¡Sangre en los gobiernos de Q. Roo!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Ignorados por la Coordinación de Comunicación Social del
Gobierno del Estado y del propio Congreso, que no nos invitaron al reciente
informe y “Día del gobernador” Carlos Joaquín González por no considerarnos
periodistas ni columnistas afines, a través de redes sociales, sin embargo,
pudimos confirmar que, en realidad, sólo se trató de un acto protocolario.
En efecto,
este espacio, dedicado a la sociedad -que no al gobierno-, había servido
durante más de un año para denunciar graves fallas del naciente sexenio “del cambio” y los yerros del “gabinetazo”
aliancista que se esperaba hiciera mejor las cosas que su negro antecesor
priísta, cuyos dos últimos gobiernos condenaron a Quintana Roo a la miseria.
Derivado de
ello, el coordinador general de prensa de Carlos Joaquín, Felipe Ornelas Piñón,
al igual que sus antecesores Rangel Rosado Ruiz y Jorge Acevedo Marín,
“voz-ceros” de Félix González y Roberto Borge, respectivamente, decidió que 40
años de trayectoria periodística con cuatro libros publicados, no eran
suficientes para considerarnos periodistas.
Ante lo
anterior, habíamos decidido no dedicarle ni una sola línea al I Informe, pero
una enorme coincidencia entre Félix González y el gobierno de Carlos Joaquín
nos obliga a una serie de reflexiones en torno al primer año de éste último en
la “silla” del Boulevard Bahía, desde donde está que no cree en nadie, aunque
NO con los índices de popularidad que quisiera.
Verá Usted. Obtenido sin ninguna dificultad
de redes sociales, del texto del informe, leído e interrumpido casi
obligatoriamente en las pausas en el radiante Centro de Convenciones de
Chetumal, se desprenden similares
curiosidades en dos temas, Agua Potable y la Justicia -ya no digamos en materia
de seguridad- ¿y sabe Usted por qué? Porque NINGUNO EXSTE.
Efectivamente.
En el primer caso, apostábamos que ese día SÍ habría agua en esta capital por
ser “Día del gobernador” y el titular del organismo, Gerardo Mora Vallejo,
trataría de quedar bien con el mandatario y de justificar su cargo, pero nos
dejó mal: No hubo agua -como la mayor parte del primer año de gobierno- y la
presión estuvo para llorar en la mayor parte de Chetumal
Más curioso aún, Carlos Joaquín NO mencionó
para nada el tema del agua potable -seguramente SÍ habrá suficiente en la casa
de Gobierno-, no así el tema de justicia, al que se refirió en ocho ocasiones,
la mayoría de ellas para referirse a la administración anterior, aunque omitió
-suponemos que en forma deliberada- un renglón que lo ha hecho blanco de
críticas.
Y este
renglón es precisamente el que propicia la coincidencia entre su gobierno y el
del priísta Félix González, cuya ausencia del informe -dígase lo que se diga-
era “bola cantada”: El hombre no es muy afecto a las rechiflas o hacer el
ridículo, y menos faltando menos de 9 meses para dejar por fin la investidura
que le procura fuero e impunidad.
Quizá ya lo
adivinó Usted. La coincidencia entre ex gobernante y gobernador son manchas de
sangre, en el primer caso por el asesinato de la joven estudiante cozumeleña
Mayra Ayuso Rodríguez, y en el segundo, el de Héctor Manuel Casique Fernández
“El Diablo”, ninguno de ellos aclarado suficientemente ni investigado con todas
las de la ley, la verdadera ley.
Del tema de Mayra Ayuso nos encargaremos de
recordarlo luego, pero el más cercano y del que todo hace suponer que quiere
olvidar Carlos Joaquín es el de Casique (así, con “ese”), torturado para
declararse culpable de la ejecución múltiple del bar “La Sirenita” de Cancún, en
marzo del 2013.
Preso tres años y seis meses durante
el gobierno de Borge, libre y exonerado en septiembre de 2016, tras lo cual
recibió una “disculpa” pública de la Fiscalía General del Estado, fue ejecutado
el 8 de junio último por un comando armado en el restaurante “Las Koras”,
ubicado en la zona conurbada de Cancún, en el ejido Bonfil.
Prácticamente cinco años después
del inicio de la historia, la opinión generalizada es que se trató de un crimen
planeado y ejecutado por policías, o ex policías involucrados en el crimen
organizado, o bien por agentes a los que no gustaban o temían a las
revelaciones del occiso, quien había encontrado en su madre Yaskade Fernández
la mejor defensa en medios de información y foros internacionales, ante la
falta de apoyo de las autoridades locales.
En aparente defensa de su Fiscal
General, Miguel Ángel Pech Cen, el gobernador Carlos Joaquín no había hecho
ninguna referencia personal ni directa al caso de Casique, por lo que no tenía
por qué hacerlo en su informe, cuando lo único que percibió fue el criticable
humo del incienso que a cualquier político provoca perder el “piso”. Y él no
fue la excepción.
Y eso que apenas el 25 de agosto
último, la inconsolable Yaskade Fernández hizo nuevas, indignantes revelaciones
sobre la tortura que sufriera su hijo a manos de la policía, encabezados por el
polémico ex director de la Policía Judicial (2014), “capitán” Arturo Olivares
Mendiola, ex titular de la Secretaría Municipal de Seguridad Pública y Tránsito
de Cancún (2015) con el alcalde priísta Paul Carrillo.
