¡La última
oportunidad del PRI!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Ante
la proximidad de cualquier elección, la expresión policía más recurrente era
“la más difícil de la historia”, aunque nunca antes como ahora Quintana Roo
enfrentará este año, ahora sí de verdad, uno de los procesos más reñidos de su
“corta” vida constitucional como Estado en junio próximo, cuando el PRI podría
perder la gubernatura, esto también por primera ocasión.
Para ese efecto, enfrenta un panorama muy complicado,
al grado tal que hasta “cuarto para la hora” no decide qué candidato lo
representará frente al ex priísta Carlos Joaquín González, formalmente nominado
por la alianza PAN-PRD, irónicamente contra los deseos de los propios
simpatizantes panistas y perredistas.
Y
es que era de esperarse esta circunstancia, pues no de balde observan cómo de
la noche a la mañana un priísta de siempre se presenta de pronto y les arrebata
la posibilidad de que un militante real de la oposición luche por sus
principios e ideales como tales, a menos, claro, que su forzoso candidato haya
cambiado de ideología, también de la noche a la mañana.
En
este sentido, se podría pensar que, contra lo que se supone, PAN y PRD no
lucharán precisamente sólo por convencer al electorado de que ofrecen la mejor
opción, sino también por convencer a sus propios militantes, desencantados
muchos de ellos, de que lo mejor para Quintana Roo estaba en las filas del PRI.
Cuestión de interpretación.
Lo
cierto es que el caso del tricolor, que supuestamente mañana “destaparía”
finalmente al ungido, las cosas no son menos fáciles, ya que,
independientemente de donde surja la nominación, puede Usted jurar que a nadie
dejará satisfecho, dado lo complicado -y cuestionado- que ha resultado el
proceso de preselección desde sus orígenes, cuando se hablaba hasta de una
docena de aspirantes.
La
mitad de ellos prácticamente declinó frente a los que tenían reales posibilidades,
aunque los “finalistas” lucharon palmo a palmo todos los espacios posibles en
todos los medios, ciertamente la mayoría de ellos sin erogar un sólo centavo de
sus bolsillos, unos más evidentes que otros, como fue el caso del alcalde de
Solidaridad, Mauricio Góngora Escalante, o el favoritismo por José Luis Toledo
Medina.
Esta
lucha por la pre precandidatura provocó que se viciara la mayoría de la
información, a grado tal que algunas entrevistas se sacaron de contexto, y
“manejaron” para favorecer a otro contrincante de peso -y pesos-, en tanto que
columnistas nacionales que tal vez ni siquiera conocen Quintana Roo -o tal vez
sólo en vacaciones- se aventaron la vacilada de hacer un análisis de su
política.
Otros
más, los locales, fueron capaces de anunciar la renuncia de algún aspirante,
como fue el caso de Guillermo Vázquez Handall, quien anunció la supuesta
dimisión de Gabriel Mendicuti Loría a la Secretaría de Gobierno, o que la
cúpula priísta se había decidido por Raymundo King de la Rosa, todo lo cual
resultó más falso que las promesas de gobierno de rescatar a PEMEX de la
corrupción.
Así
las cosas, el PRI deberá ser sumamente cuidadoso en elegir a su abanderado o
correrá el riesgo de pasar a la historia como la dirigencia que entregó
Quintana Roo a la oposición, lo que a nadie espanta, al menos NO a los que NO
vivimos de la política, aunque seguramente SI a los “aliancistas”, cuyas
esperanzas por algún espacio en la administración pública las frustraría el
equipo priísta de Carlos Joaquín.
La
verdad de las cosas es que, independientemente del lado que se incline la
balanza en junio, hasta hoy ignoramos si están conscientes de que gobernarán
desde la pobreza un Quintana Roo cuya única riqueza es su noble gente y los
atractivos turísticos que, sin embargo, se irán por la borda ante alguna
“experiencia” política, tal y como ocurrió, recordamos, cuando “El Chacho”
entonces verde-perredista gobernó Cancún.
Cierto,
a Quintana Roo le urge un buen administrador de una deuda que,
independientemente de quién la haya provocado -estamos resignados, jamás se le
castigará-, necesariamente se tendrá que sobrellevar junto con la austeridad
por los recientes “recortes” presupuestales que nada bueno auguran, por lo
menos NO en lo que resta de este año.
Precisamente
de ahí que nos preguntemos en qué cabeza cabe seguir pensando en la posibilidad
de que Paul Carrillo o Eduardo Espinosa Abuxapqui se conviertan en candidatos
del PRI. Pueden serlo, pero NO los mejores, ya que, dadas las paupérrimas
condiciones en que tienen a Benito Juárez y Othón P. Blanco, sólo sus
familiares y equipo votarían por ellos. La gente está muy molesta con ellos.
Hablarán
bonito o estarán “bonitos”, como argumentaron las féminas cuando votaron por
Félix González y hoy se arrepienten, pero nada más. Cero capacidad
administrativa -con nulos servicios públicos-, y sus arcas vacías son mejor
prueba de ello.
Con
un Góngora Escalante “fichado” -lo que ya es una desventaja inicial- y un
Toledo Medina desgastado y cuestionado por el favoritismo del gobernador
Roberto Borge, sólo Mendicuti Loría garantiza al PRI una batalla real contra la
alianza cupular entre PAN y PRD -que no de sus militantes-, así como una
eventual administración sana. El tricolor tiene la última palabra.
Mañana
-o tal vez hoy- podríamos conocer la respuesta, aunque ojalá no se arrepienta
de una mala decisión que nos obligue a escribir “se lo dijimos”.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de
Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado
tres libros.
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