Marcelo,
¿más futuro en MC que en Morena?
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Tras los dudosos
resultados de las encuestas de Morena en Quintana Roo para decidir quién le
representaría en 2022 como candidato a la gubernatura, un sospechoso trabajo de
Mario Delgado que “favoreció” a Mara Lezama, ya nadie confía en las que realiza
un “equipo” que lleva un 80 por ciento de avance y que concluirá mañana con el
nombre de su candidato a la Presidencia de la República.
Los más fuertes candidatos a triunfadores, entre los que
saldrá el muy posible sucesor de Andrés López Obrador, son la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum
Pardo, y el ex titular de Relaciones Exteriores, Marcelo Luis
Ebrard Casaubón. Esto es, dígase lo que se diga, porque hay quienes
incluyen al ex gobernador tabasqueño
Adán
Augusto López Hernández.
En lo personal, no nos inclinamos por ninguno de ellos, pero
creemos que la ventaja es para quien desde un principio destacaron las malas
lenguas como preferida de López Obrador, con lo que haría historia en
convertirse en antecesor de la primera presidenta mujer de México, lo que, oiga
Usted cuándo lo anticipamos, nunca podría ser el caso de la opositora Xóchitl
Gálvez.
Lo cierto es que seamos del color que seamos, lo que más
llama la atención de este proceso interno de Morena es el fuerte enfrentamiento
entre los dos principales punteros, cuyos cuestionamientos ha venido haciendo,
sobre todo en los últimos días y que, de acuerdo con el periodista Jorge
Zepeda, no pueden ni deben soslayarse.
La
verdad es que, ciertos o no, constituyen una abolladura a la imagen de limpieza
y legitimidad que con tanto ahínco difunden López Obrador y la dirigencia del
partido que, sin embargo, se han cuidado de expresar la molestia que genera esas
impugnaciones, y lejos de hacerle un reclamo, han buscado negociar sus
objeciones para evitar una desavenencia que empañe el muy probable triunfo de
Claudia Sheinbaum.
Ahora
bien ¿Por qué lo haría Marcelo? Su inconformidad ante la inevitable cargada en
favor de Sheinbaum -en parte- es comprensible, pero solo en parte. Desde hace
rato es evidente que, para el grueso del obradorismo, ella es la opción
preferida y se ha notado en la actitud de gobernadores y funcionarios de
partido.
Pero
también es cierto que Sheinbaum ha liderado de manera tan consistente las
encuestas, que ahora López Obrador es el más interesado en que el proceso sea
lo más limpio posible, pues favorece la legitimidad de su abanderada. De allí
la molestia con las críticas de Ebrard. Si bien algunas de sus objeciones son
atendibles, también da la sensación de que no ha dejado pasar contratiempos
atribuibles a problemas de logística para convertirlos en presuntas
irregularidades originadas en la mala fe.
Por
ejemplo, se incluye el retraso por horas en la entrega de la boleta que servirá
para levantar una encuesta que tendrá lugar a lo largo de toda una semana.
Dentro del primer círculo presidencial comienzan a ser interpretadas como un
intento deliberado de arrojar dudas sobre el proceso.
Luego
entonces ¿Por qué lo hace Marcelo? Sólo caben más que una de dos opciones, la primera
porque está convencido de tener una oportunidad para ganar la encuesta y asume
que reducir el margen de intervenciones amañadas aumenta sus posibilidades,
pues -al igual que Adán López- ha dicho una y otra vez que existe un empate
técnico entre él y Claudia.
Si
de verdad lo cree, es plausible que quiera detener ayudas “artificiales” a
favor de su rival, moleste a quien moleste. Pero asumir esta tesis supone
tragarse una premisa demasiado gruesa: ¿Cómo justifica el empate técnico cuando
desde hace un año el consenso de las casas encuestadoras, incluso algunas
contrarias al obradorismo, otorgan a Claudia una ventaja categórica y con
tendencia a aumentar?
En
un hombre con su experiencia no es fácil atribuir la dosis de negación que
supone “quemar naves” frente a una posibilidad tan lejana. ¿Ingenuidad?
