Policías, ¡en busca de un culpable!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
“La verdadera sabiduría
está en reconocer la propia ignorancia”:
Sócrates
Decía
así: “Más de 100 policías del Mando Único en el municipio de Cuautla, Morelos,
realizaron un paro de labores la mañana de este sábado en protesta por el
exceso de trabajo, la falta de equipo y abusos de parte del director operativo de
la policía, Jesús Pérez Abarca.
Los
elementos policíacos iniciaron el paro desde las 7 horas, cuando se llevó a
cabo el cambio de turno, y se concentraron en las oficinas de la Policía del
Mando Único ubicadas en la colonia Plan de Ayala de Cuautla. Los uniformados
determinaron no salir a las calles para solicitar la renuncia de Pérez Abarca,
a quien acusaron de prepotente e irrespetuoso al recibir maltratos físicos y
verbales, así como de obligarlos a trabajar de forma excesiva y sin descanso.
Los
inconformes también denunciaron que no cuentan con equipo suficiente para sus
labores, como armas, uniformes e incluso patrullas, por lo que exigieron destinar
más recursos a seguridad pública para desempeñar de la mejor manera su labor”.
También,
al igual que ahora, la nota decía: “Al respecto, el titular de la Comisión
Estatal de Seguridad Pública, Alberto Capella Ibarra, informó a El Financiero
que los policías que no salieron a realizar sus patrullajes la mañana de este
sábado serán sancionados, pero se analizará si recibirán una multa económica,
un proceso administrativo o la separación del cargo”.
¿Y
Sabe qué ocurrió poco después? Los propios policías corrieron al mal jefe, tal
y como ahora nos obliga a narrar: Tal como le sucedió en 2015 en Morelos,
cuando policías del Mando Único lo acusaban de abuso de autoridad y denunciaban
falta de herramientas para su labor, policías municipales de Cancún,
protestaron en las oficinas de la dependencia y, a empujones, corrieron a Pérez
Abarca, director de la corporación que asumió desde el 30 de septiembre a
puertas cerradas.
Ya
se esperaba una serie de inconformidades tras de que, contra viento y marea, el
gobernador Carlos Joaquín diera posesión el 26 de septiembre al controvertido
“Rambo” tijuanense Jesús Alberto Capella Ibarra- “padrino” de Pérez Abarca-como
nuevo titular de la Secretaría estatal de Seguridad Pública.
Sin
embargo, la alcaldesa de Benito Juárez, Mara Lezama Espinosa, minimizó el tema al
darle posesión como director de la
Policía Municipal, cuando opinó públicamente que: “Al ciudadano no le interesa
la distribución de responsabilidades. La demanda es que se garantice su
seguridad y la de su familia. Y hoy ratifico el compromiso que hice con las y
los cancunenses”.
Mejor prueba del “cordón umbilical” Capella Ibarra-Pérez
Abarca -¿qué intereses los ligarán?, ¿simple simpatía?-, es que hace un año,
cuando el primero se desempeñaba como titular de Seguridad Pública en el inseguro Estado de Morelos, realizó una
serie de “rotaciones”, entre ellos el cambio del jefe de la Policía en
Cuernavaca, a quien nombró Coordinador de Estrategia Policial de la Comisión
Estatal de Seguridad.
Apenas
el 14 de noviembre de 2016, Capella Ibarra había designado a Pérez Abarca como
titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Cuernavaca, como parte de la
oxigenación del Mando Único y de resultados efectivos para la temporada
decembrina.
El nuevo funcionario estaba hasta
hace 10 días estaba al frente de la policía del municipio de Cuautla, pero tras
concluir su periodo, hasta el 2017, junto con el propio Capella Ibarra, se les
acusó por despojo, abuso de autoridad, usurpación de funciones, entre otros,
por haberse apoderado de manera ilegal de dinero, computadoras e instalaciones
del corralón “Grúas Bahena” del Ayuntamiento de Cuernavaca, por poner en la
indefensión a más de 500 propietarios de vehículos que se encuentran en el
lugar.
En
virtud de lo anterior, el secretario de Asuntos Jurídicos y la titular de la
Contraloría Municipal de Cuernavaca, José de Jesús Guízar Nájera, analizaba las
opciones para presentar los cargos penales a que se habrían hecho acreedores
los responsables.
Por si fuera poco, en el marco del periodo de Capella Ibarra,
el 2 de enero de 2016, apenas unas horas después de tomar posesión como
alcaldesa de Temixco, Morelos, a unos 10 kilómetros de Cuernavaca, la
perredista Gisela Mota Ocampo fue asesinada por cuatro hombres que golpearon y le dispararon a matar en un ataque armado en su propio domicilio.
En
respuesta, el gobernador perredista Graco Ramírez anunció que asumiría la
seguridad en 15 municipios que no habían querido ratificar los convenios de
coordinación del Mando Único policial, como había hecho la alcaldesa asesinada,
lo que inició una disputa con el entonces alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc
Blanco -gobernador electo de Morelos-, quien acusó “un golpe de Estado” del
gobernador, luego de que fuerzas estatales tomaron el control de la policía de
ese municipio.
Bajo
este contexto, y ahora con una corporación en paro de labores en un municipio
con más de 487 ejecuciones en lo que va de este año, si de buscar culpables se
trata no se puede responsabilizar del todo a Mara Lezama, como han pretendido
algunas corrientes, ya que no puede ser ninguna “casualidad” que hubiera optado
Pérez Abarca o que entre miles de posibles candidatos hubiera optado por
alguien ligado a Capella Ibarra.
En
este sentido, el único culpable de cuanto ocurre es el gobernador Carlos
Joaquín que, puede Usted jurarlo, de no haber nombrado a Capella Ibarra por
alguna fallida “recomendación”, puede estar seguro que el nombre de Pérez
Abarca no figuraría ni en los horóscopos, aunque la terquedad de sostener al
“Rambo” también obligó a cometer un nuevo error: Jugar con la idiosincrasia de
los quintanarroenses en la desaparición de nuestra identidad con la
modificación constitucional de la que fue cómplice la mayoría de los diputados
locales.
Y
todo ello sólo para que no haya reclamos contra la contratación de “altos”
funcionarios que prefieren un cómodo helicóptero a un “ferry” o la selección de
un nuevo Fiscal General que, como se vislumbra, levantará tanta ampolla como la
de Capella Ibarra.
Cierto
que es de humanos cometer errores, pero es de sabios reconocerlo y, lo más
importante, recomponer el rumbo. Ya lo decía Goethe: “El único hombre que no se
equivoca es el que nunca hace nada”, aunque “El error es un arma que acaba
siempre por dispararse contra el que la emplea” (Concepción Arenal)
¿Lo
entenderá de este modo Carlos Joaquín? ¡Vale la pena ponderarlo! ¡Aún es
tiempo!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 41 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres presidentes municipales y publicar cuatro libros.
Titulado en la Universidad Autónoma
de Yucatán como Licenciado en Derecho, cuenta con cuatro Diplomados en Derechos
Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; Acceso a la
Justicia en Materia de Derechos Humanos, y en Juicio de Amparo, así como con
más de 15 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
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