¡Trío "diabólico" de gobernadores!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Fiel
émulo de la corrupción y violencia del gobernador de Quintana Roo, Roberto
Borge Angulo, el de Veracruz, Javier Duarte, dio una nueva muestra de
desesperación ante su inminente fin del sexenio más “rojo” y sombrío en la
historia de ese puerto, al orquestar, todo hace suponer, una violenta, pública
agresión en Xalapa contra su sucesor, el panista Miguel Ángel Yunes Linares.
También
fueron víctimas del ataque el recién electo mandatario, noticia que dio la
vuelta a México y al mundo, el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, y el
titular de la Comisión de Elecciones del blanquiazul, Santiago Creel, quienes habían
ofrecido una conferencia de prensa en la explanada del Congreso local para
exhortar a los diputados a no votar hoy por la designación del nuevo fiscal “anticorrupción”.
Irónicamente,
este mismo miércoles, con ocasión de la sesión de la Comisión Permanente del
Congreso de la Unión, los legisladores aprobaron la reapertura de un nuevo
periodo extraordinario para analizar las propuestas en torno al veto del
presidente Peña Nieto a la nueva Ley de Anticorrupción, presionado por la
iniciativa privada nacional.
El
mandatario jarocho, junto con su “compadre” y homólogo Roberto Borge y su
tocayo César Duarte, gobernante de Chihuahua, formaron el “trío” de Ejecutivos
más cuestionado durante el análisis del proyecto para analizar la citada ley,
curiosamente a punto de concluir éstos su sexenio y dejar el cargo en manos de
la oposición, dos de ellos al PAN, y el de Quintana Roo a la coalición PAN-PRD.
Sobre la agresión en Xalapa, encabezaron ésta más
de 300 personas que, pertenecientes al Movimiento Nacional de los 400 Pueblos,
rodearon el Congreso y siguieron a aquéllos a su salida para aventarles
piedras, palos, botellas y romper el cristal del vehículo en que se
trasladaban.
Liderados
por Cesar del Ángel Fuentes, quien fuera reclutador y acarreador de
simpatizantes para proselitismo del PRI, los agresores llegaron al lugar
minutos antes de Yunes Linares, a quien abordaron y agredieron a puñetazos a
los integrantes de su seguridad, uno de ellos trasladado de urgencia al
hospital, aunque también otros resultaron heridos.
Otro
personaje identificado entre la turba en Xalapa, del que es presidente
municipal el priísta Américo Zúñiga Martínez (hasta el 2017), es el diputado local
del PRI, Marcos del Ángel Arroyo, hijo del dirigente de la organización de los
400 Pueblos, quien, irrisoriamente, acusó a Yunes Linares y a Ricardo Anaya de
haberlos provocado.
Hasta
donde se sabe, los 400 Pueblos, al igual que la propia CNC, la CIOAC, la UNTA y
la CCI forma parte de la Central Campesina Cardenista, agrupación de la izquierda
mexicana que “protege” los derechos de campesinos, jornaleros, pequeños y
medianos productores, mujeres rurales, mujeres indígenas, comunidades
marginadas, trabajadores agrícolas, emigrantes, jóvenes y jornaleros sin
tierra.
Ante este
panorama, como dijo la senadora Mariana Gómez del Campo Gurza, ahora resulta
que el Congreso de la Unión proponía un período extraordinario para debatir el tema de anticorrupción
porque, al menos en teoría, todos quieren sacar adelante las reformas y
combatir la impunidad de nuestro país.
Sin embargo, en Veracruz, Quintana
Roo y Chihuahua es evidente que se pretende solapar a los gobernadores que van
de salida, pero vemos al Gobierno Federal de brazos cruzados, cuando que deberían
pronunciarse e intervenir Gobernación, la PGR y los órganos locales competentes.
Esto no demuestra más que una
enorme incongruencia en el trío de gobernadores priístas perdedores en las
elecciones del 6 de junio, ya que mientras el Congreso de la Unión pretende
demostrar responsabilidad del sistema nacional anticorrupción, Borge y los dos
Duarte sólo protagonizan escándalos con sus diputados, al aprobar leyes para cubrir
las espaldas de aquéllos con total impunidad.
Al igual que en Veracruz, los vimos
con el coordinador de Quintana Roo, Pedro Flota Alcocer, pese a evidentes
desvíos de recursos, lo que parece no importarles al ignorar el voto ciudadano,
que en las urnas les ordenó ser honestos, transparentes y buscadores del bien
común.
