CAPA-Chetumal, ¿a manos de Aguakán?
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Dos veces aspirante a gobernador de
Quintana Roo, así como a senador y diputado local, el nombre del titular de la
Comisión de Agua “Potable” y Alcantarillado, el perredista Francisco Gerardo
Mora Vallejo, se incluye en la lista de los funcionarios “nominados” a quedar
fuera del “equipo” -por llamarle de algún modo- del gobernador Carlos Joaquín
González.
A 22 días de que el Jefe del
Ejecutivo rinda su primer informe, la “competencia” por determinar quiénes
serían los más serios candidatos a dejar la administración que inusitadamente
expulsara al PRI del gobierno, es cada vez más cerrada, aunque otro de los
“nominados” por la generalidad de la población es el oficial mayor. Manuel
Israel Alamilla Ceballos.
Este último, a raíz de los últimos,
sonados escándalos, uno de ellos el millonario y nunca suficientemente
explicada “licitación” para la confección de uniformes escolares que, dígase lo
que se diga, habría favorecido abierta, descarada o “discretamente” a una
empresa poblana por encima de las locales, cuyo eventual triunfo, legítimo o
no, júrelo Usted, seguramente a nadie hubiera escandalizado. Vox populi, vox
Dei, mi querido Manuel Israel.
Su segundo escándalo, no menos
grave que el anterior, fue el retiro del seguro de vida a los trabajadores
jubilados del Gobierno del Estado por una supuesta falta de pago del gobierno
de Roberto Borge, aunque, acostumbrados a como nos tiene la Oficialía Mayor,
también huele a sospecha, y como sea que fuere, sólo demostró falta de
sensibilidad.
Ahora bien, en el caso de Mora
Vallejo, cuestionado desde que Carlos Joaquín lo designó como Enlace de
Recursos Federales para la transición de su gobierno el 28 de julio del 2016,
se trata de un verdadero fiasco en la supuesta tarea de “resurrección” de la
eternamente criticada CAPA, lo que a cualquiera obliga a pensar en el sentido
de que más se busca hundirla, quebrarla y, finalmente, entregarla.
¿Entregarla a quién?, se preguntará
Usted. Pues muy probablemente al mismo organismo al que se lo entregaron,
primero, el ex gobernador Mario Villanueva Madrid, y segundo, el propio Roberto
Borge, lo que dio al traste con ese servicio de suyo prioritario,
particularmente para las clases más necesitadas: Nos referimos a Desarrollos
Hidráulicos de Cancún (Aguakán), defenestrado particularmente en la Zona Norte.
En efecto, hasta hoy no entendemos
por qué el gobierno de Carlos Joaquín no ha mostrado mano dura, o exigido mayor
efectividad a su “colaborador” Mora Vallejo, quien cada vez hunde más a esa
empresa que, lejos de tratarse de un organismo pública, como debiera ser, opera
como una empresa más privada que cualquier empresa privada.
Sueña mal ponerse como ejemplo en
algún tema, pero permite mostrar que se ha sufrido en carne propia el pésimo
“servicio”. Imagínese Usted pasar 27 días consecutivos sin una sola gota de
agua, hasta que hace unos días comenzó a gotear ligeramente, sin que nos
enteráramos de algún desperfecto en la línea o reparaciones “urgentes” con las
que suele justificar su ineptitud.
Ese fue el caso de su servidor que,
inclusive, jamás ha dejado de hacer algún pago. Y jure Usted que, con todo y
los modernos métodos de medición de consumo del agua “potable” -aunque sea solo
de nombre- la cantidad que nos cobrará seguramente será la misma ¿Sabrá Carlos
Joaquín de estas irregularidades que otros afectados no tienen medios para
denunciar?
No lo creemos, aunque de poco
serviría y, en el último de los casos, sólo orillaría a Mora Vallejo a adoptar
la postura de abril último, cuando, cansado de múltiples quejas, se atrincheró
en sus oficinas y le negó el acceso al público, que sólo pedía agua en sus
colonias de esta capital, Laguna Guerrero y Raudales, donde no podían hacer uso
del líquido por su “dureza”.
Tradicionalmente abiertas para
ingresar por el estacionamiento frontal, las puertas de acceso a las oficinas
centrales se cerraron y evitaron que la gente pudiera ingresar al despacho de
Mora Vallejo, quien se atrincheró para evadir a los usuarios, y pidió guardias
de seguridad para custodiar el inmueble.
Y es que, probablemente al igual
que su servidor, las malas experiencias están a la orden del día, cada día más
frecuentes, pese al excesivo personal de la empresa, cuya única “salvación”,
ahora vemos, sería su concesión a cualquier otra empresa -¡Dios nos libre de
Aguakán!-, o bien la inmediata remoción de su director general.
