¡A
amarrar los “perros” con CJG!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Acostumbrados
a hacer lo que se les pegue la gana, o no acostumbrados a respetar a un
superior jerárquico, excepto al “mero-mero” -y a veces ni a él-, la mayoría de
colaboradores del gobernador Carlos Joaquín González siguen empecinados en
provocarle dolores de cabeza al mandatario, como si éste no tuviera suficientes
problemas con su antecesor Roberto Borge.
Se acercan
rápidamente los primeros seis meses del gobierno que logró expulsar al PRI del Ejecutivo
de Quintana Roo tras 41 ininterrumpidos años, y tal pareciera que ex priístas,
panistas y perredistas siguieran tratando de colgarse la “medallita” del
triunfo, o bien de demostrar no sólo ser los mejores, sino que los demás son lo
peor de los peor.
Finalmente,
al que se han llevado entre las patas en el inter es precisamente a Carlos
Joaquín, quien ha practicado todos los ensayos posibles para tratar de meterlos
en cintura y, como debiera ser, trabajar precisamente en e-qui-po, sobre todo,
lo que les sigue pareciendo imposible, con respeto de jerarquías.
En este
sentido, quien más ha resentido los efectos -y no precisamente “colaterales”-
ha sido desde un principio el titular de la recién creada jefatura de la
Oficina del Gobernador, el playense Miguel Ramón Martín Azueta, a quien un día
agreden, y otro también, desde luego a través de “encargos” en medios de
comunicación.
Los ataques
han sido de lo más variados, inclusive hasta el grado de involucrar su vida
personal, lo que, no obstante, en nada ha mermado la confianza del mandatario en
quien le liga una cercanía personal. De hecho es uno de los dos o tres
personajes considerados sus amigos, algunos de ellos, inclusive, sin cargos
específicos.
Irónicamente,
esa animadversión hacia Miguel Ramón les ha resultado contraproducente a los
enemigos de éste, toda vez que, sin percatarse, no sólo lo están haciendo
“mártir”, sino fortaleciendo ante quien sabe perfectamente de dónde provienen
esos ataques y cuál es su objetivo.
Más irónico
aún, el titular de la Secretaría der Gobierno, Francisco López Mena, pidió este
domingo otro “chancecito” para los funcionarios de gobierno para que los resultados puedan
palparse, ya que, comparativamente, dijo, no es un termómetro de 10 que indique
que se están haciendo las cosas de manera perfecta, pero tampoco indica “que
estamos reprobados”.
Curiosamente,
quien menos argumentos tiene para habla de aprobación es precisamente él, ya
que, como responsable directo de la nueva Fiscalía General, entre otros, nada
ha hecho para dar certeza de que la otrora Procuraduría de Justicia esté
haciendo algo contra los ex funcionarios de la administración anterior que,
encabezados por Roberto Borge, se pasean tranquilamente por las calles.
Más cerca
aún, nada puede decir sobre algún eventual avance en las investigaciones de la
matanza de la discoteca de Playa del Carmen o del asalto a las instalaciones
policiacas de Cancún que, en uno u otro caso, debió atraer la PGR y provocaron
un escándalo nacional que trascendió a las esferas del Congreso de la Unión.
Menos aún
puede solicitar “un poco más de tiempo”, cuando hoy, hace más de 7 meses, se
vivió el violento homicidio del entonces hombre de todas las confianzas de
Roberto Borge, el director general de Gobernación, Isaías Capeline Lizárraga, a
quien acribillaron en Cancún junto con su escolta Ángel Casillas.
Por si fuera poco, el 27 de agosto
de 2015, el Tribunal Superior de Justicia ordenó a la entonces Procuraduría de
Justicia ejercer acción penal contra 35 agentes de la policía judicial y el
subsecretario de Coordinación de Policías Municipales, Cap. Arturo Olivares
Mendiola, por los delitos de tortura y abuso de autoridad contra Héctor Casique
Fernández, lo que no ocurre a casi un año y medio de distancia ¿Amnesia?...o
descarada impunidad.
Conforme a la información del
periodista Mario Castillo en el portal “El punto sobre la I”, López Mena habría
considerado que existe una aceptación generalizada por parte de la sociedad, en
el entendimiento de que la falta de claridad en cuantos a los resultados
esperados no es producto de la ineficiencia o incapacidad de los funcionarios,
sino de tiempo para que puedan verse.
¡Caray! ¿Y éste es el presunto responsable
de la política interna del gobierno de Carlos Joaquín?, nos preguntamos ¡Con
razón las cosas están como están! ¿De dónde saca esa supuesta “aceptación
generalizada”?
Si tan siquiera entendiera o
aceptara que ésta existió sólo recién iniciado el sexenio y que funcionarios
como él, como el titular de Finanzas, Juan Vergara Fernández, o bien como el
Oficial Mayor, el soberbio Manuel Alamilla Ceballos, han dado al traste con la
popularidad que obtuvo Carlos Joaquín en las urnas el pasado 5 de junio.
La mayor parte de la impopularidad
del jefe del Ejecutivo en la Zona Sur podría atribuirse particularmente al
chetumaleño Alamilla Ceballos, responsable de la administración de las fuentes
de trabajo del Gobierno del Estado y, por ende, de la contratación de personal
foráneo, que no sólo provocó el desempleo de quintanarroenses, sino de
arrebatarles oportunidades a los profesionistas locales.
Peor aún, es uno de los principales
inconformes con la jerarquía de Miguel Ramón -y no se diga del “vicegobernador”
López Mena-, ya que, a sabiendas de que éste es quien debiera dar seguimiento a
las responsabilidades y pendientes de Carlos Joaquín, no le considera con
suficiente competencia administrativa para trascender a las tareas de las demás
dependencias.
El hombre se niega a entender -y
menos a aceptar- que, caígale mal o peor Miguel Ramón, éste es realmente el
jefe de la oficina del gobernador y tiene competencia -salvo respetables
excepciones- para avocarse a los mismos
problemas que enfrentaría el mandatario y, sobre todo, a resolverlos dentro del
ámbito de sus atribuciones.
Así como el propio Alamilla
Ceballos nunca había sido Oficial Mayor, ni López Mena secretario de Gobierno,
es difícil hacerles entender el alcance de una Oficina del Gobernador, y mucho
menos que no son absolutos en sus respectivas dependencias, por lo que su
inconformidad -sobre todo en el caso del primero- sólo “coadyuva” a empeorar el
propio accionar de la administración pública.
Así las cosas, la pregunta obligada
es ¿hasta cuándo se pretende amarrar a los “perros” en el gobierno de Carlos
Joaquín para evitar que se sigan llevando a éste entre las piernas?
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad
Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace
30 años, con más de 40 como reportero, jefe de información, editor y jefe de
redacción de varios medios de información, así como Jefe de Información de dos
gobernadores y tres presidentes municipales. Ha publicado cuatro libros.
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