Otro “desaparecido”, forrado de billetes
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Convertido
en “Rey Midas”, que todo lo que tocaba se volvía oro -pero para sus propios
bolsillos- el que fuera colaborador de dos ex gobernadores, Eliézer Manuel Villanueva Lanz, es otro ex funcionario
que prácticamente se esfumó del mapa después de saquear impunemente las arcas
públicas de Quintana Roo, sin que nadie pudiera ubicar su paradero, aunque
algunos lo saben en Yucatán… otros en Líbano.
Hace
11 años, con ocasión de una respuesta al problema económico por la que atravesaba
el Estado desde un sexenio antes, el Colegio de Abogados Litigantes de Quintana
Roo, que encabezaba Raúl Ojeda González, convocaría a una plática sobre
diferentes problemas municipales, estatales, y federales, en atención a las
múltiples quejas de la ciudadanía, y “el demonio anda suelto”.
Poco
antes, en la columna “Ex gobernador, de altos vuelos”, sobre el abuso
presupuestal de Servicios Aéreos Ejecutivos (VIP SAESA), de la que el Gobierno
del Estado era principal accionista, Ojeda González diría que nos quedamos
“cortos” con las cantidades y lugares donde la mano de Félix
González “mecía la cuna”, pues sólo nos referíamos al uso indiscriminado y
fuera de control de los vuelos de esa empresa que, deficitaria “for ever”,
incluía la opacidad en el gobierno de Roberto Borge.
El
mandatario no sólo heredaba servicios y funcionarios de la empresa, sino
también a otro paisano suyo que, también a “costillas” de gobierno, se había
enriquecido a más no poder y, al igual que Félix, también mecía la cuna, al
grado tal que ninguna adquisición o contratación era posible sin pasar antes
por su VoBo.
Hablamos
de Villanueva Lanz, primo de Félix, supuesto odontólogo de profesión, que prefirió
prestar su consultorio de la avenida Centenario de Chetumal a una “amiga” para que
él pudiera sacar billetes desde la Subsecretaría
Técnica de Hacienda, encargado del manejo de todas las áreas, incluyendo
las propias secretarías, en una suerte de súper asesor de Borge, además de
manejar directamente millones de las “Brigadas de Bienestar”.
En
su pasado inmediato, que le convirtió en próspero empresario en Chetumal y
prácticamente propietario de la confluencia del Boulevard Bahía con 22 de
Enero, Carmen Ochoa de Merino y Calzada Veracruz, también fabricó todos los
billetes del mundo -para su cartera, claro-, con lo que se convirtió en uno de
los colaboradores de Félix con más millones: Desde la Dirección
de Administración de la Oficialía Mayor.
Amplio
reportaje del periodista Agustín Ambriz, dijo que Félix contaba en su área de
adquisiciones con Villanueva Lanz, quien operaba y controlaba negocios como su
extensión financiera del que dependía su bienestar, ya que nada faltaba en sus
frecuentes viajes al extranjero en jet privado; tampoco a su esposa Narcedalia
Martín, quien se desplaza en jet propio.
Villanueva
Lanz estaba pendiente desde la compra de un tornillo hasta de un avión. Por
ejemplo, en el negocio de servicio de taxi aéreo daba preferencia a las
aeronaves de la empresa Aeroferinco, propiedad de Fernando Quintín Vargas
Alarcón, casualmente cuñado de Félix González.
Precisamente
en ese rubro se dispararon los gastos durante ese sexenio, ya que el ex
mandatario, que en 2005 recibió VIP SAESA -encargada de todas las operaciones
aéreas del Gobierno del Estado- con un presupuesto de 16 millones 246 mil pesos,
pero seis años después lo elevó a 120 millones.
Antes
de esa gestión, Aeroferinco tenía antecedentes de accidentes, en uno de los
cuales murieron 17 turistas, pero con Félix en el poder, no sólo se recuperó,
sino también se le otorgó la operación del FBO del aeropuerto de Cozumel, donde
ofrecía servicios de tráfico, despacho, mantenimiento y limpieza, así como
renta de aviones, desde un monomotor hasta vuelos charters y ambulancias.
Fernando
Quintín, esposo de Patricia Jacqueline González Canto y ambos socios de
Ferinco, consorcio comercial y constructor que distribuía en exclusiva “Alpura”
en Cozumel, aunque a su constructora se le otorgaron generosas licitaciones:
Entre 2008 y 2010, Juan Carlos González, entonces alcalde de Cozumel y primo de
Patricia Jacqueline, le otorgó al menos tres licitaciones por 12 millones 315
mil pesos.
Además
de estar al tanto de esos negocios familiares, Villanueva Lanz ejerció con
Félix y ejercía el poder con manga ancha para hacer y deshacer con Borge. De la
noche a la mañana se volvió terror de la burocracia y uno de los funcionarios
más acaudalados de Chetumal, donde construyó consultorio, lotes comerciales y
lujosa residencia con cámaras de vigilancia y modernas chapas de seguridad con
huella digital personalizada.
Otra
cosa que más se le recordaba en Chetumal era su romance con su esposa Violette
Eljure Eljure, chetumaleña de origen libanés, a la que tuvo que buscar a Medio
Oriente para reconquistar y regresar, aunque llevaría una cuadrilla de
familiares de la joven con gastos pagados por gobierno.
