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 ¡“Fantasmas” persiguen a Mario Villanueva!

                            
                                                                                 Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*

          Después de la hasta hoy frustrada petición de indulto y el gusto de tenerlo en Chetumal, aunque fuera en calidad de prisión domiciliaria, el nombre del ex gobernador Mario Villanueva Madrid vuelve a sonar fuerte tras la detención de quien fuera su primer secretario de Finanzas durante su escandaloso sexenio (1993 y 1999), José Chejín Pulido.

         En efecto, según el periodista Alejandro Peza en su columna de Noticaribe Peninsular, la Secretaría de Protección Ciudadana confirmó la detención de José Chejín Pulido, quien se desempeñó como secretario de Hacienda en el sexenio del ex gobernador Mario Villanueva.

Según el reporte, Chejín Pulido fue detenido el 5 de febrero. De igual forma se informa que se encuentra en “traslado”, aunque no establece los cargos que se le estarían fijando. Agrega que, de manera extraoficial, agentes federales lo detuvieron en Chetumal para trasladarlo a Ciudad de México.

Durante el sexenio de Mario Villanueva, Chejín Pulido fue titular de la Secretaría de Hacienda, hoy secretaría de Finanzas Planeación, y junto con Mario Villanueva y otros ex funcionarios fue acusado dentro del llamado caso Cancún, que implicaba a políticos y empresarios con el Cartel de Juárez.

Según informes extraoficiales, concluye, Chejín se acogió al programa de testigos protegidos en Estados Unidos para luego regresar a Chetumal.

          Precisamente, el ex funcionario fue uno de los personajes centrales de nuestro segundo libro “Mario E. Villanueva Madrid, crónica de... ¿una venganza?”, en el que relatamos cuál sería el supuesto papel de nuestro personaje, ligado a conocidas familias de esta capital.

Según nuestro libro, extraído de numerosas fuentes informativas, crónicas posteriores a la detención de Mario Villanueva -primer gobernante encarcelado en la época moderna del país- señalarían a Oscar Benjamín García Dávila (a) “El Rambo” -entonces subdirector de la judicial en la Zona Norte- como parte de uno de los “Grupos”, el cuarto, de un complejo rompecabezas de corrupción y complicidades policíacas durante ese sexenio.

          Encabezaría el “Primer grupo” el entonces mandatario, quien, según testigos protegidos, recibiría hasta 500 mil dólares por embarque que pasara por Quintana Roo, donde tendría gente de su confianza en puestos claves, entre ellos Chejín Pulido, considerado su “cerebro financiero” muchos años prófugo de la justicia, aunque testigo protegido, según se cree.

          Invariablemente, se insistiría en Miguel Peyrefitte, fallecido en 1999, así como en Rodolfo García Priego, secretario del Ayuntamiento de Benito Juárez durante la administración de Rafael Lara, aunque tanto alcalde como colaborador serían arraigados y después exonerados por falta de pruebas.

          Asimismo, Villanueva Madrid contaría con un grupo de policías cercanos a él, encabezados por Ricardo Marín -también exonerado de todos los cargos-, así como otros ex funcionarios de la Procuraduría estatal, entre ellos Cecilio Arano, subdirector de Ministerios Públicos, y Luis Alfonso Peraza, quien sustituiría a Guevara Carrillo en la Subprocuraduría cuando desapareció. Ambos serían acusados de obstrucción a la justicia, y liberados con las reservas de la ley.

Según el libro, otro “grupo”, el segundo, habría estado compuesto por jefes de corporaciones policíacas federales, inclusive delegados de la PGR, entre ellos Estela Azcona, arropada por su entonces subdelegado en la Zona Norte, Arturo Orantes, cuyo mejor trabajo, sería la detención de la bailarina rumana Claudia Constantino Deaconú en 1995, con más de 5 kilos de heroína, cuando llegaba a Cancún procedente de Bangkok.         

Este “grupo” lo encabezaría Gilberto Fabián Campos Martínez, ex comandante de la Policía Judicial Federal de Cancún preso como testigo protegido -sentenciado a 36 años de prisión-, quien, junto con el ex judicial Ramón Báez, estaría encargado de entregar los supuestos pagos del narcotráfico al gobernante.

