“Herencia” del gobernador para 2020
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Conforme
a la percepción ciudadana, sobran razones faltan para pensar que, en los
últimos sexenios, el “neopanista” Carlos Joaquín González es el gobernador que
peor herencia ha dejado para Quintana Roo en su primer trienio de
administración, particularmente en el año que recién concluye y,
particularmente también, para la capital Chetumal.
Aunque
no pocos lamentan que aun falte la mitad del periodo para confirmarlo, lo
cierto es que razones sobran también para los múltiples “adelantados” a la
candidatura de su partido para aspirar a sucederlo, irónicamente luego de que todo
mundo creía -entre ellos sus servidor-
que el yucateco avecindado en Quintana Roo superaría a sus antecesores.
En
efecto, tras las reprochables, tristes experiencias que dejaron sus
antecesores, los cozumeleños Félix González y Roberto Borge, no pocos creíamos
que el ex correligionario de éstos superaría con creces los 11 opacos años de
quienes implantaron récords de endeudamiento público y gastos en “imagen”,
ambos ahora más oscuros y sospechosos que nunca.
El
peor de ambos fue el reciente “financiamiento” por más de 19 mil millones de
pesos que, por lo menos -si Pitágoras no
se equivoca-, se sumaron a los más de 10 mil millones, primero, y 23 mil
millones que alcanzó la deuda pública hace poco más de 3 años y que, a decir de
las “aclaraciones” de Carlos Joaquín en el sentido de que, gracias a su mágica
administración”, no habrían aumentado.
Asimismo,
los propios del mandatario -sobre todo
los legisladores locales- insistieron contra viento y marea en asegurar que no
se trataba de un nuevo endeudamiento. Ah, caray, nos preguntábamos, ¿entonces
será que las instituciones que les otorgarán los recursos lo harán en calidad
de donativo, sin aumentar el
endeudamiento público?
Y
conste que eso es que, pese a que los señalamientos son en el sentido de que la
deuda real de Quintana Roo ascendía a más de 60 millones de pesos, jamás se ha
explicado a cuánto asciende realmente y en
cuánto quedará con el nuevo empréstito, que insisten en NO llamarle
deuda, aunque signifique justo lo mismo.
Cuestiones de “imagen”, diríamos, o bien técnica para marear a la gente con
números y nombres.
Lo
cierto es que debió transcurrir por lo menos un año más para que la Secretaría
de Finanzas diera la cara en torno al endeudamiento, y eso que no le quedó más
remedio ante la falta de liquidez para justificar millonarias erogaciones que,
“gracias” a nuestros medios de información, o jamás trascienden a la opinión
pública, o bien se ocupan de “maquillarlos” a la medida de las necesidades del
mandatario.
Para
ese efecto, se pintó sola la titular de la Dirección de Comunicación Social,
Hayde Serrano Soto, quien se incluye en la lista de los funcionarios más
cuestionables de gobierno, ya que, muda como se caracteriza -pase lo que pase y
dígase lo que se diga-, se ha encargado de mantener ciegos y engañados a los
quintanarroenses, amén de llevar agua a $u molino.
Lo
más triste del caso es que, además de los pobres cancunenses y playenses, los que
sufrimos más del errático y fallido desgobierno “joaquinista” somos los
chetumaleños, los que vivimos en la otrora capital del Estado más turístico
del país, ya que, además de la cada vez
más cuestionada seguridad en manos de Alberto Capella, padecemos de una
deplorable imagen física.
Claro
que no nos referimos a la falta de
alimentos, lo que no sería nada raro con un gobierno errático en política
económica que ahoga y persigue a la iniciativa privada, además de ahuyentar al
escaso, nulo turismo y provocar un
galopante desempleo. No, nos referimos al feo, horrible rostro de
Chetumal, irónicamente sede de los Poderes.
Lo
que vino a dar con el traste con esa imagen fue el programa de entubado de la
Comisión de Agua Potable, y conste que no decimos reciente porque, digan lo que
digan, NO ha concluido, pese a que su titular, el perredista Gerardo Mora Vallejo, juró y perjuró que los
trabajos concluirían hace un mes, en noviembre, lo que nunca ocurrió.
