Taxistas, ¡“coco” de Mara, Patty y Stephany!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Tal
vez porque la mayoría contemos con medio de transporte, pero, al parecer, a los
periodistas locales nos importa poco el grave problema que significan los
taxistas, principalmente de Cancún y la Zona Norte, no así a la prensa
nacional, que elaboró prolongado reportaje sobre esos chafiretes, que parecen
ser consentidos o cómplices de la gobernadora Verde, Mara Lezama, y las
alcaldesas de Benito Juárez, Puerto Morelos y Playa del Carmen, Ana Patricia Peralta y Estefanía
Mercado, respectivamente.
El “silencio” es comprensible, ya que, hasta donde
se sabe (también muchos periodistas), la mandataria poseería cinco placas de taxi
que le obsequió el ex gobernador Roberto Borge -hoy en la cárcel-, a su nombre,
de su cónyuge Omar Terrazas García y los hijos de ambos, Daniel, Omar y Mara.
Como
recién informó Milenio, sol, arena y mar, sonreír, como dice Luis Miguel, y ver
las olas del mar en el Caribe, ya no es placentero. La mafia de los sindicatos
de taxistas de Quintana Roo y ruleteros concesionados se han convertido en el
terror de turistas nacionales e internacionales, aunque la culpa no la tienen
la noche ni la playa, sino que, desde hace una década de años, al menos, existe
en este paradisiaco balneario una especie de piratas del asfalto.
Los
taxistas de los sindicatos Andrés Quintana Roo, de Cancún; Lázaro Cárdenas del
Río (Playa del Carmen), César Martín Moreno (Puerto Morelos) y taxistas con
concesiones federales del aeropuerto internacional del primer destino, amparos
en mano, recurren a abusos, arbitrariedades y robos.
Además,
opera un grupo “pirata”, en realidad, estafadores que se hacen pasar por
empleados de hoteles “all inclusive” y resorts de lujo, que cobran cifras
estratosféricas por su servicio, de 200 a 300 dólares (tres mil o cinco mil
pesos mexicanos” que, dicen, recuperará el turista en la recepción del hotel
que eligió, lo que resulta un fraude del que nadie se hace responsable.
El
volado de vacaciones mágicas, o arruinarlas, muchas veces depende del taxista
que te toque, según vemos en redes sociales: Taxistas que golpean a choferes de
Uber afuera de los hoteles, vehículos de aplicación atacados con tubos y bates
de beisbol fuera del aeropuerto, choferes “cerrándose” a los Ubers y exigiendo
a insultos bajar a sus pasajeros porque al aeropuerto sólo entran ellos, es de
ellos. Anarquía en movilidad y transporte es la constante.
Los
casos más extremos ocurrieron en noviembre, en el cateo a las oficinas del sindicato
Andrés Quintana Roo, donde Fiscalía y Secretaría de Seguridad hallaron un cuarto
de tortura e indicios de que ahí se perpetraron al menos tres homicidios, por lo
que se detuvo a tres directivos del gremio y pleitos por cuotas de poder. Pero hasta
ahí.
Cancún
es 13ª de las ciudades más peligrosas, según World Population Review, de la
ONU. La niña de los ojos turquesa -cómo solía decir el ex secretario de
Turismo, Enrique de la Madrid- aparece al lado de las brasileñas Belém y Feira
de Santana. Tijuana y Acapulco son primero y segundo lugar, y Culiacán -increíble-
aparece como 16º.
Este
número de la mala suerte -el 13-, cuentan empresarios hoteleros se debe, en
parte, a que más de la mitad de los homicidios de Quintana Roo en 2024 (714)
ocurrieron en Cancún (351), pero también abonan a esta mala percepción el
narcomenudeo -tres vendedores de droga ejecutados en la zona hotelera el año
anterior- y los taxistas, que llevan su “granito de arena”.
En
respuesta, Mara Lezama dio dos ruedas de prensa donde anunció que nadie por
encima de la ley. Incluso, a principios de marzo, comenzó la construcción de
nuevos cubículos de taxis en la Terminal 2 y 4 del aeropuerto, para dejarle en
claro al turista cuáles son taxistas autorizados, aunque los estafadores siguen
ahí con total permisividad.
Apenas
en agosto, los taxis de aplicación obtuvieron un amparo para bajar y subir
pasaje en cualquier terminal del aeropuerto de Cancún, aunque sindicatos y concesionarios
federales sólo les permiten dejar pasaje, no subirlo, y los que han intentado
subir fueron golpeados o dañadas sus unidades.