          También se le involucraría en el homicidio de Leonel Soda Sánchez, entonces secretario de trabajo y conflictos de la Sección 133 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Aeropuertos y Servicios Auxiliares en Cancún, quien habría entregado a la PGR vídeos sobre misteriosos aterrizajes de avionetas por la madrugada, cuando los “apagones” serían frecuentes y sospechosos.

          Otro “grupo” del rompecabezas, el tercero, lo compondrían, según reportaje del Diario de Yucatán, empresarios que también habrían sido investigados y posteriormente exonerados, entre ellos Irving Trigo Segarra, subdirector de Seguridad Pública municipal de Cancún en 1991, quien se habría relacionado con Mario Villanueva durante la campaña proselitista de éste entre 1992-93.

El cuarto “Grupo”, el de García Dávila, se encargaría de proteger los embarques de droga y sobornar a empresarios, políticos y policías, muchos de ellos a su servicio particular, entre ellos el entonces director de Seguridad Pública de Cancún, Federico Márquez Solís, quien le acompañaba a todos lados provisto de hasta tres celulares que sonaban insistentes.

          El “Quinto”, según el rotativo, lo conformaría una compleja red de espionaje que facilitaría el aterrizaje de aeronaves en el aeropuerto donde, inclusive, también cargarían combustible.

También señalábamos a Jorge Torres Téller, detenido en octubre del 2001 en Belice con 1.7 toneladas de cocaína que pretendía guarecer del huracán “Iris”, junto con otros tres beliceños, y que se había identificado con un pasaporte apócrifo de ese país como “Jorge Moreno”. El detenido es concuño de Chejín Pulido y ambos yernos del empresario local Abraham Farah, cónyuge, irónicamente, de una familiar de Mario Villanueva.

         Según el rotativo The Wall Street Journal (16 de junio, 2001), las autoridades norteamericanas buscaban incautar 2.4 millones de dólares de Mario Villanueva en bancos de Miami, Florida, en una pesquisa en la que se involucraba a Chejín Pulido y a Abelardo Morales, este último directivo de Banca Serfín hasta 1996.

          Abelardo Morales, diría la nota, habría ayudado al chetumaleño a abrir una cuenta en una sucursal de Cancún con un pasaporte falso a nombre de Ramón Enrique Díaz-Cañedo, en ese entonces funcionario de la institución, aunque ambos habrían dejado de laborar ahí.

          Chejín Pulido habría depositado el dinero en el banco de Salomon Smith Barney entre 1995 y 1998, aunque Stephen Walroth-Sadurdi, su abogado defensor, aseguraría que los fondos “son parte de sus ahorros que no depositó en México para no pagar impuestos”.

          Aunque la información omitía cuánto se habría depositado en Cancún, Díaz-Cañedo aseguraría que Morales habría abierto la cuenta fraudulentamente, aunque este último negaría rotundamente haber ayudado a Mario Villanueva para ello.

Más adelante, la nota explicaría que Chejín Pulido depositaría inicialmente 5 millones de dólares, de los cuales transferiría un millón a una cuenta en Lehman Brothers de Nueva York. En total, habría transferido dos millones de dólares a una cuenta en Salomon Smith Barney, filial de City Group.

          La prensa diría que el ex funcionario era “cerebro financiero” de Mario Villanueva, ya que desde que éste fuera alcalde en Cancún se encargaba de sus negocios en el mercado de valores, aunque las investigaciones también involucrarían -nunca se hizo oficial- a Mario Pasos Moguel, cuyo paradero se ignoraba, y Luis Bolio Méndez, ex administrador del Centro de Convenciones de Cancún, que se quedaría con una empresa de transporte en el aeropuerto de Cancún.

          Por otro lado, además de sus cuentas en EE.UU., en junio de 1999 también le decomisarían a Chejín Pulido un rancho en la comunidad yucateca Loche, municipio de Panabá, a nombre de su madre Antonia Pulido. El inmueble, ubicado a 41 kilómetros de la cabecera, se llamaba “Santa Rita”, con una extensión de 450 hectáreas con ganado bovino, aves de corral y una rica área de pastizales.

          Al inicio de la administración de Mario Villanueva, José Chejín se desempeñaba como director del Fidecaribe, pero al año siguiente asumiría la Secretaría de Finanzas (1994) en sustitución de Rafael Lara, designado entonces Secretario de Gobierno. Antes de fugarse, dos días después que Mario Villanueva, dirigía la CNOP.

