¡Aguas con los candidatos federales!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
No pretendemos dar clases sobre
política, mucho menos sobre la triste realidad del país, sino hacer un llamado
a votar a conciencia el 1º de julio, principalmente por senadores y diputados
federales, cuyo compromiso, dígase lo que se diga, NO es con la ciudadanía,
sino con su partido.
Aunque lo hemos repetido una y otra
vez, la mayor parte de la culpa de la inseguridad, corrupción e impunidad en
México la tienen los oficialistas PRI, Verde Ecologista, Panal y Encuentro
Social, que se aliaron -se hicieron cómplices- durante la LXIII Legislatura del
Congreso de la Unión.
¿Cómplices de quién? Para nadie es
un secreto que esos “legisladores”, que eventualmente recibieron el apoyo del
PAN o del PRD -con respetables excepciones- concluirán su periodo el 31 de
agosto arrodillados, y bajo las órdenes del presidente Peña Nieto, a quien le
besaron los pies durante 6 (senadores) y 3 años (diputados), respectivamente.
Esta confabulación Poder
Legislativo-Ejecutivo posibilitó que TODAS las iniciativas del presidente de la
República las aprobaran diputados y senadores por mayoría -excepcionalmente por
unanimidad-, y de ahí que entraran en vigor cuestionadas Leyes y reformas,
encabezadas éstas por la Energética y de Seguridad Interior…y el “gasolinazo”.
¿A cambio de qué? Millonarios
recursos no fiscalizados -la mayoría de ellos vía Coordinadores de bancada-,
candidaturas, nombramientos directos o algún cargo público. Para ello, lo que
sobró fue dinero, no de balde el país está más endeudado que nunca y Peña
Nietro gastó lo que quiso en su “imagen”.
Apenas en abril último, con ocasión de concluir el periodo ordinario de
sesiones de la Cámara de Diputados, en plausible papel de opositor en
Movimiento Ciudadano, Macedonio Salomón
Tamez Guajardo cuestionó los excesivos meses de receso y que aunque se presentaron
iniciativas para reducirlo, no hubo eco en una mayoría, que parece seguir
creyendo que ser diputado es privilegio y no compromiso de servicio y trabajo
Reproducido en un vestíbulo de la
Cámara, José María Morelos escribió una frase que recogió en sus “Sentimientos de la Nación”, en el
sentido de que, como la buena ley superior a todo hombre, las que dicte el
Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la
opulencia e indigencia, de tal suerte que aumente el jornal del pobre y mejore
sus costumbres, alejando ignorancia, rapiña y hurto.
La LXIII Legislatura quedó muy corta
y dejó de cumplir a cabalidad su compromiso legal y moral de darle al país
buenas leyes -como decía Morelos-, y de servir de contrapeso a los demás Poderes.
La cantidad y calidad de su trabajo quedó muy lejos de lo que México necesita y
reclama.
Su calidad de legislar representa
un problema todavía más grave, prueba de ello, sus “números”: De las 5 mil 864
iniciativas que recibió sólo el 12% aprobó el pleno, desechó el resto y quedó
un 61% pendiente de dictaminar.
Es tan grave su rezago, que no
dictamina o pretende hacerlo de última hora, al vapor, tal y como ocurrió en
los últimos meses, lo que no es más que una abominable irresponsabilidad de la
mayoría oficialista.
Esta omisión de trabajo es un
verdadero fraude al pueblo, que eligió a sus diputados y senadores para
legislar y les paga por ello, lo que se debe en buena medida a su inasistencia e
impuntualidad, tanto a sesiones plenarias como a las de comisiones.
La verdad es que parece increíble
que hace tres años pedían el voto con todo tipo de promesas y compromisos -como
ahora-, y a lo largo de su Legislatura, ya electos y con generosos estipendios,
muchos no cumplan su obligación fundamental de asistir con tiempo y disposición
de trabajo.
Debieran enviar alguna iniciativa para
crear un sistema de evaluación de diputados totalmente en manos de la sociedad,
para medir su asistencia y puntualidad, como niños de primaria. Es penoso que
ante su falta de capacidad o vocación -o ambas cosas- para cumplir su deber, el
propio Poder Judicial haya tenido que llamarle la atención a través de
sentencias de Amparo que protegen a ciudadanos que se quejaron de su omisión.
En este caso fue para constituir una
Subcomisión de Examen, previo a expedir la Ley de Comunicación Social y nombrar
a los contralores de los órganos constitucionales autónomos. Aunque “a modo”
-de la mayoría oficialista- cumplió la Legislatura.
No obstante, también es cuestionable
su calidad de legislar a lo largo de dos años y 10 meses. ¿Cuántas de las cerca
de 800 iniciativas aprobadas eran realmente importantes o trascendentes para el
país? ¿Cuántas generarán un cambio positivo y cuántas se promovieron para un
exclusivo lucimiento personal? La respuesta…para llorar
Esas iniciativas pusieron a andar un proceso
legislativo, incluyendo ocho enfadosos y repetitivos discursos al someterse a
discusión y votación, y muchas veces sin más intensión que agregar una palabra
a una ley sustentable, especial o para mencionar algún grupo o región, al igual
que días con tantas solemnidades y efemérides que sólo provocaron perder el
tiempo, como los innumerables discursos para despedir a alguien que solicitó
licencia.
Para lo único que sirvió también fue
para un breve video de diputados proponentes y conseguir unos cuantos “me gusta”
en redes. En esta feria de vanidades, como decía el novelista inglés William
Thackeray, se perdió tiempo en tramitar ocurrencias, mientras el país se deshacía
en sus manos.
