El caso de la cubana, ¡a la historia!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Hasta donde tenemos
memoria, nunca como antes la sociedad chetumaleña había condenado tan
enérgicamente un hecho, aunque tampoco nunca antes había sido tan controvertido
un tema que, dadas sus características, fue objeto de los más variados
comentarios, inclusive por parte de los más escépticos.
Nos referimos a la cobarde, artera e incalificable agresión
-con evidente tentativa de homicidio- de la que fue víctima la bailarina y
cantante cubana nacionalizada mexicana Addisbel Pupo Núñez, de 46 años de edad,
de manos de su ex pareja sentimental, el karateca Rolando (supuestamente NO Noel
Jesús) Castro Santeliz, “Rolo, quien la puso al borde de la muerte.
Objeto de una y mil publicaciones, particularmente en redes
sociales, los lamentables hechos ocurrieron la mañana del lunes 3 en un predio
abandonado del fraccionamiento Las Brisas por calle Lucio Blanco (otros dicen colonia
Primera Legislatura y fraccionamiento Del Mar), de Chetumal, donde “Rolo”
golpeó hasta el cansancio a la mujer, para arrojarla después desnuda a la calle,
donde habría pretendido arrollarla con una camioneta.
Lo que ocurrió después fue una serie de encontradas
declaraciones y controvertidos sucesos en torno al atacante, propietario de la
marisquería Bucaneros e hijo del dueño del restaurante Forasteros -ambos de
Chetumal-, de quien se conoce un perfil agresivo, sobre todo cuando consume alcohol,
y quizás otras sustancias ilegales, pues en diversas ocasiones habría golpeado
a sus parejas, con aparente protección de su familia y amigos.
Lo
cierto es que Addisbel, quien tiene una hija de 12 años de edad y trabajó
durante muchos años en Forasteros, sufrió la rotura de varias costillas y
desprendimiento de mandíbula, así como córneas reventadas, piezas dentales y
uñas caídas, excoriaciones y otras lesiones, que obligaron a practicarle un
estado de coma inducido y su hospitalización en Chetumal y Cancún.
La Fiscalía Especializada en Atención a
Delitos contra la Mujer y por Razones de Género inició varias carpetas de
investigación por feminicidio en grado de tentativa, y negligencia en el
desempeño de funciones de servidores públicos omisos, ya que las policías
estatal y municipal jugaron un papel determinante en la suerte del agresor,
contra quien un juez de control oral penal giró una orden de aprehensión por
existir elementos fehacientes contra el imputado.
En
este sentido, el comisionado de la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana
Roo, Jorge Alejandro Ocampo Galindo, informó que, derivado de los hechos, los policías
Marlon Peraza y César Fernández (“Mario N. y César N.”) se encontraban bajo
investigación y suspendidos de sus labores, junto con el asesor jurídico de la
corporación, Francisco Yáñez.
Por
su parte, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, inició una queja de oficio
para solicitar a la Secretaría, así como a la Policía Municipal Preventiva
(PMP) un informe sobre la actuación de las autoridades por omisiones dentro del
caso de agresión física y por no actuar con perspectiva de género.
Sobre
este particular, la directora del Centro Integral de Atención a las Mujeres de
Cancún (CIAM), Paola Olvera Feregrino, dijo ser inaceptable que en Quintana Roo,
donde existe la Alerta por Violencia de Género, las instituciones encargadas de
garantizar protección y justicia continúen bajo la operación de funcionarios
que no tienen la suficiente capacitación sobre temas de género y permitan
liberar agresores sin apegarse a protocolos de investigación por feminicidio.
El
caso fue que los agentes que detuvieron al agresor consignaron a éste al Juez
Calificador de la PMP en lugar de remitirlo al Ministerio Público, aunque,
después de 13 horas, el titular de la preventiva, Osiris de Jesús Ceballos Díaz,
cobró una multa y otorgó su libertad al sujeto, que en todo momento estuvo
custodiado también por elementos de la Policía Estatal Preventiva, por orden de
Francisco Yáñez.
Según
versiones iniciales, el Oficial Mayor de Gobierno, Manuel Alamilla Ceballos,
habría ordenado NO consignar a la Fiscalía General y liberar a Castro Santeliz,
aunque posteriormente se sabría que Francisco Yañez habría recibido dinero por
no remitirlo al Ministerio Público, según escribió la activista y periodista
Fabiola Cortés.
Asimismo,
se pondría en evidencia que Ocampo Galindo habría encubierto a sus agentes y al
asesor jurídico, coludidos con el agresor, aunque declararía que fueron
suspendidos de su cargo, pero en completa libertad, según él porque aquéllos
fueron “engañados” por Castro Santeliz, quien se hizo pasar por la víctima al
momento de su detención.
