¡Se derrumba economía de México!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
¡Qué
ironías de la política! Durante la campaña a la Presidencia de la República, el
PRI insistía en 2006 que uno de los candidatos de la oposición era un peligro
para México e inundó todos los medios de comunicación con la advertencia. En
ese entonces la proporción de deuda pública respecto al Producto Interno Bruto
(PIB) era del 25%, y hoy hablamos de más del 50%.
En
ese entonces, la fórmula del PRI para desacreditar al entonces perredista Andrés
López Obrador tuvo un éxito rotundo, ya que logró ahuyentar a inversionistas y
a la mayoría de los potenciales votantes que, sin embargo, no se inclinaron por
el tricolor, sino por el segundo sexenio del PAN en Los Pinos, tras lo cual el
PRI consiguió su objetivo con Peña Nieto.
Así
las cosas, el país logró por algún momento finanzas públicas sanas, pero éstas
no se convirtieron en crecimiento económico, ya que México crece algo así como 1%
“per cápita” en los últimos sexenios.
El
gobernador del Banco de México ya había dejado claro que entre los factores que
explican la caída del peso, más que otras monedas en el mundo, tienen que ver
con el nivel de gasto público, la enorme deuda a Petróleos Mexicanos y a la inviabilidad
financiera de éste por la falta de inversión.
Y
es que de acuerdo con el Informe Trimestral de Finanzas Públicas, el año pasado
la inversión productiva cayó 8.3%, y el gasto corriente se incrementó en casi 6%,
por lo que la deuda pública se incrementó en 4.3 puntos del PIB, lo que nos
lleva a niveles que tuvieron países como España o Italia antes del rescate
bancario.
Las
finanzas públicas de México están en riesgo porque nos endeudamos cuando los
altos precios del crudo pudieron financiar el petróleo. Nos endeudamos sin
invertir en grandes proyectos de infraestructura que lograran que el país fuera
más productivo y se generara empleo. Nos endeudamos para nada y es lo que hoy
tenemos que pagar.
A
9 años de distancia de aquella campaña priísta, Hacienda y el Banco de México anuncian
ayer una serie de medidas preventivas “frente a la turbulencia global”, la
primera de ellas un “ajuste preventivo” al gasto público federal, un “recorte” por
132 mil millones de pesos, lo que equivale al 0.7% del PIB, y la segunda, un
aumento de medio punto en la tasa de interés.
El
ajuste toca fundamentalmente al gasto corriente, donde se concentra el 60%. Según
Luis Videgaray, las medidas tienen por objeto enfrentar el enfriamiento de la
economía global que, en el caso mexicano, afecta además a su moneda, aunque los
recortes no afectarían el gasto en seguridad pública y desarrollo social.
Por
su parte, Banxico, que determinó que se eliminaría el mecanismo de subasta diaria
de hasta 400 dólares cuando el peso se somete a presiones, pero que intervendría
en el mercado cada vez que fuera necesario con montos indefinidos, anunció un
aumento de 0.50 puntos a la tasa de interés que, de 3.25, pasará a 3.75 puntos
porcentuales.
Unas
horas después del anuncio, como era de esperarse, las bancadas “oficialistas” del
Congreso de la Unión -PRI, Verde, Panal, Encuentro Social- justificaron cuanto
pudieron la policía económica del gobierno de Peña Nieto y aplaudieron esa
medida que seguramente provocará la pérdida de millones de empleos por todo el
país y “recortes” en todos los programas de los Estados, entre ellos Quintana
Roo, por supuesto.
Por
su parte, Morena se les fue encima a las autoridades, el PAN cuestionó severamente
las medidas y su origen, mientras que el PRD exigió las comparecencias del titular
de Hacienda y del Gobernador del Banco de México ante el Senado para explicar
la situación económica del país.
Lo
cierto es que los anuncios de Hacienda y Banxico no hacen más que reconocer el
fracaso de la política económica del gobierno de Peña Nieto, al empezar a
reconocer que vivimos de la simulación en la política económica en los últimos
3 años, y que esa simulación se ha vuelto insostenible.
