En primera fila
¡Controversia en “silla” azul!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
La caída del PRI de Los Pinos hizo albergar a los
mexicanos la esperanza del cambio real con un Vicente Fox como presidente de la
República, y la posibilidad de que un “nunca jamás” seria la invariable en los
años siguientes con el PAN, sobre todo respecto a los términos de corrupción y
prepotencia, tan sistemáticamente arraigados en los gobiernos priístas durante
cerca de siete décadas.
Analistas políticos y líderes de opinión aún se
rascan la cabeza en determinar cuál fue la falla de Fox para descorazonar a
millones de votantes que, sin embargo, seis años después sudaron la gota gorda
para ver nuevamente encumbrado al blanquiazul, aunque con un desangelado Felipe
Calderón, cuyo sexenio aún sigue dando mucho de qué hablar, sobre todo tras lo
ocurrido hace unos días.
Como seguramente se habrá enterado Usted, la revista
TVNotas difundió fotos del festejo por el cumpleaños 35 de Claudia Cervantes,
quien ha salido en diversas telenovelas. Nada tendría de espectacular si no
fuera porque se trata de una sobrina del ex presidente y, por si fuera poco, la
pachanga tuvo lugar nada menos que en la Rotonda de las Personas Ilustres del
Panteón de Dolores en la Delegación Miguel Hidalgo.
La
fiesta, con cerca de un centenar de invitados, que jugaron un “rally”, por lo
que corrían entre las criptas del lugar, fue el 13 de junio, en esa
construcción que data de 1872 y sirve como homenaje a los mexicanos destacados
en la historia del país, aunque la nota incluye una foto de la diseñadora Sarah
Bustani, quien aparece “bromeando” con la tumba del pintor Diego Rivera.
Pero esto sólo es parte de las mil y un
controversias en torno al ex mandatario panista, a quien el columnista Joel
Hernández Santiago califica como el presidente
“dubitativo, temeroso, voluble,
inseguro y cruel”, y de ahí que sugiera poner esas categorías en la mesa
de análisis de la historia que, se sabe, no es esa “tía buena” que todo lo ve y
perdona.
Lo cierto es que poco a poco nos revelará las
verdades de lo que ocurrió en México entre 2006 y 2012 y sobre el michoacano,
aunque, por lo pronto, algunas de las huellas de estudio se han puesto a la
vista y, como en un viejo cuarto obscuro de revelado, la imagen colocada en la
solución aparecerá poco a poco hasta alcanzar su nitidez casi exacta.
Así, a Felipe Calderón le horrorizaba la posibilidad
de perder sus fueros y privilegios frente a adversarios políticos que podían
ocupar un lugar superior a él en el ánimo público, aunque él fuera presidente
de la República, y de ahí su obsesión
por medir de forma casi permanente la popularidad de algunos de los más
relevantes para encontrar el punto exacto en el que él se encontraba.
Se habla de un trabajo periodístico de Zoraida
Gallegos Valle, que relata que desde su primer día de gobierno inició su “síndrome
de Blanca Nieves” y su espejito-espejito: El primero de diciembre de 2006 ordenó
preguntar a los mexicanos: “¿Quién es ahora el Presidente legítimo de
México?... y el “espejito” le respondió: “Calderón, con 93.1%, y Andrés Manuel
López Obrador, con 4.8 por ciento”. Esa
noche durmió tranquilo.
Y de ahí en adelante su obsesión era
preguntar-preguntar-preguntar el nivel de popularidad de López Obrador, Marcelo
Ebrard y de Enrique Peña Nieto, sobre todo, aunque esa maña de andar de
preguntones sobre lo qué piensa la gente nació ‘institucionalmente’ de Carlos
Salinas, al crear la oficina de Opinión Pública para medir el impacto de actos
de gobierno y dejar que el Cisen se encargara de vigilar a los adversarios.
Sin embargo, con Calderón la encuestología alcanzó la
locura. Durante su sexenio realizó mil 368 encuestas, algunas sobre el nivel de
aceptación de su esposa Margarita Zavala, el impacto de la muerte del
“campechanito” español Juan Camilo Mouriño, y hasta se dio el lujo de
frivolidades, como cuando quiso conocer la opinión sobre la inocencia o no de
Kalimba.
Con todo, sus adversarios políticos eran su obsesión,
como muestra de su debilidad, de su temor, de su búsqueda de poder sin
tropiezos.
“Por cierto”, estas mil 368 encuestas nos costaron a
los mexicanos 275.7 millones de pesos, un costo altísimo para que el “todopoderoso
del país” no sólo supiera que era “el mejor presidente del mundo”, sino también
para adoptar decisiones, sabias decisiones, como tener información para sus
estrategias políticas y desestabilizar al adversario.
Se sabe que información es poder, pero éste se
pierde cuando se gobierna mal, como fue el caso de “Lipe”, por lo que tanto él
como su partido perdieron la Presidencia, aunque hubiera querido ser recordado
por su política económica, pese a que 70 mil muertos aun murmuran el “no olvido”
y su herencia de 52 millones de pobres, 15 millones de ellos en la precariedad
y perpetuo abandono.
En todo caso, esos 275.7 millones de pesos mexicanos
del cuño corriente, en gran parte fueron a parar a las arcas de las empresas
encuestadoras.
Las empresas encuestadoras más beneficiadas con los
275.7 millones de pesos fueron Mercaei (76.7 millones), Perspectiva en Campo de
Investigación (73.4) Técnicos Encuestadores de Campo (37.8), Opina (21.4),
Investigaciones Sociales Aplicadas=ISA (14.8), Indagaciones y Soluciones
Avanzadas (12.4), De la Riva Investigación Estratégica (6.6) y Consultores y
Marketing Político (4.9 mdp)
Lo que es peor, la misma oficina de Opinión Pública con
alto costo presupuestal, persiste en el gobierno de Peña Nieto, por lo que el
gasto extremo deberá investigarse en términos de contratación y supuesto beneficio
nacional.
Tal y como sugiere el periodista Hernández Santiago,
esta es, sin embargo, tan sólo la punta del iceberg, aunque poco a poco se
sabrá más respecto de esos gastos y costos sobre la personalidad del ex mandatario,
cuyo gobierno dejó más dolores y quebrantos que aplausos y gratitudes en esa
opinión pública a la que tanto temía pero para la cual no gobernó porque se le
olvidó que era presidente y se ocupó más en ser autoridad.
(Permitida la copia, publicación o reproducción
total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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