Fiscalía y los millones de “Caborca”
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Perfectamente documentado por el periodista Renán
Castro a través del portal Cambio 22, la filtración de una foto de José Gil
Caro Quintero, al ser trasladado en una patrulla de la Policía Ministerial del
Estado, confirma la detención y posterior liberación del líder máximo del
Cártel de Caborca, por quien la DEA ofrece tres millones de dólares para quien
aporte datos para su captura, pero que la “libró” por 15 millones de pesos.
El Fiscal General, que la gobernadora
verde-morenista Mara Lezama nombró a su antojo, es decir el chiapaneco Raciel
López Salazar, comenzó a pasarle la factura a la mandataria que, a decir de
Cambio 22, le fue impuesto el controvertido personaje por ex
Secretario de Gobernación, el tabasqueño Adán Augusto López, quien “compitió”
infructuosamente por la candidatura presidencial de Morena.
Por
cierto, tras la liberación de Caro Quintero, el tristemente célebre Raciel
López emitió inicialmente infructuoso boletín de prensa donde, pese a que en
redes sociales circuló un video que mostraba el momento de la negociación entre Caro
Quintero y personal ministerial de Tulum, reconoció la denuncia anónima de
personas armadas en el mencionado restaurante.
Según
el funcionario, elementos de las policías de Tulum y Ministerial llegaron a la
inspección del sospechoso, a quien acompañaba una mujer, aunque no lo pusieron
a disposición del agente del Ministerio Público, según especificó un comunicado
retomado por Reforma. No obstante, horas después, fue eliminada esa publicación y la
Fiscalía negó que el
sujeto ubicado por los agentes fuera Caro Quintero.
De
acuerdo con un nuevo boletín, “no hay indicio alguno que señale similitud ni
correspondencia cualitativa de características fenotípicas que indiquen que la
persona que se aprecia en las imágenes, sea la persona señalada”, dice una primera parte de su mensaje,
por lo que argumentó que habría notorias diferencias “en la forma del rostro,
las alas nasales, punta nasal y boca” que no coincidirían con los rasgos físicos del apodado “Pelo Chino”.
Sin
embargo, para todo mundo, las policías Ministerial de Quintana Roo y la Municipal de Tulum lo
capturaron y dejaron ir esa
tarde del martes, previo pago de “millonaria cantidad de dinero”, según quienes
participaron en el operativo, y que, ahora se sabe, fueron 15 millones de pesos.
Los
hechos tuvieron como escenario el restaurante “Burrito Amor” de Tulum, donde una mujer y dos de sus
escoltas lo acompañaban, aunque frecuentemente llegaba el poderoso capo a
degustar sus alimentos y efectuar “reuniones de negocios” para beneficio
de su “empresa”, como
suelen llamar al cartel de Caborca y confirman las numerosas mantas que dejan
en cada una de sus víctimas, o cuelgan en casi todo Quintana Roo.
Hasta
donde se sabe, al observar hombres armados en el lugar, un denunciante anónimo
alertó a las autoridades, por lo que llegó un grupo de agentes policiacos, por
lo que en redes sociales circuló un video que mostraba el momento de la negociación entre Caro
Quintero y Ministerio de Tulum.
Cambio 22 informó que el
martes a las 8:40 policías Ministeriales que habían presenciado la fallida
operación avisaron sobre
la ilegal liberación de Caro Quintero, quien habita una de las residencias del
lujoso complejo Ciudad Mayacoba en Tulum.
La historia de Caro
Quintero -señala atinadamente- no es nada diferente a la de otros capos que
radican en la entidad; la impunidad de la que gozan, la otorgan los cuerpos de
seguridad, estatales, federales y municipales, lo que les permitía
moverse a la vista de los cuerpos de seguridad, tras una serie de “acuerdos” en
Cancún, para una limpia de grupos rivales y hacerse de Cozumel, Playa del
Carmen, Tulum, Benito Juárez e Isla Mujeres.
Este
acuerdo permitiría sumar los municipios de la zona Norte a Othón P. Blanco,
Bacalar, Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, donde ya domina el
Cártel de Caborca.
Reclamado
por la DEA y objetivo principal de las fuerzas armadas de nuestro país, en
Quintana Roo Caro Quintero ha gozado de confirmada protección desde el sexenio de
Carlos Joaquín González, de la mano de los “famosos” Jesús Alberto Capella
Ibarra y Óscar Montes de Oca, por lo que ha sido llamado la “herencia maldita
de Carlos”.
De
acuerdo con el portal Palco Quintanarroense, para la DEA, Caro Quintero “El
Pelo Chino”, quien habría pagado los 15 millones de pesos a ministeriales,
marinos y policías de Tulum para dejarlo ir, es el heredero del emporio del
narcotráfico creado por Rafael Caro Quintero. Llamado “narco de narcos”, nació
el 24 de octubre del 1952, en La Noria, Badiraguato, Sinaloa.
Es
el mayor de nueve hermanos, cuyos padres son Emilio Caro Payán y Hermelinda
Quintero, cuya familia se dedica a la ganadería y agricultura.
Según la DEA, algunos de los hermanos de Rafael son rastreados porque han
tenido actividades criminales, mientras que otros mantienen un bajo perfil.
José Gil fue detenido en 2004 en Guadalajara,
Jalisco, pero salió de la cárcel y continuó sus actividades delincuenciales. Es
considerado principal generador de violencia en Acapulco y Quintana Roo, donde
habría pagado el soborno a ministeriales y policías de Tulum, para que no fuese
detenido.
