¡La investigación a Mara que más le duele!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
La
detención de miembros del Cartel
Jalisco Nueva Generación, identificados
como Marcos Josué “N” y Ángel Roberto “N” (a) “El Flaco” en Cancún -ahora
sabemos- con armas de fuego que parecían ir a alguna guerra, sólo vino a
confirmar algo que desde marzo denunció el periodista Ricardo Ravelo en el
portal de Sin Embargo y que propició airada respuesta de Laura Aguilar Loredo
desde la coordinación de Comunicación Social de la gobernadora Verde, Mara
Lezama.
En
efecto, hace 6 meses -después que lo hiciera nuestro colega Alfredo Griz Cruz en
enero de 2024 hiciera algo similar con “graves señalamientos en contra de la
gobernadora Mara Lezama y esposo”- denunció que el crimen organizado y los
cárteles Nueva Generación y Caborca se habrían adueñado de la plaza de la Zona
Norte desde que la mandataria era alcaldesa en Benito Juárez, en complicidad,
tolerada por la mandataria, con taxistas, políticos y altos mandos de gobierno.
Hasta
donde se sabe, serios señalamientos y denuncias públicas de figuras de
oposición y organizaciones civiles vinculan hasta ahora a Mara Lezama, y a su
esposo, Omar Terrazas, con presuntas redes de corrupción y “lavado” de dinero,
aunque la información disponible no confirma algún proceso judicial activo o
condena formal en su contra.
Así,
entre los puntos clave sobre el tema hasta los últimos días de noviembre,
destacan, entre otros, denuncias de oposición, por ejemplo, en octubre último,
cuando la senadora del PAN, Lilly Téllez, presentó acusaciones que la vinculan
con una red de corrupción y contratos millonarios a empresas fachada ligados al
impune ex secretario de Gobernación y ex gobernador tabasqueño, el senador Adán
Augusto López.
También
se incluyen alertas de la DEA, pues informes periodísticos de marzo sugieren
que esta agencia de investigación de Estados Unidos estaría investigando a
funcionarios mexicanos, entre ellos a la funcionaria y su esposo, por posibles
nexos con “lavado” de dinero en el marco del combate al fentanilo, aunque no se
ha reportado el estatus actual de esa investigación.
Asimismo,
existirían demandas previas: Desde 2020, organizaciones civiles habrían
denunciado ante la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de
la República presunto enriquecimiento ilícito y actividades de crimen
organizado de la mandataria, pero informes de 2024 indicaban que estas
denuncias no habrían progresado significativamente.
Con
todo, como única respuesta de su Gobierno: Un también supuesto combate frontal
a la corrupción y que los actos realizados por su administración, como las
denuncias contra la empresa Aguakán, constituyen el cumplimiento de un deber
legal para investigar a profundidad posible corrupción y “lavado” de dinero de
administraciones anteriores.
En
resumen, habría múltiples señalamientos mediáticos y denuncias políticas, mas no
confirmación pública y oficial de las autoridades judiciales mexicanas o
estadounidenses de un juicio u órdenes de aprehensión por el “lavado”,
específicamente contra Mara Lezama o su esposo, en este momento.
Quizá
el principal señalamiento contra la cuestionada funcionaria, es la de Ravelo,
publicado en marzo, con el título “Quintana Roo: Mara Lezama y el auge del
narco” y que, de manera increíble, refutó públicamente 4 días después por el
mismo medio Laura Aguilar, en lo que llamó “Lamentable historia con la que se
busca desacreditar a Mara Lezama”.
Conforme
a la crónica periodística, desde que Mara asumió el mandato, el crimen
organizado vive una etapa de jauja e impunidad, en la que Jalisco Nueva
Generación y Caborca se disputan las plazas principales; asesinan, desaparecen,
distribuyen drogas sin recato alguno, pues en la entidad todo está permitido
para los grupos criminales ligados al poder político.