Daniel
Enrique, de unos 22 años, por las mañanas hace servicio social en la Fiscalía General,
y por la tarde se emplea como chofer de un Mazda que funciona como Uber, mientras
elabora su tesis y se titula de abogado.
El
tráfico insoportable de un viernes de quincena obliga a convivir más de una
hora atorados en la avenida Tulum, larga avenida que atraviesa todo Cancún, pero
sin vista al mar, y Daniel platica que los comunicados de la Fiscalía sobre taxistas
detenidos por golpear turistas y choferes de aplicación “son pocos” en
comparación con lo que se vive día a día.
El
Andrés Quintana Roo, fundado en 1978, administra unas 20 mil taxis de Cancún y
su directiva posee control político por haber apoyado al PRD, PRI y Morena para
“ayudar” a ganar elecciones a cambio de “cuotas” en regidurías y diputaciones
locales, al igual que los de Solidaridad y Tulum.
El
año pasado, dice, tuvimos varías denuncias contra taxistas por violación, todos
del Andrés Quintana Roo. Más de cinco, a la caza de chavas en la zona hotelera,
discotecas o bares del centro, donde se quedan dormidas o muy tomadas.
Agrega
que taxistas extorsionan visitantes o les roban celulares y cámaras, mínimo un
cobro excesivo: “Saben que es mínima la probabilidad de ser denunciados. El
abuso diario azuela a borrachos extranjeros y mexicanos, a los que les cobran
tarifas exorbitantes por llevarlos a su hotel, donde la amenaza de llamar a la
policía siempre les sirve para extorsionar.
Según
la Fiscalía, en 2024, 10 taxistas de Cancún, Playa del Carmen y Puerto Morelos tuvieron
prisión preventiva oficiosa por golpear turistas, amedrentar o lastimar unidades
de Uber y golpear a su conductor.
El
caso más elocuente es de tres miembros del sindicato Puerto Morelos, de menos
de una década de creación, pues hasta 2015, Puerto Morelos era pertenecía a Cancún.
Los taxistas intimidan a un turista de Estados Unidos a cancelar un viaje de
Uber que solicitó por ser “ilegal” y lo amenazan con que sí insiste en tomar
otro coche de aplicación sería “detenido por la policía”, por lo que exigen al conductor
cancelar el viaje.
El
chofer de Uber apenas alcanza a decir: “Que el cliente cancele… ya gasté
gasolina a lo tonto”. Tres taxistas rodean al turista de forma intimidante,
éste desconcertado lanza improperios en inglés y se retira.
Un
video, viralizado en medios de comunicación, movilizó a Mara Lezama en
diciembre, cuando anunció que los tres habían sido detenidos y que el Instituto
de Movilidad les retiraría “de por vida” la licencia para nunca volver a manejar
un taxi. Fueron vinculados a prisión preventiva por dos años, continúa el
juicio… y les cayeron denuncias por narcomenudeo.
El
discurso emotivo y álgido de la gobernadora contrasta con las acciones del
Instituto, que sostuvo un “acuerdo verbal” con el sindicato para “acosar” a
choferes de Uber. Los taxistas blancos con franjas verdes y número económico -distintivos
del gremio- pueden llevar pasajeros en el asiento de atrás; los de Uber, no.
El
aeropuerto, administrado por ASUR recibe 500 diarios, 40 de Europa y 100 de
Estados Unidos; el resto proviene de América del Sur y puntos nacionales. En la
Terminal 1 llega puro vuelo privado, de élite empresarial y políticos, que
difícilmente ocupan taxi, aunque las Terminales 2, 3 y 4 son acosados por taxistas
concesionados por la SCT.
Frases
recurrentes de los vendedores de transporte, cargadas de mentiras, son “¿Taxi
privado?”, “taxi seguro a la puerta de su hotel”, “no hay corridas de ADO”,
“los autobuses van llenos”, “le damos el mejor precio de la Riviera Maya”. Las
quejas son constantes, una familia entera que va de Cancún a un resort en
Puerto Morelos, unos 20 kilómetros, pagará entre dos mil y tres mil pesos si no
contrató “transportación” con el hotel.
Para
los 128 kilómetros entre el aeropuerto y Tulum, esa cantidad se duplica o
triplica, por lo que la “mejor” opción es contratar con mucha antelación el
transporte, rentar un carro o hacer escala en autobuses.
