure lo mandó como director a la Secretaría de Finanzas.
De igual manera, promovió a Gonzalo Herrera Castilla (director de recursos materiales en la Oficialía Mayor) como titular de la Secretaría de la Contraloría estatal, desde donde colocó a su gente de confianza como delegados en cada dependencia para corregir, sustentar o tapar irregularidades en procedimientos para altas de personal, adquisiciones, licitaciones, contratos y convenios.
Siguiendo una tradición familiar de renta de terrenos y casas, durante los últimos dos sexenios Herrera Castilla amasó una fortuna y se hizo de varias en Chetumal (Primo de Verdad 12 a unos pasos del Boulevard),  Cozumel, Playa del Carmen (residencial) y Cancún (Residencial San Gerónimo)
Entonces director de recursos materiales, a Rodolfo Hernández Luna lo ascendió a director general de administración de la Oficialía, con lo que tuvo control de los recursos materiales y humanos de todas las dependencias de gobierno.
La entonces jefa de nómina de Oficialía Mayor, María del Carmen Ramírez Sánchez (“amiga muy personal”  de Eliezer, dicen unos), ascendió a directora de Recursos Humanos, mientras su esposo, Évert Iván Canto Garrido, fue contratado como asistente del director general de Administración de la Oficialía.
Ya como Subsecretario Técnico, Eliezer nombró a Luis Torres como su secretario particular y operador de fondos recaudados y destinados a la operación del PRI estatal y comités municipales, mientras que a su esposa Celsa Chi la ascendió de jefa de nómina de la Oficialía a directora administrativa de la Secretaria de Seguridad Pública, donde los recursos federales son importantes, sobre todo para adquisiciones, por cuyo volumen y costo generaban importantes “comisiones” y ganancias.
A su entonces asistente, Daniel López Souza, lo envió como director administrativo de la SESA, otra área de abundantes recursos federales y estatales
A su vez, Alfredo Ceballos Santiago pasó de la Oficialía a asesor de Finanzas, donde, como responsable de mover los negocios personales de Eliezer, tenía el nivel de director A, con más de 40 mil pesos mensuales de sueldo.
Con todo, en realidad, era “aviador” de tiempo completo en la atención de los negocios personales de Eliezer, tales como supervisar su clínica dental a un costado de Plaza Las Américas, así como a supervisar la administrar el restaurante “Bacus Steak House”, en la confluencia del Boulevard y la Calzada Veracruz en Chetumal (a unos pasos del Congreso), restaurante de Eliezer que, pese a no contar con clientela frecuente, se hacía de ingresos con eventos, comidas y reuniones de gobierno, pues era prácticamente obligatorio ocupar sus servicios.
A unos metros del restaurante, sobre la Calzada Veracruz, Eliezer primero adquirió un terreno para construir su casa, posteriormente compró el terreno adjunto, fortaleza donde continuaba construyendo su residencia en los desaparecidos bares Ban Ban y “Trago’s”.
Para justificar gastos excesivos y fondos desviados, Eliezer tenía dos aliados en la Dirección de Servicios Generales -encargada de todos los eventos de Borge-: Agustín Armando Lara Souza (mejor conocido como “Tacón”) y Fernando Montalvo, el primero amigo incondicional de  Borge y “porro” de diferentes campañas, y el segundo “aviador” dedicado a firmar documentos sospechosos.
Así las cosas, el hombre tejió una red de complicidad a lo largo y ancho del Estado, pero también en el ámbito federal, donde elementos de la Sedesol fueron sus  cómplices en el desvío de fondos, en una historia en la que se le vincula con socios del ex gobernador de Tabasco preso, Andrés Granier.
Proveedores VIP y publicistas de campañas políticas, como Antonio Cervera, Víctor Dogre (primo de Félix González) y Oscar Delgado, desfilaban frecuentemente por las oficinas de Eliezer, mientras faltaban programas para activar un campo desprotegido, abandonado y aun así sangrado por la codicia, cinismo y corrupción de personajes como Luis González Flores (tío de Félix) y Germán Parra López, eterno cacique y hermano del ex alcalde de Morelos.
Lo cierto es que no había miembro del gabinete o dependencia que no pasara por las manos de Eliezer, desde nóminas, adquisiciones, programas estatales y federales, elección de proveedores, medios de comunicación y activistas del PRI. Alcaldes y tesoreros le llevaban sus programas y proyectos para el visto bueno y entregar el “entre” o diezmo por asignación de obra o compra.
Sin embargo, muchos de estos personajes se hicieron de casas en “Residencial Andara” de Chetumal, cuyo propietario, por coincidencia, se rumora, es Félix González. Ya en Andara o el Boulevard, todos son símbolos de la corrupción de Eliezer, viviendo como reyes, disfrutando al máximo del erario público, con propiedades ubicadas en zonas privilegiadas de la capital, Chetumal… ¡Donde empieza México!
¿Y los “vigilantes” medios de comunicación? ¡Ninguno supo nada!

*Luis Ángel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace 30 años, con más de 40 como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de información, así como Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales. Ha publicado cuatro libros.


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