Sobre
la descendencia y herederos de Caro Quintero, El Universal dice en que los
hijos mantienen un bajo perfil como empresarios en Guadalajara, pero el Departamento
del Tesoro de Estados Unidos tiene una lista de 15 giros inmobiliarios usados
para blanquear dinero, lo que reafirman declaraciones más recientes de la
familia, que sostiene que tienen empresas mobiliarias, pero que no se dedican
al narcotráfico.
Los
hijos del ‘Narco de Narcos’ en la mira de la DEA son:
Héctor, Roxana Elizabeth, Henoch Emiliano y Mario Yibrán.
Ahora
bien, más interesante aun es el caso
del Fiscal Raciel López que, señalado por su oscuro pasado, sobre todo en
Puebla, obligan a pensar que, según el periodista José Martínez M., de la Agencia
de Noticias Seguridad y Defensa, mientras los cárteles de la droga y mafias del
crimen organizado viven en el paraíso de la impunidad, los gobiernos recurren a
la añeja práctica del espionaje como recurso para intimidar a sus adversarios
políticos.
Algunos
gobiernos emanados de Morena lo han puesto en práctica. El caso de Puebla es un
ejemplo revelador del uso político del espionaje, lo cual contrasta con el
escándalo que desató la candidata Claudia Sheinbaum, cuando descubrieron una
madriguera desde la cual operaban los servicios de espionaje de su antecesor y
ahora senador Miguel Ángel Mancera.
Como
en otros gobiernos estatales, en Puebla el espionaje político es un “pilar” en
el que se apoyan las tareas de “seguridad pública” ordenadas por el gobernador.
El objetivo del finado ex gobernador perredista Miguel Barbosa era intimidad y
provocar a sus adversarios, incluso de su mismo partido, que habían demandado
su destitución y juicio político.
En
sus últimos meses el espionaje estuvo orientado a la Universidad Autónoma de
Puebla, empresarios, periodistas y partidos políticos que se preparaban para
las campañas. Algunas de las intercepciones fueron filtradas a algunos medios
que las reprodujeron y difundieron en las redes sociales.
Al
inicio del mandato de Barbosa, en agosto de 2019, el vice
almirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez ocupaba la Secretaría de
Seguridad Pública, pero a principios de marzo del 2020 fue sustituido por
Raciel López, el personaje tenebroso con polémica y sucia trayectoria.
En
febrero de ese año, cuando iniciaba la pandemia del coronavirus, en la Casa
Puebla hubo una reunión un tanto informal, donde una “extraña” visita era ni
más ni menos que el ex gobernador de Chiapas Juan Sabines Guerrero, quien habló
con Barbosa sobre “los nuevos tiempos políticos” y le decía:
-Es
muy importante tener controlados a los enemigos. Para ello necesitas tener la
mejor tecnología y equipo con experiencia. La gente que te recomiendo ha sido
entrenada por el Mossad, la CIA, el MI6… han sido formados por los mejores…
Sabines
recomendaba a uno de sus viejos colaboradores que en Chiapas había fungido como
procurador y pasó a despachar como delegado de la Fiscalía General de la República
en el Estado de México, donde empezaba a tener problemas, Raciel López, quien
no encajaba en el equipo del Fiscal Alejandro Gertz Manero. Raciel sabía que
con Gertz podía terminar mal por sus nefastos antecedentes y relaciones
peligrosas con el crimen organizado.
Así
que a Barbosa la recomendación de Raciel López, le cayó “como anillo al dedo”,
como diría el clásico, pero Raciel no llegó solo a Puebla. Antes de él, llegó
otro tenebroso personaje que había trabajado con Sabines en Chiapas, Moisés
Grajales Monterrosa, quien antes de Raciel había sido secretario Ejecutivo del
Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Grajales
pronto se vio envuelto en escándalos de corrupción donde se había amafiado con
los presos que controlan las prisiones en el estado. Entonces habían circulado
videos e información sobre supuestos actos de tortura y corrupción en el penal
de San Miguel.
Antes
de llegar a Puebla, había estado al frente del Consejo Estatal de Seguridad
Pública de Chiapas con Juan Sabines sin haber aprobado nunca los exámenes de
control de confianza, pero aun así el sucesor de Sabines, Manuel Velasco -amigo
de López Obrador- designó a Grajales director del Centro Estatal de Control de
Confianza para que él mismo se autoevaluara.
En
Chiapas, Moisés Grajales no pudo acreditar su riqueza mal habida; en el 2002 se
le abrió un acta y la averiguación previa 91FESP2/2012 por homicidio, y el
expediente 3887FESP6/2012 por violencia familiar y violencia de género, además
de otras averiguaciones por diversos delitos. Al final, Barbosa lo sustituyó
por Raciel López, otro pájaro de cuenta como Grajales.
Este
es parte del origen de nuestro personaje, aunque, como procurador de Chiapas,
Raciel López protagonizó numerosos escándalos que daremos a conocer en nueva entrega,
donde, podemos anticipar, Barbosa incurrió en delitos federales considerados
graves, entre ellos el espionaje que realizaba bajo la conducción de Raciel
López sin ninguna autorización judicial, violatorio del artículo 16
constitucional que protege las comunicaciones.
¿Estará
enterada Mara Lezama o, como en todo, le vale, como dice la canción, “una pura
y dos con sal”?... y prefiere seguirse “muestreando” con López Obrador.
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 46 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores
y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos
pendiente de publicar.
Titulado como Licenciado en Derecho
en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con siete Diplomados, tres de
ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019 y 2021), Derechos Humanos y
Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia
en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 75 Seminarios, Talleres,
Cursos y Conferencias.
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