“Derecho
de piso”, omitido por Mara
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Comenzamos hoy con una sincera disculpa, ya que,
ante nuestras prisas -y las feas costumbres-, señalábamos en la columna
anterior que muy difícilmente terminaría su sexenio la gobernadora Mara Lezama,
cuando que, en realidad, se trata de su QUINQUENIO -tiene razón nuestro buen
amigo Raymundo Martín-, aunque, para nuestra buena suerte, eso significa que la
mandataria estará un año MENOS al frente a nuestro pobre Quintana Roo.
Aclarado lo anterior, seguimos con la impotencia de
medio-enterarnos de la iniciativa de ley de Seguridad Ciudadana que, por lo que
se vio, causó menos impacto que la ley para controlar taxistas, aunque
probablemente es que el “derecho de piso” o extorsión moderna se resuelva a
través de los métodos de “inteligencia” que suele usar Mara Lezama. No
olvidemos que fue alcaldesa reelecta en Cancún… y fracasó en ambas ocasiones en
seguridad.
Pero siguiendo con el tema del “derecho de piso”
-que recién se denunció en Felipe Carrillo Puerto-, Ricardo Hernández Ruiz
escribió en “Gatopardo”, gracias a Connectas, que Óscar Carlos Inacua Magaña
consiguió emplearse como plomero en la construcción del Waldorf Astoria, un
lujoso complejo desarrollado por la reconocida marca Hilton, sobre la carretera
307, en Cancún.
La mañana del 17 de febrero de 2021 llegó al
trabajo, pero no se supo más de él, de acuerdo con Lizbeth Inacua, su hermana.
Óscar forma parte de los 27 casos de desaparición forzada registrado desde 2018
en la Zona Norte, donde los trabajadores de la construcción figuran como
principales víctimas.
Cárteles, como Los Pelones, Jalisco Nueva Generación
y el de Sinaloa, mantienen extorsionada la construcción de hoteles en la región.
Una de las arquitectas que participó en Waldorf Astoria, que pidió el
anonimato, dice que el crimen organizado se infiltró con el objetivo de cobrar “derecho”
a los contratistas: Desde las encargadas de la cimentación hasta los que
realizan la obra civil y las instalaciones, los que colocan pisos o cancelería,
pintan, hacen acabados y hasta los de jardinería.
Una supervisora de obras de construcción asegura que
la cantidad que se cobra depende del número de empleados y del tamaño de la
compañía. La empresa donde trabajaba en cimentación, tuvo que desembolsar 180
mil pesos como pago único de “derecho de piso”.
Fuera del polo turístico, a 20 kilómetros de la zona
hotelera, en la periferia de Cancún, se ubica Villas Otoch, colonia que vive el
mismo asedio, aunque a diferente escala, quizá peor. Desde entonces se ha
abarrotado de gente de bajos recursos, principalmente obreros que mantienen vivo
el turismo y la construcción, principales actividades económicas del estado.
Actualmente, es la colonia más densamente poblada de
todo el Caribe. Aquí habitan unas 40 mil personas, algo así como meter a todo
Bacalar o Puerto Morelos en un pequeño fraccionamiento de mini viviendas.
A 18 años de su creación, de acuerdo con el Complejo
de Seguridad C5, agresiones, mucha violencia familiar y de pareja, todo tipo de
robos, allanamiento, consumo de alcohol y drogas en la vía pública; riñas,
agresión física por pandillas, lesionados con arma blanca o con disparos;
homicidios, feminicidios, infanticidios… No solo es la colonia más hacinada de
Cancún, sino también la más violenta de todo el Caribe.
El caos ha sido aprovechado por los criminales para
imponer su propio orden. El grupo al que se le debe obediencia y tributo
depende de la parte de la colonia donde se viva. Las calles del Este, desde la
avenida Tulipanes y hasta el primer Oxxo, son controlados por Los Pelones.
