¡Acecha muerte política en Q. Roo!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
A
unas horas de que, supuestamente, la cúpula nacional del PRI dé a conocer los
nombres de sus abanderados a gobernadores en las 12 entidades donde habrá
elecciones en junio próximo, Quintana Roo se perfila como una de las grandes
incógnitas sobre quién luchará finalmente por convertirse en sucesor de Roberto
Borge, aunque se redujo la lista de los más “probables”.
Entre
ellos, como “Caballo negro”, ése que no aparece en las dizque “encuestas” sobre
las preferencias, se incluye en primerísimo lugar el nombre de Gabriel Mendicuti Loría, seguido de Carlos
Joaquín González y José Luis Toledo Medina, cada uno con un peso político
específico, ya que, en pago de sus públicas “andadas” se auto eliminó en las
últimas semanas al “ahijado” del ex gobernador Félix González, Mauricio Góngora
Escalante.
Por
cierto, los dos primeros son antiguos conocidos, dado que el ahora ex
secretario federal de Turismo fungió como tesorero del hoy Secretario de
Gobierno cuando éste era alcalde de Solidaridad, aunque, hasta donde se sabe,
su relación política no culminó en buenos términos, al grado tal que Carlos
Joaquín –ya convertido en sucesor de su jefe- acusó a éste ante Félix e intentó
meterlo a la cárcel.
De
ahí que la improbabilidad de la supuesta renuncia de las aspiraciones de alguno
de ellos en favor del otro durante la reunión de ambos la semana anterior en
Cancún. Es posible que hubieran hablado de alguna eventual negociación avalada
por el PRI, pero en otros términos.
Como
quiera que fuere, lo cierto es que la posibilidad de que el medio hermano del
Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, es la que causa mayor escozor y,
sobre todo, controversia en la clase policía quintanarroense, aunque,
reiteramos, nada tendrán que ver las encuestas, tal y como ocurrió en la anterior
sucesión gubernamental.
En
ese entonces, los supuestos “numeritos” también favorecían por amplio margen a
Carlos Joaquín por encima de Roberto Borge, aunque éste solicitó y obtuvo
licencia como diputado federal para buscar la gubernatura, en tanto que al
primero se pidieron abstenerse de hacerlo, con lo que se decretó la preferencia
del PRI, donde a los 10 días se pronunciaron sus sectores por el cozumeleño.
Las
controversias sobre Carlos Joaquín y su familia también han girado en torno a
don Nassim Joaquín Ibarra, el “Tatich”, a quien se considera líder político de
Cozumel, aunque la reciente muerte de su esposa, Miguelina Coldwell Fernández,
cambió el liderazgo con la consolidación del primogénito Pedro Joaquín como
bastión político y económico en el núcleo familiar.
Según
recuerda el periodista Carlos Narváez en julio de 2014, “el problema de salud
y muerte de doña Miguelina ha mermado el control del ‘Tatich’, y su vástago Pedro
ha comenzado a tomar el liderazgo del clan que don Nassim fortaleció desde los
negocios para impulsar a su descendencia en la política”.
Hoy,
lideran el grupo Pedro Joaquín y sus hijos Pedro y Nassim Joaquín Delbouis,
aunque la mencionada crónica, en la columna “La Piedra en el Zapato”, acusa que
la historia de la familia tiene componentes similares a la exitosa serie
americana Breaking Bad (Volverse malo) de Vince Gilligan, con tópicos con alto
grado de similitud, como narcotráfico, fortuna y familia.
Así,
denuncia que “el fantasma del narcotráfico y las actividades ilegales ha
rondado siempre la historia de la familia Joaquín Coldwell. Hasta hoy nadie se
explica cómo, de humilde “abonero” de
casa en casa, don Nassim haya construido un gran emporio establecido en la
hotelería, bienes raíces y la distribución de combustibles”.
Más
aun, asegura, sin comprobar, que el “Tatich” (“Gran padre”, en maya) ha sido
vinculado con la mafia rusa basado en un reporte confidencial de la
International Criminal Police Oganization (Interpol), que dice que esa mafia “opera
en Quintan Roo bajo el esquema de crimen organizado y es aquí, en lujosas
hoteles, así como residencias particulares de sus asociados mafiosos, donde se
planean los grandes contrabandos de
droga, diamantes, armas y robo de vehículos”.
Pero
bueno, lo cierto es que Pedro impulsó la carrera de su hermana Addy, quien
llegó ocupó curules en las cámaras de Diputados y Senadores, aunque como
gobernador aquélla encabezó el DIF-Quintana Roo. Participaba en los negocios
familiares, por lo que en la Coparmex se catapultó a la esfera pública. En 2005
se hizo miembro adherente del PAN, con el que sufrió derrotada con la coalición
opositora al PRI por la gubernatura.
Esta
misma formula la aplica hoy el Secretario de Energía con su hijo Pedro Joaquín
Delbouis, a quien intenta impulsar a la política a través de la Coparmex, pues, de otro modo,
no se explican el activismo y rebeldía del “Jr”.
Empero,
no todo ha sido miel sobre hojuelas en ese grupo, donde el peor error de don Nassim, al parecer desde su misma
concepción, fue incluir a Carlos Joaquín en los negocios familiares, donde sus
berrinches han llevado peligrosamente a este grupo a su posible aniquilación, y
de ahí la obsesión en proyectarlo a la gubernatura.
A
diferencia de su progenitor, al que se le tacha de buen negociador, desde que
fue alcalde de Solidaridad, Carlos Joaquín utilizó como norma la confrontación
y el chantaje político para enriquecerse, además de no respetar la moral
familiar: Con la guía de su titiritero Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, se
brincó las trancas organizó un propio “cártel” político comercial, que utilizó
para atracar las arcas de Solidaridad, Tulum y Cancún.
Este
grupo lo conforman Enríquez Kanfachi; la ex alcaldesa de Tulum, Edith Mendoza; el
ex guardaespaldas de ésta, Edgardo Díaz, ex síndico del Ayuntamiento de Tulum; su
ex contralor como alcalde, Álvaro García; y su secretario particular al concluir su gestión, Jesús Enríquez.
Por
otro lado, su ambición desmedida, odio, diferencias políticas con Roberto
Borge, a quien no perdona haberlo dejado fuera de la gubernatura, y su rencor
al PRI por marginarlo del Senado, lo orillaron a cometer graves errores que
mantenían en la cárcel al principal operador financiero de la familia Joaquín,
Carlos Trigo Perdomo, así como a la propia Edith.
Desde
la medianía de su sombrío escritorio de la burocracia federal, cual perro
rabioso, Carlos Joaquín promovió y auspició la desestabilización social de
Quintana Roo -de la que hablamos en su momento- a través de Juan de la Luz
Enríquez Kanfachi, quien tiene nexos dentro y fuera del Estado con la oposición
y grupos radicales.
Ante
este escenario y su posible muerte política anunciada, el nuevo jefe político
de la familia, Pedro Joaquín, busca conservar la hegemonía ordenando a los
verdaderos herederos: Sus hijos.
El
cartel político de la familia está en lecho de muerte, moribundo, ante lo cual el
cozumeleño ha tomado las riendas, pero batalla con el lastre que le representa
su medio hermano que, de no ser bendecido con la candidatura del PRI, ser su “amigo”
será sinónimo de ostracismo y muerte (política)
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de
Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado
tres libros.
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