Y
es que, a decir verdad, hasta hoy ignoramos si realmente eran necesarios esos
trabajos, ya que, siempre hemos señalado, hasta antes de concluir el periodo de
Borge o que Mora Vallejo tomara posesión, eran muy contados los días que
faltaba agua o presión en las tuberías. El líquido subía con facilidad a los tanques de almacenamiento de nuestros
hogares…y eso que se hablaba de corrupción.
Apenas
en cuanto tomaron posesión Carlos Joaquín y Mora Vallejo, cuando “desapareció”
esa corrupción, como por arte de magia comenzaron los problemas con el agua de los miles de usuarios de Chetumal.
Suponíamos que sería cuestión de semanas o meses, pero transcurrieron hasta dos
años y persistía el problema por todas las colonias, la mayoría de ellas
abastecida por pipas de agua.
A
decir de los entendidos en la materia, el problema real no eran ni las fugas
ni la tubería, sino el sistema de
trabajo de Mora Vallejo, quien, en busca de ahorro en el pago de energía, sólo
bombeaba en una o dos ocasiones al día pero el líquido llegaba prácticamente por
goteo a las tuberías domiciliarias porque al encender bombas demora en
distribuirse por toda la red.
Así
las cosas, de nada servirá el cambio de tuberías de mayor grosor, excepto para
eliminar el sarro que distribuye el agua “potabilizada” por todo el sistema, si
persiste la práctica de bombear dos o tres veces por día para ahorrar pago de
energía que, curiosamente, nos lo traslada Mora Vallejo a los usuarios, pues
debemos usar bomba propia para llevar agua a los tinacos.
¿Y
sabe que fue lo peor del programa de CAPA? Ciertamente fueron también los más
de 178 millones de pesos que costó, pero más lo fueron los miles y miles de
problemas que causó a las adoloridas calles de Chetumal, los desperfectos de vehículos que cayeron en
hoyancos, daños a amortiguadores y suspensiones; miles de baches, problemas de
salud pública, etc.
Las
únicos, verdaderas beneficiadas fueron las empresas encargadas de tanto daño,
la mayoría de ellas foráneas que, se sabe, subrogaron parte de sus obligaciones
a algunas empresas locales CONSENTIDAS de Mora Vallejo que, o bien hicieron un
deplorable trabajo o bien como y cuando les pegó la gana, como es el caso de “Chactemal
Construcciones, S.A. de C.V.”
No
es que seamos “malinchistas”, pero esta circunstancia nos obliga a darle la
razón, por ejemplo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que este
2019 dejó sin trabajo a varias empresas locales. De los 73 contratos de obras
carreteras entregados en el primer cuatrimestre, 44 lo fueron a proveedores
foráneos y sólo 29 a empresas de Quintana Roo.
Con
todo, aunque Usted no lo crea, sospechosamente, incluyó entre las beneficiadas a
Chactemal Construcciones, propiedad de Francisco Alejandro Uc Rivas y Nidia
Rosalía Noh Flores, que obtuvieron tres contratos por cerca de 47 millones de
pesos, uno de ellos de manera conjunta con la firma campechana Marley’Is, S.A.
de C.V.
Lo
cierto es que, “gracias” a Chactemal Construcciones, a Mora Vallejo -por cierto,
hermano de la diputada local perredista Iris Adriana- y a Carlos Joaquín, las ahora maltrechas
calles de la capital chetumaleña ya nunca serán las de antes y el sistema de
distribución de agua potable, la más cara de todo el país -haya o no haya agua-
seguirá siendo el mismo de antes, con el mismo desabasto.
Ah,
pero eso sí, le costó al pueblo más de 178 millones de pesos, aunque sabrá Dios
cuándo terminarán oficialmente -y de hecho- los trabajos, o cuándo se
concursaron éstos, ya que, de la intervención del Ayuntamiento, ni fu ni fa, y
aunque el tema da para más, esta fue la despedida del 2019 para Carlos Joaquín
y un mal, ¡pésimo presagio para el 2020!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 43 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de
ellos pendiente de publicar.
Titulado como
Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con cinco
Diplomados, dos de ellos en materia de Juicio de Amparo, Derechos Humanos y
Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia
en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 20 Seminarios, Talleres y
Cursos diversos.
leg_na2003@yahoo.com.mx luancaba.qroo@gmail.com
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