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¡Inusual “desbandada” del PRI!


                                      Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Sólo de este modo, de inusual, es como se podría calificar el hasta hoy desconocido fenómeno de renuncias masivas a la militancia del otrora “gigante” Partido Revolucionario Institucional en Quintana Roo, propiciado, quiérase o no, por la salida del ahora ex priísta y ex subsecretario de Turismo federal, pero candidato de la alianza PRD-PAN a la gubernatura de Quintana Roo, Carlos Joaquín González.
Aunque ese fenómeno político también se ha dado en otros municipios, donde sólo en el caso de José María Morelos había fructificado el triunfo de la oposición, sin que para ello se hubiera publicitado tanto la salida de militantes priístas, el movimiento más marcado se ha dado en la capital chetumaleña, donde la mayor parte del electorado depende laboralmente de gobierno.
Tan sólo por esta circunstancia es que habría que hacerles un público reconocimiento a los que tuvieron del valor de renunciar al PRI, desde cuya fundación en Quintana Roo ha surgido el principal empleador de la Zona Sur, donde, conforme a las últimas, serias investigaciones -¡asómbrese Usted!- , el 68 por ciento de la población económicamente activa (PEA) depende de alguno de los niveles de gobierno.
Sí, de este tamaño es la dependencia laboral de los trabajadores de la región que, a falta de suficientes oportunidades laborales, están prácticamente supeditados a su mayor o menor cercanía a algún político priísta, cuando no del propio gobernador en turno, sobre todo en el caso de los nombramientos de funcionarios.
Precisamente de ahí la inconformidad de no pocos de los ahora ex priístas que se quedaron desempleados durante la administración de Roberto Borge, no pocos a raíz de los obligados “recortes” o desaparición o fusión de algunas dependencias, provocadas por el derroche presupuestal del tristemente “célebre” ex gobernador Félix González.
Pero, vaya, esto afectó a la mayoría de renunciantes priístas y otros que aún cargan con el lastre del tricolor en las espaldas, ya que otros políticos, los menos “afortunados” se quedaron sin chamba, se estancaron, fueron rebajados de categoría o eliminados de la lista de “bonos” y compensaciones desde el sexenio anterior, cuando el ahora senador priísta despreció a la clase política chetumaleña y optó por sus amigos, familiares o paisanos de Cozumel.
Desde ese momento no pocas de las mejores posiciones de nivel quedaron en manos de foráneos o amigos cercanos, algunos de ellos ahora “sospechosamente” convertidos en millonarios, con negocios regados por toda la ciudad, bueno esto en casos muy marcados, ya que otros más trasladaron su fortuna a Miami o Dubai, como se atribuye al propio Félix González.
Así las cosas, ya desde este entonces inició el rencor contra un PRI al que, como dueño totalmente de las “canicas”, poco le ha importado el sentir o frustración de su militancia, no pocos de ellos por quedarse sin la oportunidad de competir por algún cargo de elección popular, esto con el pretexto de darles paso a las “nuevas generaciones”.
Claro que nadie estaría en desacuerdo con este fenómeno, si no fuera porque la “nueva clase política” no se constituyó por priístas que, como dicen en el argot, han hecho “talacha” por el PRI desde chamacos, sino por oscuros, desconocidos personajes, convertidos en políticos -y en supuestos priístas- de la noche a la mañana.
Por respeto, no quisiéramos dar nombres -que todos conocen-, pero para nadie es desconocido que a algunos de ellos, mujeres, obvio, han sido ligados inclusive sentimentalmente con algún alto funcionario, por ejemplo con el propio Félix González o con el alcalde cozumeleño Freddy Marrufo Martín. Entonces vaya que tuvieron razón los ex priístas en renunciar.
Ahora bien, lo curioso del caso es que estamos prácticamente seguros de que, salvo honrosas excepciones -que confirman la regla-, ninguno de los renunciantes se afiliará al PRD o al PAN, aunque seguramente votarán por la alianza que impulsa a Carlos Joaquín, muy probablemente porque desconocen la ideología, principios, estatutos y demás documentos básicos de la oposición.
Pero además, con el respeto que se merecen, probablemente les falte el valor que tuvieron en renunciar públicamente a su partido para afiliarse del mismo modo al sol azteca o al blanquiazul. Así, sólo considerar su salida del tricolor como un hartazgo de métodos e imposiciones, como es el caso de Luis Torres Llanes, valioso elemento que aspira a la presidencia municipal de Othón P. Blanco.
Para concluir, vale la pena mencionar que el profesor de la Universidad Politécnica del Estado, Eduardo Lara Peniche, publicó a través del portal Impulso Quintana Roo que “saltar de un partido a otro y declarar en contra de lo que siempre permitieron, nunca criticaron y jamás hicieron algo por corregir, es una muestra de que no tienen ideología, ni identidad y así como traicionan a sus partidos, así traicionarán al pueblo, no nos dejemos engañar, quien traiciona sus principios, traiciona siempre y a todos”.
Aquí sólo le corregiríamos lo de saltar de un partido a otro, ya que, como dijimos línea arriba, podemos contar hasta con los dedos los nombres de quienes cambiarán de partido. Muy difícilmente lo harán, toda vez que, aclaramos, no es que la mayoría esté a favor de la oposición, sino CONTRA el tricolor.
Y conste que la salida de Carlos Joaquín fue tan sólo el momento perfecto para mostrar su inconformidad, ya que, pese al desastre del sexenio felixista, cuando comenzó la carrera del endeudamiento público -maratón, diríamos nosotros- nadie dijo “esta boca es mía”, pese al enorme daño que sufrió este pobre Quintana Roo, al que tanto dicen querer.
Mejor prueba de ello fue que, contra lo que ocurrió durante la elección de Félix González, quien apenas le alcanzó para triunfar en la Zona Sur -tuvo que recurrir a la copiosa, sospechosa votación de Solidaridad-, Roberto Borge prácticamente barrió con la oposición en esta región. Inclusive, obtuvo todas las diputaciones, excepto la de Cozumel, y todas las presidencias municipales, algunas de ellas en manos de la oposición.
La pregunta obligada es ¿Por qué hacer pública su renuncia? ¿Acaso no era suficiente votar en contra del PRI en junio? ¿Acaso querían que Carlos Joaquín se enterara? ¿Fue una táctica de campaña contra el partido del frustrado aspirante, el mediocre Raymundo King de la Rosa? Entendemos que en algunos casos era necesario para competir por la alianza, como el caso de Torres Llanes, pero para la mayoría era innecesario difundirlo.
Y conste que lo peor es que a no pocos favoreció algún gobernante con algún “terrenito” o patente de placas de alquiler o de venta de bebidas alcohólicas. ¿Nombres? No queremos perder su amistad, pero les consta a todos los involucrados de alguna manera a la que el desaparecido periodista-político Juanito Domínguez denominaba “santa madre polaca”.
Nos preguntamos: ¿Qué harán los ex priístas en caso de perder Carlos Joaquín? ¿Qué harán en caso de triunfar y seguir sin trabajo? Hay más tela de dónde cortar, pero seguirá pendientes por respeto a su tiempo y espacio. 

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo, con más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.

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