“Earl”, ¡a la vuelta de la esquina!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Ubicada a menos de 350 kilómetros
de las costas de Quintana Roo, y con vientos de 97 kilómetros por hora, con
rachas de hasta 110, la tormenta tropical “Earl”, primera en preocupar
seriamente a la región, avanzaba hasta hace unas horas a una velocidad de 22
kilómetros por hora, lo que obligó a la evacuación de 600 personas de Banco
Chinchorro y Punta Allen, las zonas de mayor riesgo.
Sin embargo, desde antes de la
sesión matutina del Comité Estatal de Protección Civil, se monitoreaba en forma
minuciosa la zona limítrofe con Campeche, ante el tradicional riesgo de
inundaciones por los escurrimientos pluviales de Belice, que suelen obligar al
cierre de caminos y la consecuente incomunicación de comunidades.
Ante este panorama, que seguramente
agobia a nuestros hermanos de Belice, también previsto como zona de impacto a
partir de esta noche y las primeras horas del jueves, a los habitantes de esta
capital chetumaleña, con la llamada “cultura del huracán” desde hace muchas
décadas, no resulta tan alarmante el paso de “Earl” como huracán categoría I.
Preocupan sí, aterran y hasta
indignan las secuelas de éste y cualquier fenómeno hidrometeorológico, pues,
sabemos, pudieran ser de carácter natural por la enorme cantidad de agua que
conllevan, pero que rebasan los límites y expectativas ante la negligencia de
las autoridades estatales y municipales, principalmente en el caso de Othón P.
Blanco.
En efecto, ya lo adivinó Usted,
presidentes municipales del PRI han ido y venido de esta capital del Estado
considerado más turístico del país, pero tal pareciera que también pretenden
inculcarnos y obligarnos a adquirir una “cultura del bache”, secuela a la que
más le tememos del paso de “Earl” y que con toda seguridad veremos aparecer
para agregarse a los múltiples hoyancos.
Si bien con Andrés Ruiz Morcillo
existió algún avance en la lucha contra el tradicional bache, con el ahora ex
priísta mitómano Carlos Mario Villanueva Tenorio se institucionalizó
prácticamente el completo abandono de la reparación de calles y, en términos
generales, de todos los demás servicios públicos, entre ellos la seguridad
pública y la recoja de basura.
El sucesor de éste último alcalde,
Eduardo Espinosa Abuxapqui, más preocupado por alcanzar la candidatura del PRI
a la gubernatura de Quintana Roo, no fue menos omiso que aquél y dejará a los
othonenses con un amargo sabor de boca tras convertirse en un “villano
favorito”, sólo presto a buscar los reflectores a toda costa.
Su última “hazaña” fue encabezar a
su Cabildo de mayoría priísta a aprobar el cambio de nombre de la emblemática
avenida Juárez de la capital chetumaleña -paralela a la de Los Héroes- ¡al de
“Roberto Borge Angulo”!, uno de los gobernadores más cuestionados del Estado,
al que, irónicamente, se acostumbró a acusar del abandono que vive el
municipio.
En parte, tiene razón el
funcionario, ya que, sea como fuere, el aún jefe del Ejecutivo carece de excusa
alguna ante las deplorables condiciones de las calles de la capital donde están
asentados los Poderes de Gobierno que, como decíamos en su momento, estuvo
tentado en trasladar a Cancún. Tuvo los recursos a mano para apoyar, sobre todo
tras “negociar” el último empréstito de Quintana Roo, que prefirió destinar a
“gasto corriente”.
Así, los pocos o nulos apoyos a la
Comuna para bacheo, a cargo de la Secretaría de Infraestructura, resultaron un
verdadero desastre para las calles, ya que la pésima calidad del método y
material de construcción nunca garantizaron un trabajo óptimo o de soporte
necesario ante el tipo de suelo y clima.
En este sentido, más demoraba en
“reparar” a medias una calle o rellenar un bache -suponemos que con “sascab”-,
que en destaparse éste y ser de mayores dimensiones, además de optar, por
ejemplo, por rellenar 100 baches de una sola calle, que por reparar la calle
completa o un tramo mayor.
Esta serie de irregularidades obliga
al gobierno entrante de Carlos Joaquín González a investigar a fondo las
inversiones del hasta ahora titular de Sintra, Fernando Escamilla Carrillo, inamovible
del cargo desde julio 2012, a efecto de determinar las muy posibles
irregularidades en el tema.
Asimismo, obligará al propio
mandatario electo a estirar las sobras del presupuesto que le heredará el
“innombrable” Roberto Borge para bacheo, sobre todo después de analizar los
efectos del impacto de “Earl” en las calles, primeras víctimas de este tipo de
fenómenos.
Aunque no dejan de asustar a
cualquiera, con suficiente arboleda en la capital y sus alrededores, los
vientos no preocupan tanto a los othonenses, como el agua que provoca
inundaciones, sobre todo por otra lamentable y cuestionable omisión del
Ayuntamiento: La inagotable basura que causa estancamientos en los que debieran
ser desagües en los alcantarillados.
Así las cosas, el bacheo también
será uno de los principales retos del alcalde electo de Othón P. Blanco, Luis
Torres Llanes, en quien los capitalinos que votaron por la tumba del PRI
cifraron todas sus esperanzas, aunque, como le conocemos sus amigos y paisanos,
no dudamos en que al término de su gestión de convierta en uno de los mejores
presidentes municipales.
Trienio tras trienio, uno y otro
priísta ha tratado de endilgarse la “medallita”, ninguno de ellos, sin embargo,
con las expectativas económicas tan difíciles en contra, aunque, en el caso de
nuestro personaje, al que postuló una alianza opositora, con la ventaja de
contar con todo el respaldo del gobernante en turno.
Apenas por la mañana nos
enterábamos por los noticieros que el gobernante de la Ciudad de México, el
perredista Miguel Ángel Mancera, puso en marcha el ambicioso programa “Bache24”,
una aplicación para reportar los baches en la metrópoli, atenderse el problema en
un plazo de 24 horas y enviar un reporte a quien levantó la solicitud.
¡Qué más quisiéramos para nuestra
querida capital! Ojalá Carlos Joaquín y Torres Llanes analizaran la posibilidad
de implementar algún programa similar, aunque no fuera para resolver en 24
horas, sino por lo menos en 24 días, lo que, acostumbrados como nos tienen a
tolerar el abandono, creemos que es mucho pedir.
Por lo pronto, a seguir esperando a
“Earl”, sin olvidar que recién empezó la temporada de huracanes y que podrían
surgir nuevos fenómenos similares, y con mayor intensidad. Dios no lo permita.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad
Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace
29 años, con más de 39 años como reportero, jefe de información, editor y jefe
de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de Información de
dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado cuatro libros.
luancaba.qroo@gmail.com
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@legna2003
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