¿incapacidad para evaluar la propia situación? Lo cierto es que lo que está
arriesgando no es poca cosa.
Quien
obtenga el segundo lugar en la encuesta, posición que Marcelo prácticamente
tiene asegurada, será designado coordinador del Senado el próximo sexenio,
según el acuerdo previo, una posición protagónica y con amplios márgenes de
operación, al tratarse de un poder autónomo, el Legislativo, frente al Ejecutivo.
Ebrard
seguramente está consciente de que ser percibido como factor de boicot del
proceso, podría llevar al presidente a retirar el compromiso y dejarlo en la
orfandad. Aunque menos probable, también podrían designarlo coordinador del
Senado, pero sin senadores afines, con lo que quedaría como cabeza, sólo de
nombre, pues rehén de la mayoría obradorista.
La
segunda explicación para entender sus duras críticas al proceso sería un
supuesto plan de ruptura, como tantas veces se ha dicho, según la cual estaría
subiendo el tono de las irregularidades para sustentar una denuncia de los
resultados y una justificación para su salida de Morena, con lo que se libera
de un compromiso.
A
simple vista parecería suicida, incluso si Movimiento Ciudadano lo acoge como
candidato, ya que estaría condenado a un lejano tercer lugar frente a las
maquinarias de Morena y del Frente Amplio. De hecho, le haría un favor a
Claudia al dividir el voto opositor y, ciertamente, Ebrard no es un político
suicida.
Sin
embargo, a decir de Zepeda, cabe un matiz que modificaría esta aparente
irracionalidad, aunque sería mera especulación analítica.
Uno,
Marcelo debe haber llegado ya a la conclusión de que nunca va a ser candidato
presidencial del obradorismo. Ni las bases ni los cuadros lo aprecian; dos, su
cercanía con Movimiento Ciudadano no es nueva, ya en alguna ocasión fue apoyado
por este partido; tres, hace unos días Dante Delgado, fundador de MC, externó
una curiosa confesión.
Se
trata de su deseo de estar con hijos y nietos, la necesidad de continuar por el
momento a cargo de la responsabilidad a pesar de sus 73 años, pero de alguna
forma haciendo alusión a la fecha de caducidad.
Cuatro,
tras el distanciamiento de Enrique Alfaro con MC, no se observan cuadros con la
estatura para relevar al líder del partido; y cinco, el protagónico papel que
MC podría adquirir como partido bisagra para definir presupuesto, agendas y
proyectos por la mutua neutralización de las dos principales fuerzas políticas.
Conclusión,
la posibilidad de un acuerdo para convertir a Dante en un tótem reverenciado,
honorífico y simbólico y a Ebrard en dirigente a cargo de convertir a MC en la
fuerza política del futuro, pues con la candidatura de Ebrard en 2024 el
partido podría llegar a captar 15% o más de los votos, lo que se traduciría,
por reflejo, en una cuota de senadores y diputados decisivos en la
gobernabilidad del país.
Senadores
y diputados que Morena no va a poner al servicio de Ebrard, así lo nombren
coordinador del Senado.
Para
2030 el propio Ebrard -o Samuel García, el gobernador de Nuevo León-, podrían
ser candidatos de MC para llegar a Palacio Nacional. En ese esquema, en el
mejor de los casos, Marcelo conseguiría estar, por fin, en una boleta
presidencial; en el peor de los casos, se convertiría en dirigente de la fuerza
política con mayor potencial de ofrecer una alternativa frente al desgaste que
las dos opciones que hasta ese momento habrían gobernado: Morena y PRIAN.
Con
toda deferencia, el periodista Zepeda aclara que lo anterior es tan sólo un
escenario, pero en el que podría tener sentido el sinsentido de lo que Marcelo
Ebrard parecería estar haciendo a los ojos de Morena y, sobre todo, de su
atento líder.
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 46 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores
y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos
pendiente de publicar.
Titulado como Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con siete Diplomados, tres de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019 y 2021), Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 75 Seminarios, Talleres, Cursos y Conferencias.
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