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En primera fila
                        ¡Doce billones de mentiras!
                                                           Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Ante oídos sordos del Senado, decía la campechana Layda Sansores San Román, “la reforma energética es un  monumento a la estupidez, la irresponsabilidad y la ausencia de sentido patriótico”, ya que no se sustentó en obligados estudios de impacto económico, fiscal, social, que debieron acompañar a la Reforma Constitucional y las leyes secundarias.
Frente a una “cortina de humo” priísta a través de sus medios afines contra sus hermanos panistas en desgracia tras “descubrirse” que éstos no son tan decentes como pregonaban, la petista y su correligionario Manuel Bartlett exigieron infructuosamente moción de orden, moción suspensiva, pero los ahijados del presidente Enrique Peña Nieto hicieron oídos sordos.
Por si fuera poco, sorpresivamente empezaron a hablar de un estratosférico pasivo laboral en Pemex ¡12 billones de pesos! No bebemos de la historia, partimos de nuestras realidades, ni tenemos la capacidad de regulación o supervisión, ¿y cómo esperar competitividad si el marco legal de la reforma energética favorece a las transnacionales?
        Es inexplicable, inadmisible que, antes de entregar el petróleo, Peña Nieto no hubiese puesto orden en la casa, ya que no la tenía desordenada, sino hecho un estercolero.
         ¿Sabe Ud. a qué equivalen esos 12 billones de pesos que absorberán México, perdón, los mexicanos? A 860 millones 670 mil litros de gasolina que produce Pemex en tres años; 18 mil millones de salarios mínimos, equivalentes al trabajo de un obrero durante 40 millones de años; 8 mil 500 millones de kilogramos de café; 109 mil millones de kilos de azúcar; 40 mil millones de barras de mantequilla; 46 mil millones de kilos de arroz; 26 mil millones de kilos de aguacate; 9.5 millones de automóviles Tsuru, etc.
        No cabe duda de que le leyeron la cartilla al mandatario -ya sabrá Usted desde dónde-, y durante los primeros meses se dedicó a improvisar, manipular y engañar, hasta que a fines de abril, en pomposa ceremonia en Palacio Nacional, anunció infraestructura para detonar el crecimiento del país, con límites sólo en la fantasía.
Llegó al delirio, con ferrocarriles modernos, buques de gran calado, carreteras, autopistas, de altas especificaciones tipo China, distribuidores viales, segundos pisos y desarrollos regionales, algo así como convertir a México en centro logístico global de alto valor agregado, acceso universal a Internet, operación plena del sistema satelital.
        Decía, “aquí vamos a modernizar Cantarell, Burgos, las refinerías de Madero, Minatitlán, Salamanca, Salinas Cruz, Tula; vamos a garantizar el abasto de gas natural, las plantas generadoras de energía y desarrollar un plan nacional de gasoductos, así como centros integralmente planeados en zonas turísticas. Interminable rosario de sueños, con un costo de 7 billones y medio.
        La pregunta es ¿Por qué no mencionó en este panegírico que existía ese pasivo de 12 billones de pesos en Pemex, y que él sólo le llama “importante”, pero que ha venido a calar la opinión de los ciudadanos mexicanos? Si no lo sabía, ¡qué ignorante! Si lo ocultó, ¡qué farsante! De una u otra forma tiene responsabilidad.
Así, Layda Sansores sugirió que Peña Nieto padece “Síndrome de Zacazonapan”, una visión pueblerina del desarrollo del país, claro con el ejemplo de cuatro funcionarios, uno de ellos el titular de Hacienda, Luis Videgaray, incapaz hasta de calcular lo que ocurrirá el próximo trimestre en materia de crecimiento. Ha cambiado las cifras en varias ocasiones, la última corregida en inglés.
        El secretario de Educación, Emilio Chuayffet, por su parte, carece de una hoja de ruta, y el sector es un desastre, en ruinas. No encontramos otra palabra, pero sólo habría que preguntarles a los maestros.
        Los dos últimos son el secretario de Comunicaciones, Carlos Ruiz Sacristán, quien anda anunciando ferrocarriles por aquí, por allá -y no ha puesto un solo riel-, mientras que el Comisionado de Michoacán, Alfredo Castillo, sigue dando palos de ciego. Se le “perdió” una niña en Edomex y ahora “La Tuta” Servando Gómez Martínez, quien sólo falta que aparezca muerto bajo el colchón.
        El Fondo Mexicano del Petróleo, dizque para consolidar el desarrollo y crecimiento, es otra falacia. Ni cuando tuvimos todos los recursos petroleros se pudo invertir en crecimiento y desarrollo, pero los diputados le dieron facultades para invertir, más allá de la Constitución, como ente opaco, burocrático que, para operar con toda discrecionalidad, será la tesorería, la Secretaría de Hacienda-Bis, de Videgaray.
        Pomposamente buscan compararlo con Noruega que, antes deberían saber, es uno de los países más ricos del mundo, tercero en ingreso per cápita, primero en desarrollo humano y uno de los más seguros, cuando que nosotros estamos en guerra, además de tener algo por lo que se debió empezar: Cero corrupción e impunidad.
        Pero además, deberían saber que no depende del petróleo, que invierte en acciones y bonos internacionales, y que, para garantizar el futuro y alto nivel de vida de sus habitantes, cuenta con 830 mil millones de dólares para asegurar su Fondo, mismo que supervisa su Parlamento.
En tanto, el Congreso de México, vergonzosamente, claudicó como contrapeso y supervisor de acciones, pero no de “palero”, ya que su Fondo lo presidirán Videgaray; el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, mientras que el primero nombrará Contralor, con lo que a los independientes los nombrará Peña Nieto, pues el aval de los legisladores es el papel al que se redujeron como un trámite más.
        Todo hace suponer que nos acercamos más a Nigeria que a Noruega, y sobre este Fondo, ni que se aferren a San Judas Tadeo -patrono de las causas difíciles- surgirán esos milagros que esperan gobierno, priístas y aliados.
        Irónicamente, ante la bárbara opacidad en este país, sólo existen datos fidedignos en el cuerpo de asesores del Senado, pero de EE.UU., donde existen documentos transparentes que dicen con claridad que consideran a México clave para su seguridad energética, que 30 países les venden petróleo, pero cuatro son imprescindibles, México uno de ellos por su nivel de crudo, y nos consideran “alumnos” confiables y cumplidos.
        Todos saben que Peña Nieto ganó una elección legaloide, con todas sus Sorianas y Monex, apenas con una tercera parte del voto de los mexicanos, y hoy una encuesta dice dos terceras partes están en desacuerdo con esta venta-entrega antipatriótica de Pemex, y piden la consulta popular que, gracias a las noches vergonzosas,  errores y horrores del Congreso, hoy toma otro valor.

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.

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