Lejos
de condenar el violento hecho y recriminar a los policías que se coludieron con
el agresor, justificó la mala actuación de éstos porque, según ellos, cuando llegaron
al lugar de los hechos vieron una camioneta manchada de sangre y, a un costado,
a la víctima. Momentos después Castro Santeliz les habría dicho que lo asaltaron
tres sujetos, que golpearon a su pareja con un palo.
Según
el reporte de la policía, el hombre se encontraba alcoholizado y se resistía a
declarar, por lo que sólo fue remitido “por alterar el orden público”. No
obstante, Francisco Yáñez realizó tres llamadas y ordenó turnarlo “por faltas
administrativas”, a lo que se negaba uno de los agentes que recordaba en qué
condiciones se llevaron grave a Addisbel.
Entonces
los policías habrían recurrido a una agente del Ministerio Público de la
Fiscalía de Delitos contra la Mujer y le pasaron el teléfono a Francisco Yáñez,
quien le habría dicho a aquélla que “lo turnaremos al juez calificador por
faltas administrativas”, pese a que ya estaban preparados los agentes para
entregar al detenido y camioneta a la Fiscalía, pero tenía que obedecer a su
superior.
Así,
llegaron a la conclusión que el detenido es del círculo de amigos del titular
del Jurídico, porque éste en ningún momento recibió alguna llamada para recibir
órdenes. Le marcó tres veces a alguien y luego tomó esa decisión.
¿Y
quiénes pagaron los “platos rotos”? Hasta ese momento, el padre de “Rolo”,
contra cuyo negocio se inició una campaña, así como contra el Abogado Raúl
Ojeda González, el primero por facilitar la huida de su vástago, y el segundo
por pagar supuestamente la multa del agresor y asesorarlo.
No
obstante, éste aclaró no ser aun el abogado defensor del agresor de la cantante
cubana, y aunque ha dado asesoría legal a la familia, no es todavía el abogado
oficial del hijo del dueño de Forasteros.
Lamentablemente,
en el primero de los casos, la ley justifica en forma parcial que un padre
encubra y apoye a su hijo, padres u esposos delincuentes, amén de que, en el
caso de “Rolo”, no tiene ninguna culpa de los actos de éste, excepto la
educación que le procuró en su momento, aunque los hijos no siempre se apegan a
las enseñanzas de los padres, por inmejorables que sean.
¿Usted
es padre o madre? ¿Dejaría de apoyar a su vástago en un caso similar? Cuestión
de principios, desde luego, ya que algunos le aconsejarían a éste entregarse a
la justicia, pero, eso sí, nadie garantiza que le haga caso.
Sobre
el caso de Ojeda González, tampoco es justo cuestionar su eventual
participación, ya que, como Abogado, simplemente estaría cumpliendo con su
trabajo -como haría un médico con cualquier paciente-, y no sería ético negarse
a defender ni al peor de los criminales, además de que, conforme a la ley,
todas las personas gozamos de derechos humanos, los mismos que Addisbel, aunque
en otras circunstancias.
Aquí
el único culpable es el karateca Rolando, a quien habría que aplicarle todo el
peso de la ley, ya que, salvo la atenuante de que pudiera haber estado
totalmente drogado o alcoholizado, su agresión tiene todas las agravantes de
ley -premeditación, alevosía y ventaja-, claro si la Fiscalía hace
adecuadamente su trabajo y no convierte el expediente en un “número” más.
Quiérase
o no y dígase lo que se diga, lo más cuestionable del caso fue el manejo
“amarillista” que dieron del caso los medios de comunicación, sobre todo las
redes sociales, ya que no es justo -como tampoco legal- exhibir a la víctima de
manera gráfica como se hizo con Addisbel, lo que también es atribuible a la
Policía Estatal Preventiva, que permitió fotografías, desnudas inclusive, desde
el lugar de los hechos… y hasta llamó a “su” prensa.
Así
las cosas, lo único que unos queda en duda es ¿Cuál había sido la ofensa de Addisbel
para haber “merecido” tan atroz, encarnizada agresión? ¿Adulterio? (ya no era
nada suyo) ¿Insultos? ¿Robo? ¿Qué pudo ser tan “ofensivo” para “Rolo” que la
martirizó de ese modo?
¡Sólo
podemos pensar que esa tortura formaba parte de un ritual diabólico! Y que el
“hombre” -sólo por cuestión de género- estaba totalmente fuera de sus cabales…
¡como si le hubieran arrancado los tanates!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 42 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres presidentes municipales y publicar cuatro libros.
Titulado en la Universidad Autónoma
de Yucatán como Licenciado en Derecho, cuenta con cuatro Diplomados en Derechos
Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; Acceso a la
Justicia en Materia de Derechos Humanos, y en Juicio de Amparo, así como con
más de 15 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
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