Esta
suerte de festín criminal no es nueva. En Cancún el crimen operó con absoluta
libertad cuando Mara fue alcaldesa y su enriquecimiento descomunal lo investigaron
la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera, con
carpetas para indagar a la edil por vínculos con la delincuencia.
No obstante, sospechosamente, dichas carpetas se
archivaron y luego Morena la lanzó como su candidata a gobernadora de Quintana
Roo.
La
ejecución del secretario de Seguridad de Tulum, José Roberto Rodríguez
Bautista, el 24 de marzo, da cuenta de la guerra entre cárteles que enfrenta el
estado y la impunidad con la que operan. Mara dio un mensaje luego del
asesinato: Que la lucha contra el crimen seguiría en el Estado, pero buena
parte del problema radica en la protección oficial que gozan los cárteles.
El
verdadero problema está en el Gobierno de Mara Lezama, protegida en su momento
por López Obrador, cuando éste fue presidente y cerró los ojos ante los
presuntos vínculos criminales de aquélla.
En
Quintana Roo, el crimen organizado vive momentos de jauja desde que ella arribó
a la gubernatura, pues Jalisco y Caborca se disputan el control del Estado a
sangre y fuego, mientras el narcomenudeo, narcovuelos y redes de “lavado” de
dinero operan con total impunidad.
Ese
ha sido el estilo que ha caracterizado a Mara desde que fue alcaldesa y se le cuestionó
precisamente por la libertad que la policía de su municipio le otorgó al crimen
organizado para operar abiertamente.
Así,
las drogas fluyen por todo el Estado, con municipios con mayor demanda, como
Playa del Carmen, Cancún y Tulum, éste última, explosivo por el auge turístico,
los enervantes se ofrecen en la calle sin discreción. Los turistas compran
cocaína, crack, heroína, fentanilo y cualquier químico porque los vendedores
pagan “cuotas” a la policía y ésta, a su vez, “mochada” a los alcaldes y, así,
los beneficios económicos llegan hasta la cúspide.
Gran
parte del narcomenudeo en Quintana Roo lo controlan los taxistas, tanto libres
como de aplicación, que ofrecen drogas a clientes o los llevan a “tienditas”
día y noche con protección de la policía.
Este
libertinaje oficial también desató guerra entre los cárteles de Caborca y
Jalisco, dos de los más poderosos, que se disputan el territorio. El primero lo
opera José Gil Caro Quintero, sobrino de Rafael Caro, uno de los candidatos a
pena de muerte en Estados Unidos por el asesinado, en 1984, del agente de la
DEA Enrique Camarena Salazar.
A
José Gil Caro, también conocido en el hampa como “El Pelo Chino”, lo detuvo la
policía de Tulum el 11 de octubre de 2023, cuando comía en un restaurante
acompañado de una mujer y dos escoltas. El capo fue prácticamente levantado de
la mesa del restaurante “Burrito Amor” y llevado a un lugar desconocido.
Horas
después, el narcotraficante -controla la zona sur del país- al que se le
atribuyen buena parte de los llamados narco-vuelos en Quintana Roo, se le liberó.
La versión extraoficial, que se investigó, pero nunca hubo respuesta de las
autoridades, es que sobornó a los agentes con 15 millones de pesos.
El
caso, según se dijo entonces, originó que la Fiscalía General del Estado realizara
una investigación. Pero, hasta ahora, la respuesta ha sido el silencio.
La
guerra criminal es tan intensa que ya impacta a varias ciudades de Quintana Roo
y cuando Rodríguez Bautista fue atacado a tiros en la colonia Veleta, le
dispararon en 20 ocasiones e impactaron rostro, tórax, cabeza y piernas. Fue
llevado a un hospital de emergencia, pero murió al llegar. Una línea de
investigación apunta que uno de los cárteles lo asesinó por, presuntamente,
favorecer a uno de los grupos criminales.
En
ese entonces, Mara envió en video un mensaje a la delincuencia. Dijo, enérgica,
que el crimen no quedaría impune y que seguiría la batalla contra la
delincuencia organizada, aunque no se dijo que la propia mandataria es parte
del problema, pues desde que fue alcaldesa se le relacionó con redes criminales
y presunto “lavado” de dinero.
