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En primera fila
                          Médicos, ¡al banquillo!
                                                           Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Poco más de dos años después de haber irrumpido abruptamente y hacerse popular algunos meses más en el escenario político -y antes de que algunos de sus dirigentes vendieran el movimiento a Televisa-, hoy volvemos a recordar la enorme popularidad nacional que obtuvo el llamado “YoSoy132” durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Dicho nombre se refería a la autoafiliación y apoyo al movimiento como miembro número 13211, tras la publicación de un vídeo en el que supuestamente 131 estudiantes contestan las declaraciones de algunos funcionarios públicos que, encabezados por el controvertido secretario de Energía, el cozumeleño Pedro Joaquín Coldwell, defendían al ahora presidente de la República sobre una manifestación estudiantil.
Entonces presidente nacional del PRI, el ex gobernador de Quintana Roo atribuía esa inconformidad a un grupo supuestamente “no representativo” de la Universidad Iberoamericana que, con silbidos, gritos y abucheos, obligó al mandatario a abandonar el inmueble por la parte posterior tras esconderse en el baño, aunque aquél repetía que sólo se trató de “un puñado de jóvenes intolerantes con Peña Nieto”.
A dos años del “YoSoy132”, que se formó el día 132 del año -el 11 de mayo de 2012-, de donde surgió su nombre, y no del número de los que abucheaban al priísta, brota el “Yo soy médico #17, somos médicos, no dioses, no somos criminales", como medio de solidaridad con 16 doctores de Jalisco que afrontan un proceso legal por negligencia, para hacer reflexionar a la sociedad sobre la situación del sector Salud en todo país.
Con más de un millón de personas que saben de este movimiento en redes sociales, y apoyado por 42 ciudades del país, incluso en Argentina y Canadá, otro objetivo del movimiento es que todos los profesionales del sector exijan sus derechos y detengan “el acoso” en su contra.
Tras reciente manifestación por diversas entidades, que incluyó Quintana Roo, se recuerda que el caso de Jalisco “concluyó” después de cuatro años, cuando un juez de Distrito emitió el 20 de mayo 16 órdenes de aprehensión por homicidio culposo por negligencia médica y formal prisión contra el equipo de médicos y responsables de la Unidad de Terapia Intensiva del IMSS de Guadalajara.
El caso es que en enero de 2010, el niño Roberto Gallardo Rodríguez murió tras ingresar al área de urgencias de pediatría de la Unidad Médica de Alta Especialidad el 15 de noviembre de 2009 con crisis asmática, por la que se le realizaron cortes intestinales y siete intervenciones abdominales quirúrgicas (laparotomías exploradoras), y se le colocaron dos catéteres subclavios que le perforaron los pulmones.
Entre dichos procedimientos, según la denuncia, no se le permitió una recuperación adecuada y le provocaron una infección abdominal y posterior muerte, ya que, conforme a la necropsia, ingresó por una tuberculosis intestinal que no se le detectó desde un principio, misma que se le complicó, aunque el certificado de defunción del IMSS sólo refiere una sepsis (infección) abdominal, pero omite su origen.
Además de los 16 procesos estaban pendientes las detenciones del director general del IMSS, el director médico de la Unidad, la jefa de Terapia Intensiva de ésta y de quien expidió el certificado médico, ya que, conforme al médico forense, autoridades y médicos cometieron negligencia e impericia por falta de patólogo para una revisión colegiada del paciente.
En lo que sería uno de los casos por negligencia médica más grandes en la historia del IMSS por tratarse de 16 trabajadores demandados, éstos se ampararon y presentaron ante la autoridad, aunque no pisarán la cárcel  por tratarse de delitos con derecho a fianza o suspensión de cédulas, ante la intervención del Colegio de Abogados Penalistas de Jalisco, el forense y el padre del occiso.
Sin entrar en detalles en torno a la justicia o legalidad del proceso, es obvio que, para una reacción nacional de protesta en serie necesariamente debió haber intervenido el sindicato médico y, pese a su abierta filiación priísta, presionado a todos sus seccionales a hacer lo propio, ya que, pese a que la sociedad conoce a la perfección la problemática del sector, uno de sus supuestos objetivos es hacerla reflexionar sobre ella.
No se vale, como tampoco se vale que  otro de sus objetivos sea que todos los profesionales del sector exijan sus derechos y detengan el supuesto acoso en su contra, ya que, si de exigir se trata, todos los derechohabientes del IMSS harían lo propio para exigir la calidad y calidez que siempre ofrece y nunca cumple ¿Pruebas? Pregúntele Usted a cualquier derechohabiente sobre el servicio.
Ahora bien, en término de formalidades, creemos que el legislador que procedió contra los galenos simplemente actuó conforme a Derecho, es decir, actuó legalmente, aunque dudamos que haya aplicado realmente la justicia en este inédito caso, ya que, para ese efecto, necesariamente debería conocer de Medicina, y ese no es el caso de los jueces, aunque precisamente para eso “operan” en algunos Estados las comisiones de Arbitraje Médico. En Quintana Roo no existe aún.
Y no existe no porque no haga falta o las autoridades se hayan encerrado en creación, sino que, lamentablemente, contra lo que se supone, los galenos se han vuelto más políticos que los políticos y están más aferrados a sus grupos externos de apoyo que a su propia capacidad o desempeño. Si en alguna entidad existen mayores grupos médicos, ese es Quintana Roo.
En este sentido, todos quieren conformar y encabezar el gremio del sector, particularmente en el caso de la cabeza de éste, es decir la Secretaría Estatal de Salud, donde lo mismo funciona un sindicato federal, que uno estatal y otro del área especial de Paludismo, en tanto operan Colegios Médicos que otros organismos similares en Cancún y la capital Chetumal. ¿A quién conviene tanto divisionismo? Lógico: A sus autoridades, por aquello del “divide y vencerás”.
Así, el titular de la dependencia, Juan Lorenzo Ortegón Pacheco, está realmente en la gloria, con sus “muchachitos” y demás incondicionales con doble o triple plaza, o bien en cargos para los que no reúnen el perfil que impone la normatividad federal, o les permite continuar en el cargo pese a “sospechosos” manejos públicos para todo mundo… ¡excepto para él!
El tema impone un mayor análisis, pero, en tanto, ¿Cuántas cosas más ignorará el gobernador Roberto Borge?

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.


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