“Mala memoria” sobre Mara y su fortuna
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
No cabe duda de que el tiempo es el olvido y que las
malas herencias son fáciles de imitar. Así, de entrada, podríamos resumir los
pasos de por lo menos tres alcaldesas de Quintana Roo que, además de su género
y partido en el que se refugiaron, decidieron seguir los pasos de su “ídolo”:
La gobernadora Verde aunque vestida de Morena, Mara Lezama.
Nos referimos concretamente a las permanentemente
cuestionadas presidentas municipales de Benito Juárez, Othón P. Blanco y Felipe
Carrillo Puerto, Ana Patricia Peralta de la Peña, Yensunni Idalia Martínez
Hernández y Maricarmen Candelaria Hernández Solís, las tres reelectas, la
primera de ellas, inclusive, hasta la quiere imitar con la gubernatura.
Por cuestión de género, mención aparte merece el
presidente municipal de Bacalar, José Alfredo Contreras
Méndez, quien también se cambió a Morena y se reeligió, aunque también practica
esas malas mañas, en un municipio donde la obra pública deja mucho que desear
-sobre todo en su contratación-, además de haber permitido florecer el
narcotráfico en las comunidades, tal como sus más “humildes” zapatillas nuevas.
¡Increíble!
Con todo, hablamos de cuatro reelecciones con sendos cambios de partido. ¿Será
que no haya mejores quintanarroenses?
Ahora bien, respecto a la desmemoria del pueblo -y
de las autoridades competentes-, y aunque ahora reta Mara Lezama a que la
investiguen junto con su familia sobre señalamientos de presunta corrupción, es
preciso recordar algunos “detallitos”, entre ellos su paso como “taxista”,
según publicó el portal la Silla Rota en mayo de 2022, con el título “Mara
Lezama bajo la sombra del enriquecimiento ilícito”.
Así,
menciona que la cuestionada gobernadora, entonces como candidata de Morena a gobernadora,
declaró un salario anual de un millón de pesos, pero vivía en una residencia de
128 millones, aunque -ya lo suponía Usted-, esas denuncias no procedieron ni
han procedido, gracias a la corrupción de funcionarios a cargo de la “investigación”.
Lo
único cierto es que Mara Lezama ha recibido múltiples beneficios económicos que
escandalizan, sobre todo porque su riqueza no coincidía desde hace cuatro años con
sus salarios, la mayor parte de la cual la obtuvo siendo presidenta municipal
de Benito Juárez, pues en menos de cinco años, se hizo de propiedades de lujo y
bienes para toda su familia.
Nuestro
personaje inició su carrera política en 2018, cuando se lanzó como candidata de
Morena a la alcaldía de Benito Juárez (Cancún), donde ganó y transcurrió su trienio
hasta 2021, aunque, en abril del año siguiente, pidió licencia para reelegirse
alcaldesa y volvió a ganar. Finalmente, en marzo de 2022, nuevamente pidió
licencia, entonces para enfilarse a la candidatura por la gubernatura de
Quintana Roo… y ganó.
Empero,
durante los últimos años de su gobierno en Cancún, aumentaron sus ingresos y
propiedades. Con apoyo de la inmobiliaria Cumpal SAPI formada en 2016, logró
adquirir una propiedad en la zona exclusiva de Puerto Cancún y dos terrenos en
ese destino turístico, uno de ellos en la avenida Yaxchilán y otro en la
Huayacán, además de contar al menos con seis placas de taxi en el sindicato
“Lázaro Cárdenas del Río”, de Solidaridad (Playa del Carmen)
Cumpal
SAPI, registrada ante el Servicio de Administración Tributaria como empresa
especializada en el sector inmobiliario, inició operaciones en Cancún en mayo
de 2016, cuatro meses después de que Mara Lezama declinara ser candidata a la
presidencia municipal por primera vez con Morena, argumentando falta de
condiciones políticas y de seguridad.