La
principal fuente de incertidumbre en la economía mexicana no son factores del
exterior, no toda tiene que ver con el precio del petróleo, con la política
monetaria del sistema de Reserva Federal de Estados Unidos (FED) o con el
crecimiento de China, principalmente. ´
En
efecto, la principal fuente es la desconfianza en el gobierno mexicano, la
falta de coordinación entre la estrategia del Banco de México de controlar la
inflación, y la estrategia despilfarradora del gasto público del gobierno,
recientemente con la ratificación de la compra de millonario avión presidencial
y la insistencia en el aeropuerto internacional de la ciudad de México.
A
pesar de que el año pasado anunció un recorte de 126 mil millones de pesos para
dar la señal de que se iban a mantener los balances fiscales, el resultado es
que tuvo más ingresos y gastó los excedentes, los despilfarró. En lugar de
recortar los 126 mil millones, aumentó su gasto y se pasó 197 mil millones del
gasto autorizado por la Cámara de Diputados.
El
gobierno de México sigue sin credibilidad, y los mercados empiezan a castigar la
poca seriedad con la que maneja las cuentas nacionales. Preocupa el nivel del
endeudamiento, los signos que vemos son de una economía fuera de control;
estamos al borde del despeñadero económico.
La
deuda pública ha crecido en estos 3 años más que toda la deuda pública
acumulada hasta el 2008. La fórmula ya no funciona en este gobierno depredador
que mantiene un gasto insostenible, para lo cual instrumentó una política
fiscal para que las empresas le aporten más, para que las familias se aprieten
el cinturón y los Estados fronterizos contribuyan más al gobierno.
Lo
único que pretendía su fallida reforma energética es monetizar las reservas
petroleras a la brevedad posible, con un incremento de la deuda pública en 10
puntos del PIB.
Por
si fuera poco, tenemos una de las gasolinas más caras del mundo, si la
comparamos con nuestros vecinos, además de consumirse los excedentes del Banco
de México, todo lo cual no ha servido para crecimiento económico, pues
carecemos de una economía más competitiva y tenemos una económica más
vulnerable a los cambios del exterior.
Los
restrictivos cambios de Hacienda y Banxico seguramente tendrán un grave impacto:
El aumento en la tasa de interés encarecerá el crédito, lo que provocará menor
inversión y, como consecuencia, menos empleos o crecimiento Estamos ante dos
medidas restrictivas, en una economía que no crece con alta
vulnerabilidad hacia el exterior. No creceremos más del 2%, aunque la
previsión es del 2.5%.
En
el mejor de los casos, en el gobierno de Peña Nieto el promedio de crecimiento
será apenas 2%, por debajo del promedio de los últimos 30 años, que es del 2.5%.
Su
modelo de “crecimiento” es la fórmula de siempre: Endeudamiento, aumento de
precios, despilfarro en el gasto, depreciación, devaluación, desempleo y ahora los
recortes. Ignoramos cómo cree el gobierno que con estas medidas recuperará la
confianza de los mercados...o el voto para el PRI en junio próximo.
El
nuevo “rescate” al fondo de pensiones de Pemex, equivalente a más 10 puntos del
PIB, es de mayores dimensiones si lo comparamos con lo que en su momento fue el
rescate bancario.
La
economía está afuera de control, y aunque la solicitud del PRD se turnó a la Comisión de Hacienda y Crédito Público del
Senado, urge la presencia de Luis Videgaray y de Banxico para explicar qué van
a hacer con esta economía que se está yendo al despeñadero.
La
crisis económica del gobierno federal es estructural, no coyuntural como se
quiere plantear. La deuda pública ronda los ¡8 billones de pesos!, el 48% del
PIB, una cifra impresionante que se explica mientras el gobierno siga gastando
más, pues su déficit siga creciendo y éste está siendo financiado con deuda
pública.
Los
parámetros internacionales indican que la deuda no debe ser por ningún motivo superior
al 60% del PIB, pero para países desarrollados, y México, como país emergente,
tiene que ser obligadamente más conservador.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de
Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado
tres libros.
luancaba.qroo@gmail.com
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