Consejo de la Judicatura, ¡al banquillo de acusados!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Aunque
el juez de control Oscar Luis
Lozada Hernández giró orden de aprehensión contra el senador
electo del PAN, Miguel Ángel Yunes Márquez,
nadie de imaginaba que la jueza Jovita Vargas Alarcón, titular del Juzgado
Noveno de Distrito de Amparo en Materia Penal, le otorgara la suspensión.
Así, Yunes Márquez, acusado de falsedad
ante la autoridad, fraude procesal y falsificación
de documentos para acreditar su residencia durante su registro hace
más de tres años, cuando era candidato
a la alcaldía de Veracruz, podría rendir protesta en su Cámara y tomar posesión
como legislador
Y
conste que la acusación de la Fiscalía
General de Veracruz se respaldaba con más de 40 pruebas de
irregularidades del ex alcalde de Boca
del Río, por lo que podía ser detenido por la Interpol, aunque confirmó que viajó a Estados Unidos
en carta a Lozada Hernández. ¡Qué cosas!
En
Veracruz, por cierto, hay un claro augurio porque los tres Poderes los encabezarán
esta ocasión tres mujeres, en el Ejecutivo, Judicial y Legislativo, algo
histórico, sin precedentes en la historia del país.
Más
histórico aun porque la reforma del Poder Judicial prevé transformar el Consejo
de la Judicatura, encargada de la administración, vigilancia y disciplina en el
Poder Judicial federal y sus facultades y tienen que ver con la designación,
adscripción y promoción de magistrados y jueces.
Empero,
con todo y sus facultades disciplinarias y sancionadoras, pocas veces se ha
investigado o sancionado al personal judicial que incumple con sus deberes e
incurre en conductas impedidas, creemos, a causa de un vicio de origen: Lo
encabeza el titular del Poder Judicial, es decir, la presidente de la Suprema
Corte de Justicia, por lo que concentra las funciones jurisdiccional y
administrativa, cuyas naturalezas son incompatibles.
Además,
el Consejo cuenta con la institución de defensoría pública, que proporciona
asistencia a quienes carecen de recursos para contratar un abogado particular. Con
todo, adolece de deficiencias.
En
efecto, se trata de un órgano opaco e ineficiente, con un sistema lento y
burocrático, a pesar de que el Congreso de la Unión le ha otorgado un aumento
creciente de recursos: De 2010 a 2023, se le aumentaron 45 mil millones de
pesos al año, sin mejora significativa en impartir justicia.
Por
ello, el pueblo exige administrar justicia más eficiente para todos, un sistema
de justicia pronta y expedita, gratuita, como dice la Constitución, amén de que
el Consejo enfrenta serios problemas de gestión de denuncias de los propios trabajadores
del Poder contra sus superiores jerárquicos.
Así,
ha recibido denuncias en forma creciente por faltas administrativas, acoso y
abuso que, casi siempre, concluyen con responsabilidades también
administrativas, sin trascendencia.
Derivado
de ello, se ha sancionado a 106 servidores públicos, cifra baja, empañada con
que 0.6% corresponde a sanciones económicas y el 99.4% a sanciones
administrativas. Más del 30% fueron tan sólo amonestaciones.
Ante
estos y otros datos relevantes por falta de rigor en la eficiencia, actúa sólo
como barrera y protege a infractores, con lo que desincentiva la denuncia de
conductas irregulares, al igual que falta de transparencia y rendición de
cuentas; los exámenes de oposición son amañados y hay dudas de la imparcialidad
objetiva, inclusión y participación equitativa en los concursos, pues la
mayoría es por exclusión y favoritismo.
Además,
la metodología de exámenes no es transparente, la evolución inadecuada, ni se
verifican plagios en los trabajos escritos que se presentan. La judicatura,
juez y parte en procesos disciplinarios y administrativos, tiene minada la
legitimidad de sus decisiones.
La
corrupción y nepotismo en los circuitos es enorme, con opacidad, complicidad,
tráfico de influencias y rendición de cuentas. Estas redes de intereses
clientelares entre servidores públicos y despachos generan una discrecionalidad
en la toma de decisiones, se minan los cimientos de un estado constitucional
democrático y los juzgadores no inspiran confianza.
La
ONU se pronuncia por la independencia de poderes y pide “ningún motivo más allá
de lo judicial”. La guía sobre principios internacionales de dependencia de
abogados, de independencia de abogados y fiscales, señala que todos los Estados
deben salvaguardar que los jueces puedan establecer causas de manera
independiente y generar un entorno libre de influencias, redes, nepotismo y
chantajes.
Un
ejemplo de gran circuito del Poder Judicial, es que el 66% de su personal es de
parientes. La corrupción asociada al soborno, al peculado de altos funcionarios
con parientes es de alto porcentaje.
Estudio
del consejero Felipe Borrego en 2017, ya advertía del grave problema de la
judicatura con el nombramiento de jueces y magistrados y redes clientelares de
corrupción, pero nada se hizo, se dejó dormir.
La
Corte, claro, se queja ahora de que la afectarán, pero eso es lo que la gente
quiere, limpieza, una sacudida al sistema de justicia.
