¡La peor fobia de López Obrador!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
No
bien iniciaba su extenso discurso de una hora y 33 minutos, cuando López
Obrador, el flamante nuevo presidente de la República, se refirió a un tema
recurrente en sus tres campañas rumbo al Poder Ejecutivo, y al que, podemos
garantizar, seguramente convertirá en bandera de su sexenio: El combate al
Neolibealismo,
En
efecto, apenas leía al sexto párrafo, cuando refirió: “La crisis de México se
originó no sólo por el fracaso del modelo neoliberal, sino también por el
predominio de la más inmunda corrupción pública y privada. En otras palabras,
nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la
pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo”.
Ante
un rostro cada vez más afligido y sudoroso Peña Nieto, el término “neoliberal”
fue uno de los términos que más mencionó ante el Congreso de la Unión, entre
otros cuando mencionó que “lo sucedido durante el periodo neoliberal no tiene
precedente. El poder político y el poder económico se han alimentado y nutrido
mutuamente y se ha implantado el robo de los bienes del pueblo y de las
riquezas de la nación”.
No obstante, la mayoría de los mexicanos, podemos asegurar,
ignora qué es el Neoliberalismo: Conjunto de ideas políticas y económicas capitalistas
que defiende la NO participación del Estado en la economía, dejando fuera
cualquier injerencia gubernamental, para fomentar producción privada con
capital único sin subsidio de gobierno.
De
acuerdo con esa doctrina, surgida en los años 70s a través de la escuela
monetaria de Milton Friedman como solución a la crisis que afectó a la economía
mundial en 1973 por el excesivo aumento de los precios del petróleo, no debe existir
plena libertad de comercio, ya que, supuestamente, el principio garantiza el crecimiento
económico y desarrollo social de un país.
Ahora bien, las principales características
del Neoliberalismo son: Mínima participación del Estado en la configuración de
la economías, poca intervención de gobierno en el mercado laboral, política de
privatización de empresas estatales, libre circulación de capitales
internacionales y el énfasis en la globalización.
Asimismo,
la economía abre las puertas a las multinacionales para invertir, adopta
medidas contra el proteccionismo económico y opera actividades económicas
notoriamente simplificadas al resumir la burocracia del estado en el proceso.
Otros
de sus principios son: La posición al exceso de impuestos y gravámenes; aumento
de la producción para lograr el objetivo básico del desarrollo económico del círculo
inversor; opera contra el control de precios de productos y servicios por parte
del Estado, donde la ley de la oferta y la demanda es suficiente para regular
los precios.
Por
último, considera que la base económica deben formarla empresas privadas y está
fundamentado totalmente en el capitalismo, al grado tal que los que la aplican
afirman que es capaz de elevar el desarrollo económico y social de un país fuerte,
resistente, capaz de mantener niveles óptimos de inflación.
El
neoliberalismo, neologismo formado por el elemento compositivo “neo-”, que
proviene del griego νέος (néos) y significa ‘nuevo’, el sustantivo del latín
liberālis, y el sufijo relativo a doctrina o sistema “-ismo”, es teoría
político-económica que retoma la doctrina del liberalismo clásico y la
replantea dentro del esquema capitalista actual bajo principios más radicales.
Surge
como reacción a la intervención del Estado como garante de una mayor justicia
social (es decir, del Estado benefactor), y toma fuerza gracias a las debacles
de la economía capitalista del siglo XX, particularmente las registradas a
finales de los años 20 y la de la década de 1970.
Para
el neoliberalismo, el Estado debería cumplir sólo su función fundamental como
organismo regente en la organización de la sociedad, de modo que se opone a su
intervención en el funcionamiento de la economía, para mantener a raya las
regulaciones e impuestos al comercio y las finanzas.
Por
otro lado, favorece la privatización de empresas y servicios en manos del
sector público, bajo la premisa de que el sector privado es más eficiente. Es
partidario de la reducción del gasto social, propiciar la libre competencia, de
las grandes corporaciones, y de debilitar y desintegrar los sindicatos.
El
neoliberalismo considera que la economía es el principal motor de desarrollo de
una nación, por lo que, además de considerar que todos los aspectos de la vida
de una sociedad deberían estar subordinados a las leyes de mercado, defiende el
libre comercio para propiciar una mayor dinámica en la economía, lo cual, en
teoría, debería generar mejores condiciones de vida y de riqueza material.
Sus
principales ideólogos y promotores son Friedrich August von Hayek y Milton
Friedman, quienes la propusieron como modelo alternativo para salvar la
economía del siglo XX.
