¡Amenazas de aspirantes del PRI!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
En
lo que se ha convertido en un “método” sistemático de los priístas, del que
Quintana Roo no se ha librado, sus aspirantes a puestos de elección popular que
temen perder la nominación han optado por amagar públicamente con pasarse a la
oposición que, generalmente carente de cuadros que la represente dignamente, no
duda en aceptar las migajas del PRI.
Uno
de los casos más claros de la entidad es el subsecretario federal de Turismo,
Carlos Joaquín González, quien, al igual que hace cinco años, con ocasión de su
primera búsqueda de la candidatura, coqueteó abiertamente con el PAN y el PRD,
y aunque finalmente fracasó su estrategia, consiguió “negociar” diversas
posiciones que finalmente demostrarían su mala elección.
En
efecto, el 21 de febrero de 2010, el entonces presidente estatal del PRD,
Rafael Quintanar, manifestó que, además del ex alcalde de Benito Juárez -su
correligionario Gregorio “Greg” Sánchez- y el diputado federal panista Gustavo
Ortega Joaquín, Carlos Joaquín era uno de los posibles candidatos de la alianza
que integrarían con el PAN, PT y Convergencia por la Democracia, ahora
Movimiento Ciudadano
A
casi 5 años de distancia, el funcionario saca a relucir sus ambiciones, como
era de esperarse, con la misma
estrategia de postularse a toda costa y a cualquier costo, ahora como si
tuviera en las manos la “varita” mágica para resolver los problemas de Quintana
Roo, principalmente de deuda pública.
Su
terquedad en la gubernatura, desde luego primero la candidatura, obliga a
cualquiera a pensar que el Estado es una mina de oro, con múltiples oportunidades
de desarrollo que omitieron todos los gobernantes anteriores. La sorda lucha
por esa posición que el PRI ha conservado a través de la corta historia
recuerdan los casos de algunos alcaldes.
Uno de ellos es el de Othón P. Blanco, Eduardo
Espinosa Abuxapqui, quien luchó con todo por la nominación y, al igual que
Carlos Joaquín, amenazó con pasarse a las filas del PRD si el PRI no accedía a
sus caprichos. Lo consiguió a sabiendas de que recibiría de su ahora asesor, el
mitómano Carlos Mario Villanueva Tenorio, una Comuna saqueada, en bancarrota.
Los
resultados no se hicieron esperar, ya que empeoró la pobre imagen de la capital
del Estado más turístico del país, con la invariable justificación de que “no
hay recursos”, aunque estaba perfectamente consciente de ello, o acaso esperaba
encontrar un pozo de petróleo para enriquecer al municipio, tal y como ahora lo
son él mismo y el Secretario de la Comuna, su “dedo chiquito” Jorge Aguilar
Cheluja.
Curiosamente,
asómbrese Usted, este último era o sigue siendo “delfín” del munícipe para
sucederle, en tanto, peor aún, sigue soñando con la gubernatura, incluso con el
amague de hacerse perredista…sólo que Carlos Joaquín se apuntó primero.
Otro
alcalde priísta que también empleó las amenazas -pero las cumplió-, entonces
para la diputación federal, fue el vástago del ex gobernador Mario Villanueva
Madrid, ahora cobijado como dirigente estatal en el Partido Encuentro Social
(PES), aunque como “satélite” del PRI, con camioneta nueva y renta pagada en
Cancún.
También
recordamos el caso del ex priísta Jorge Polanco Zapata, entonces senador y
“delfín” del mismo Villanueva Madrid, pero se adhirió a Convergencia Ciudadana al
ser desplazado por Joaquín Hendricks Díaz y caer preso el mandatario.
El
veterano político, cuya hija es la diputada local priísta Berenice Polanco
Córdova, “sonó” a mediados del año anterior como posible abanderado de Morena
para la gubernatura, pero al desplazarle el también ex priísta José Luis Pech
Várguez, se “destapó” como aspirante a suceder a Roberto Borge, pero como
“Independiente”.
Así
las cosas, el caso de las amenazas de Carlos Joaquín es sólo un reflejo de lo
que “estilan” los priístas en el plano nacional, tal y como comentó hace unos
días la periodista Anabella Pezet en su columna “El Caldero Político” de
Excelsior, donde cataloga al “quintanarroense” como el Eruviel de Quintana Roo.
Por
cierto, aunque los políticos locales están a la espera de la renuncia del
funcionario, ésta sería sólo para formalizar el caso, ya que todo mundo es
testigo de que hace meses que está en abierta campaña, inclusive con conocido
equipo de trabajo que responde a la menor “ofensa” a su candidato e inundado
las redes sociales con mensajes alusivos.
Ahora
bien, según Anabella Pezet, la historia reciente de la política mexicana está
llena de ejemplos de rupturas internas en el PRI, con lo que se han beneficiado
la oposición o los independientes para ganar espacios en alcaldías y gubernaturas,
como son los casos de Oaxaca, con Gabino Cué; Sinaloa (Mario López), Guerrero (Ángel
Aguirre) y, más recientemente, Nuevo León, con Jaime Rodríguez “El Bronco”.
Incluso,
el propio Peña Nieto eligió a Eruviel Ávila como su sucesor, pese a que su
favorito era Alfredo del Mazo, pero accedió para evitar una ruptura interna,
que al primero lo postulara la oposición y arriesgar el triunfo del PRI en el
Estado de México.
Así,
algunos ponderan que la historia de muchos Estados perdidos por el PRI pudiera
repetirse en Quintana Roo con el caso de Carlos Joaquín, ante los supuestos
favoritos de Roberto Borge, el principal José Luis Toledo Medina, y segundo
Mauricio Góngora, aunque algunos se atreven a incluir a Raymundo King como
tercero en discordia por su supuesta cercanía con Manlio Fabio Beltrones.
Con
todo y que el nombre de Gabriel Mendicuti Loría se omite de las encuestas de
opinión “prefabricadas” -y prepagadas o condicionadas-, el secretario de
Gobierno sigue resultando clave en la lista, obviamente como estrategia del
mandatario para dejarle libre el paso como su hombre de mayor confianza en el gabinete.
No de balde, para nadie es secreto su papel de vicegobernador que “mece la cuna”
en Quintana Roo.
La
obligada “renuncia” pública de Carlos Joaquín -y no de fuentes “confiables”-, como
fueron las de Alejandro Murat (Infonavit) y de Lorena Martínez (Profeco), pudiera
sostener la lectura obligada de que antes de hacerlo consultaron con alguien “de
arriba”.
La
frase de Beltrones, en el sentido de “volver a las canas”, con lo que se refirió
a las malas experiencias con gobernadores jóvenes como Rodrigo Medina (Nuevo
León) y Javier Duarte (Veracruz), podría hacer suponer que Carlos Joaquín sería
el abanderado del PRI, pero falta la última palabra, la de Peña Nieto, pues la
tradición política es que los gobernadores podrían NO tener derecho a nombrar
sucesor, pero SÍ a vetar.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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