De
ahí que otro aspecto importante de la reforma sea la inclusión del Instituto de
Defensoría Pública, nuevo órgano de administración judicial que garantizará una
formación continua y especializada del Poder Judicial y una defensa pública
robusta y eficiente.
La
propuesta es innovadora para formar un tribunal de disciplina judicial con
independencia técnica y amplias facultades para recibir denuncias e investigar,
sustanciar, procedimientos de responsabilidades y sancionar, como pidió el
mandato popular en las elecciones, por eso no sorprende que se haya decidido
votar por reformar el sistema de justicia.
Celebramos
los diálogos sobre la reforma porque buscan enriquecer la iniciativa, pero,
aunque moleste, existe un mandato popular, por eso el pueblo dio una mayoría
calificada, con facultad del poder reformador, y de ahí que haya quienes no
estén de acuerdo. Es parte de la democracia, pero así fue la votación y hay que
respetarla.
Por lo anterior, un especial reconocimiento a los 23
magistrados y miembros del Consejo de la Judicatura de Veracruz por su postura
a favor de la reforma, que trascienda en cambios necesarias para los Poderes
Judiciales de los Estados.
Hasta
el momento ningún otro grupo de magistrados, incluidos todos los consejeros de
la Judicatura, se había manifestado a favor del conocido “Plan C”, que publicó La Jornada el 5 de julio,
consecuente con el voto abrumador de la gente a favor de reformar el Poder
Judicial.
Y
es que en Veracruz los diputados federales y senadores electos abiertamente se
expresaron a favor tras alcanzar el 60% de las preferencias electorales, contra
el escaso 28% de la oposición, por lo que hay legitimidad y mandato popular
para la reforma. Quien no lo quiera ver así quedará marginado y desdeñado por
la historia.
Adicionalmente,
el gobierno de Veracruz dijo imperante transformar el Poder Judicial federal y,
en agosto del 2023, en conferencia de prensa en la Ciudad de México levantó la
voz para denunciar una escalada de liberaciones de verdaderos delincuentes, vía
amparo, concedida por jueces federales de sus distritos judiciales, como hizo ahora
con Yunes Márquez.
En
ese entonces se dijo que la corrupción se solapaba desde el Poder Judicial
Federal, donde precisamente se liberaba delincuentes, esos que asesinan,
secuestran y matan, con impunidad de la justicia federal y la Corte.
No
se podía entender de otra forma porque, con un documento machote, un formato
base, liberó a 33 delincuentes en Veracruz, entre ellos 21 homicidas, violadores,
pederastas y secuestradores.
En
ese entonces se puso en contexto el esfuerzo de la autoridad responsable de la
seguridad, y la irresponsable, por decir menos, de los jueces federales. El
Gobierno del Estado, encargado de la seguridad y procuración de justicia, pone
a los delincuentes en la cárcel y ellos los liberan.
Así,
grotesco y perverso, los asesinos pudieron estar nuevamente en la calle porque
el Poder Judicial los liberó. Y nadie reflexionaba que en todo el país los
homicidas observan con gusto el salvoconducto, un mensaje de la Corte: “No te
preocupes, si te meten a la cárcel, nuestros jueces te sacan”.
Los
jueces de Veracruz avalaron la liberación de delincuentes por consigna, en
perjuicio y daños irreparables a la sociedad, según sostuvo el gobernador Cuitláhuac García Jiménez,
quien denunció que ese Poder concedió libertad inmediata, en diferentes
modalidades jurídicas, a 33 delincuentes. No lo escucharon y a los pocos días liberó
11 delincuentes más.
De
acuerdo con los principios constitucionales de Derecho, los jueces de distrito
se excedieron en sus resoluciones. Se negaron a reconocer la gravísima
situación en que pusieron a las víctimas, al saber éstas que sus secuestradores
y violadores estaban libres.
En
esa ocasión se cuestionó: ¿Qué dirá la niña violada al saber que su abusador
sigue viviendo al lado de su casa porque lo liberó un juez federal? No lo
inventó García Jiménez, es el
caso penal 586/2023, con juicio de amparo 645/2023 del Juzgado Cuarto de
Distrito. ¿Por qué la Corte lo tolera?
El
presidente López Obrador acertó: El Poder Judicial no tiene remedio, daña
irreparablemente. Estos deleznables hechos provocaron en Veracruz la supuesta
justicia federal. Es triste que la corrupción en los máximos tribunales de justicia
no deje ver a algunos ministros de la Corte el daño que hicieron.
Otro
ejemplo: La Torre Centro del Puerto de Veracruz, un adefesio que mancha la
imagen histórica de la heroica ciudad porteña: A un juez federal le tocó
defender a su propia familia, que “extrañamente” posee cinco departamentos de
lujo en el mismo edificio, ante lo que parece otro cártel inmobiliario -también
son dueños de la constructora del edificio sin permisos de construcción para
hacer un edificio de ese tamaño-, pero el Poder Judicial, referido en
conferencias del presidente, guarda silencio cómplice.
Sin
embargo, el pueblo sí supo modificar esta situación y ejerció su otro poder, el
de su voto, el que, de la organización y su masiva expresión en las urnas,
surgió dejando un claro y contundente mensaje, el Plan C.
Titulado Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con siete Diplomados, tres de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019 y 2021), Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 75 Seminarios, Talleres, Cursos y Conferencias.
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