Peña Nieto-PRI, ¡A la historia!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
A la
posibilidad latente de que el PRI pierda su registro como partido político por
el millonario financiamiento irregular de campañas de sus candidatos, hoy se
suma Peña Nieto a su seguro pase como el peor presidente en toda la historia de
México, donde su huella es corrupción, impunidad e inseguridad.
Así las
cosas, no es de extrañarse el pésimo resultado de la campaña del priísta José
Antonio Meade a la Presidencia de la República, para lo cual, asómbrese Usted,
ya no cuenta ni siquiera con los tradicionales votos “duros” de sus militantes
cautivos que, convencidos del inminente cambio de huésped en Los Pinos, han
optado por mudarse de partido.
Como era de
esperarse, a la serie de cuestionamientos que caracterizan a Peña Nieto, se
suma un multimillonario despilfarro de recursos públicos que, consentido por
sus diputados y senadores, avalaron sus tradicionales aliados del Verde
“Ecologista” y Nueva Alianza (Panal)
A éstos, múltiples veces se sumó el
“comodín” Encuentro Social y, como se sabe, el PAN o el PRD -o ambos a la vez-,
en una pobreza legislativa que, según consta en las páginas electrónicas de
cada Cámara, sólo tuvo como permanente excepción a Morena y, eventualmente, al
Partido del Trabajo.
Quiérase o no, y de manera por
demás sorpresiva, uno de los partidos que se convirtió en agradable noticia es Movimiento
Ciudadano que, ante la falta de cuadros representativos, se vio en la necesidad
de aliarse y “colgarse” a indeseables partidos, como Encuentro Social.
Así las cosas,
en el marco de la reciente ratificación de Úrsula Carreño Colorado como
Subsecretaria de Egresos de Hacienda, el perredista disfrazado de petista, Mario Delgado Carrillo, recriminó a aquélla
que, pese a cubrir el perfil, la oficina se ha “distinguido” como centro
de simulación del gobierno indisciplinado y despilfarrador.
En efecto, uno de los “sellos”
de Peña Nieto fue el permanente engaño para tener un ritmo de gasto
insostenible y llevar al país a un peligroso sobreendeudamiento, para lo cual
cada año utilizó la misma metodología: Prometer un crecimiento económico mayor
al 3% que NUNCA se alcanzó, pero SÍ se gastó y endeudó como si estuviéramos
creciendo.
Cada año se repitió la historia de
prometer recortes y terminar gastando de más: En 2013, el Congreso le aprobó un
presupuesto de 3.9 billones de pesos, y ejerció 4.2 billones, es decir 250 mil
millones de pesos adicionales.
En 2014, la misma historia: Le
aprobaron 4.4 billones, y gastó 100 mil millones de pesos más. En 2015, le
aprobaron 4.6 billones, y gastó 4.9 billones, pero en 2016 se descaró tras
aprobarle 4.7 billones y gastar 5.3 billones; 613 mil millones de pesos más.
Las cifras preliminares de 2017 indicó
algo similar, ya que la Cámara de Diputados le aprobó 4.8 billones y gastó 5.1
billones, con 288 mil millones de pesos adicionales.
Lo relevante del 2017 fue el irrisible
argumento de Peña Nieto sobre el “gasolinazo”, sobre el cual Meade, entonces
Secretario de Hacienda, dijo que mantener el precio de las gasolinas costaría
200 mil millones de pesos que no teníamos, por lo que se cancelarían
Prospera y Oportunidades; y cerrarían
escuelas y hospitales…, pero gastaron 288 mil millones más a lo autorizado.
Por si fuera poco, el gobierno
despilfarrador nos endeudó 10 puntos del PIB adicionales al que prometió, y lo
peor de todo, el dinero se ha ido por el caño de la corrupción y despilfarro,
pues, pese al endeudamiento acelerado, la inversión física, productiva del
gobierno es la más baja desde 1942.
De 2012 al 2018 la inversión
pública cayó 2 puntos del PIB. Peña Nieto la recibió en 4.6, y este 2018 será
de 2.5. Como resultado, se está llevando una “medalla” que ningún presidente
había ostentado: En ningún año logró niveles de crecimiento de 3% y SÍ el
crecimiento económico más bajo de la historia, sólo superado por Miguel de la
Madrid.
El año anterior también impuso
otro “récord”: Nunca en la historia habíamos destinado más recursos para el
pago de intereses de la deuda que a la inversión pública total. Desde hace dos
años nos cuesta más: Invertimos más en intereses que en inversión para
aumentar la competitividad del país… y todo esto se gestó desde la
Subsecretaría de Egresos.
El caso es que este gobierno más
indisciplinado de los últimos años llevó a las calificadoras Fitch Ratings y
Standard & Poor’s, desde fines del 2016 y 2017 a prender focos de alerta, mientras
el gobernador del Banco de México salió en febrero del 2015 a pedir orden en la
política fiscal por el impacto en precios, y advirtió un nivel de gasto
absolutamente insostenible.