En
las Terminales 2 y 4 opera una red de estafadores que se hace pasar por
concesionarios de resorts, que ofrecen taxi privado, según redes sociales, con
un ‘modus operandi’ básico y absurdo, pero sorprenden a decenas de turistas, a
los que dicen que la transportación oficial del hotel se descompuso y que deberá
pagar una “garantía” de traslado de 200 dólares en taxi particular. Incluso
fingen hablar por teléfono al hotel donde se reservó, les pasan con una
supuesta recepcionista (cómplice) y ofrecen un vale de devolución.
Por
este sin número de casos y amparos de concesionarias de transporte en el
aeropuerto, ya el gobierno tiene conocimiento y tuvo que montar una “mesa
especial” en enero con ASUR, Sedena, SCT y Secretaría de Seguridad Pública para
tomar cartas.
Son
destinos de alto riesgo para los turistas. En Cancún, afuera de Coco Bongo y
Hard Rock en la zona hotelera, en el centro de Tulum, así como en la avenida de
Las Torres, son puntos por excelencia donde taxistas del Andrés Quintana Roo
acumulan quejas.
“Dan
una tarifa al arrancar, después quieren cobrar mucho más. Como no tienen control
de taxímetro o Google Maps, toman otra ruta y pretextan tráfico, el chiste es
cobrar mucho más de lo acordado”, dice Efraín, un peluquero tabasqueño con siete
años en Cancún y que detalla haber tenido que discutir y amagar con “trompear”
a un taxista, para evitar extorsión, a pesar de no ser turista.
Pero
insiste que, en su barbería, en su rutina cotidiana, hay clientes que relatan
asaltos con navaja por parte de taxistas, robo de billeteras con violencia física
o “decomiso” de celulares en complicidad con otros taxistas cuando el cliente
no quiere pagar la tarifa fijada a placer.
Efraín
pide buscar en Google el caso del taxista que drogó a su clienta y la metió a
un motel en Cancún para abusar de ella. El 30 de noviembre de 2024, el taxista José
Roberto “N”, drogó a una joven que abordó su taxi en la Avenida Kabah -de las
más transitadas de Cancún, donde joven alcanzó a mandar un mensaje a un familiar
que ya se dirigía a su casa, pero se sentía mal. Cuando estaba inconsciente
Roberto la metió al motel.
Despertó
dos horas después, con el conductor encima, totalmente en pánico, opuso resistencia
y forcejeó con el taxista, que intentó golpearla, pero ante la defensa optó por
huir. No imaginó que aun bajo los efectos de la droga la agredida alcanzaría a
fotografiar el número 3061 del taxi. Dos días después, ante la presión social,
el conductor fue detenido, y su sindicato emitió un comunicado donde “lamentaba
los hechos” y pedía todo el peso de la ley.
En
Playa del Carmen, el sindicato Lázaro Cárdenas coloca flotillas de taxis en
toda la Quinta Avenida y 10 para obligar a los turistas a abordar a precios
inflados e inhibidos, a no pedir taxi de aplicación (como InDriver, que opera
en la ciudad). Tampoco se puede parar taxi fuera de sitio, más económico: “Está
prohibido, son las reglas”, dicen una y otra vez.
Equipaje
de mano, en febrero, intenté abordar un taxi en la avenida 15, uno para y me
pide subir rápido. No abre la cajuela, pide subir “en friega”. Cuando va a
arrancar, dos supervisores del sindicato lo reprenden: “Sabes que no puedes
subir pasaje aquí”. El taxista me pide descender. Increpo a los del sindicato y
digo que “soy local”.
“Andas
de bermuda y con equipaje, aquí pasas cómo turista. O pagas taxi de sitio o
tienes que caminar hasta la avenida 30 para poder hacerle la parada a un taxi
normal”, dice el entrevistado.
Desciendo
con mi equipaje y camino un kilómetro con el termómetro a 32 grados en pleno invierno
caribeño. Mientras camino a pleno sol, me acuerdo del 10 de mayo de todos los
taxistas. Los abusos de la mafia no respetan nacionalidad, sexo, idioma o
religión.
Luis
Arturo Villar, con 44 millones de seguidores en YouTube, donde se hace llamar “Luisito
Comunica”, se quejó de que en Cancún le cobraron del aeropuerto a su destino
dos mil pesos por unos 10 kilómetros. Grabó en vivo cuando lo llevaban, y miles
de usuarios de TikTok, Facebook, Twitter e Instagram manifestaron vivencias propias
con abusos de taxistas en el Caribe.
Los
100 dólares que pagó por el breve recorrido, quedaron cortos en comparación con
una usuaria de TikTok, Narabask, que, con un grupo de amigos gringos, abordó un
taxi media hora hacia Tulum, al Airbnb donde se hospedarían, pero el taxista la
estafó con 10 mil pesos.