          (También afrontaría una averiguación en la Secretaría de la Contraloría debido a diversas irregularidades en las obras de modernización de la carretera Cancún-Tulum)

          Como responsable de los dineros de Quintana Roo, duraría prácticamente 4 años, ya que en 1998 sería relevado por José Gabriel Polanco Bueno, encargado del cierre de la administración y del pago de los jugosos “bonos” sexenales a los colaboradores más cercanos al ex mandatario -algunos recibirían hasta 200 mil pesos-, así como de la distribución de placas de taxi.

          (Quien se encargaría de la regularización de estas placas sería el entonces Secretario de Infraestructura Medio Ambiente y Pesca -la SIMAP, después Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, SEDUMA-, Sergio Pérez Erales, quien desaparecería a raíz de la fuga del gobernante, aunque en el 2002 se sabría que vive en Cancún)

          Sin embargo, José Polanco nunca sería llamado a declarar ni involucrado en las investigaciones. Como amigo cercano al ex secretario particular del mandatario, Carlos Hernández Blanco -se convirtió luego en diputado de la IX Legislatura-, sería nombrado secretario de finanzas del CDE del PRI cuando este último fue dirigente estatal de este instituto político.

          Finalmente, cuando el legislador triunfó en las elecciones del año anterior para la presidencia municipal de Cozumel, nombraría administrador general del Ayuntamiento a quien fuera sucesor de Chejín Pulido en las controversiales arcas estatales, por lo que trasladaría su domicilio de la capital a esa isla.

          El Departamento de Justicia de EE.UU., de acuerdo con un cable de la agencia AP (19 de agosto, 2002), le habría ganado ese año un litigio por más de 2.4 millones de dólares al ex funcionario desaparecido, supuestamente vinculado a una red que lavaba dinero y que pretendía justificar como provenientes de su salario, primas e inversiones privadas.

          Prófugo hacía tres años junto con su familia, Chejín Pulido, según la agencia, nunca habría respondido a los llamados para presentar pruebas y recuperar ese dinero, aunque su Abogado diría al juez de Distrito estadounidense, Donald Middlebrooks, que se habrían comunicado el año anterior con el padre del ex funcionario, pero éste no habría hecho nada.

Así, el 30 de septiembre de 2002, el semanario ABZ de Quintana Roo, que dirigía Eugenio Morelos Valdovinos, publicaría, con el título “¿Desliz de la PGR?”, que, “a través de cuentas ficticias en operadora de Bolsa Serfín y el banco BCH de Chetumal, Chejín Pulido y Martín Ruiz Cuevas, director del Fideicomiso para la Promoción Turística de la Riviera Maya en Playa del Carmen, operarían los recursos”

Carlos Bojórquez, abogado inicial de Mario Villanueva -al igual que varios ex colaboradores de su cliente- aseguraría que Chejín Pulido se habría convertido en testigo protegido de Estados Unidos, a cuyas autoridades habría revelado los movimientos bancarios del ex mandatario, por lo que aquéllas decidirían ejercer la acción persecutoria contra aquél.

Hasta aquí nuestros entonces comentarios sobre Chejín Pulido, aunque Cabe señalar que las noticias de ayer también menciona que otro de los objetivos de las autoridades federales era uno de los hijos de Mario Villanueva, quien se hizo “ojo de hormiga”. Nos referimos a Luis Ernesto Villanueva Tenorio, también señalado por lavado de dinero, aunque el hijo mayor del ex gobernador pudo sustraerse y está en calidad de “no localizado”.

 Según publicó La Jornada el viernes 22 de junio de 2007, la juez federal Taissia Cruz Parcero libró orden de aprehensión contra Villanueva Tenorio, el hijo de Villanueva Madrid, a quien la entonces Procuraduría General de la República acusaba junto con su padre de haber lavado cerca de 4 millones de dólares mediante transferencias bancarias. Ya hablaremos más sobre el tema.

El otro vástago político del ex mandatario es el mitómano ex alcalde priísta de Othón P. Blanco, Mario Villanueva Tenorio.

 (Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito para el autor)

 

*Luis Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 47 años de experiencia como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos pendiente de publicar.

       Titulado como Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con siete Diplomados, tres de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019 y 2021), Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 75 Seminarios, Talleres, Cursos y Conferencias.

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