¡“Cocinan”
derrocar a López Obrador!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Circunstancialmente apoyada por la pandemia del coronavirus,
la nueva coalición opositora de facto (PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano) se
encuentra en plena faena para derrocar al presidente Andrés López Obrador, a
quien más de 30 millones de mexicanos elegimos democráticamente en julio de 2018.
A
partir de ese momento, con más de 18 millones de votos de ventaja sobre su más
cercano perseguidor, y 21 millones sobre el tercero (PAN y PRI, en este orden),
inició la lucha de éstos por descalificarlo, sobre todo en el caso del
blanquiazul, en una fallida táctica que, por el contrario, le dio resultados
frente al PRI, cuando conquistó la Presidencia de la República en el 2000.
A
20 años de distancia, sin embargo, la práctica del golpeteo sistemático panista
y la crítica permanente a todo lo que “huela” a López Obrador, con irónico
apoyo de su ex correligionario (¿Será?) Felipe Calderón, sólo le ha rendido
algunos dividendos con la participación del resto de su “coalición” opositora.
A
la voz de “vamos con todo contra López Obrador”, trabajos de investigación confirman
que, por ejemplo, grupos de choque ligados a esos partidos estuvieron detrás
de los desmanes en la marcha “de mujeres” del 20 de marzo, cuando, aprovechando
la buena fe de miles de féminas, empero, los desmanes estuvieron a la orden del
día.
Lo
que es peor, se ha puesto de manifiesto que la ultraderecha continúa cocinando
un golpe de estado “suave” contra el gobierno de AMLO, para lo cual, con
algunas modificaciones que no lo dejan fuera de contexto, aplica un ensayo del
politólogo norteamericano Gene Sharp: “Cómo quitar presidentes en cinco pasos”.
Ahora
bien, en torno a ese movimiento, en agosto de 2019, con ocasión de otra marcha
feminista, las autoridades detuvieron a César Daniel Penagos García (a) “El
Chupas Estrada”, quien agredió físicamente al periodista Juan Manuel Jiménez, de
ADN 40, cuando éste cubría el evento. El detenido es miembro de los grupos políticos
de choque “Los Claudios” y “Los Buitres”.
Estos
grupos habrían sido creados y financiados desde el 2004 por Salinas de Gortari,
“El Jefe” Diego Fernández, Carlos Ahumada y Rosario Robles (PRI, PAN y PRD) para
infiltrar y desestabilizar marchas, mítines, organizaciones y partidos políticos
enemigos. Además, Penagos participó en manifestaciones violentas de Coyoacán, durante
las campañas de Morena.
Por
otro lado, la diputada federal Ana Lucia Riojas también participó en las
movilizaciones de marzo, publicó invitaciones en redes sociales, participó en
provocaciones contra la policía y hasta borroneó al Ángel de la Independencia. Activista
del PAN, apoyó al panista Ricardo Anaya en su lucha presidencial y es
plurinominal del PAN, pero dice ser independiente.
Como
era de esperarse, las movilizaciones las transmitieron en vivo en red nacional
todas las televisoras, magnificando un hecho poco trascendental, pero
magnificadas en TV para hacerle la guerra y desprestigiar a López Obrador.
Claro, a falta de millonarios contratos, … hay qué cobrar se alguna manera.
Por
si fuera poco, las constantes amenazas de muerte al presidente siguen a la alza,
así como el abierto desafío del EZLN, al expandir su territorio a 11 municipios
más en Chiapas, con lo que pone en riesgo los tratados de paz (ordenado por
Salinas de Gortari) para afectar a las obras del Tren Maya del Gobierno
Federal.
Lo
cierto es que ni la derecha mexicana ni Estados Unidos tolerarán la intervención
del gobierno federal frente al mercado; frenar la privatización de PEMEX; dejar
de endeudarnos; que las riquezas del país se distribuyan a los pobres; la
guerra contra la mafia empresarial y política corrupta mexicana, mucho menos la
línea antiimperialista de López Obrador ni su denuncia de la hostilidad del
imperio yanqui hacia los países latinoamericanos.
