¡Silencio federal en acusaciones sobre Mara!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
A
más de un mes de que la periodista de investigación Anabel Hernández, en su
pódcast Narcosistema, revelara que el gobierno de Estados Unidos investiga a la
gobernadora Mara Lezama por presuntos vínculos con el crimen organizado, el
gobierno federal continúa en silencio, sin ninguna réplica o investigación.
Nuevamente
se pone de manifiesto que en el telón de la política mexicana hay momentos
en los que una sola revelación basta para encender preguntas que nadie quiere
responder, tal y como ese señalamiento que no proviene de una hipótesis
cualquiera, sino de una figura reconocida por su trayectoria seria y su
historial de investigaciones que han cimbrado a gobiernos del pasado y el
presente.
Lo
cierto es que no hay sentencia ni pruebas públicas, pero sí una advertencia: El
caso no está cerrado y los reflectores internacionales están encendidos,
toda vez que la gravedad del asunto no está sólo en lo que se dice, sino en el
silencio.
Ese
silencio de las autoridades federales y de la propia Mara Lezama frente a una acusación
tan delicada genera una sombra de duda más peligrosa que cualquier titular.
Además, no es la primera ocasión que la mandataria ha sido acusada por el mismo
motivo, aunque ninguna vez en forma tan seria, tan grave como ésta.
¿Es
posible que un personaje tan cercano a la cúpula presidencial de Claudia Sheinbaum
esté siendo monitoreado por autoridades extranjeras sin que el gobierno de
México tenga algo que decir? ¿En qué cabeza cabe tal incongruencia?
El
caso de Mara Lezama, a quien ostentan como "la mejor" gobernadora del país, sabemos, se suma a una narrativa que se venía construyendo
con piezas inquietantes: Alertas “rojas” de EE.UU., presuntos vínculos con el
narco, y cada vez más frecuente conexión entre el poder político y el crimen
organizado.
Con
todo, quizá lo más preocupante no sea la investigación misma, sino la “normalización”
del escándalo: Pareciera un “Aquí no ha pasado nada”.
Por
cierto, también pareciera que la opinión pública se ha acostumbrado a vivir con
la sospecha como parte del paisaje. Nos están enseñando a ver la corrupción
como ruido de fondo, aunque hoy no es momento de juicios mediáticos ni de
linchamientos anticipados, pero sí de exigir respuestas.
Cuando
la opacidad sustituye al diálogo, y el silencio a la rendición de cuenta,
desaparece la calidad moral. No se trata de una guerra de partidos, sino de una
urgencia nacional, pues debemos recordar que, en comunicación política, el
silencio también es una respuesta.
La
verdad es que cuando muchos funcionarios -de diversos Estados y del mismo
partido- son señalados en distintos momentos por autoridades extranjeras como
EE.UU., ya no se trata de un evento aislado, ni mucho menos de mera “guerra
sucia”, como diría el gobierno federal, sino una secuencia, una narrativa en
desarrollo, y sobre todo, una señal de alerta geopolítica.
En
verdad, no es lo mismo una acusación política, que una investigación
internacional iniciada desde agencias de peso como la DEA, el FBI o el
Departamento del Tesoro.
Así,
sólo cabría la posibilidad de cuatro hipótesis estratégicas, la primera, esa estrategia
de presión diplomática por parte de EE.UU., y la segunda, complicidad e
impunidad como norma interna, por lo que la respuesta del gobierno mexicano -minimizar,
silenciar o atacar el mensaje- refleja una cultura de protección interna: Hay
más preocupación por controlar la narrativa que por aclarar los hechos.
La
tercera hipótesis es la constante aprobación de leyes regresivas (como castigar
insultos en redes o debilitar a organismos autónomos), que no busca proteger a la
ciudadanía, sino blindar al poder frente a futuros escándalos o señalamientos
judiciales.
Como
cuarta y última hipótesis diríamos la fragmentación del sistema y disputa por
el control, toda vez que las reiteradas acusaciones pueden ser parte también de
una lucha interna de facciones, tanto entre Morena como entre estructuras
criminales y políticas. Cuando el crimen infiltra al Estado, también se crean
guerras de control interno.
Lo
que bien podría estar pasando no es simple “coincidencia” de acusaciones, sino
la evidencia de un sistema político vulnerado desde adentro, y observado desde
fuera.
En
tanto, el gobierno mexicano apuesta por mantener el control narrativo, sin reconocer
que el terreno bajo sus pies no sólo está minado, sino ya fragmentando.
Por
cierto, Anabel Hernández, que no tendría nada en lo personal contra Mara Lezama
-también involucra a otros gobernadores- sostuvo que autoridades
estadounidenses mantienen bajo análisis los presuntos nexos de integrantes
del gobierno mexicano con organizaciones criminales y que uno de los integrantes
del gabinete federal ya habría sido informado al respecto.
El
caso es que una nueva tormenta política sacude a Quintana Roo, aunque se
insiste en que autoridades estadounidenses han abierto líneas de análisis sobre
supuestos nexos entre miembros del gobierno mexicano y organizaciones
criminales.
Conforme
a la polémica periodista, Estados Unidos ha encendido una alerta roja sobre
funcionarios mexicanos vinculados al narcotráfico, sostuvo Hernández en un
programa, en el que también hizo referencia a figuras cercanas a Claudia
Sheinbaum, sin confirmar si ella misma ha sido notificada.
Sin
embargo, la declaración encendió alarmas tanto en el ámbito político como en
redes sociales, donde usuarios ya exigen transparencia y explicaciones
oficiales, aunque, reiteramos, hasta hoy, ni Mara Lezama ni el gobierno federal
han emitido un posicionamiento respecto a los señalamientos.
Con
todo, el nuevo capítulo se suma a una serie de acusaciones y sospechas que
rodean a diversos mandatarios estatales del sur del país, donde la frontera
entre poder político y crimen organizado parece cada vez más difusa.
Hasta donde sabemos, la presidenta de la República se ha visto más ocupada en cuestionar el último libro de la escritora, pero no de exculpar a la todavía mandataria quintanarroense.
Pero,
vaya, en el caso que nos ocupa, nos preguntamos, ¿Será que Mara Lezama se
atreva o pueda viajar a Estados Unidos?
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 48 años de experiencia como reportero,
jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de comunicación,
además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores y tres
ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos pendiente de
publicar.
Titulado como Licenciado en Derecho
en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con nueve Diplomados, cuatro de
ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019, 2021 y 2025) y cinco de Derechos
Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso a la
Justicia en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 75 Seminarios,
Talleres, Cursos y Conferencias.
Información completa sobre el currículum
vitae, en este link:
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