Si hablamos de legislar bien, por
ejemplo en seguridad que, junto con la corrupción, es el problema más grave de
los mexicanos, ésta se ha convertido no sólo en una demanda, sino en una
verdadera exigencia y lamento de una sociedad que sufre y vive con temor.
Empero, se dejó de ir una
extraordinaria oportunidad de mejorar nuestro sistema de seguridad, al votar
contra una minuta del Senado, que establecía a nivel nacional un mando mixto,
con pesos y contrapesos, certificaciones, apoyos y sanciones que hubiesen
mejorado la función policial.
Por otro lado, se aprobó la
abominable Ley de Seguridad Interior, torpe e inconstitucional, que engaña a
todos, Al pueblo se le hace creer que estará mejor cuidado, y a las Fuerzas
Armadas, en toda su nobleza, que están autorizadas a actuar como policías sin
alguna responsabilidad. Es tan mala esa Ley, que el gobierno federal no se ha
atrevido a aplicarla.
A lo largo de este año, con la
norma vigente, las fuerzas armadas han intervenido en algunos Estados, y en
ninguno se ha puesto en marcha el mecanismo de declaratoria de Estado de
afectación la seguridad interior.
En materia de corrupción, ni qué
decir. Con mucha alharaca se aprobó el Sistema Nacional Anticorrupción, como si
su sola creación fuese a acabar con ese mal, cuando que, en realidad, no existe
voluntad política para ello.
En primer lugar, su creación no era
estrictamente necesaria, pues ya el Código Penal contempla los delitos de
cohecho, peculado, enriquecimiento inexplicable, tráfico de influencias… y no
pasa nada. Lo que falta es voluntad política, no hacer leyes y dejarlas en
archivos jurídicos.
Así, siguen libres pillos de alta
envergadura, como Emilio Lozoya, protegido desde la Presidencia de la República.
La mayoría de esa vergonzosa caterva de monstruosos gobernadores que hemos
tenido y sus cómplices indiciados en algún proceso o presos, lo están porque
fueron denunciados o apresados fuera del país… no en México.
En materia de corrupción, mientras
todo mundo festejaba y presumía la creación de ese Sistema, en los existe
vocación por lo contrario, a través de las siguientes acciones y omisiones:
En la Cámara de Diputados se creó
la Subcomisión, tardíamente y mediante Amparo, manipulada para promover la
impunidad de muchos de los acusados, por ejemplo, en el caso del priísta
Rodrigo Medina, al que no se pudo procesar, entre otros, por el paso del
tiempo.
La Sección de Instrucción no tuvo
voluntad para proceder contra presuntos delincuentes. Se demoró en nombrar al Auditor
Superior de la Federación y Contralores de organismos constitucionales
autónomos, como si no necesitáramos una cercana y diligente vigilancia del
manejo de recursos.
Por otro lado, la Comisión de
Presupuesto no se han dictaminado las cuentas de la administración de Peña
Nieto. Cuentas claras para qué, seguramente dirán los responsables.
Finalmente, no se garantizó la
autonomía e independencia del sistema de procuración de justicia. La PGR no
tiene titular, salvo un encargado de despacho, que utiliza la institución
políticamente, como a todos consta, y ha bloqueado investigaciones de
trascendencia nacional por sus alcances, como son los casos de Odebrecht y de la
“Estafa Maestra”.
En este sentido, también sigue
pendiente el nombramiento de un fiscal anticorrupción y 18 magistrados
especializados. ¿Dónde está -más allá de los discursos- la vocación por
combatir exitosamente la corrupción en México?
En materia de política interior, no
hubo mayoría para legislar sobre asuntos tan importantes que demanda la
sociedad, como la reducción de diputados federales y senadores ni para
establecer una saludable segunda vuelta electoral, que tanta falta hace.
Tampoco progresaron las iniciativas
para una mejor fiscalización de los gastos del Ejecutivo en particular de publicidad,
y se aprobó una Ley de Comunicación Social muy cuestionada. Tampoco hubo
medidas de austeridad, como tanto demandamos ni se pudo impedir -con el pretexto
de un mejor equilibrio ecológico- se promulgaran leyes contrarias, que sólo ven
negocios.
Para remediar todo esto se está
sembrando odio en estas campañas y se responde con odio. Así no vamos a llegar
a ningún lado.
Esperamos que el cambio, que tanto
necesita México, y seguramente empiece en julio, sea para bien -porque también
hay cambios para mal-, y México alcance la grandeza que le corresponde a través
de esa armonía y justicia que tanto necesita.
¿Cómo contribuir para ello? Medite
su voto a conciencia y comprometa a sus candidatos, sobre todo a los que
aspiran a senadores y diputados federales. No se deje engañar o comprar y,
sobre todo, ¡No los deje “colgarse” de ningún nombre o partido!
PD: Confirman que, en virtud de un Amparo,
basado en su estado de salud -padece de la próstata y de una Enfermedad Pulmonar
Obstructiva Crónica-, el exgobernador Mario Villanueva Madrid fue trasladado este
miércoles a Chetumal y recluido a las 10:30 horas en el Centro de Reinserción
Social.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 41 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres presidentes municipales y publicar cuatro libros.
Titulado en la Universidad Autónoma
de Yucatán como Licenciado en Derecho, cuenta con cuatro Diplomados en Derechos
Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; Acceso a la
Justicia en Materia de Derechos Humanos, y en Juicio de Amparo, así como con
más de 15 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
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