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  ¡Carlos Joaquín y sus marionetas!


                                                Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
         Consumada la “elección” del nuevo Rector de la Universidad de Quintana Roo, el gobernador Carlos Joaquín evidenció que lo que menos le importa es la educación superior de la entidad o la voluntad del pueblo o de los estudiantes que, sin embargo, jugaron un papel determinante para que el mandatario se saliera con la suya.
         Recién retornábamos de visitar la ciudad de Puebla, curiosamente ligada también al gobierno joaquinista -¿verdad Manuel Alamilla Ceballos?-, donde, lamentablemente, pudimos constatar que en nada se parecen sus universitarios a los de Quintana Roo, ya que ellos SÍ protestaban en ese momento contra una medida de sus autoridades que les parecía injusta.
         En efecto, frente a docenas de turistas que a diario deambulan por el parque principal, los universitarios poblanos realizaban una protesta en pleno centro de la capital, donde tenían levantados varios campamentos con media docena de estudiantes que llevaban 16 días de huelga de hambre para manifestarse contra la medida de reducir la matrícula escolar.
         No se trata de incitar a nuestros estudiantes a la violencia ni mucho menos, pero ante el inminente ascenso del panista yucateco Francisco López Mena como nuevo rector -no era necesario ser sabio para anticiparlo-, los huéspedes de la Uqroo tan sólo enseñaron una tibia inconformidad contra el ex secretario de Gobierno de Carlos Joaquín a través de redes sociales.
         Sin embargo, no podemos culpar sólo a ellos de que el mandatario entregara la Rectoría como regalo de cumpleaños a López Mena -casi coincide con el onomástico de su correligionario Felipe Calderón- y colocara el cerezo del pastel al encabezar su toma de protesta, con lo que culminó PARTE del pago de “facturas” al PAN.
         En efecto, otros culpables de ese “teatro” que encabezó Carlos Joaquín como burla a todo mundo fueron sus marionetas de la Junta Directiva de la Universidad, que se pronunciaron en favor de la “candidatura” -¡ja, ja , ja!- de López Mena, estamos prácticamente seguros que por mayoría de votos, más NO por unanimidad, aunque NADIE se atrevió a hacerlo público. Ni lo harán.
         Para nadie fue un secreto que, al igual que la “ceremonia” de votación, la toma de protesta se realizó a puertas cerradas,  sin acceso a universitarios o medios de comunicación, cuestionable desde cualquier ángulo, ya que, al menos en teoría, no había nada que ocultar, aunque todos sabemos que SÍ lo había: No podían dejar huella.
         Entendemos que la Junta sólo cumplió con una de sus facultades, pues éstas incluyen: “Nombrar al Rector, resolver acerca de su renuncia o licencia; y removerlo por causa grave y justificada que la Junta apreciará discrecionalmente; para el ejercicio de las facultades que esta fracción le concede, la Junta explorará en la forma que estime prudente, la opinión de los universitarios”.
         Y conste que no es su única, delicada responsabilidad, ya que también le corresponde “designar a los integrantes del Patronato, a los Coordinadores de Unidad y a los Directores de División, de las ternas que presente el Rector, igualmente resolver acerca de su renuncia; y en su caso, removerlos por causa grave y justificada, apreciada discrecionalmente”.
         Asimismo, “resolver en definitiva cuando el Rector vete los acuerdos del Consejo Universitario, o los Coordinadores de Unidad veten los acuerdos de los Consejos Académicos” “conocer y resolver en definitiva, como última instancia, los conflictos que se presenten entre las distintas autoridades universitarias”, “ejercer el derecho de iniciativa ante el Consejo Universitario en las materias de su competencia”.
         Finalmente, incluye “resolver la separación definitiva de cualquiera de sus miembros, por haber incurrido en conducta grave que atente contra los fines y principios de la Universidad” y “expedir su reglamento interior”.
         Ahora bien, según la Ley Orgánica de la Universidad, desde el 2013 la Junta estará conformada por ONCE miembros que, ante la falta de información suficiente de su área de Comunicación Social, se ignora formalmente quién la encabece, pero se sabe que la presidencia estaría entre el empresario Juan Ángel Xacur Maiza y el Notario Ángel Enrique Aguilar Núñez. Llevamos dos.
         Los restantes serían los Mtros. María Isabel Hernández Romero y Rafael González Plascencia; los Dres. Enrique Baltar Rodríguez y Pilar Barradas Miranda, el L.C. Roiser Hernández Sel, el Notario Enrique Alejandro Alonso Serrato, el Oficial Mayor de Gobierno, Alamilla Ceballos,  y el restaurantero José Padilla Mendoza. Falta Uno.
