¡Los
“fríos” números de AMLO!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
En
efecto, se fue Carlos Urzúa Macías de la Secretaría de Hacienda, aunque, dígase
lo que se diga o se quiera aparentar por cuestiones ideológicas, NO por las múltiples
consideraciones que los opositores de López Obrador han querido aparentar a
fuerza de lo que sea, ya que ni existe crisis ni la catástrofe económica o
recesión que se han inventado.
Conforme
a datos formales, que no cifras que se propagan sin ton ni son, la inflación ha
disminuido: Durante la primera quincena de este mes fue del 4%, contra el 4.8% de
diciembre de 2018, mientras que en el tipo de cambio se ha mantenido una
disciplina fiscal, a grado tal que hace muchos años que no veíamos un superávit,
hoy de 204 mil 282 millones de pesos.
Pero
además, por primera ocasión desde 2015, México tiene un balance presupuestal
positivo, éste por dos mil 367 millones de pesos, en tanto que no se ha
registrado la “fuga” de capitales que tanto se pronosticó al inicio del sexenio,
sino por el contrario, existe un importante aumento del poder adquisitivo de
salarios que, en la “canasta” básica, asciende al 5.6%.
Por
otro lado, la inversión se formalizó en los primeros meses de este gobierno, la
recaudación de impuestos aumentó 5%, la Bolsa de Valores se fortaleció, etc.
Y
si hablamos de cifras por período, antes del neoliberalismo priísta el
crecimiento económico era de 6.5% promedio, mientras que durante toda la etapa
neoliberal tricolor, de 36 a 40 años, fue sólo del 2% promedio. El reto
mayúsculo de López Obrador es cambiar este modelo y que la economía crezca por
lo menos un 4%.
Ante
este panorama, ignoramos por qué el relevo de Urzúa Macías parezca mala señal,
ya que Calderón tuvo tres titulares: Nombró primero como Secretario de Hacienda
a Agustín Carstens, luego a Ernesto Cordero y terminó con el ahora priísta José
Antonio Meade, al igual que Peña Nieto, quien primero puso a Luis Videgaray,
luego al propio Meade y acabó con José Antonio González Anaya.
Entonces
sí que era apocalíptico el tema, ya que las cifras que aquéllos entregaban eran
cada vez peores, pero nadie lo veía así, mientras que ahora no sólo no existe
recesión, sino tampoco incertidumbre económica, según las cifras oficiales y los
propios empresarios, es decir, los que están pensando en el país, y no en
cuestiones electorales.
Como
diría la senadora Dolores Padierna Luna, los que forman parte del equipo de la
cuarta transformación son millones, no son sólo un equipo de gobierno, y aunque
algunos se escandalizan por discrepancias internas de gabinete, lo más adecuado
cuando se discrepa de una estrategia general es pedir licencia o entregar una
carta de renuncia.
Claro,
ya no es como antes, cuando existían visiones distintas, ya que los inconformes
permanecían en el cargo por el sueldazo que devengaban. Hoy, las visiones
distintas se pueden ver con mucha naturalidad, porque, además, existe el
compromiso de erradicar el neoliberalismo del que hablamos en su momento https://luisangelqroo.blogspot.com/2018/12/la-peor-fobia-de-lopez-obrador-lic.html
además de construir la cuarta
transformación.
Hay
quienes siguen estancados en el neoliberalismo, en su dogmatismo por un modelo
fracasado y le llaman equivocación a lo que observaban en la cuarta
transformación, y de ahí que pretendan ver el relevo de un titular de Hacienda -como
se ha visto en otras dependencias- como signo de alarma, de descontrol, cuando
que no es más que un acto normal.
Respecto
a Urzúa Macías, es una persona intachable que entregó buenas cuentas todos los
meses que estuvo al frente de Hacienda, y es tan honesto que prefiere entregar
su renuncia a seguir recibiendo un sueldo sólo por eso. Todo lo demás es
visceral.
Geste
o no, México tiene un Presidente que trabaja, que tiene las riendas de gobierno,
del poder. No es el desgarriate de otros gobiernos donde cada secretario tenía
su propia estrategia, su propia política; cada uno hacía lo que quería,
licitaciones por todos lados, pérdida de recursos por todas partes, corrupción
generalizada, y hoy no.
Hoy
tenemos un Jefe del Ejecutivo que, primero, tiene un gabinete que él mismo
nombró, aunque abundan quienes hablen de injerencias y que es una intromisión
que nombre a su gabinete, a los integrantes de su equipo.
Empero,
ninguna ley prohíbe al Presidente nombrar a su gabinete, a su equipo de
gobierno. No existe injerencia del Presidente en nombrarlos, ni intromisión en
las decisiones que adopte, ya que por él votó la gente y, conforme a su propios
colaboradores “están obligados a construir una alternativa al neoliberalismo”.
El
1 de julio se votó por el proyecto político de López Obrador, y él tiene esa
responsabilidad. La gente no votó por un gabinete, sino por un Ejecutivo
Federal y un proyecto de nación, y eso es lo que instrumenta con quien esté de
acuerdo con ese proyecto y ese modelo.
No
falta quienes hablen de decisiones sin sustento, pero éstos sólo critican sin
sustento, hasta buscan citar a ex funcionarios al Congreso, aunque, era de
esperarse, sólo para el escándalo, el golpeteo, lo único que les queda.
Si
bien hablan de un injerencismo, lo es, pero por parte de las derechas en el
actual gobierno, donde ocupan a sus amigos en el Poder Judicial y para
boicotear las inversiones públicas. Se les ha pedido renuncia a los panistas, por
ejemplo, mientras que los priístas que heredó López Obrador siguen haciendo
labor “de zapa”.
No
les gusta el gobierno, pero están cobrando en este gobierno, y de ahí que nos
preguntemos qué hace ese montón de priístas y panistas que por más que se les
insiste en no ser bienvenidos, siguen ahí cobrando, además con varios
conflictos de interés.
Una
legisladora federal cuestionada si el nuevo secretario de Hacienda podría con
el “paquete”. Es muy probable, ya que se trata de un economista formado,
respetado internacionalmente, experimentado en finanzas públicas en mercados
financieros, en banca privada y organismos internacionales, además de gozar de
toda la confianza de López Obrador, que es lo principal. Cuando se pierde la
confianza en el equipo, hay que cambiar de equipo.
Así
las cosas, cabe señalar que en 2018 no sólo hubo cambio de gobierno. Hubo un
cambio de régimen, un cambio profundo, que es donde debemos medirnos ¿Otra prueba? En
los gobiernos priístas estaba prohibido renunciarle al Presidente, era pecado
mortal. Hoy lo hizo Urzúa Macías, ¡y no pasa nada!
La
convocatoria a la oposición, sobre todo en
el caso de las derechas, es a modernizarse, actualizarse y entrar a una
etapa pos neoliberal, a efecto de dejar de estar anclados en su fracasado modelo,
en el que el neoliberalismo no dejó más que empobrecimiento, corrupción, saqueo
y privatizaciones.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 42 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex
gobernadores y tres presidentes municipales y publicar cuatro libros.
Titulado en la Universidad Autónoma
de Yucatán como Licenciado en Derecho, cuenta con cuatro Diplomados en Derechos
Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; Acceso a la
Justicia en Materia de Derechos Humanos, y en Juicio de Amparo, así como con
más de 15 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
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