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En primera fila
                         ¡“Pirata” de la Unidad del Vocero!
                                                                Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
         Aunque cada uno con múltiples facetas, no cabe duda de que cada gobernante de Quintana Roo ha tenido su especial forma de ejercer el poder, alguno de ellos bastante extremista y otros con un estilo muy peculiar que, en términos generales, tras sus primeros tres años de administración, obligan a cualquiera a llegar a consideraciones suficientemente obvias.
         Por ejemplo, si nos remontáramos al análisis del sexenio de Miguel Borge Martín cualquiera lo calificaría como “débil”, entre otros, en el sentido de que dejó hacer y deshacer libremente a sus colaboradores de primer nivel, lo que, ante la presión de la opinión pública y los medios de comunicación, le orilló a la mitad de su periodo a cambiar a más de la mitad de ellos.
         El más cuestionado de ellos, el ex gobernador Félix González, quien dejara de cabeza a Quintana Roo y con una impagable y sospechosa deuda pública, prácticamente ejerció el poder del mismo modo que su paisano cozumeleño, ya que dejó hacer libremente lo que quisieron sus colaboradores, sobre todo en el “arte” de fabricar sospechosas fortunas, aunque, a diferencia de aquél, “controló” a la prensa.
         Pero no sólo eso, ya que más allá de no haber tenido más que uno o dos comunicadores “amigos”, no realizó prácticamente ningún cambio en su equipo, con el que simplemente se dedicó a realizar “enroques”. Es decir, hacía como que castigaba a alguno de ellos y éste hacía como que era castigado. Jamás practicó el “descarte” político.
         Quizá quien gobernara con la mística de ejercer el poder a plenitud, a sabiendas de que el poder sirve para ejercerse -aunque hasta hoy pague las consecuencias de sus excesos-, fue el chetumaleño preso Mario Villanueva Madrid, quien tenía tal control sobre su equipo, que nadie podía hacer contratación alguna sin su consentimiento, asómbrese Usted, secretarias inclusive.
         Era tanto su poder, que incluía a los entonces siete municipios del Estado, donde permitía gobernar a los alcaldes, pero fiscalizaba plenamente los recursos, a grado tal que permitía a los munícipes nombrar a sus tesoreros, pero el padre del tristemente célebre mitómano edil de Othón P. Blanco se encargaba del nombramiento de sus Contralores, ¡y éstos sí que no servían sólo de “adorno” como hoy en día!
         No incluimos en la lista a los primeros dos mandatarios -Jesús Martínez Ross y Pedro Joaquín Coldwell, respectivamente- porque llegamos a Quintana Roo durante el penúltimo año de gobierno de este último, aunque en el caso de Joaquín Hendricks Díaz, con un poco de todo, la principal característica de su mandato fue el respeto de las “formas”.
         Ahora bien, en el caso que hoy nos ocupa, creemos que el gobernador Roberto Borge tiene un poco de todo, sobre todo en el caso de sus colaboradores, a los que ha otorgado toda su confianza, con un voto que, contra todo sentido común, le ha valido las más variadas críticas por mantenerlos, con la nada honrosa excepción de la ex titular de la Secretaría de Educación, Sara Latife Ruiz Chávez.
         En efecto, el mandatario la mantuvo hasta donde le fue posible y sólo la removió al verse obligado a  hacerlo, sin ninguna otra alternativa para que el mundo no se les cayera encima a ambos, ante la histórica rebelión magisterial que afectaba a medio mundo, y se debió negociar una brillante salida, dicen, para convertir a la cozumeleña en “aviadora”.
         Lamentablemente, el de la ex funcionaria no es caso único de consentidos, ya que incluye al hasta hoy secretario estatal de Seguridad Pública, el innombrable funcionario coahuilense, cuyos “plateados” no  han servido para nada, así como al director de Gobernación, Isaías Capeline Lizarraga, reciente huésped de “El Torito” de Cancún y, para variar, el titular de la Unidad del Vocero, Rangel Rosado Ruiz.
         Coordinador de la dependencia durante el sexenio de Félix González con Jorge Acevedo Marín, aquél inició este sexenio junto con Borge Angulo, aunque, a diferencia del hoy titular del SQCS, no sólo se ha dedicado a viaticar, presumir su burocratismo y contratar espacios de publicidad en los medios de información, sino a “castigar” lo que él califica como rebeldía de periodistas que no publican lo que él quisiera y como él quisiera.
         Para ese efecto, Rangel Rosado ha utilizado las más variadas “técnicas”, la “piratería” de cuentas y correos electrónicos la más socorrida, la más reciente del portal informativo Educosas, cuya dirección en Twitter “hackeó” hace unos días y obligó al titular de ésta, nuestro colega Roberto Cano, a utilizar una cuenta similar, aunque también ha intervenido otros correos.
         A su servidor también lo hizo víctima de esa mala forma de venganza desde hacía hoy 11 días, lo que nos había impedido “subir” nuestra acostumbrada columna diaria “En primera fila” a Facebook, ya que al principio éste se negaba a aceptar nuestra contraseña. Accedió por una sola vez el día 14 y al día siguiente nos avisó de una suspensión por un supuesto exceso de envíos de invitaciones para agregarnos y que califica como “acoso”.
         Nada más falso que eso, ya que de nuestros más de mil cien seguidores podríamos contar hasta con los dedos a las personas que les solicitamos una solicitud de amistad. El resto - gracias por su preferencia-, se nos ha agregado día con día, paulatinamente, por la confianza en nuestras consideraciones editoriales, muchos de ellos recomendados por quienes nos siguen cotidianamente, sin necesidad del esperado “me gusta”.
         Lo único cierto es que “En primera fila” no hemos tratado tan bien que digamos a la mayoría de los colaboradores del Gobierno del Estado, entre ellos Rangel Rosado, aunque no precisamente el mandatario es responsable de ello, excepto en el exceso de confianza a su equipo, ya que, en nuestro caso y de otros periodistas, casi podríamos asegurar que se trata de decisiones personales del “pirata” de la Unidad del Vocero, único con los motivos y medios necesarios… ante su falta de recursos periodísticos.




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