¡Nueva, peligrosa estrategia turística en Q. Roo!
Lic. Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Pese
a que Gestión Turística Sustentable es modelo para este
año, conlleva desafíos críticos y externalidades que
pueden afectar tanto a la economía local como a la operativa empresarial, el gobierno de Mara Lezama clasificó Cancún y Tulum como esas
zonas, con lo que, en teoría, busca limitar o frenar su crecimiento actual.
Esta
nueva figura ya está prevista en la Ley General de Turismo de Quintana Roo con
carácter vinculante, es decir, los Ayuntamientos están obligados a considerar
sus postulados entre los instrumentos de gestión como los planes de desarrollo
urbano.
Según
el subsecretario Estatal de Turismo, Andrés Aguilar Becerril, por lo menos 11
dependencias del Gobierno del Estado trabajan en los dictámenes que delinearán
los límites y vocaciones que deben mantener estos destinos turísticos, dado el
estado en que se hayan.
Claro
ejemplo es Cancún, donde lo que corresponde es renovarse, renovar su
infraestructura, renovar su producto, inclusive generar nuevas políticas o
nuevos instrumentos que permitan mitigar problemas como los predios abandonados
o las plantas de tratamiento de aguas residuales que están llegando a una
capacidad, no límite, donde se requieren nuevas tecnologías, inversiones y
esquemas de gestión.
En
el caso de Tulum, el caso de la estrategia “Tulum Renace”, con la que se busca
ordenar su crecimiento, cuya responsabilidad es municipal, pero con criterios
estatales a través de esta nueva figura.
Para
ello, otra de las obligaciones de la nueva zona de Gestión es conformar un
órgano gestor de destino, encargado de aterrizar las vocaciones y limitaciones
marcadas para cada destino, además de procurarse una participación proactiva de
la Secretaría en consultas públicas sobre el crecimiento urbano de ambas
ciudades.
Una
vez que se decrete a Cancún y Tulum como zonas prioritarias, seguirán Bacalar y
Mahahual, donde, si bien aún no hay un crecimiento al mismo nivel que en la Zona
Norte, han comenzado a llegar nuevas inversiones, por lo que se buscará que ese
crecimiento no se salga de control.
Dicha
Gestión Turística es un enfoque estratégico para planificar y administrar el
turismo de manera que se minimicen los impactos negativos y maximicen los
beneficios a largo plazo. Según la Organización Mundial del Turismo, busca
satisfacer necesidades de visitantes y comunidades locales sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para disfrutar los mismos recursos.
En
2025, este modelo evolucionó hacia la transformación sostenible, integrando
tecnología para medir el impacto real en los destinos, con tres pilares fundamentales
para considerarse sustentable, aunque debe equilibrar tres áreas clave:
La
ambiental, que protege la biodiversidad, optimiza el uso de recursos como agua
y energía, y gestiona adecuadamente los residuos; la socio-cultural, que respeta
la autenticidad y valores de las comunidades anfitrionas, evitando la pérdida
de identidad cultural, y el económico, que asegura que los ingresos del turismo
se queden en la comunidad local, generando empleo digno y prosperidad a largo
plazo.
Las
acciones clave en la Gestión actual son la regulación y certificación, esto es
implementación de sellos, como el “Distintivo S” en México, o certificaciones
internacionales para evitar el greenwashing, una estrategia de mercado engañosa,
donde empresas se presentan como más sostenibles o ecológicas de lo que son en
realidad
Asimismo,
se incluye la capacidad de carga para determinar el número máximo de visitantes
que un sitio puede recibir sin degradar el entorno; la tecnología aplicada, uso
de plataformas digitales para monitorear datos ambientales y flujo de turistas
en tiempo real, y la inclusión Social, programas que garantizan una
distribución equitativa de los beneficios.
Hasta
hoy, ejemplos de éxito en 2025 en destinos en México son la Reserva de la Biosfera Sian Ka'an y los pueblos mancomunados de Oaxaca, que lideran en manejo
comunitario y conservación, mientras a nivel internacional las Azores en
Portugal destacan por su gestión de parajes naturales protegidos.
