¿Quién traicionó a quién?
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
“La
traición, único acto de los hombres que no se justifica”: Maquiavelo
Como bien decía el periodista José M. Ramírez
Hernández al iniciarse este lunes la primavera, la mayoría hemos visto alguna
que otra película o libro donde los mensajeros “chivatos” o traidores son
ejecutados después de haber consumado sus traiciones, a manos de aquellos
mismos a quienes se habían vendido.
Ad hoc con la proximidad de la Semana Mayor, los
católicos recordamos de nueva cuenta que Judas Iscariote tal vez sea el más
famoso de todos los traidores de la historia por delatar a Cristo con un beso
para señalarlo, poco antes de que le apresaran los romanos a cambio de las supuestas,
famosas 30 monedas de plata.
El filósofo italiano Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
apuntaba que los celos, avidez, crueldad, envidia y despotismo son explicables
y hasta pueden ser perdonados, según las circunstancias; los traidores, en
cambio, "son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno
político, sin nada que pueda excusarlos”.
A
favor de éstos, sin embargo, el profesor de la Universidad de París, Yves Roucaute,
dice en su libro “Elogios
de la traición: sobre el arte de gobernar por medio de la negación”, que todos
comprenden que es loable que un príncipe cumpla su palabra y viva con
integridad, sin trampas ni engaños. No obstante, la experiencia demuestra que “los
príncipes que han hecho grandes cosas no se han esforzado en cumplir su palabra”.
Modelos
de las teorías y figuras políticas más significativas desde la Grecia clásica
hasta el Renacimiento han realzado original y sensato análisis de la política
contemporánea y las topologías de la “traición”.
Desde
Francois Mitterand y Mijail Gorbatchev hasta Felipe González y muchos otros
nombres importantes han analizado una saludable lección de esa teoría política de
los juegos de la negación y de las inevitables rectificaciones de pronósticos
como mecanismos necesarios en toda democracia.
Ahora
bien, no cabe duda que, al margen de lo que para muchos es un fenómeno que se
viene reflejando en todo el país dada la inconformidad con los manejos de la
cúpula del PRI, el término “traición” invariablemente se maneja en
prácticamente todo el país, Quintana Roo, desde luego, de cara a los próximos
procesos de junio.
La
primera ocasión que este año se habló de traición, al menos en forma
trascendente, fue cuando el hoy aspirante a la gubernatura por la alianza
PAN-PRD, Carlos Joaquín González, anunció su renuncia al PRI, poco antes de que
el tricolor “destapara” formalmente a Mauricio Góngora Escalante como su
aspirante a suceder a Roberto Borge.
Menos
trascendente que esa “traición”, se volvió a hablar del caso con el diputado
local con licencia, el cuestionado Filiberto Martínez Méndez, quien operaba
como coordinador de la precampaña de Carlos Joaquín desde el tricolor, pero al
enterarse de que éste cambió de partido, cuando rata cuando el barco se hunde, no
dudó el abandonar su proyecto, en el que, como ahora, pretende volver a gobernar
el municipio que antes saqueó.
El
tercer caso, no menos relevante que el primero, es el de Gabriel Mendicuti
Loría, el ex secretario de gobierno que, al igual que Carlos Joaquín, también
fue presidente municipal de Solidaridad y también desde el sexenio anterior
buscó infructuosamente la candidatura a gobernador ante el tristemente “célebre”
Félix González, quien prefirió a su paisano y amigo Roberto Borge.
Sin
embargo, ante la mayor cercanía de éste con Mendicuti Loría, se le veían mayores
posibilidades a quien fungía como “vicegobernador” y segundo de a bordo en
Quintana Roo, más aun cuando que, ante las frecuentes ausencias del mandatario,
era prácticamente quien llevaba las riendas y operaba como poder tras el poder.
La
diferencia entre Mendicuti Loría y Carlos Joaquín es que éste último no esperó
la decisión final del PRI para renunciar e incorporarse a la alianza PAN-PRD,
sabedor de que las preferencias no estaban de su lado, no así el ex secretario de
Gobierno, que esperó hasta el último momento y le fue leal al mandatario y al
PRI, como único que no derrochó recursos en su imagen y siempre pugnó por la
unidad.
Al
menos, como funcionario siempre ocupó cargos administrativos tras fungir como
munícipe, por lo que no tendría nada qué agradecerle al ahora resquebrajado PRI.
Fue un hombre de sistema, al que demostró lealtad y entregó trabajo y
resultados, por lo que no era necesaria su renuncia al tricolor del que, al igual
que muchos, ignoramos si en algún momento estuvo afiliado, y de ahí que no se
pueda renunciar a lo que nunca se tuvo.
Así
las cosas, como ocurre con la teoría del vaso medio lleno o medio vacío, es más
realista preguntarse si, al igual que en el caso de Carlos Joaquín, ¿Realmente
traicionó Mendicuti Loría al PRI o a Roberto Borge? Es absurdo pensar en este
sentido, y más aún hablar de una supuesta salida “por la puerta trasera”,
cuando que, en realidad, es más inteligente y lógico pensar y creer que ¡el PRI
y Roberto Borge los traicionaron a él!
Un
caso similar sería el que ocurrió precisamente con Carlos Joaquín, ya que, al
menos hasta donde sabemos, jamás le habría jurado “amor eterno” al PRI, no así
en el caso del tricolor con el que, pensando un poquito en voz alta, quizá
desde hace 6 años le pidieron esperar que concluyera el periodo de Roberto
Borge, y le “tocaría” al siguiente. Claro, no lo aseguramos, pero es más creíble.
Una
de las posibilidades de la “teoría Mendicuti Loría” es que, dentro de la honestidad
que le caracteriza, quizá haya considerado nulas las posibilidades del otrora “delfín”
del mandatario, es decir de José Luis Toledo, y ello le hubiera costado el
cargo, o bien Roberto Borge le hizo una oferta que nunca le cumplió, Esto sí es
traición.
Como
quiera que fuere, lo cierto es que Roberto Borge perdió un valioso elemento de
su equipo, lo que es más doloroso para él en estos críticos, últimos meses de
gestión, aunque el PRI también perdió la última oportunidad de contar con
un verdadero rival para enfrentar a
Carlos Joaquín, en lo que, con respeto, ahora se puede llamar una “merienda de
negros”.
Hasta
donde sabemos, es poco probable que Mendicuti Loría se una a la coalición
PAN-PRD para enfrentar eventualmente al priísta Filiberto Martínez en
Solidaridad, aunque SI es casi seguro que lo haga solo con el PAN, y con muchas
posibilidades de que el Ayuntamiento cambie de color para el próximo trienio, ante
el permanente endeudamiento y descarado saqueo de sus arcas, el último periodo,
irónicamente, por quien ¡aspira a gobernar Quintana Roo!
Así,
preguntamos, ¿Quiénes están realmente traicionando a quiénes? En todo caso, los
afectados son los quintanarroenses, los gobernados, pero, sobre todo,
lamentablemente, ¡los que siguen votando por el PRI!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de
Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado
tres libros.
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