Como premio de consolación o pago
de “factura”, creemos que ha sido fallido el experimento de Carlos Joaquín
colocar a un político en un área tan estratégica como CAPA, donde no sólo
supuestamente faltan dinero y equipo, sino también buena voluntad, contra la
burocracia de jefes y trabajadores.
Desde que eran directores José
Alberto Alonso Ovando y Paula González Cetina, respectivamente, solíamos
señalar que lo único bueno de CAPA era su titular de Comunicación Social,
Míriam Chan, pero ahora ni eso. Está en ceros y con “numeritos” más ocultos o
manoseados que unos gastos de campaña.
Al asumir la titularidad, Mora
Vallejo se comprometió a elevar la calidad de servicios, ya que, como hoy, CAPA
estaba al borde de la inoperatividad ante la mala administración de la gente de
Borge, por lo que consideró importante mejorar la eficiencia del servicio,
fortalecerlo y enfrentar los retos planteados por el nuevo gobierno.
La tarea no sería fácil, se publicó
en ese entonces, toda vez que fue desastrosa la función de esa empresa, donde
Borge también tuvo como titular a Gustavo Guerrero Ortiz, quien, en uso de
discrecionalidad en el manejo de recursos, operaba como “caja chica” del
Gobierno del Estado.
Del préstamo de 560 millones de
pesos que recibió CAPA en diciembre de 2015, solo 34 millones se emplearon para
manejar el crédito, y 20 millones para el pago de inversión pública, pero el
resto se depositó en una cuenta del Gobierno del Estado y desapareció
“misteriosamente”.
Por otro lado, Borge se habría transferido
mil 50 millones de pesos por la ampliación de la concesión del servicio en Isla
Mujeres y Cancún, y la privatización del agua en Solidaridad, todo a favor de
Aguakán, subsidiaria de Grupo Mexicano de Desarrollo, influyente corporativo que
preside Jorge Ballesteros Franco.
La Secretaría de Finanzas y
Planeación, que encabezaba Juan Pablo Guillermo Molina, también se agenció 198
millones de pesos que CAPA recibía anualmente de Aguakán por el uso de dos
cárcamos, todo sobre lo cual el presidente de la Gran Comisión de la XV
Legislatura, el panista Eduardo Martínez Arcila, prometió que se fincarían
responsabilidades. Otro cuento.
Precisamente al comparecer Gustavo
Guerrero ante el Congreso, donde bebió un vaso de líquido turbio tomado de la
llave para demostrar que “es sano”, el legislador le “deseó mucha suerte” y
sugirió conseguir buenos abogados por los 506 millones de pesos que autorizó y
transfirió a la Secretaría de Hacienda.
Estudios de laboratorio, empero,
demuestran que el agua no es potable ni apta para el consumo humano. Un estudio
del Laboratorio ABC Analítica, certificado por la Comisión Nacional del Agua y
la Cofepris, arrojó que se sobrepasa el límite máximo permisible de dureza, de
sulfatos y de sólidos disueltos.
Ahora bien, nos preguntamos, ¿Qué
ha hecho Vallejo Mora en un año para darle seguimiento a los millonarios
recursos desaparecidos? ¿Qué hecho por mejorar la calidad del agua? ¿Qué ha
hecho para mejorar la presión que, en nuestro caso, nos afectó durante 27 días
consecutivos? ¿Qué informará sobre CAPA Carlos Joaquín en septiembre próximo?
¿Qué el 100 por ciento de los quintanarroenses, incluida la zona rural, cuenta
con agua potable?
Hasta octubre del año anterior, la
Comisión adeudaba unos mil millones de pesos, enfrentaba 200 demandas de
proveedores, la calidad y la presión del agua daban mucho que desear a los
consumidores, en tanto Mora Vallejo, nombrado el 11 de septiembre, lamentaba la
concesión a Aguakán en Solidaridad porque el sistema de este municipio era
superavitario y subsidiaba a otros municipios, entre ellos José María Morelos.
También diría que el gobierno de
Borge ya habría perfilado privatizar las redes de Cozumel y Chetumal, las
últimas autosuficientes de la paraestatal, al menos en teoría en el caso de
esta capital.
Por lo que se ve, no obstante, todo
apunta a que se ha retomado la idea o, por lo menos, esa es la única impresión,
ya que, aunque resultan odiosas las comparaciones, es verdaderamente vergonzoso
estar regateando un líquido vital, el más caro del país y observar su presión y
costo en la vecina Mérida, cuya Junta de Agua Potable (JAPAY) debiera servir de
ejemplo a Chetumal.
Lo único cierto es que Mora Vallejo
no ha podido con el paquete ¿Y así quería ser gobernador del Estado?
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad
Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace
30 años, con más de 40 como reportero, jefe de información, editor y jefe de
redacción de varios medios de información, así como Jefe de Información de dos
gobernadores y tres presidentes municipales. Ha publicado cuatro libros.
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