México
cuenta con recursos naturales estratégicos que serían vitales para la
supervivencia y futuro del poderío gringo, por lo que, júrelo Usted, no nos
dejarán en paz hasta tenernos de rodillas.
Fallecido
en 2018, el politólogo Gene Sharp, a quien se criticó como supuesto agente
secreto de la CIA -que habría financiado sus teorías y su libro “De la
dictadura a la democracia”, es acusado de elaborar una guía que sugiere que
para destruir un gobierno ya no se requieren fuerza ni armas, lo que es
obsoleto, sino armas psicológicas, sociales, económicas y políticas.
Entre
otros, sugiere préstamos a países en desarrollo para amagarlos a abrir su economía y privatizar todo, en tanto
indica cómo usar prensa, internet, propaganda, financiar y manipular jóvenes y
estudiantes para fabricar revoluciones
no violentas y blandas; usar principios de desobediencia civil y no violencia
en armas letales contra gobiernos dictatoriales o de izquierda, así como
fabricar mártires con jóvenes carismáticos de 13 años; sacar videos y fotos con
banderas ensangrentadas y puños rojos, y después atacar a AMLO.
Aunque,
en realidad, el estudio de Sharp, publicado el 19 de febrero de 2014, se
denomina “Cómo derrocar un gobierno en cinco pasos”, el estudio le titula
“Cinco pasos sencillos para destituir un presidente democráticamente electo”,
sobre lo cual aquél se refiere a “armas que en la actualidad se usan para
derrocar gobiernos sin tener que recurrir a las convencionales”.
Puntualiza
que esos golpes se realizarían mediante una serie de medidas que van desde el
debilitamiento gubernamental hasta la fractura institucional, como sería el
caso de lo que ocurría en Venezuela hace 5 años, promovido por la oposición,
según expertos.
La
primera etapa de los “golpes suaves” de Sharp sería generar y promocionar un
clima de malestar, entre ellas “denuncias de corrupción y la promoción de
intrigas”, mientras que en la segunda etapa se desarrollarían intensas campañas
en defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos acompañadas de
acusaciones de totalitarismo contra el gobierno.
La
tercera etapa se centraría en la lucha activa por reivindicaciones políticas y
sociales y la promoción de manifestaciones y protestas violentas, amenazando
las instituciones, y la cuarta en operaciones de guerra psicológica y
desestabilización del Gobierno, creando un clima de “ingobernabilidad”.
La
quinta etapa y final forzaría la renuncia del presidente mediante revueltas
callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en
la calle. Paralelamente se va preparando el terreno para una intervención
militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se aísla
internacionalmente al país.
La
“violencia no es tan eficiente”, opina Sharp, dado que el poder no es monolítico
y que “en los gobiernos, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder”,
concluye.
Por
su parte, el estudio llama a la primera fase “de Ablandamiento”, donde los
medios de comunicación y redes sociales fabrican malestar, conflictos y promueven
intrigas y desesperanza social. Actualmente, asegura, de 100 periodistas, 95 se
dedican día y noche a atacar a López Obrador con una serie de mentiras (Loret
de Mola, Enrique Krauze, etc.)
La
segunda fase, “de Deslegitimación”, incluye la difusión de comentarios,
chistes, burlas, memes, caricaturas y mofas adversas al gobierno, así como
rumores y noticias falsas. Manipular los prejuicios anti-comunistas, defensa de
periodistas y feminismo, acusar totalitarismo, fractura ético-política. Críticas
fuertes con fines desestabilizadores.
Respecto
a la tercera fase “de Calentamiento de calles”, se promoverán constantes
movilizaciones de protesta, de acarreados, apoyando a cualquier quejoso, no
importa si hay que pagarles, para aparentar un inminente estallido social y la
inminente caída del régimen. Lucha y globalización por demandas políticas y
sociales. Exponer fallas gubernamentales y de sus instituciones, buscando
fabricar mártires jóvenes en enfrentamientos, y alzarlos como ejemplos de
luchadores sociales a seguir.