Líderes
políticos como Ronald Reagan, Margaret Thatcher o Augusto Pinochet, en
Latinoamérica, fueron los primeros en implementar las políticas neoliberales en
sus países, aunque hoy es una de las corrientes ideológicas más extendidas en
Occidente, y su modelo por excelencia es Estados Unidos.
Ahora
bien, el neoliberalismo en México inicia
con la ruptura del modelo prevaleciente por más de tres décadas: El modelo de
crecimiento económico, sustitución de importaciones, desarrollo hacia adentro y
economía mixta.
Desde
los 40s, la estrategia de desarrollo en México, se sustentó en la protección
del mercado interno, a través de barreras arancelarias y no arancelarias que
mantuvieron al aparato productivo virtualmente aislado de la competencia
internacional. El Estado, desempeñó un importante papel, al asumir alto grado
de intervencionismo y regulación de la actividad económica.
Desde
los setenta se puso en evidencia la fragilidad del modelo de sustitución de
importaciones como proceso central del crecimiento económico, y con ello
desaparecieron las bases de estabilidad; manifestadas en diversos aspectos,
como el déficit público, que pasó a cumplir el papel de motor del crecimiento,
y éste a su vez, condujo a un fuerte deterioro de la balanza de pagos.
Al
mismo tiempo que el déficit externo como proporción del PIB aumentaba, sus
fuentes tradicionales de financiamiento (la agricultura y los servicios)
tendían a agotarse, lo que obligó a recurrir en forma creciente al adeudamiento
externo.
Asimismo,
el crecimiento se vio interrumpido, por políticas contraccionistas, la
inflación y la incertidumbre que propiciaban, abrieron la puerta a la
especulación y la fuga de divisas, mientras el esfuerzo del estado por
recuperar el crecimiento conducía a agravar los desequilibrios macroeconómicos,
en su intento por mantener el modelo en funcionamiento realizó la exportación
masiva de petróleo, más cuando se detuvieron, la situación se volvió
insostenible y el país entro de lleno en un período de crisis y ajuste
estructural.
Al
inicio de los 80 el fenómeno que perfilaba desde la década anterior cumplió su
cometido, es decir; el modelo de desarrollo que aseguraba el crecimiento
económico y la estabilidad política en México posrevolucionario estaba en
crisis.
Con
Miguel de la Madrid (1982-1988) se aplica la estrategia neoliberal con la venta
y privatización de las primeras empresas paraestatales, en un desmantelamiento
que abarca el régimen de Carlos Salinas (1988-1994) y Ernesto Zedillo
(1994-2000)
La
liquidación o venta de las primeras paraestatales incluyeron a Vehículos
Automotores Mexicanos y Renault de México, así como empresas fundidoras,
productoras de hierro y acero, de aviación, de bienes de capital, ingenios
azucareros, textiles, teléfonos, fábricas de material y equipo ferroviario,
etc.
Durante
el primer año de De la Madrid, el gobierno participaba en 45 ramas de la
economía, pero en su último año sólo abarcaba 23. En 1982, el gobierno tenía 1155
empresas, y en 1988, sólo 412. La desincorporación obedeció a que “no eran
estratégicas ni prioritarias para el desarrollo nacional”, argumento presentado
por la Federación (SHCP, 1988)
Con
el “salinismo” el neoliberalismo se profundizó y planteó con mayor claridad los
principales postulados de la política económica, con reformas constitucionales
que impactaron enormemente la naturaleza del Estado, como en el caso de los
Artículos 28, 73 y 123 sobre la
reprivatización de la banca, la reforma electoral, la ley de culto; y del
Artículo 27 que abre la posibilidad para que los ejidatarios vendan parcelas a
capitalistas nacionales y extranjeros.
Y
es que las reformas a este artículo Constitucional eliminan una de las
conquistas históricas de los campesinos en la Revolución de 1910, reconocida y
elevada a rango constitucional.
En
efecto, los cambios al artículo 27 buscaron crear las condiciones para definir
un nuevo perfil de la propiedad agrícola, abriéndose la posibilidad de
participación del capital privado nacional y extranjero en las tierras ejidales
y comunales, además de ser objeto de compra-venta, arrendamiento y contratos de
asociación.
También
buscaban también incrementar la productividad y capitalizar las actividades
agrícolas con apoyo del sector privado. Es decir, formó parte de la
reestructuración de la economía mexicana en general en un nuevo modelo de
inserción en el mercado mundial, donde la agricultura requería de modernización
de infraestructura productiva y de comercialización para aumentar la
productividad y competitividad internacional.
