¡La “bomba” de los periodistas!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Una de las principales preocupaciones de Maquiavelo
para ocultar o disfrazar sus desmanes era el control de la opinión pública a
través de los periódicos, aunque siglos después parece no haber desaparecido
esa tendencia, según se observa en la reciente aparición de una lista de más de
200 beneficiarios del Gobierno de Quintana Roo, a través de la Unidad del
Vocero, a cargo del yucateco Rangel Rosado Ruiz.
Como
era de esperarse, con el paso de los sucesivos sexenios han venido cambiando
las “formas”, pues, aunque era un secreto a gritos, nadie se había atrevido a
decir “esta boca es mía”, hasta que, con la histórica expulsión del PRI en el
poder, resultó inevitable ocultar lo que ya resultaba inocultable, aunque nadie
se imaginaba el tamaño del “monstruo”.
Asimismo,
hasta antes de la denuncia en la página de Alfredo Canché, nadie imaginaba que,
una vez multiplicado el enorme número de beneficiados y, en no pocos casos, el
tamaño del “sapo”, en los 5 años del periodo de Roberto Borge Angulo se hubiera
prácticamente derrochado algo así como ¡tres mil millones de pesos! tan sólo en
manejo de imagen.
Aunque
el “apoyo” a periodistas ha sido una constante desde el inicio del gobierno
mismo, contra lo que se supone, el millonario dispendio inició en Quintana Roo
con el ex gobernador Mario Villanueva Madrid, quien no sólo obsequió
envidiables sobres mensuales, sino que también distribuyó placas de taxi y
patentes a diestra y siniestra al
término de su sexenio.
La
firma de convenios continuó durante el gobierno de Joaquín Hendricks Díaz,
aunque no en la medida de su antecesor, lo que le acarreó no pocos enemigos
entre los compañeros del medio, particularmente en el caso del Por Esto!, a
cuyos directivos negó un millonario “apoyo” en dólares para contratar
maquinaria para editar su rotativa en Quintana Roo.
El
estricto control de medios, sin embargo, continuó durante el innombrable
periodo del cozumeleño Félix González, quien, sabedor del repudio de la Zona
Sur en su contra, aumentó en forma unilateral el número de beneficiados, el
volumen de “apoyos”, y contrató una mayor publicidad y medios, además de
cambiar el sistema de firmas con sobres “manila” por tarjetas de débito.
Lo
cierto es que el caso de Roberto Borge fue mucho más burdo y exagerado, al
grado tal que se ha difundido un enorme listado de 225 empresas y periodistas,
con sus respectivas razones sociales y con prestanombres, a través de las
cuales el Gobierno del Estado erogaba más de 50 millones de pesos mensuales con
cargo al erario.
Así,
podemos resumir que el referente histórico de Maquiavelo refiere en la obra “Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”,
que aquél pretendía controlar la opinión pública a través de dos formas: La
represión de los periódicos y el manejo de sus propios periódicos.
Trasladado el caso a Villanueva
Madrid, uno de los más fervientes admiradores de la doctrina maquiavélica
-nosotros le obsequiamos la obra-, también empleó dos métodos, aunque
diferentes: Controló a los periodistas vía apoyos y publicidad, en tanto compró
el Diario de Quintana Roo, que hoy preside Luis Contreras Castillo y, bajo la
razón social “Compañía Editorial del Sureste, S.A. de C.V.”, hoy cobra más de
1.8 millones de pesos mensuales.
Abiertamente enemistado con Hendricks Díaz, el
Por Esto! reivindicó su control de gobierno con Félix González, quien basó su
manejo de opinión pública con ese periódico junto con el Diario de Quintana Roo
y las radiodifusoras propiedad de su incondicional paisano Luis Pavía, con
quien el también cozumeleño Roberto Borge suscribió cinco convenios. Así, el ex
mandatario, al igual que su sucesor, sólo empleó recursos públicos para
alcanzar sus objetivos, aunque erogó mil 500 millones de pesos en “imagen”.
¡Caray! Luego entonces entendemos
perfectamente las quejas del ex alcalde perredista de Benito Juárez, Julián
Ricalde Magaña, quien siempre sostuvo que las críticas de los medios en su
contra no eran sino resultado de un continuo “golpeteo” político de tres años
por parte de Roberto Borge por recuperar ese municipio y, principalmente,
frenar su eventual candidatura a la gubernatura.
El
mandatario alcanzó ambos objetivos, aunque para nadie resultaría nada difícil
con un ejército de 225 empresas y periodistas, ya que, siempre lo hemos
señalado, para nadie tampoco es un secreto que la gente sólo cree y sabe lo que
lee, ve y escucha a través de medios impresos, televisión y radio,
respectivamente, ahora justamente frenados por las redes sociales que, créalo o
no, fueron factor determinante para el triunfo de Carlos Joaquín.
Independientemente
de la necesidad de analizar caso por caso el de las llamadas “Putas de Roberto
Borge”, lo cierto es que sólo se trata del hilo de la madeja de un problema
que, quiérase o no, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los
gobiernos, ya que las autoridades se han convertido en auténticos “rehenes” de
los medios de comunicación.
Verá
Usted. Hasta hoy sólo se ha hablado de la problemática de la prensa con el
Gobierno del Estado, lo que, lamentablemente, no es limitativo en ese nivel, ya
que también alcanza a los Ayuntamientos, dependencias y el Congreso del Estado,
donde nadie puede negar la existencia de otra serie de jugosos convenios –seguramente
ocultos bajo doble cerradura-, muchos de los cuales no sólo son para difundir o
hablar, sino ¡también para callar!
En
efecto, hasta donde sabemos, no todos viven para el periodismo, sino DEL
PERIODISMO, tristemente para lucrar con una información con la que, amenazan,
“o me pagas o te pego”, lo que se ha convertido en una desgastante lucha
sexenal o de trienio con los gobiernos en turno, lo que no pocos compañeros
buscan justificar con su bajo salario.
Ante
esto, sin embargo, también es lamentable observar que, a base de amenazas y
extorsión, algunos han logrado construir verdaderas mansiones o adquirir
lujosos vehículos o terrenos que no podrían justificar con el salario normal de
un periodista. Algunos tienen hasta emisarios para exigir su apoyo.
Chetumal
es pequeño, por lo que todos los que estamos involucrados en el medio nos
conocemos a la perfección y sabemos de qué pie cojea cada uno, por lo que,
reiteramos, no podemos cuestionar a la ligera el ingreso de los 225 hoy
sentados en el “banquillo” de los acusados, muy contados de los cuales han
externado su situación particular.
La
publicidad, sabemos, se solicita sólo por dos circunstancias: Por necesidad del
espacio o por amistad (¿con quién?). También habría que averiguar de cuál forma
consiguió cada uno la firma del convenio o por qué concepto se le entregaba el
“apoyo”, ya que no todos los beneficiados son propietarios de algún medio de
información.
Ahora
bien, quien mayor experiencia tiene sobre el tema de convenios, del que muy
pocos escapan -entre ellos Julián Santiesteban, el combativo Raymundo Martín, Anwar
Moguel y su servidor-, es el cada vez más probable próximo secretario de
Gobierno, Julián Ricalde, aunque ya hablaremos de ello
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad Autónoma
de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace 29 años,
con más de 39 años como reportero, jefe de información, editor y jefe de
redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de Información de dos
gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado cuatro libros.
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