Como resultado, existe bajo
crecimiento económico y mayor período de endeudamiento desde López Portillo,
ante la política económica de un Peña Nieto indisciplinado, despilfarrador y
manipulador, que nos ha dejado más pobreza y cada vez más deuda.
Perredistas
como Isidro Pedraza Chávez también lamentan la escasa inversión y pésima obra
pública en un gobierno que termina con la menor inversión de capital de la
historia…, pese a aprobarse una reforma fiscal y energética que, supuestamente,
garantizarían recursos para inversión y combate a la pobreza.
Pero además, el gasto en obra
pública, lamentablemente, sigue siendo turbio y envuelto en una serie de
escándalos, si no es una Casa Blanca, un socavón en el Paso Exprés, o una
estafa maestra.
Además de faltar un nuevo marco
jurídico en materia de obra pública, es clara la colusión privados-gobierno,
que amplifica los problemas de planificación, insuficiencia económica, fallas
en la ejecución de obra sobre costos y adjudicaciones directas.
Desafortunadamente, la LXII Legislatura
concluye sin modificaciones y cero en la materia, sobre todo por falta de
voluntad de la mayoría del PRI en el Congreso, y mejor prueba de ello es la SCT,
donde, pese a la reforma anticorrupción, mantiene desvíos de recursos y corrupción
en grandes obras carreteras y empresas del Estado.
Otro ejemplo es que mientras en
varios países las investigaciones judiciales del caso de Odebrecht se conocen al
detalle, en México prevalece la opacidad y, con el argumento de “información
reservada”, la PGR evadió informar al Sistema Nacional Anticorrupción.
Odebrecht es el caso de corrupción
más preocupante del gobierno del PRI, donde se habla de 10 millones de dólares
en sobornos a Emilio Lozoya Austin, como director de Pemex entre 2012 y 2014,
cuando, en plena campaña electoral de 2012, Odebrecht transfirió más de 3
millones de dólares a una empresa de Islas Vírgenes, ligada a Emilio Lozoya, entonces
coordinador de vinculación internacional de la campaña de Peña Nieto.
Otro caso de corrupción fue el del Tren
Interurbano México-Toluca que, de acuerdo con el IMCO, se cotizó en 2014 en 38
mil millones de pesos, pero en 2018 el costo se disparó 59 mil millones de
pesos, con un aumento de más del 50% al monto original.
También es ejemplo el Paso Exprés
de Cuernavaca que, apenas a tres meses de su inauguración, dos personas murieron
en un socavón por el tema de corrupción. La Auditoría Superior de la Federación
determinó que, además de las fallas técnicas en su ejecución, existe un daño al
erario por 272.3 millones de pesos, por lo que solicitó aclarar 31.8 millones y
provocó tres procedimientos de responsabilidad administrativa sancionatoria
ante la SCT.
En materia electoral resulta
inadmisible el desconocimiento u omisión de Hacienda en los escándalos de
endeudamiento y desvío de recursos públicos en Veracruz y Chihuahua, lo que está
documentando.
De los 32 gobernadores que han “administrado”
al país a la par de Peña Nieto, sólo los 22 del PRI han desviado cerca de 259
mil millones de pesos del erario público, según denuncias penales y resultados
de la Auditoría Superior de la Federación. No es una cifra inventada.
En este sentido, eliminar el
control político de Hacienda es fortalecer el federalismo, como el caso de
Chihuahua que, a través del Ramo 23, donde el gobernado Javier Corral y el
pueblo han denunciado la asignación de una bolsa millonaria de recursos a
criterio exclusivo de Hacienda que, sin reglas de operación, diseño ni
normatividad, decide a quién otorgarle recursos
¿Por qué, cuánto y cuándo? Se
ignora, ya que la entrega se realiza por medio de convenios que la misma Secretaría
define, y que, en su mayoría, no se publican ni transparentan.
Por si fuera poco, el Gobierno
Federal ha gozado de las mieles de la reforma fiscal, que generó sobre-ejercicios
de hasta un 14% del presupuesto, medio billón de pesos en 2016, cuando el sello
característico, por ejemplo, fueron el gasto en comunicación social y
publicidad del gobierno.
De 2013 a 2017 ascendió a 38 mil
232 millones de pesos, cuando sólo se le autorizaron 15 mil 195 millones, pero,
unilateralmente, y sin autorización del Congreso, recato alguno, ni ningún
respeto al orden legal, Peña Nieto sobre-ejerció 23 mil 37 millones, más allá
de lo autorizado y presupuestado.
Así, ofende la manipulación
unilateral del Ejecutivo, que recorta el gasto en programas sociales y el campo,
pero amplía su gasto en propaganda gubernamental, con lo que violenta la
división de poderes y la voluntad del Poder Legislativo.
¿Ahora se entiende por qué el
priísta Meade se encuentra en un cada vez más lejano tercer lugar de las
preferencias electorales?
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 41 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres presidentes municipales, y publicar cuatro libros.
Titulado en la Universidad Autónoma
de Yucatán como Licenciado en Derecho, cuenta con cuatro Diplomados en Derechos
Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; Acceso a la
Justicia en Materia de Derechos Humanos, y en Juicio de Amparo, así como con
más de 15 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
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