La
gestión turística sustentable en Quintana Roo se articula bajo un enfoque de
regeneración y justicia social, buscando que el éxito económico del destino se
traduzca en bienestar para las comunidades locales y la preservación de los
ecosistemas.
Entre
las estrategias y planes clave para ese efecto se incluyen el Plan Maestro de
Turismo Sustentable Quintana Roo 2030, en fase de integración continua este año,
que establece lineamientos para un crecimiento inclusivo y respetuoso con la
naturaleza.
También
se incluye el Plan Estratégico Quintana Roo 2025–2050 que, presentado como
parte de “Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo”, es la primera planeación
a largo plazo del estado construida de forma colectiva. Por último, está el Programa
Sectorial de Turismo 2025-2030, con metas federales y estatales para el nuevo
sexenio, priorizando la diversificación y la innovación sostenible.
Sin
embargo, aunque la Gestión Turística Sustentable es modelo “ideal”, implementarla
conlleva desafíos críticos y externalidades que pueden afectar tanto a la
economía local como a la operativa empresarial.
El primer caso se refiere a elevados costos iniciales, ya
que implementar certificaciones ambientales e infraestructuras verdes -energía
solar, plantas de tratamiento- requiere una inversión significativamente mayor
que el turismo convencional, mientras que el enfoque en la calidad y
exclusividad puede elevar el precio de la vivienda, servicios básicos y productos
de consumo, dificultando la vida diaria de los residentes (fenómeno de
gentrificación).
Asimismo,
habla de dependencia excesiva, donde un destino que apuesta a un nicho
sustentable, se vuelve vulnerable a crisis externas, pandemias o cambios en las
tendencias de consumo, las fugas de beneficios si la gestión es de capital
externo, ya que gran parte de las ganancias no se queda en la comunidad,
limitando el impacto real de la “sustentabilidad económica”.
La
segunda desventaja refiere limitaciones de capacidad de carga, pues para ser
sustentable, un destino debe restringir el número de visitantes, lo que implica
renunciar a ingresos inmediatos por turismo de masas, lo que puede causar
conflictos entre gobiernos y empresarios.
También
la complejidad en la regulación, pues requiere una coordinación extrema entre los
sectores público y privado, lo que suele fallar debido a la burocracia o falta
de conocimiento técnico en las autoridades locales. En tanto que existe el
problema de estacionalidad laboral, ya que, al depender de flujos controlados y
específicos, el empleo puede ser muy inestable, concentrándose solo en ciertas
épocas del año.
El
último inconveniente incluye el “Greenwashing”" o lavado de imagen,
pérdida de identidad e impactos ambientales residuales, en el primero de los
casos muchas empresas usan la etiqueta de “sustentable” sólo como marketing,
sin aplicar cambios reales, lo que genera desconfianza en el turista y
desprestigia el modelo.
En
el otro caso, el intento de “adaptar”" la cultura local a lo que el
turista responsable espera ver puede derivar en una mercantilización de las
tradiciones, convirtiéndolas en espectáculos vacíos de significado original,
mientras que, en el último caso, incluso el ecoturismo genera contaminación
acústica, residuos y alteración del comportamiento de la fauna local ante la
presencia humana constante en ecosistemas frágiles.
Lamentablemente,
nada de todo eso importa a la gobernadora Verde, Mara Lezama, más que el
relumbrón de imagen.
Titulado
como Licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con
nueve Diplomados, cuatro de ellos en materia de Juicio de Amparo (2017, 2019,
2021 y 2025) y cinco de Derechos Humanos y Sistema Acusatorio; La Familia y los
Derechos Humanos; y Acceso a la Justicia en Materia de Derechos Humanos, así
como con más de 75 Seminarios, Talleres, Cursos y Conferencias.
Información
completa sobre el currículum vitae, en este link:
https://luisangelqroo.blogspot.com/2025/08/dividido-en-los-capitulos-de-formacion.html

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