Con
todo, mientras López Obrador era presidente, no prosperaría ninguna investigación
en su contra, pues la protegieron para que fuera la candidata de Morena al
Gobierno de Quintana Roo.
Por
otro lado, ante el descomunal incremento de su fortuna, tan desproporcionada,
la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República la habrían
investigado por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y vínculos con grupos
locales del crimen organizado. Hubo avances, tanto, que la FGR integró tres
carpetas de investigación por su probable responsabilidad en blanqueo de
capitales, delincuencia organizada y abuso de autoridad.
Las
carpetas incluían registros de transferencias bancarias millonarias, copias de
escrituras públicas y declaraciones patrimoniales presuntamente falseadas para
ocultar el patrimonio amasado por la entonces alcaldesa, una de las más fuertes
aspirantes a gobernar Quintana Roo, pues contaba con el apoyo de López Obrador
y del ex gobernador panista Carlos Joaquín, embajador de México en Canadá.
Según
las pesquisas, éstas se centraron en analizar las finanzas de la empresa
“Desarrolladora Cumpal”, que registraba actividades financieras atípicas en los
últimos años. La UIF sospechó, en base a datos y evidencias, que servía para
ocultar movimientos financieros. A la UIF también le llamó la atención el
desorbitante movimiento de dinero en efectivo por parte de Mara Lezama y de su
esposo.
Las
sospechas se reforzaron porque la mandataria adquirió un vehículo Mercedes Benz
modelo CLA 250 Sport por unos 700 mil pesos, que pagó en efectivo y en una sola
exhibición, mientras su esposo hizo lo propio con uno de la misma marca, clase
GLE 43 Coupé, por 1.4 millones de pesos, también pagado en efectivo y en sólo
pago.
El
primer indicio de la Federación de este inusual manejo de recursos y del
incremento patrimonial de la pareja surgió el 8 de septiembre de 2020, cuando
la alcaldesa fue denunciada por la activista Flor Pastrana, que sirvió a la FGR
para integrar las tres carpetas; fue ratificada el 14 de octubre de ese año.
Las
investigaciones continuaron con informes de la DEA, que decían que María Lezama
entró en negociaciones con grupos locales del crimen organizado, en particular
con el Cártel de Jalisco, que controla el mercado del narcomenudeo en ese
municipio y paga cuotas millonarias mensuales por operar libremente, pero
alcanzó mayor poder y control en Quintana Roo cuando Lezama asumió la
gubernatura.
Los
reflectores se encendieron con mayor potencia contra Mara Lezama cuando se
descubrió haber cedido grandes terrenos de alta plusvalía a una empresa, a
cambio de recibir como donativo una residencia, conocida como “La Casa Blanca”,
valuada en varios millones de pesos.
Según
las investigaciones, sobre esta propiedad surgió una permuta con la empresa
Tarjetel del Sureste, que la transfirió definitiva e irrevocablemente a través
de acta de cesión de derechos P.A112.433 e involucra a Buró Inmobiliaria
América, ligada con la alcaldesa en negocios inmobiliarios.
En
ese tiempo el Ayuntamiento de Cancún solapó la anexión de 15 mil m2 de área
protegida por Fonatur al terreno donde estaba el club con 18 mil m2 y esa
propiedad de 33 mil metros lo permutó la Comuna al Buró Inmobiliario América
para la aprobación de Tarjetel.
A
cambio, la alcaldesa recibió “Casa Blanca”. Las escrituras públicas de ambos
inmuebles, números 4724 y 112403, formaron parte de las investigaciones de la
UIF y la FGR.
La
denuncia inicial contra Mara Lezama se presentó ante la SIEDO, número 373/2020,
y el 2 de julio de ese mismo año, de manera paralela, inició sus
investigaciones la UIF.
