¡Triunfo de TV-Azteca y Televisa!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Como todo cuanto ocurre en el Senado, donde el que decide
qué se aprueba o no es la “aplanadora” del PRI y sus “satélites”, entre los que
se cuela eventualmente la supuesta “oposición” formal -léase PAN y PRD-, la
discusión en torno al apagón analógico terminó en una verdadera merienda de
negros, en la que, sin embargo, predominó la manifiesta voluntad del presidente
Peña Nieto.
Cuando el panista Javier Lozano Alarcón presentó el
dictamen, para prorrogar el “apagón”, previsto originalmente para este fin de
año, había la ligera, distante posibilidad de que se rechazara el planteamiento
de esperar hasta fines del 2016, pero no precisamente porque no estuviera
debidamente fundamentado el proyecto, sino porque se trataba de la “oposición”.
Sin embargo, cuando el PRD, salvo algunas honrosas
salvedades, se comenzó a pronunciar a favor, y el priísta Omar Fayad Meneses, a
atacar a quienes pretendían manifestar su desacuerdo, todos “adivinamos” cuál
sería el resultado de la “discusión” y que no habría necesidad de esperar que
terminara la sesión pasadas las 8 de la noche.
En efecto, la canallada se había consumado, los dóciles
legisladores de Peña Nieto habían acatado la orden de apoyar los intereses de
las televisoras consentidas del mandatario, TV-Azteca y Televisa, a las que se
pretendía evitar una multa de 400 millones de pesos por incumplir con el
apagón, según denunció el panista Javier Corral Jurado, de los pocos que dan la
cara por la prácticamente nula, verdadera oposición.
Convertida en “coco” de los oficialistas, la independiente
Martha Tagle Martínez también hizo ver mal a los defensores del controvertido
dictamen, aunque soslayó que a estas alturas no debería sorprenderle que
aquellos fueran expertos en encontrar los subterfugios legales en el senado para
violar la ley que ellos mismos aprobaron.
Con
documento en mano de la Asociación Mexicana del Derecho a la Información
(AMEDI), recordó que ya se había venido advirtiendo desde hace poco sobre las
intenciones de las televisoras de retrasar el “apagón”, sobre lo que algunos
argumentaban su imposibilidad por estar en la Constitución, aunque, ahora
vemos, encontraron la manera de hacerlo.
Y
es que, como se denunció desde un principio, la conversión del sistema digital
obligó a la distribución gratuita de televisores por parte del Gobierno Federal
a través de la Sedesol, aunque, como acostumbra el sistema gubernamental,
aprovechó la oportunidad para el “clientelismo” electoral en los comicios de
este año, y no dudamos que en 2016 ocurra exactamente lo mismo, ya que, según
la SCT, aún no concluye el programa de entregas.
Al
igual que en la ocasión anterior, cuando Peña nieto juró y perjuró que no se
mezclaría la política con el programa, en esta oportunidad senadores
promoventes y corifeos también se dieron golpes de pecho.
De
que se había decretado un plazo inicial para el “apagón”, los plazos no
preocupan en el Senado, especialista en violentar plazos, pues todos los que se
han dado en las diferentes reformas se han violentado uno tras otro, pese a que
en este caso no existía ninguna necesidad, ésa que argumentaron voces de “especialistas”.
En
efecto, según la AMEDI, cualquier intento de modificación de los legisladores
obedece a un interés por congraciarse con las televisoras privadas, concediéndoles privilegios y un
régimen de excepción regulatoria, ya que los concesionarios tuvieron tiempo,
ingresos y financiamiento suficientes para transitar a la televisión digital
terrestre al 31 de diciembre del 2015.
Sustraer
las facultades técnicas y regulatorias del Instituto Federal de
Telecomunicaciones, degradar el servicio o suspenderlo por falta de
inversiones, constituye una afrenta al derecho a la información y a la libertad
de expresión de los mexicanos.
El
nuevo dictamen se discutió con el engaño de apoyar a los medios de uso público
y social hacia su digitalización a sólo un mes del apagón, pero en lo
sustantivo conserva la protección a las televisoras comerciales que no han
invertido lo necesarias para el paso a la televisión digital, amén de que las
modificaciones que se presentaron como “grandes modificaciones” en la propuesta
volvieron a quedar en lo mismo del proyecto original: Proteger a los
concesionarios.
Así,
los promoventes fuerzan la ley no para proteger a los medios de comunicación
públicos y sociales, sino para introducir a los concesionarios privados. Los senadores
insisten en engañar a la sociedad y darle un toque de social a lo que realmente
es un beneficio privado, aunque fueron demagógicos al señalar que esta
modificación es para beneficiar a los más pobres.
¡Por
favor! ¿Acaso creen que lo que necesitan los más pobres son televisiones? ¿Deveras
estarán conscientes que esa es la mejor manera de beneficiarlos, y de ahí la
urgencia y necesidad de esa reforma? ¡Eso es pura demagogia y demagogia pura!
Por
otro lado, iniciativa y modificaciones atentan contra la fracción III del
artículo 6º constitucional, que señala que “la radiodifusión es un servicio
público de interés general, por lo que el Estado garantizará que se preste en
condiciones de competencia, calidad y brinde los beneficios de la cultura a toda
la población”.
Asimismo,
es atribución exclusiva del Instituto Federal de Telecomunicaciones analizar la
suspensión del servicio, caso por caso, así como facultad del regulador
autónomo imponer sanciones, las características de éstas, su monto y la motivación
y fundamentación para revocar un título de concesión o permiso.
Todo
ello depende del análisis de las causas y condiciones del Instituto, lo que
parece ser el punto sustancial de esta reforma. Quitarle las atribuciones de
proceder con multas y revocar la concesión o permiso de permisionarios y
concesionarios.
Entre
otros argumentos falaces se incluye que quedarían desprotegidos quienes no
pudieran tener acceso a la televisión digital, pero la propia ley establecía,
en el segundo párrafo del 19º Transitorio que el Instituto establecería un
programa para que la población continúe recibiendo el servicio público de
interés general.
Si
a eso le llaman una gran reforma, en realidad ya estaba considerado este
programa, y la parte lesiva, además de esta reforma, es que, como decía Corral
Jurado, ahora lo hacen respecto a los titulares de las estaciones que deberán
realizar las inversiones, y ya no lo deja como responsabilidad de
concesionarios y permisionarios.
Los
reguladores de América Latina observan con escándalo cómo el Poder Legislativo de
México cedió a las presiones de Televisa y TV-Azteca, y cómo los intereses
políticos y de negocios se sobreponen a las políticas regulatorias.
¡Otra
mancha más al tigre!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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