En
primera fila
SESA, sin “timón”
Por LUIS A. CABAÑAS BASULTO
Con un titular dedicado sólo a “socializar” y ahora un
“defensor” al que lo que más le sobra es “cola”, la Secretaría Estatal de Salud
se hunde irremediablemente y sigue en manos de quienes hacen lo que les pega la
gana, desde luego con anuencia o ignorancia de quien debiera poner orden, Juan
Lorenzo Ortegón Pacheco, quien hasta hoy no ha querido dar la cara.
En efecto, ahora resulta que no sólo existen anomalías en la
Dirección Administrativa y el Banco de Sangre, Centro de Transfusión Sanguínea
o como Usted quiera llamarle, sino también en otras áreas no menos importantes,
como es el caso del Centro de Salud de Calderitas y las Unidades de
Especialidades Médicas (UNEMES)
Enfocados
a la atención de pacientes con infecciones de transmisión sexual y de VIH-SIDA
y ubicados en las ciudades de Cancún y Chetumal, el ambicioso programa se puso
en marcha en Quintana Roo durante el periodo de Juan Carlos Azueta Cárdenas
como secretario estatal de Salud, a partir del 2006, con la construcción de dos
unidades.
Dada
su importancia, en 2007 y 2008 se abrió otra docena de UNEMES más, dos de ellas
para la atención de enfermedades de salud mental (UNEME-CISAME); tres para
enfermedades crónicas de diabetes, obesidad, hipertensión y enfermedades
cardiovasculares (UNEME-EC) y otros ocho contra enfermedades adictivas, como
alcoholismo, tabaquismo y otras sustancias, (UNEME-NUEVA VIDA), ubicadas en
Cancún, Cozumel, Playa del Carmen, Tulum, Carrillo Puerto, Morelos y Chetumal.
Quien
generalmente informa públicamente sobre el programa es el propio Ortegón
Pacheco, aunque de quien más se habla es del “doctor Marín” -al parecer
Norberto Marín Arteaga-, quien hasta hoy ha hecho lo que le viene en gana en el
área del Centro Estatal de Salud Mental, obviamente en perjuicio de usuarios
los “servicio”, y no se diga del personal, al que se ha echado encima.
De acuerdo con las últimas cifras oficiales, durante el 2013
ofrecieron alrededor de 11 mil consultas, lo que da una idea de la importancia
del servicio, aunque no tanto como el del renglón de Control Venéreo de los
Centros de Salud, particularmente el Centro de Salud número dos, donde semanalmente acude unas 500 mujeres
al examen VDRL, VIH-Sida y exudado vaginal para obtener una tarjeta de salud.
Este
documento, se sabe, representa una especie de “autorización” de la Secretaría
de Salud para practicar la prostitución, aunque, contra todo sentido común, los
inspectores de la dependencia también se las exigen a todas las que se
desempeñan como meseras, independientemente de que NO se trate de alguno de los
restaurantes que las presentan como “guapas edecanes”.
No
obstante, meseras y no meseras son obligadas semanalmente a formar juntas
largas “colas” matutinas que, al rebasar la capacidad del Centro de Salud
correspondiente, expone a las primeras a la vista de todo mundo, por lo que se
confunden unas con otras y lastima la imagen de quienes se desempeñan en un
trabajo normal.
Ahora
bien, en el caso de las prostitutas se entiende la necesidad de cumplir dicho trámite,
que por cierto genera buenos dividendos a la SESA, aunque lo que preocupa y
ocupa es que la nueva responsable de Control Venéreo, a la que los trabajadores
sólo identifican como “doctora Rosario” ha dejado de exigir la toma de pruebas a
las mujeres conocidas en esa dependencia como Trabajadoras del Sexo Comercial
(TSC)
Estas
incluyen las de citologías (para la detección del cáncer en el cuello uterino)
y de VIH (para detección de SIDA), aunque también ordenó la cancelación de
platicas preventivas sobre estos temas y, lo que es peor, ¡permite que las
interesadas solo acudan a que les firmen sus tarjetas de salud!
No
quisiéramos pensar que haya otros intereses diferentes a los apáticos, pero el
caso es que ya no tan sólo han dejado de acudir las propias interesadas, sino
que ahora resulta que envían a sus parejas que, en el argot de la prostitución
se les conoce como “padrotes”, lenones cuya actividad tipifica y sancionan las
leyes, pero, irónicamente, dejan de perseguir las autoridades.
Se espera que tome cartas el recién nombrado titular de la Jurisdicción
Sanitaria número uno, Francisco Lara Uscanga, aunque no en el sentido que lo
hizo su jefe Ortegón Pacheco, quien en vez de preocuparse por aclarar los escándalos
de Mauro Rosas Cortés en el Banco de Sangre, o del administrador de SESA, Raúl
Rolando Aguilar Laguardia, optó por hacerse de un “padrino”, veterano galeno,
para que le defienda.
En
efecto, con el título “Y va de nuez y nueva nuez”, Jaime Bonilla Lajoud, quien
figura como “comisionado” en una lista de la Secretaría, puso en tela de juicio
los señalamientos de esta columna y de otros medios de información, a los que, según
su “entender”, califica como “dizque comunicadores” y lo único que intentan al
hacer refritos de notas que otros medios de comunicación publican, lo que, según
él, “solo demuestra su reducido criterio y siempre señalan dicen unos y dicen
otros”.
Según
él, con 37 años de servicio en SESA, durante el transcurso de los cuales nunca
se ha sabido que trabaje como los que NO devengan los 17 mil pesos quincenales
que “obtiene” de su cargo, curiosamente en el banco de Sangre -por algo tenía
que hablar-, “aclara” que jamás ha faltado un día a sus labores, claro, aunque
sea sólo para checar su tarjeta y luego desaparecer, quizá para sus consultas
en Farmacia Similares del mercado viejo.
Con
problemas de alcoholismo y “grilla” barata de café, don Jaime se queja
amargamente de que la prensa “nunca da cifras ni nombres de médicos con 3
plazas pero si señalan que hay desviación de recursos por cientos de millones”
(sic). ¿Por qué no le pide aclaraciones o la lista de médicos beneficiados a
Aguilar Laguardia? No lo hace, pero asegura que algo así no pasa en Sesa”.
En
cambio, “opina” que “atacar al Administrador de SESA será por encargo de
alguien y dudo mucho que se estén cometiendo los desfalcos que se señalan” -tenía
que defender al que paga-, y asegura que en SESA los médicos “nos dedicamos a
ejercer nuestra profesión con honestidad calidad y calidez pero sobre todo con
el Ejemplo”. (Ja, ja, ja, con respeto a las merecidas excepciones, sobre todo
el suyo, que todo mundo conoce)
Ya
habrá espacio para más comentarios sobre el caso de Calderitas, aunque también
sobre quien intenta enseñarnos a hacer periodismo, aunque, así como están las
cosas, hasta seria más posible que a él se le enseñara a ser médico.
(Permitida la copia, publicación o reproducción
total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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