Como
operador de compras, formó un círculo predilecto de proveedores que aceptaba
sus reglas y le entraba con “comisiones” más allá del diezmo. En 6 años
controló todo tipo de negocios, lo mismo del sector salud, que en educación,
seguridad pública o asistencia social.
Así,
adquiría los automóviles de las dependencias y decidía con qué agencia se
contrataba seguros, compraba uniformes para burócratas y policías, útiles
escolares al mayoreo, pavos y canastas navideñas, así como utilería de fiestas
patrias para adornar las principales calles de Chetumal.
Con
el título ¡Interminable saqueo de Q. Roo!, en agosto de 2013, también
publicamos que los recursos para estos rubros rebasaban por mucho los asignados
para construir de escuelas. Entre 2006 y 2009, Villanueva Lanz gastó 31.3
millones en pavos navideños y cerca de 40 millones en “canastas”, mientras que,
para las fiestas patrias, de 2008 a 2010, 27.6 millones.
Según
el portal Sol Quintana Roo -diciembre
de 2021-, al menos durante los sexenios de Félix y Borge, Villanueva Lanz
detentó todo el poder financiero; no había asunto que no pasara por sus manos
con un control absoluto del dinero con el debido porcentaje.
Prófugo
aún, muchos decían que estaba refugiado en Líbano, merced a su boda con la
encumbrada libanesa, aunque también corría el rumor de que su escondrijo se
ubicaba en Yucatán, donde recibió abrigo desde el sexenio del ex gobernador Rolando
Zapata Bello y luego de Mauricio Vila Dosal.
Primo
de Narcedalia Martín de González, se consideró en su momento “cerebro financiero”
de Félix y de Borge, quienes le dieron poder para hacer y deshacer en materia
de finanzas, lo que lo hizo intocable en sus gobiernos porque les generaba
millonarias ganancias.
Su
incursión en política fue por nepotismo, pues al casarse Félix con Narcedalia
Martín, ésta le pidió echarle la mano al primo, por lo que, en 1999, al ser
alcalde de su natal Cozumel, lo hizo su “operador financiero” y desde entonces le
manejó su dinero, tras bambalinas, sin ningún cargo público.
Villanueva
Lanz llegó al Gobierno del Estado casado con Marcela Azalea Grajales Alcántara,
de quien se divorció a mitad del sexenio de Félix, pero, para no “desproteger”
a la mamá de sus hijos, le consiguió trabajo en el DIF-Estatal, con Narcedalia
Martín, y después como directora de mercadotecnia de la Secretaría Estatal de
Turismo.
Poco
tiempo después de su divorcio, se casó con su entonces asistente Violette
Eljure, con lo que fortaleció su relación con la poderosa familia libanesa
Eljure, pues en muy poco tiempo hizo directora de Planeación y Control
Presupuestal a su mujer, cargo que se creó para que ella tuviese “un espacio
digno” en la estructura gubernamental.
A
Rodrigo Eljure Fayad, por su lado, lo hizo director de Recursos Materiales de
CAPA, donde recaían todas las compras o adquisiciones de la dependencia, por
muchos años “caja chica” del gobernador en turno.
Asimismo,
promovió a Gonzalo Herrera Castilla -entonces director de recursos materiales
en Oficialía Mayor- a secretario de la Contraloría estatal. Desde ese cargo
Villanueva Lanz se encargaba de colocar a su gente de confianza como delegados
de la Contraloría en cada dependencia, para corregir, sustentar o cubrir la
serie de irregularidades en procedimientos para el alta del personal,
adquisiciones, licitaciones, contratos y convenios.
Durante
los dos sexenios, Herrera Castilla, siguiendo la tradición familiar de rentar
terrenos y casas, amasó una fortuna y se hizo de varias propiedades en Chetumal
(Primo de Verdad 12 a unos pasos del Boulevard Bahía), Cozumel, Playa del Carmen
(Residencial) y Cancún (casa habitación en Residencial San Gerónimo)
Respecto
a Rodolfo Hernández Luna, lo ascendió de la Dirección de Recursos Materiales a
director general de administración de la Oficialía Mayor, con lo que tenía
control de recursos materiales y humanos de todas las dependencias del
gobierno.
A
la entonces jefa de nómina de Oficialía Mayor, María del Carmen Ramírez
Sánchez, la nombró directora de Recursos Humanos del Gobierno del Estado, y el
esposo de ésta, Everth Iván Canto Garrido, lo contrató como asistente del
director general de Administración de la Oficialía Mayor.
Ya
como subsecretario Técnico Hacendario, Villanueva Lanz nombró a Luis Torres
como su secretario particular y operador de fondos recaudados por las
actividades mencionadas y destinados a la operación del PRI estatal y comités
municipales, mientras que, a Daniel López Souza, de su asistente, lo envió a la
dirección administrativa de la Secretaría de Salud, área donde los recursos
federales y estatales son abundantes.
Estos
y otros nombramientos de funcionarios en dos sexenios -algunos de ellos aún en
el cargo-, así como entrega de apoyos a “periodistas”, mejor conocidos como
“chayos”, son, entre otros, los movimientos de Villanueva Lanz en los gobiernos
de Félix González y Roberto Borge -éste sigue en la cárcel-, con los que se
“forró” impunemente de billetes… y sigue desaparecido.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 48 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores
y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos
pendiente de publicar.
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