Sin
embargo, de pronto, todo dio un giro. Extrañamente, la UIF detuvo sus
investigaciones. Hugo Nieto, entonces secretario técnico del Ayuntamiento de
Cancún y primo de Santiago Nieto, ex titular de la UIF y quien originalmente
inició las investigaciones contra Mara Lezama, presuntamente metió las manos
para favorecer a la entonces alcaldesa.
Además
de los sobornos de la delincuencia organizada que, según la FGR, explicarían el
incremento cuantioso del patrimonio de la alcaldesa, FGR y UIF centraron sus
pesquisas en corrupción y “lavado” de dinero donde, aseguraban, habría
evidencia de la participación de la alcaldesa.
Las
investigaciones implicaban a la empresa Desarrolladora Cumpal, integrada por
Omar Terrazas García, el cuñado de éste, Miguel Ángel Lezama Espinosa, y los
hijos de la alcaldesa: Daniel Barrón Lezama, Omar Terrazas Lezama y María
Terrazas García, presuntamente instrumentos de la pareja para adquirir
propiedades que suelen registrar con precios subvaluados.
La
lista de propiedades que tenían acreditadas la FGR y la UIF se enumeran en
expedientes integrados. Una propiedad en Cancún, con valor de 4.8 millones de
pesos; otra, en Yoxtlán, adquirida el 31 de agosto de 2016, con valor de 1.9
millones de pesos, un terreno en Guayacán, comprado el 27 de abril de 2018, con
valor de tres millones de pesos.
Además,
los expedientes incluían 10 propiedades más, cuyas ubicaciones no se mencionan,
pero que, en conjunto, dan cuenta de una inversión de más de 200 millones de
pesos.
El
origen de los fondos para adquirir tantos inmuebles, según las investigaciones,
se centraban en dos hipótesis: Venta de terrenos federales, negocios con
contratistas, pagos del crimen organizado, en particular del CJNG, y “lavado”
de dinero.
Según
la FGR, en todas las operaciones de compraventa de departamentos, edificios y
residencias, participó como valuador el entonces síndico municipal, Heyden
Cebada Ramírez, padre del cuestionado presidente del Poder Judicial de Quintana
Roo, Heyden Cebada Rivas, mientras que, para dar fe de la compraventa, la
alcaldesa recurría al notario 62 como su preferido, “casualmente” Cebada Rivas, director municipal de Desarrollo Urbano.
Según
mapa criminal diseñado por la FGR y la Secretaría de Seguridad Pública
Ciudadana, en Benito Juárez-Cancún operan cuatro cárteles que dominan la plaza:
Sinaloa, Jalisco, Zetas, Cártel del Golfo y Caborca.
En
investigaciones de la FGR, con colaboración de la DEA, a la entonces alcaldesa se
le relacionaba con los dos primeros grupos criminales, que habrían establecido
un pacto de no agresión a cambio de que les permitiera operar, principalmente
en la Zona Hotelera, aunque se extendieron a Playa del Carmen, Isla Mujeres,
Cozumel, Tulum, entre otros puntos de auge turístico. Ahora vemos que también a
Chetumal y Bacalar.
Los
presuntos vínculos de Mara Lezama con el crimen organizado, según
investigaciones canceladas, sería una de sus fuentes de enriquecimiento, aunque
no se descartaron otras, como corrupción institucional con proveedores de
Benito Juárez como alcaldesa; venta de terrenos de alta plusvalía y lavado de
dinero, hipótesis consideradas en las carpetas de investigación en su contra.
Desgraciadamente,
los expedientes “desaparecieron” o se archivaron durante el sexenio de López
Obrador. Así, sin investigaciones de por medio, Mara Lezama se convirtió en la
candidata de Morena y multimillonaria gobernadora… al menos sólo por dos años
más.
Titulado
como Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con
nueve Diplomados, cuatro de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019,
2021 y 2025) y cinco de Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los
Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así
como con más de 75 Seminarios, Talleres, Cursos y Conferencias.
Información
completa sobre el currículum vitae, en este link:
https://luisangelqroo.blogspot.com/2025/08/dividido-en-los-capitulos-de-formacion.html

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