Como
penúltima fase “de Combinación de todo”, se organizan marchas, tomas y dañan
instituciones emblemáticas. Operación de Guerra psicológica. Clima de
ingobernabilidad y desmoralización de organismos de seguridad. Correr rumores; Inventar falsas carestías, y hambrunas;
acusar al gobierno de incompetente y culpable de todo lo malo, hasta de
temblores, erupciones volcánicas, accidentes e inundaciones. Iniciarán causas
judiciales injustas contra el gobierno, para lo cual se comprarán jueces y
magistrados.
Finalmente,
en la fase “de Fractura institucional”, las causas judiciales prosperan; los
medios apoyan; los gobiernos democráticamente elegidos caen; se derrota y
destituye un gobierno por vías no democráticas, pero con apariencias legales.
Para
ese efecto, se obliga a renunciar al presidente, existen acciones callejeras y toma
de instituciones para preparar terreno para la intervención militar extranjera
y propia. Se desarrolla una guerra civil prolongada, se promociona un
aislamiento internacional y se festeja y promueve el quiebre de la banca, la
moneda, y las devaluaciones.
Hasta
antes del coronavirus, México iba aparentemente por la fase DOS, donde se trataba
de desestabilizar al gobierno y se rebelaban los ahora ex policías federales, así
como las marchas feministas radicales, y la expansión del EZLN, en tanto sólo
el 5% de los periodistas da información real del gobierno de AMLO, y el resto
se dedica a criticar todo… hasta a burlarse de sus zapatos.
Se
ve la mano que mece la cuna: La “Operación Berlín”, Salinas- Jefe Diego-
PRD, grupos empresariales, seudo periodistas,
prianistas y organismos civiles financiados desde Washington, todos embarcados
en promover una guerra psicológica para tratar de “tumbar” al presidente, con títeres
entrenados en el extranjero y financiado por asociaciones gringas pro Wall
Street, Fundación Ford, USAID, FMI, FID, NED, IRI y Freedom House
Las
teorías tienen años de aplicarse en forma exitosa: Manuel Zelaya, destituido en
Honduras; a Cristina Fernández, intentaron hacerla culpable del asesinato de un
fiscal para destituirla; Dilma Rousseff, destituida por ministros corruptos por
violar ley de presupuestos; Luis Inacio Lula da Silva, sin pruebas, el Poder Judicial
lo encarceló para evitar su reelección.
El
movimiento “Primavera Árabe” en Egipto e Irak, Zimbabue, Bosnia y Estonia, también
es ejemplo donde la receta se aplicó y funcionó, y va por Venezuela, Bolivia o
Nicaragua, donde hay recursos naturales que interesan a los gringos. Y México
es hoy su nuevo objetivo.
De
no ser porque el coronavirus surgió en China y afecta a todo mundo, estaríamos
seguros que se trata de una nueva maniobra del PAN para desestabilizar al
gobierno de AMLO, aunque, de cualquier manera, el blanquiazul no ha
desaprovechado ningún detalle para llevar agua a su molino.
Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 43 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de
ellos pendiente de publicar.
Titulado como Licenciado en Derecho
en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con cinco Diplomados, dos de
ellos en materia de Juicio de Amparo, Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La
Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos
Humanos, así como con más de 20 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
Lo que no sabía la oposición es que AMLO leyó ese libro de sharp y como los demás no leen, el está preparado para ganar la batalla y por eso hace y dice lo que dice
ResponderEliminarLa oposición nunca ha descansado de estar con sus críticas sin fundamentos hacia el presidente porque ahora más que nunca se les demostrado la corrupción y sin endeudar más al país en poco tiempo se les ha demostrado al fracazado neoliberalismo por esa razón ellos está enfrascado de querer tumbarlo por eso todo los días lo estàn criticando aunque no tienen la razón, pero desgraciadamente la oposición tiene a los chayoteros con sus venenos de mentiras porque los han hecho millonarios con el dinero del pueblo todo eso se les acabó.
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