         Un boletín oficial de la Universidad indica el 10 de diciembre de 2018 que el empresario John Baroudi Estéfano era presidente de la Junta Directiva, pero hoy no aparece en la lista de los 11, como tampoco nunca se informó si habría renunciado, lo habrían cambiado o se habría “jubilado” ¡Vaya “información” de la Uqroo!
                Así las cosas, desde antes de la “elección” de López Mena se publicó que ésta podría estar más que amañada,  ya que su 11º integrante, que no aparece en la lista, salvo en documentos oficiales al interior de la institución, es Carlos Alcérreca Joaquín, aparentemente último en sumarse, ya que la Ley Orgánica reformó su artículo 8, para pasar de nueve (hasta 2016) a 11.
De este modo se integrarían Alamilla Ceballos (febrero de 2017) y Alcérreca Joaquín, familia de Víctor Alcérreca Sánchez, titular del Consejo de Ciencia y Tecnología de Quintana Roo y, ahora se sabe, del propio Carlos Joaquín. Ahora vemos por qué nunca se procedió en su contra por el escándalo de la empresa paraestatal VIP Servicios Aéreos Ejecutivos SA de CV.
El caso es que en el tema de la Universidad, Alcérreca Joaquín, para evitar suspicacias, prácticamente no figura en espacios oficiales, donde sólo aparecen 10, además de que las reformas incluyeron que el Consejo solo podría designar a cuatro de sus miembros ¡y el Ejecutivo Estatal a siete!
Ignoramos a cuánto ascienda el presupuesto federal de la máxima casa de estudios, pero en total este año tenía contemplado ejercer poco más de 459.2 millones de pesos, 13.8% más (55.9 millones) que en 2018, cuando el Congreso local le aprobó cerca de 403.2 millones, aunque las inscripciones de sus cinco mil 700 alumnos -unos 30 millones- representan un 7% del ingreso.
Quizá el volumen que le destina el Estado permita a los gobernantes en turno sentirla prácticamente de su propiedad y tener el “derecho” a nombrar al Rector en turno a través de “sus” marionetas de la Junta Directiva, aunque estamos ciertos de que no todos aprueban sus procedimientos, como seguramente ocurrió con el tema de López Mena.
En este sentido, entre quienes seguramente habrían votado por el repudiado rector se incluyen Alamilla Ceballos, Alcérreca Joaquín, Padilla Mendoza, Xacur Maiza, Alonso Serrato y alguno de los académicos, con los que se reunieron los seis miembros necesarios para hacer mayoría, ya que en las decisiones de la Junta no aplican la mayoría relativa o absoluta.
No de balde, según publicó el portal Diario Noticias, alumnos, docentes y personal administrativo de la Universidad se pronuncian contra la manera en que se desarrolló el proceso, entre otros porque parte de la Junta lo conformen personas sin formación académica que están ahí por “palancas y favores”; que no se involucren y escuchen a estudiantes y trabajadores; y que se haya rechazado en forma poco clara a algunos aspirantes.
Ante ello, pidieron justamente modernizar a la Junta, cuyo plazo de existencia ha vencido como institución caduca con algunos miembros NO calificados, que carecen de alguna licenciatura, pero califican a doctores, maestros, licenciados, programas de estudio para el desarrollo del Estado y nunca hayan salido de Chetumal y desconocen la globalización, alertó el académico Mario Vargas Paredes.
Puntualizó que llegaron por una “cuota” de amigos y que 28 años son suficientes para que la Universidad pueda desarrollarse con madurez, como cualquier otra, por lo que “nos vemos mal con este club de cuates y un grupo de académicos que llegan porque así lo decide el rector; ¿cómo elegir así al mejor rector o rectora?”, se pregunta.
Y si a eso le sumamos que Carlos Joaquín sólo ve a la Uqroo como una dependencia más de su gobierno con un grupo de títeres a su antojo, ¡Pobre Universidad! ¡Pobre Quintana Roo!
Y hablando de necedad gubernamental, no podemos evitar recordar la del ex mandatario Roberto Borge con su entonces titular de Seguridad Pública, Carlos Bibiano Villa Castillo…también parecido al caso de Jesús Alberto Capella Ibarra.

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito para el autor)

*Luis Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 42 años de experiencia como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicar cuatro libros.
Titulado en la Universidad Autónoma de Yucatán como Licenciado en Derecho, cuenta con cuatro Diplomados en Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, y en Juicio de Amparo, así como con más de 17 Seminarios, Talleres y Cursos diversos. 

luancaba@hotmail.com                                                      leg_na2003@yahoo.com.mx                                 luancaba.qroo@gmail.com                 
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