“Eran
cinco mil cuando tu viaje comenzó, pero tardaron mucho en el Eleven y luego el
trayecto, más tráfico… son 10 mil pesos y no es lo que estoy cobrando, están
cobrando mis jefes”, dijo el taxista.
En
Tulum, turistas se quejan de taxistas, con insinuaciones de nexos con la
delincuencia organizada para obtener un pago exorbitante. Otros acosan para
“vender droga”.
José Luis Corral Morales, líder de Andrés Quintana Roo fue
asesinado y su cuerpo encontrado el 29 de octubre de 2024 en la salida de
Cancún a Mérida por el pecado -por decir- de no querer soltar su parte
directiva y oponerse a que otros “dobletearan” ingresos con narcomenudeo.
Corral
Morales era presionado por otros líderes, Salomón Alfonso Muñoz, (a) Mafer y Óscar
Antonio Solís, para dejar el liderazgo y ambos exhibidos por la Fiscalía como autores
intelectuales del asesinato, pero también de Miguel y Elías, del mismo
sindicato, ejecutados por desobedecer y subir pasajes donde no autoriza el
sindicato, zona hotelera, un centro comercial, muelle o zona de antros o
discotecas, incluso casinos.
Estos
“desobedientes” fueron ejecutados por Juan Manuel “N” y Jonathan Emanuel “N”,
también miembros del gremio, que presume en página oficial dar manutención a 20
mil familias de Cancún.
La
historia de confrontación ruletera no concluye. En noviembre, la Fiscalía
obtuvo orden de catear las oficinas del Sindicato, donde hallaron marihuana y
cocaína, así como cartuchos. Lo caótico es que había un cuarto de tortura, de
directivos del sindicato, donde apenas hubo “indicios” de que ahí pudieron asesinar,
al menos, a tres personas.
El
uruguayo Luis Alberto maneja un auto para Uber, reside hace 5 años en Cancún. En
el Caribe es normal que los autos de aplicación los manejen argentinos,
cubanos, colombianos, uruguayos, beliceños, aunque un viernes por la noche le
tocó de chofer un yugoslavo, con el que nunca logró platicar, sólo preguntó sí
quería ‘music’, no esperó respuesta y puso a Rammstein.
Entre
los extranjeros que manejan Uber, pocos lo hacen con el formato FM2 y FM3 -tarjeta
migratoria para vivir y trabajar en México-, la mayoría se “renta” como chofer
de autos con dueños mexicanos.
“Ni
borracho entro al aeropuerto, menos a la zona hotelera. Mira, cuando cogí el Uber,
cualquiera me decía, cuidado, los taxis son una mafia. Y uno piensa: ‘¿cómo que
mafia?’ Se pelean el pasaje, manejan mal. Jamás imagine que roban, extorsionan,
golpean, trafican droga, amenazan. Lo que aquí pasa, es para película”.
Luis
Alberto insiste, que el chofer de Uber extranjero tiene práctica para no
meterse en problemas con el sindicato: Recoge su unidad, maneja hacía un centro
comercial o zona residencial, como Lagos, Cumbres o Villa Magna, “prendo el aparatito,
no nos metemos a lugares donde el sindicato se siente dueño –antros, hoteles,
discotecas–, no queremos problemas. Con todo lo que se escucha de ellos, ¿para
qué buscarle?”.
Tanto
en Cancún, como en Playa del Carmen, los taxistas son un “grupúsculo” poderoso
políticamente que ha tenido espacios en regidurías, diputaciones y hasta
alcaldías. Tienen “maniatada” a autoridades y la Secretaría de Seguridad
Ciudadana se mete poco con ellos. En Quintana Roo, no se puede explicar el
éxito de los comicios electorales sin la fuerza de los ruleteros. ¿Verdad Mara? ¿Verdad Patty? ¿Verdad Estefanía Mercado?
*Luis Ángel Cabañas Basulto es un
periodista con más de 48 años de experiencia como reportero, jefe de
información, editor y jefe de redacción de varios medios de comunicación,
además de haber fungido como jefe de información de dos ex gobernadores y tres ex
presidentes municipales, y escribir cinco libros, uno de ellos pendiente de
publicar.
Titulado
como Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con
siete Diplomados, tres de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019 y 2021),
Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los Derechos Humanos; y Acceso
a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así como con más de 75 Seminarios,
Talleres, Cursos y Conferencias.
Comentarios
Publicar un comentario