Posteriormente, nombrado
Subsecretario de la Coordinación de Policías Municipales de la Secretaría de
Seguridad Pública, cargo que inventó Borge, pareciera que se lo tragó la
tierra, pues ninguna dependencia dice saber nada de él, excepto por una frase
que escribió en su muro de Facebook tras la muerte de Casique: “Dios es grande
a todos nos da nuestro lugar”, según publicó el portal Palco Quintanarroense.
Durante la nueva, reveladora
entrevista, la madre de Casique, de cuya ejecución se intentó inculpar -con una
manta que “apareció” del cielo- a la organización de la recién detenida Doña
Lety y su hijo El Dober, así como al Cartel de Jalisco Nueva Generación, se
desprende nueva muestra de aparente encubrimiento entre la Policía Ministerial
de Quintana Roo.
Antes de entrar en materia, cabe
señalar que, pese a que los públicos atropellos contra Casique se dieron en el
marco de la cuestionada gestión de Borge, lo cierto es que, quiérase o no,
Carlos Joaquín no ha demostrado mayor interés en castigar a los involucrados, y
prefirió la “cómoda” disculpa pública que ni siquiera se dignó encabezar.
En efecto,
resulta cuestionable que, en el tema de tortura y persecución contra Casique
¡existan 120 involucrados! -inicialmente eran 43-, contra los cuales la Sala
Constitucional y Administrativa del Tribunal Superior de Justicia del Estado
ordenó acción penal en su momento. Pero tras un año de gobierno, Carlos Joaquín
parece no estar enterado.
Entre los
primeros involucrados se incluyen Olivares Mendiola, Yahara Martínez Góngora,
Monserrat Romero García, Wady Alfredo Constantino Solana, Manuel de Jesús
Borges Ricalde, Ernesto Santes Hernández, Jorge Manuel Suaste Echeverría,
Alberto Cachón, Luis Miguel Mukul Noh, Gustavo Jesús Vicente Garduño, Jesús
Roberto Martínez Góngora, Roberto Santiago Moreno Soto, Josafat Ulises Peraza
Díaz, Venancio Cen Hoy, Christian Montenegro Aragón, Aarón Pérez Olguín y Abel
Mizraim Huerta Martín.
Asimismo, Benjamín Soto Apolinar,
Ernesto Santos Hernández, Jesús Ferral Zamora, José Alejandro Díaz López, Mario
Isaías Góngora Reyes, Mario Sánchez Torres, Pablo Huerta Soto, Miguel Flores
Herrera, Ricardo Alberto Cachón Salazar, Rafael Ibarra Canché, Víctor Manuel
Lara López, Aurelio Suárez Álvarez, Carlos Enrique Ucán Estrada, Edgar Manuel
Pérez, Gabriel Denis Ayuso, José Orlando Sanguino Lío, Juan Bautista Núñez
Loría, Manuel Audomaro Ramírez Rodríguez y César Manuel Morales Guevara.
Hasta noviembre del 2015, se habían
amparado 17 de 43 acusados de torturar a Casique para declararse culpable del
multi homicidio de Cancún, y ninguno de ellos había sido destituido.
Durante
aquella masacre en “La sirenita”, que tampoco resultó aclarada, murieron Manuel
Antonio Carrascosa Ferrer, Juan Briceño Villagómez, Nazario Sánchez Flores,
Domingo Pérez Aguilar, Olegario Manuel Contreras Gamas, Francisco de Asís Achah
Castro y José Luis González Moo, esté último después en el hospital.
Casique había quedado a disposición
del Juzgado 4º Penal y salió a la rejilla de prácticas luego de una orden de
aprehensión, pero justo cuando obtenía su libertad tras un Amparo, en rápida
maniobra de la Procuraduría General de Justicia fue reaprehendido por orden del
Juez Cuarto Penal.
Entre su primera y segunda
detención sufrió una serie de torturas -ahora denuncia su madre-, que incluyó
quemaduras en los testículos y ¡violación múltiple de seis agentes!, primero
por parte de Constantino Solana, y luego de Olivares Mendiola, quien estaba
“enamorado” de su víctima y pretendía demostrarle que las cosas se harían como
él quería.
La violación ocurrió ¡en los
propios separos de la Fiscalía de Cancún!, donde los agentes llevaron sogas en
varias ocasiones a Casique para provocar que se suicidara, o bien aceptara su
responsabilidad, hasta que finalmente, después de tres años y seis meses de
prisión, el 26 de septiembre de 2016, un juez le dictó auto de libertad por
falta de elementos.
Según consta
en denuncia de 6 tomos, las lesiones por violación fueron certificadas por
médicos, pero el entonces Procurador de Justicia, Gaspar Armando García Torres,
dijo que no eran válidos los certificados porque se ignoraba la hora de los
hechos.
No obstante, el caso se sometió en
dos ocasiones al Protocolo de Estambul, uno por la Comisión de Derechos Humanos
y otro por la PGR, donde se certificó que, inclusive, hasta cuatro meses
subsistían cicatrices de las lesiones, pero García Torres insistió en que eso
“no acreditaba nada”.
El tema se
alarga, y el espacio y tiempo ofenden a nuestros lectores, por lo que, aunque
no son iguales a los del Informe de Carlos Joaquín, preferimos seguir mañana
con una segunda parte, en la que se involucra en negligencia a otro elemento de
la Fiscalía de Miguel Ángel Pech, en este caso Nahum Patiño Arbea, aunque
también hablaremos de ese homicidio que provoca relacionar a Félix González con
el nuevo gobierno.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad
Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace
30 años, con más de 40 como reportero, jefe de información, editor y jefe de
redacción de varios medios de información, así como Jefe de Información de dos
gobernadores y tres presidentes municipales. Ha publicado cuatro libros.
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