En
el contexto de la reestructuración económica, las políticas neoliberales en el
medio rural se traducen en reformas al 27 Constitucional para cancelar el
reparto agrario, acelerar la entrada al libre mercado de la tierra ejidal y
comunal, liberalizar la mano de obra y fomenta la producción agropecuaria y forestal
a gran escala, vía inversión del gran capital industrial nacional y extranjero.
Asimismo,
en desmantelamiento y privatización de las instituciones de servicio y crédito
del sector agropecuario, así como de la infraestructura productiva; retiro de subsidios
y precios de garantía de todos los productos agropecuarios; orientación de la
producción agrícola al mercado internacional (exportación); programas
asistenciales para los campesinos pobres que, al ser considerados sectores
infuncionales, se excluyen del esquema de desarrollo.
El
neoliberalismo continúa el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá,
en enero de 1994, lo que representó su entrada a la economía global, al
conformar la mayor área comercial de Norteamérica, anunciado como el
instrumento conducente al crecimiento económico y social que el país
necesitaba.
En
la cuestión agropecuaria, el Tratado generó expectativas para alentar la
exportación, no obstante las asimetrías económicas y sociales con las economías
norteamericana y canadiense.
La
incorporación de México al Tratado vino a ser un eje estratégico para forzar a
la modernización del sector. Los beneficiarios del cambio son los productores
que reunieron las condiciones inmediatas para elevar la productividad, reducir
costos y vender a precios competitivos (cerca del 5%), mientras los que no fueron
capaces de hacerlo (95%) quedaron condenados al desplazamiento del mercado, y
su producción, a sustituirse por
importaciones de alimentos y materias primas provenientes de sus socios
comerciales.
Entre
1994-2000 del período de Zedillo, el neoliberalismo continuó su marcha. En el
plano constitucional, modificó el artículo 28 para permitir la participación
del capital privado en las áreas de comunicación vía satelital y los
ferrocarriles; crea las Afores, transformando la seguridad social de los
trabajadores, y se compromete con el capital financiero internacional a
privatizar la petroquímica y la industria eléctrica.
Afortunadamente,
en estos rubros se manifestó el rechazo de diversos sectores de la sociedad,
entre ellos investigadores, académicos,
partidos políticos y organizaciones sociales, entre otros, obligando con ello
al gobierno a dar marcha atrás, lo que no fue el caso con el vilipendiado Peña
Nieto.
La
política neoliberal de Vicente Fox (2000-2006) se encaminó al mismo esquema de
sus antecesores. Se puso al servicio del capital trasnacional y buscó cancelar
los derechos de la nación y de los mexicanos, entre otros con la continuidad en
intentos por privatizar la industria energética, o la educación superior,
reduciendo y suprimiendo en gran medida el presupuesto de universidades
públicas.
Aunque
lo calle el PAN, también propició la privatización paulatina de los servicios
de salud, y su tendencia creciente fue desaparecer la seguridad social de los
trabajadores, rubros retomados por su sucesor Felipe Calderón (2006-2012),
quién arrancó dando paso a la reforma de la Ley del ISSSTE, afectando
seriamente a los agremiados del Instituto, además de continuar su pugna por realizar
la reforma energética.
El
legado económico y social del neoliberalismo al concluir el foxismo y calderonismo
se resume en: a) estancamiento económico (con un crecimiento de apenas el 2.4%);
b) falta de empleos formales; c) grave deterioro de los salarios reales; d) concentración
de la riqueza y exclusión social; e) mayor flujo temporal y permanente de
trabajadores hacia Estados Unidos en busca de mejores expectativas de vida; y f)
creciente dependencia familiar de las remesas de los trabajadores migratorios
para atenuar sus bajos niveles de vida.
Ante
todo lo anterior, podemos concluir que la política neoliberal de México, aplicada
desde 1982, no logró sus objetivos de desarrollo, pues existe una crisis
recurrente en la economía nacional, el crecimiento sostenido no ha podido
lograrse, y existe el padecimiento de inflaciones constantes, desempleo,
inseguridad, pobreza, etcétera; demostrando con ello, su incapacidad para
generar el bienestar que tanto se pregonaba.
En
este sentido, estamos en condiciones de hacer la pregunta obligada: ¿Tiene
razón Andrés Manuel López Obrador en su fobia y crítica permanentes contra el
Neoliberalismo?
¡Tendremos por lo menos un sexenio para averiguarlo!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 41 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres presidentes municipales y publicar cuatro libros.
Titulado en la Universidad Autónoma
de Yucatán como Licenciado en Derecho, cuenta con cuatro Diplomados en Derechos
Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; Acceso a la
Justicia en Materia de Derechos Humanos, y en Juicio de Amparo, así como con
más de 15 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
Comentarios
Publicar un comentario