Los legisladores del PRI argumentan
“profundo” interés por la lucha anticorrupción, pero ¿no podrían tomar un teléfono
y hablarles a Roberto Borge y los Duarte? Si están supuestamente empeñados en
combatir la corrupción, bien pudieron decirles a sus hasta ahora gobernadores
no seguir incendiando sus Estados, ni blindarse con fiscales anticorrupción
nombrados por ellos mismos tras ser derrotados en las urnas.
Eso sería realmente congruencia. Eso
sería combatir la corrupción.
Por ejemplo, el Duarte chihuahuense
ordenó modificar una ley que obligaba al gobernador saliente a pagar sus deudas
de corto plazo, y ahora se le quedarán a su sucesor Javier Corral, quien ganó democráticamente
la elección.
El gobernador de Quintana Roo, como
sabemos, pagó para que se aprobara el nombramiento de un fiscal y un auditor “a
modo”, que duraran 7 años en sus cargos, pero elegidos por él mismo para cuidarle
y ser sus “tapaderas”.
El Duarte de Veracruz se voló la
barda donde los otros eran casi increíbles de creer. No pudo nombrar por mayor
tiempo al portero porque no se lo permitió la ley, pero sí lo hizo con su
fiscal anticorrupción, cambiar magistrados y poner contralores permanentes que
vigilen a la oposición cuando esté a punto de concluir. Contralores como los
suyos, ni Obama.
Preocupa que los legisladores
del PRI en la Comisión Permanente no hicieran ningún pronunciamiento contra esas
anomalías, con lo que resultó demagógico todo su discurso en la sesión. Al no
exigir respeto a la voluntad popular, cuidar el Estado de Derecho, y permitir
blindarse los gobernadores castigados por ladrones, sólo evidenciaron mentir.
Recién había iniciado sus sesiones
extraordinarias la Cámara de Diputados, y su primer acuerdo fue aprobar juicio
político contra la diputada panista de Sinaloa, Lucero Sánchez, por falsificar
una credencial de elector para visitar a “El Chapo” en el penal. Ahí sí hubo
desafuero, ah, pero no con Borge Angulo ni los Duarte, que, por si fuera poco,
también se “blindaron”.
¡Qué coincidencia! ¿Cómo es que en
Oaxaca no lo están haciendo? Ahí también hubo cambio de voluntad popular. Ganó
el PRI, y Gabino Cué no imita a Duarte y Borge, que saben que tienen “cola” que
les pisen, que son corruptos y que si se les investiga los van a encarcelar.
Lo cierto es que habrá que resolver
primero el veto de Peña Nieto para presentar contrarreformas, sobre todo a la
luz de lo que hacen Duarte y Borge, el primero en reformar la recién aprobada
Ley Orgánica a la Procuraduría, para que su Fiscal Anticorrupción no tenga
antecedentes partidistas, en un atentado a la democracia y contra el
Congreso de la Unión.
Pretende imponer como Fiscal
Anticorrupción a Francisco Portilla, cuatro veces candidato del PRI, en un
mensaje tan malo, que la presidenta interina del CEN del PRI, la diputada Carolina
Monroy, pidió no confundir legalidad con ética y se deslindó de él.
El PRI debe demostrar que sabe
mantener la gobernabilidad, y que los “platos rotos” de sus derrotas no los paguen
Quintana Roo, Veracruz y Chihuahua, cuyo mensaje fue claro contra la corrupción
y votaron a favor de la oferta de poner en la cárcel a los corruptos, pero la
impunidad les está ganando el mensaje de las urnas.
Si lo que dijo Carolina Monroy es
cierto, habrá que instruir a los diputados priístas locales, en el sentido de
no consumar el atropello de Duarte, tal y como sí hicieron las huestes de
Pedro Flota en Quintana Roo.
Es de esperar que el PRI sepa administrar
su derrota y que no les quede grande la gobernabilidad, porque si no sabe
asumir sus derrotas, no merece reivindicar sus victorias. Un demócrata se reconoce
en ambas circunstancias: En las buenas y en las malas.
El PRI no debe ser demócratas para
ganar y revanchistas para perder.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente desde hace 29 años en Chetumal,
Quintana Roo, y más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de
información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado cuatro libros.
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