Las siguientes calles son “propiedad” de Jalisco
Nueva Generación. Las del extremo Oeste son administradas entre El Barrio 18 y
demás que han traspasado Centroamérica para instalarse, según fuente que
nació, creció y permanece en Villas Otoch, y ahora desempeña tareas de
inteligencia.
Es un orden a la vez tenso y endeble que se redefine
cada tanto, conforme una u otra organización conquista cada palmo. Esas
reconfiguraciones generan violencia. De acuerdo con la fuente de inteligencia,
el CJNG está presionando para controlar cada vez más espacio.
A partir de octubre la SSP y la FGE atendieron
asaltos, robos, homicidios, un transfeminicidio a puro golpe y un reporte de
extorsión que ejemplifica el nivel que ha alcanzado este delito. A “Juana”, una
vecina que vive en uno de los angostos pasillos del fraccionamiento, comenzaron
a cobrarle 500 pesos semanales por dejarla salir de su casa. En la misma
situación estaban sus vecinos.
“¿Sabes qué es lo peor?”, dice la fuente de
inteligencia, “que quienes extorsionan son niños, uno de 12 años, dos de 13,
uno de 15 y otro de 16. Niños jugando a ser delincuentes, a replicar lo que ven
a su alrededor.”
En Villas Otoch hacer una vida normal, salir de casa
por los mandados diarios, recoger a los hijos de la escuela o ir al trabajo
cuesta 500 pesos semanales. La extorsión se ha colado hasta las alcobas y se
comete hasta por adolescentes, por la primera generación que nació en el
fraccionamiento, por los hijos de un proyecto fallido… y de la omisión del
Estado para enmendarlo.
Además de Juana, instaladores de internet, choferes
de camión, taxistas y prácticamente todos los locatarios de Villas Otoch son
extorsionados.
Toño, quien tiene una carnicería en la colonia, debe
pagar 5 mil pesos al mes por mantener abierto su negocio. Lo mismo hacen todos
los locatarios. Luis, un trabajador de Xknet, una empresa que brinda servicio
de internet, fue amenazado pistola en mano: Si quería instalar el módem que
llevaba en la mano, debía pagar 6 mil pesos.
Hay casos más singulares, como uno de solidaridad
retorcida. A Ernesto no le piden dinero por mantener abierto su local de comida
corrida, pero sí platillos regalados. Ese buen gesto se debe a que Ernesto y
los delincuentes se conocen desde niños, fueron y siguen siendo vecinos en
Villas Otoch.
Los grupos delincuenciales inciden también en la vida
partidista. El diputado local Ricardo Velazco, de Morena, cuando se encontraba
en campaña hace unos meses, tuvo que abandonar la colonia ante las amenazas de
un grupo armado. “Me dijeron que no podía estar ahí, que me fuera. Eran varias
personas con armas, que nos impidieron seguir. Nos fuimos”, recuerda.
Otros casos, como el de “Francisco”, muestran qué
pasa cuando alguien no paga. Fue de los pocos que se negó. Mantuvo durante 4
años la frutería más próspera de la colonia, sobre la avenida Leona Vicario.
Fue ejecutado junto con uno de sus hijos en 2018. El resto de la familia huyó. Los
sobrevivientes son parte de los más de 350 mil casos de desplazamiento forzado
interno a causa de la violencia.
En 2020, la SSP de Quintana Roo formó un chat en
WhatsApp, donde añadió a decenas de empresarios y al propio titular de la
dependencia, a fin de que los primeros reporten directamente la extorsión o
cualquier delito que se cometa en sus negocios, para darles atención.
Sin embargo, “México Evalúa” recomienda evitar esta
atención selectiva; pugna por respuestas institucionales que amparen a todas
las víctimas, sean o no empresarios. “Todas las iniciativas de los empresarios
para protegerse de manera individual y selectiva redundan en fragilizar al Estado,
porque cada vez que dicen ‘creamos un grupo especializado que nos protege’, lo
que hacen es generar una acción que se dirige a un grupo en particular.