De
acuerdo con el SAT, opera cinco actividades económicas, entre ellas la
administración, supervisión de construcción de inmuebles comerciales
institucionales y de servicios, así como manejo de consultoría en
administración, construcción de inmuebles comerciales, institucionales y de
servicios, otros trabajos especializados en la construcción y servicio de
administración de negocios.
La
entonces candidata a la gubernatura, desde que se convirtió en alcaldesa, obtuvo
seis placas del Sindicato “Lázaro Cárdenas del Río”, con los siguientes nombres:
Mara Lezama, los números de placa 2319 y 6598; su esposo Omar Terrazas García, (número
2318), su hijo Daniel Berrón Lezama (2320), su hijo Omar Terrazas Lezama, (2321),
y su hija Mara Terrazas Lezama (2322), cada una con valor promedio de 500 mil
pesos.
Incluso,
la organización civil Opus Magnum la denunció desde julio de 2020 por
enriquecimiento ilícito ante la Subprocuraduría Especializada en Investigación
de Delincuencia Organizada (carpeta número 372/2020), en la que utilizaron
copias de escrituras y datos de prueba sobre la adquisición de propiedades en
Puerto Cancún, en las avenidas Yaxchilán y Huayacán, a través de Cumpal SAPI, donde
participaron sus esposo, hermano e hijo, además de información de las seis
placas de taxis, pero la demanda fue archivada prácticamente por el gobierno
federal.
Desde
la colocación formal de la denuncia ante la SEIDO, la carpeta de investigación
no tuvo avances, por lo que la presidenta de Opus Magnum, Flor Tapia Pastrana, dijo
que desde que las autoridades federales se declararon incompetentes, decidieron
como organismo civil no seguir promoviendo más denuncias.
Así
fue todo el relajo, tras lo cual la candidata morenista y familia ocupaban
desde junio de 2020 la residencia número 178 de la calle Puerto Escondido del
exclusivo fraccionamiento Puerto Cancún, en medio de denuncias por
enriquecimiento ilícito. La residencia se adquirió a través de una “permuta”
inmobiliaria en la que se dispuso de un predio público e involucró a su
gobierno, notarios públicos y empresarios.
Protocolizada
en junio de 2022 ante la Notaría Pública Número 30, con Luis Miguel Cámara
Patrón, la permuta consistió en la venta del predio que durante más de 20 años
albergó el Club Casa Blanca -al que en tiempo récord le fusionaron más de 15
mil m2 de la reserva ecológica de Cancún- a cambio de dos departamentos de lujo
en la zona hotelera y dos residencias en el fraccionamiento Puerto Cancún.
A
una de ellos se mudó la familia de Mara Lezama durante la contingencia
sanitaria, así como dos transferencias bancarias por casi 29 millones de pesos.
Para
esa operación, pactada en 171 millones de pesos, figuró como vendedor de Casa
Blanca la empresa Tarjetel del Sureste, cuyos principales accionistas eran
Carlos Alejandro Moreno Gálvez y su hijo Carlos Alejandro Moreno Sanén (amigo y
empresario relacionado de la alcaldesa); y como comprador, Buró Inmobiliario
América, de Grupos Delta y Fibra Monterrey, propiedad de los regiomontanos
David Garza Lagüera y Federico Garza Santos.
A
pesar de los señalamientos graves de enriquecimiento ilícito de hace ya 4 años,
la cuestionada Mara Lezama sigue siendo gobernadora de Quintana Roo, y su
fortuna de hoy es incalculable. ¿A eso aspirará su sucesora de Benito Juárez, Ana Patricia Peralta?
Ahora
bien, ante el reto de Mara Lezama, al igual que su servidor, bien pregunta el
portal Información Sin Limite Quintana-, la mandataria reta a que la
investiguen tras acusación de corrupción “y a toda su familia”, pero ¿qué
peligro corre a quien se atreva?
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con crédito
para el autor)
*Luis
Ángel Cabañas Basulto es un periodista con más de 48 años de experiencia como
reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de varios medios de
comunicación, además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores
y tres ex presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos
pendiente de publicar.
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