Justicia de Q. Roo, ¡en evidencia!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Inesperada,
como en la mayoría de los casos, la muerte apareció de nuevo este domingo navideño
en Chetumal, con uno de los personajes políticos más conocidos y enlutó a una
de las familias más apreciadas de la capital de Quintana Roo: El quinto
presidente municipal priísta de Othón P. Blanco, José Asencio Navarrete, de 85
años de edad.
El sensible
fallecimiento de quien fuera uno de los políticos locales más poderosos de la
década de los años 80s, tomó por sorpresa a la clase política chetumaleña,
testigo del paso del hoy occiso por la Comuna durante el sexenio del priísta Miguel
Borge Martín (1987-1993), por cierto tío del también ex gobernador cozumeleño
Roberto Borge Angulo.
Alcalde
electo para el trienio 1987-1990, Asencio Navarrete pasó a la historia de
Quintana Roo como primer alcalde en funciones víctima de juicio político, tras
que la entonces V Legislatura del Congreso del Estado le fincara
responsabilidades administrativas y penales por más de 3 mil 500 millones de “antiguos
pesos”.
El caso de quien fuera personaje de
nuestro primer libro, “Vida de tres gobiernos”, cobra nuevamente relevancia
tras que las autoridades competentes se hicieran de la “vista gorda” ante los
desfalcos y malos manejos de la hacienda pública del propio Othón P. Blanco
durante los cuestionados trienios de Andrés Ruiz Morcillo y Carlos Mario
Villanueva Tenorio, y en puerta la posibilidad de repetirse con Eduardo
Espinosa Abuxapqui.
Peor aún son los casos de los
también ex gobernadores priístas Félix González y Roberto Borge, el primero de
ellos arropado en una malentendida impunidad política con el fuero del Senado
de la República, y el segundo en un “veremos” con la apatía de la PGR ante la falta
de voluntad política de Peña Nieto a las demandas del gobernador Carlos Joaquín
González.
Lo cierto es que en el tema del
malogrado Asencio Navarrete existió la posibilidad de apoyarle en su momento
para evitar aplicarle la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, pero
pecó de soberbia al negarse a un acuerdo, y pagó las consecuencias.
Así, una vez que procedió el
proceso, y contra lo que se esperaba, el Congreso del Estado nombró a Efraín
Ortiz Yeladaqui para concluir el trienio con la anuencia de Borge Martín, con
cuya familia le ligaba una amistad de años atrás.
Tan fuertes eran esos lazos que,
concluido ese período, el candidato al relevo surgió de una maniobra política
del PRI que, frente a la controvertida campaña interna de Hernán Pastrana
Pastrana y Salim Marrufo Juan, se inclinó por otra Ortiz Yeladaqui, Rosario,
contra cuya postulación estaba originalmente su propio hermano.
El juicio contra Asencio Navarrete
lo encabezaron los diputados priístas Villanueva Madrid -entonces coordinador de
la V Legislatura-, Raúl Santana Bastarrachea, los desaparecidos Francisco Arana
Tun, Armando Góngora Campos y Gregoria Franco Vivas; Procónsul Cruz del Valle y
Joel Sauri Galué. El fallo fue condenatorio, pero al consignarse el expediente,
todos los acusados se habían fugado.
Entre éstos se incluían el entonces
secretario de la Comuna, Wílberth Cabrera Pacheco; el tesorero, José Limón Espinosa;
los directores de egresos, Alberto Chan Carrillo; servicios públicos, Antonio
Cruz Poot, y obras públicas, Javier Pérez Quintal, así como el pagador, Roger
Pérez Briceño, y el secretario del alcalde, Antonio Ruiz Bernal, cuya
responsabilidad penal ascendía a mil 200.5 millones de pesos, y la
administrativa, a 632.7 millones.
El presupuesto asignado aquel 1987 sería
de 1,740 millones de “viejos” pesos que, comprobados en un 99%, rebasó un 46%
los 2,392 millones ejercidos, la mayoría en servicios personales, con 1,407
millones.
Al año siguiente, no obstante, el
primer edil, a espaldas del Cabildo y del Gobierno del Estado, gestionó y obtuvo
de la Federación 3,500 millones de los que se desviaron más de mil 833 millones
entre enero de 1988 y marzo de 1989, por lo que se le instauró juicio, que
acordó la diputación permanente que integraban Pablo Esparza Filigrana, Agustín
Rodríguez Garma y Mario Villanueva.
En un momento que se prestó a la
controversia, Miguel Borge había decidido perdonar a Asencio Navarrete, para lo
cual pidió a su entonces Secretario de Programación y Presupuesto, Ramón García
Hoy, recomendarle iniciar caminos para “justificar” los recursos federales
aunque los concluyera el Gobierno del Estado. Soberbio, sin embargo, aquél no
aceptó.
Tras concluir su paso por el Congreso,
Villanueva Madrid se convirtió en alcalde de Benito Juárez, senador y
gobernador del Estado, cuando, al igual que Miguel Borge, perdonó y exoneró a
José Asencio, pero éste desapareció de la actividad política junto con su numeroso equipo.
Entonces Vocal Ejecutivo del
Consejo Estatal de Población (COESPO), el desaparecido hermano de Mario
Villanueva, Arturo, irónicamente, en parte fue factor de la caída de José
Asencio, al que criticaba constantemente por los pésimos servicios públicos.
Los cuatro munícipes precursores
del hoy occiso en el Ayuntamiento de OPB fueron, en este orden, Mariano Angulo
Basto (1975-1978), Hernán Pastrana Pastrana (1978-1981), María Cristina Sangri
Aguilar (1981-1984) y Alfredo Díaz Jiménez (1984-1987)
Senador, líder de la Confederación
Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), y delegado de la desaparecida Conasupo,
la principal obra de Asencio Navarrete fue el rescate de la Federación de
Cooperativas Chicleras, cuando, en marzo de 1969 fue nombrado primer
quintanarroense gerente general, con lo que comenzó una época de limpieza,
diálogo y auge.
Descanse en paz don José Asencio,
al igual que los políticos locales que debieron y deberían pasar por el proceso
político de nuestro desaparecido personaje, pero que gozaron y (o) gozan de una
impunidad que les procuró nuestro maldito sistema político.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad
Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace
30 años, con más de 40 como reportero, jefe de información, editor y jefe de
redacción de varios medios de información, así como Jefe de Información de dos
gobernadores y tres presidentes municipales. Ha publicado cuatro libros.
Comentarios
Publicar un comentario