Como los recursos del Estado son finitos, lo que se
distraiga para protegerlos a ellos desprotege al resto. Entonces la protección
se vuelve selectiva y, ya en el extremo, privada. Deja de ser un bien público”,
se critica.
También se han realizado operativos en los
balnearios, denominados “Playa segura” y ejecutados por el Grupo de Coordinación
para la Construcción de la Paz y Seguridad, integrado por autoridades federales
y estatales, cuyo objetivo es “recuperar los espacios públicos de la
delincuencia”. En 2021 hubo 25 operativos, donde se detuvo a 167 personas.
Uno de ellos fue en la playa de Cancún donde trabaja
Ernesto, el empresario náutico extorsionado. Sucedió en octubre de 2021. Desde
entonces el grupo criminal no ha reaparecido ni a extorsionarlo. James Tobin,
consejero ciudadano del Consejo Nacional de Seguridad Pública, celebra estas
acciones, en la medida en que han conseguido detenciones, desarticular
temporalmente grupos criminales y, además, restaurar la confianza.
Las pocas carpetas de investigación, comenta Lucio
Hernández, se deben a la falta de denuncias formales. El Inegi dice que la
cifra negra de la extorsión en Quintana Roo alcanza el 97.4%, es decir, solo
2.6% de los casos se denuncia formalmente.
“El principal problema es que las víctimas no se
presentan a la Fiscalía porque los amenazan, los intimidan. Si denuncian, les
dicen que los van a desaparecer, que los tienen ubicados, que van a balacear
sus negocios”, afirma Hernández, quien asegura que más del 80% de los detenidos
queda en libertad a los pocos meses. “Y salen a volver a cometer delitos. Hay
una reincidencia del 35%”.
Para Martínez Trujillo, de “México Evalúa”,
responsabilizar de las denuncias e investigaciones a las víctimas supone una
perspectiva equivocada. “Solo tiene sentido incrementar la denuncia si tienes
de inmediato un protector alternativo al extorsionador.
Por ejemplo, a los empresarios les funciona la
denuncia porque el Estado reaccionará para protegerlos con mayor fuerza que el
criminal, pero esto no funciona con la mayoría. Piensa en un pequeño local. No
puede ir a denunciar porque el criminal va a tomar represalias, y el Estado no
va a interceder. Entonces la denuncia puede ser una sentencia de muerte”,
rebate.
El Poder Judicial ha otorgado una sola sentencia
condenatoria por extorsión, pero el 15 de junio de 2021 la juez de la Octava
Sala Especializada en Materia Penal Tradicional, en Cancún, repuso la
sentencia, dictada un año antes contra “Mauricio”, a quien la ex Policía
Judicial presuntamente torturó para extraer la declaración inculpatoria.
Aunque Mauricio lo denunció en la ampliación de su
declaración y pese a que lo reiteró, el juez penal de primera instancia hizo
caso omiso, en contra de los tratados internacionales que establecen que
quienes denuncian tortura tienen derecho a que se intervenga de forma
inmediata, imparcial y de oficio, a fin de que se investigue y, de proceder, se
juzgue en el ámbito penal.
“La omisión del juez penal de primera instancia de
investigar la denuncia de tortura en sus dos vertientes, como delito y como violación
a los derechos humanos, (supone) el incumplimiento de sus obligaciones, lo que
constituye una violación a las leyes del procedimiento, que trascendió a la
defensa adecuada del recurrente, lo cual amerita reponer el procedimiento”,
resolvió la juez aquel junio de 2021, a seis años de que inició el proceso
contra Mauricio.
Las cuentas de extorsión en Cancún quedan,
finalmente, así: Muchas denuncias, pocas investigaciones, menos detenciones y
una tortura… desde que Mara “gobernaba”.
¡Felices 53 años de la fundación de Cancún! Con todo
y su “derecho de piso”
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 46 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores
y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos
pendiente de publicar.
Titulado como Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con siete Diplomados, tres de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019 y 2021), Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 75 Seminarios, Talleres y Cursos diversos.
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