“Periodismo” compadre, ¡contra CJG!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Recién mencionábamos ayer, durante la presentación de
nuestro cuarto libro “Escándalos y ‘danza’ de millones”, que uno de los
principales problemas que enfrenta la ciudadanía, ahora de cara a las
elecciones del próximo domingo, es la falta de credibilidad en los
tradicionales medios de información, sobre todo los masivos, aunque, por
fortuna, hoy existen las redes sociales.
Lo más dramático del caso es que, ignoramos si con o sin
conocimiento de causa, los propietarios o responsables de esos medios ignoran
-o se hacen de la vista “gorda”- la importancia fundamental que juegan sus
negocios en torno a la sociedad mexicana, quintanarroense en nuestro caso, en
la vida del país, principalmente en lo que se refiere a la democracia política.
Ya desde hace muchos años el benemérito jurisconsulto
mexicano en Derecho Administrativo, Gabino Fraga, refería que la opinión
pública es la ÚNICA fortaleza del pueblo frente al poder público, el decir,
frente a los órganos de la administración pública que se significan en los
Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, respectivamente.
Si bien éstos, al menos en teoría, funcionan o deben
funcionar como un sistema de equilibrio entre ellos mismos, lo cierto es que
los tres ocupan el mismo espacio en la “balanza” del poder público, en cuyo
lado opuesto, como verdadero contrapeso, se ubica la opinión pública que,
también cuando menos en teoría, representan la voz del pueblo, la democracia.
Lamentablemente, de acuerdo con la experiencia diaria, hoy
vemos que esa voz, que debieran abanderar los medios de comunicación, se ha
convertido en una utopía, sólo un sueño, un “debiera” u “ojalá”, ya que, como
negocios reales, éstos no sólo se han mercantilizado al 100 por ciento, sino
que se han politizado abiertamente.
Esto
último no sería criticable sino fuera porque omiten su papel de justo medio y
se inclinan hacia quien paga más u ofrece más, al grado tal que los que se
enriquecen no son precisamente son medios ni obtienen mayores utilidades o
ventajas sus trabajadores, sino los representantes de esos negocios que,
repetimos, están más interesados en los “negocios” que en su papel de
contrapeso ante el poder público.
Para
mala fortuna de quienes vieron en Quintana Roo un medio informativo que habla
de dignidad -una palabra que vende-, el medio que adoptó esta bandera, lejos de
adoptar un papel equitativo, terminó por inclinarse 180 grados hacia uno de los
Poderes, el Ejecutivo, al que, lo que es peor, terminó por DOMINARLO desde el
sexenio del ex gobernador priísta Félix González, a quien no tocaba ni con el
pétalo de una rosa.
Algo
similar ocurre con el mandatario también priísta Roberto Borge Angulo, al que,
inclusive, lo hizo su compadre uno de los ahora multimillonarios representantes
del medio de marras, y ha obligado a la mayoría de los funcionarios a rendirle
pleitesía e inclinar la cabeza desde su lejana residencia de Quintana Roo.
¿Y
sabe Usted con quién no pudo lograr sus propósitos? ¿Y sabe Usted qué le costó
al entonces mandatario “rebelde”? Nos referimos al entonces gobernador Joaquín
Hendricks Díaz, cuyo “castigo” fue el desprestigio total durante toda su
administración, inclusive una vez concluida ésta, lo que lo convirtió en el
“villano favorito” de los quintanarroenses. Y lo sigue y persigue por doquier.
Con
el candidato del PRI a la gubernatura, Mauricio Góngora Escalante, vemos ahora
un futuro similar al que mantuvo con los dos anteriores jefes del Ejecutivo, al
grado tal que el propio aspirante reconoció haberle autorizado la donación de
un terreno en Playa del Carmen, algo parecido a lo que ocurrió cuando pretendía
instalar su maquinaria en Quinaria Roo y Hendricks Díaz se negó a financiar los
millones ¡DE DÓLARES! que implicaría.
Ignoramos cuál haya sido el trato de dicho
medio de comunicación con Mauricio Góngora, pero lo cierto es que, por lo que
vemos, incluye una guerra abierta, sucia contra el abanderado de la coalición
PAN-PRD, Carlos Joaquín González, a quien le “pega”, como decimos en el argot
periodístico, “tiro por viaje”, mientras exalta las “cualidades” y demás
virtudes del priísta.
Apenas
hoy vemos cómo “tradujo” a su modo un suceso de hace 11 años en Playa del
Carmen, cuando el opositor fungía como presidente municipal de esa demarcación
que sobreendeudó el ex convicto Mauricio Góngora -esto último no lo ha
mencionado, obvio-, y habría referido el término “cortar cabezas” de quienes
atentaban contra la sociedad durante un conflicto con policías.
Por
si fuera poco, en su desesperación por el notorio avance de Carlos Joaquín, el PRI
continuó su guerra sucia contra su ex correligionario, contra el que “montó” y
editó un video que exhibió en redes sociales, donde le ponen palabras en la
boca, todos sabemos, como se hace con un video de Hitler y su equipo, para lo
cual sabrá Dios cuánto le habrá costado a Beto Borge.
Para
dejar sentadas bien las cosas, el opositor, a falta de medios DECENTES que
cumplan su papel de informar, se vio en la necesidad de difundir lo que realmente
ocurrió en ese entonces (2005)
Por
su parte, el medio de referencia de esta columna, abierta y totalmente PARCIAL,
lo interpretó textualmente, como si ignorara la riqueza de nuestro idioma, con
lo que acusó a aquél de sanguinario asesino que utiliza la guillotina como los
turcos, entre otros.
En
efecto, cortar cabezas era una tradición en la historia de la Humanidad.
Normalmente solía hacerse con los pringados, hasta que algunos países
decidieron utilizar la práctica para acabar con tiranos y déspotas, y lograron
progresar sus pueblos. Podía y debía hacerse con otros métodos, pero así
sucedió. Hoy las cosas han cambiado.
Por
un error muy moderno, según mostró en portada el periódico La Razón, cuando
Ignacio Escolar calificó un “Extraño caso de los indignados sin cabeza” por
faltar muchas cabezas en una foto, pero sin saberlo, el diario conservador
estaba dando en la diana de un fenómeno social de primera magnitud: Las cabezas
no pueden sobresalir, ni existir, o “se cortan”.
En
este sentido, quien ya habría cortado más cabezas en Quintana Roo sería Roberto
Borge, cuando, en octubre del 20123, despediría a los primeros 100 empleados
del Infovir y terminarían saliendo con la guillotina hasta 1,600. Así se emplea
la terminología, según atestiguaría en ese entonces Noticaribe, que sí cumple
su papel informativo
¡Ah!
Pero Borge es compadre y “padrino” del próximo si los votantes no lo impiden:
Mauricio Góngora.
Hubiéramos
querido hacerle caso a nuestro amigo Raymundo Martín, en el sentido de que
“perro no come perro”, o bien hablar de la presentación de nuestro libro -mañana
lo presentaremos en Cancún-, pero nobleza obliga.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente desde hace 29 años en Chetumal,
Quintana Roo, y más de 39 años de trayectoria como reportero, jefe de
información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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