En México, ¿tan sólo trabajar es delito?
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Ex
titular de la PGR, el abogado, político y diplomado Ignacio Morales Lechuga, más
identificado con la oposición, considera que, en México, ganarse la vida
honestamente puede ser un acto de resistencia. No habla del empresario
privilegiado ni del político intocable, sino del chofer de Uber que,
tras perder un empleo, encontró en una aplicación una manera de sostener a su
familia.
Y
tiene toda la razón. Ese hombre o mujer que maneja 12 horas al día, que paga
gasolina, reparaciones, impuestos, y que aun así debe mirar por el retrovisor
con miedo a ser detenido, extorsionado o golpeado por atreverse a trabajar.
Habla de esas personas.
En
efecto, refiere que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio
la razón al Gobierno federal y resolvió que los servicios de transporte por
aplicación, como Uber, no cuentan con autorización oficial para operar
en aeropuertos del país. El fallo implica la salida definitiva de la
plataforma de esas zonas.
Antes,
la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes informó que “los
servicios que se brindan a través de las empresas de aplicación no cuentan con autorización expedida por la
Secretaría para prestar estos servicios”. El pronunciamiento reforzó la
exclusividad de taxis y transportes autorizados.
Y
es que, como publicamos, en un fuerte, doloroso anuncio oficial para los más de
8 mil 600 concesionarios de placas de taxi en Cancún, una jueza federal
concedió una suspensión definitiva que confirma lo sostenido por Uber durante
más de una década: Era ilegal detener a los conductores que utilizan la
plataforma cuando recogen o dejan pasajeros en TODOS los aeropuertos de México.
El
conflicto entre Uber y los taxistas en Cancún había sido un problema constante
-y muchas veces violento- desde la llegada de la plataforma. Los principales
puntos de fricción giraban en torno a la regulación, competencia y los
enfrentamientos físicos, con implicaciones significativas para los usuarios y
la imagen del destino turístico.
Así,
con esta resolución, ni las autoridades municipales o estatales podían en
adelante detener a los socios conductores que realicen viajes a través de la App
en las zonas federales de los más de 70 aeropuertos del país, en tanto se resolvía
el juicio de Amparo correspondiente.
Aunque
Uber reanudó formalmente sus operaciones en Cancún en marzo de 2023, tras ganar
un primer amparo judicial, la situación continuaba tensa e impredecible, aunque
la operación de la plataforma está permitida en la zona centro y hotelera, pero
tomar un Uber en el aeropuerto o terminales marítimas seguía siendo un
verdadero riesgo.
Lo
raro es que la Constitución garantiza la libertad de profesión y el derecho al
trabajo digno, pero la realidad es otra: Si manejas un Uber en el
aeropuerto, el Estado puede confiscar el coche. Si te topas con la Guardia
Nacional, que debería protegerte, te lo incauta. Y si los sindicatos del
transporte, verdaderas mafias legalizadas, te descubren, entonces te amenazan o
golpean. Así funciona la “protección” en un país donde la ley existe solo para
castigar al débil.
El amparo anterior
concedido a Uber por una jueza federal debería haber marcado un
precedente elemental: El gobierno no debería detener a un ciudadano por ofrecer
un servicio lícito, pero la Secretaría de Comunicaciones respondió con soberbia
burocrática: Sí, hay suspensión, pero no autorización. Traducción: El Poder
Ejecutivo no acatará lo que el Poder Judicial ordena. La vieja historia de la
impunidad disfrazada de legalismo.
El
problema ya no es Uber, sino que en México el ciudadano es invisible. El
conductor, que sólo busca sobrevivir, se convierte en enemigo del Estado. El
usuario, que paga un servicio privado porque los taxis autorizados son caros,
violentos y monopolizados, es tratado como cómplice. Ambos son víctimas de un
sistema diseñado para preservar los privilegios de unos cuantos. El Estado no
regula para proteger, sino para someter.
En
tanto, los aeropuertos se convierten en territorios feudales, donde impera el
control de sindicatos ligados al poder político. Se golpea al chofer
independiente, se amedrenta al usuario, y todo bajo la mirada pasiva -o
cómplice- de las autoridades. Es el viejo pacto del clientelismo: Tú me das
votos, yo impunidad. Así se perpetúa el dominio de las mafias del transporte,
mientras el ciudadano común paga el precio de la corrupción institucionalizada.
Esta
no es una defensa de Uber. Es del derecho elemental a trabajar, a elegir,
a no ser tratado como un niño idiota incapaz de decidir cómo moverse.
El Estado mexicano no puede seguir actuando como tutor autoritario
que decide por nosotros qué transporte usar, qué aplicación descargar, qué
servicio contratar. Su verdadera función no es imponer monopolios ni castigar
la innovación, sino garantizar que la ley se cumpla igual para todos.
Pero
el mensaje del gobierno es otro: La ley no protege al ciudadano, sino al
privilegio. Quien trabaja por su cuenta o busca independencia, es visto con
sospecha. Quien se organiza fuera del aparato corporativo, es perseguido. Es el
reflejo más brutal de nuestra crisis institucional: El honesto se convierte en
enemigo, y el corrupto en aliado del poder.
México necesita
recordar que la libertad no se mendiga, se ejerce. Y que el Estado de derecho
no consiste en repetir discursos, sino en obedecer a los jueces, respetar a los
trabajadores y dejar de ser rehén de las mafias. Porque el día en que un chofer
tenga que pedir permiso para trabajar, y un usuario perdón por elegir, ese día
la Constitución habrá dejado de existir más allá del papel.
Titulado
como Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con
nueve Diplomados, cuatro de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019,
2021 y 2025) y cinco de Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los
Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así
como con más de 75 Seminarios, Talleres, Cursos y Conferencias.
Información
completa sobre el currículum vitae, en este link:
https://luisangelqroo.blogspot.com/2025/08/dividido-en-los-capitulos-de-formacion.html

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