¿Cómo pagar el muro de Trump?
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Lejos
de que el eventual triunfo del candidato republicano a presidente de Estados
Unidos, Donald Trump, pudiera ocasionar serias consecuencias económicas que
afectarían a los consumidores en ese país, tal y como advierte el presidente
vitalicio de Grupo Carso,
el mexicano Carlos Slim Helú,
lo que realmente debiera preocuparnos son sus otros negros propósitos.
Desde
luego que no sólo nos referimos a que el rival de Hillary Clinton ha calificado a los mexicanos de criminales y
violadores, así como de acusarles de ingresar drogas ilegales a Estados
Unidos, sino a que uno de los pilares de su campaña consiste en construir un muro en la frontera con México y
hacer que nuestro gobierno pague por él.
La
palabra precisa no sería “hacer” que México lo pagara, sino “obligarle” a
hacerlo, aunque hasta hoy no pocos se preguntan cómo, ya que, pese a que hemos
constatado el temor del presidente Peña Nieto (¿o admiración?), no lo podemos
imaginar entregando las aportaciones económicas para ese efecto.
Y
es que, en efecto, como se ha publicado una y otra vez, el odiado Trump pretende
de México un pago único de entre 5
mil y 10 mil millones de dólares para ese muro para no aprobar una
ley que bloquearía el envío de remesas de los mexicanos que trabajan en Estados
Unidos. Nos pisaron el callo.
Según
misiva del empresario, cuyo destino decidirán los electores este martes, por
escaso margen, conforme a las últimas encuestas, “es una decisión fácil para
México. Haga un pago único de 5-10 mil millones de dólares para asegurar que
continúe el flujo de 24 mil millones de dólares (de remesas) al país al año”.
De
negarse nuestras autoridades, el abanderado, que por cierto ha externado su
odio hacia las mujeres, amenaza cambiar la sección 326 de la Ley Patriótica
para obligar a las instituciones
financieras a pedir documentos de identidad a quien pretenda enviar dinero
fuera de Estados Unidos, o bien abrir una cuenta.
De
acuerdo con sus cálculos, y tal vez un poco “corto” en su apreciación, México recibe anualmente alrededor de 24 mil
millones de dólares en remesas, la mayoría provenientes de trabajadores
con estatus ilegal, por lo que condiciona
al gobierno azteca a que si paga por el muro no publicaría esa
reforma a la ley, claro, como presidente.
Por
si fuera poco, no solo presiona de esa forma para obtener los recursos para “su”
muro, sino también contempla la imposición
de aranceles comerciales y cancelar visas a turistas o empresarios, ya que,
pretexta, “la inmigración es un privilegio, no un derecho”, por lo
que también amenaza con aumentar el costo de la visa.
No
obstante, en relación con el muro de Trump, la canciller mexicana Claudia Ruiz
Massieu señalaba en entrevista con el diario Post en febrero último que “es una
propuesta que ni siquiera consideraríamos. Es una proposición imposible”.
Según
ella “es imposible pensar en una frontera amurallada de dos mil millas y en
frenar el comercio entre los dos países. Es impráctico, ineficiente, erróneo y
francamente no es una cosa inteligente”, asegura.
A la luz de los hechos, sin embargo, a nueve meses de
distancia no sólo se antoja absolutamente posible y real, no sólo el caso del
muro, sino también de las visas, ya fuera cancelándose éstas o con cobros más elevados
para los mexicanos que visiten Estados Unidos.
México rechaza tajantemente pagar por el muro. No
está muy claro cuál sería el costo, amén de que un proyecto semejante estaría
plagado de obstáculos legales y políticos, pero cualquier medida contra las
remesas tendría un efecto financiero devastador, ya que somos el principal
receptor de remesas del vecino país, con casi 25 mil millones de dólares en
2014, según reporte de la Oficina General de Contabilidad de Estados Unidos.
La
mayoría de las transferencias se origina en California, Texas, Illinois y Nueva York, según el diario Wall
Street Journal, que citó información del Banco de México en febrero mismo, toda
vez que la medida también afectaría a bancos y compañías que manejan
transferencias electrónicas.
Lejos
de esas circunstancias, la medida afectaría principalmente a las familias
mexicanas que, faltas de suficientes fuentes de empleo o de empleo bien
remunerado en nuestro país, dependen directamente de esas remesas que permiten
a sus hijos un mejor nivel de vida, aunque para ello expongan su vida o
libertad.
Aunque
de la mayor parte del país surgen grupos con el “sueño americano”, existen
casos de Estados muy marcados que aportan el mayor número de braceros, como lo
son Zacatecas o Oaxaca, o bien los fronterizos, que a diario atraviesan en
busca del pan de cada día.
No
existe algún número formal de braceros mexicanos, aunque su número se redujo en
500 mil personas en los últimos siete años. Con todo, el número total no
autorizado en EEUU se mantiene en 11.1 millones desde el 2009, según informe
del centro de estudios Pew,
Ahora
vemos, la principal preocupación de Peña Nieto por su criticable invitación a
Trump a México era la creación de esos millones de empleos que tendría que
crear su “gobierno” en caso de que triunfara éste último, se cerrara el envío
de remesas y obligara el retorno de braceros.
Por
otro lado, dígase lo que se diga, aunque en menor número que en Yucatán, Quintana
Roo también aporta un considerable número de indocumentados que, fuera de algún
programa oficial de braceros, emigra año tras año al vecino país, sobre todo en
el caso de la zona rural, donde el apoyo a la agricultura se ha vuelto un mito
durante los últimos gobiernos del PRI, particularmente en Othón P. Blanco.
Otra
de las amenazas de Trump de ganar las elecciones sería gravar con un 35% las importaciones,
lo que, según Slim, tendría efectos muy graves para Estados Unidos, que importa
todos los bienes de consumo y de todo el mundo, con lo que el gravamen
destrozaría su economía, con una inflación brutal, ya que todo lo que compra
subiría 35% de precio o el impuesto que se le pusiera.
Como
bien señala el magnate mexicano, aunque no gane Trump este martes, y ojalá que no,
lo cierto es que, en realidad, ya ganó con la fractura que ha introducido en
una sociedad como la de Estados Unidos, con más de un siglo de consenso entre
unos y otros, que no se rompe por su interés, pero que también afecta intereses
de los demás.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad
Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace
29 años, con más de 39 años como reportero, jefe de información, editor y jefe
de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de Información de
dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado cuatro libros.
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