En primera fila
“Talón de Aquiles” presidencial
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Podrá tener todo el talento del mundo, la mejor intención
o la máxima capacidad política que, para algún organismo extranjero, amerite
ser considerado estadista, pero lo cierto es que al presidente Enrique Peña
Nieto le ha faltado la suficiente energía, inteligencia o paciencia para
protagonizar -o por lo menos sostener- una adecuada relación con los medios de
comunicación, al menos con los no pagados.
Y entre éstos, como era de suponerse,
se incluyen las redes sociales que, hasta el último instante de su mandato, le
han atosigado día con día y declaración tras declaración, lo que no ocurría con
sus antecesores panistas que, obviamente, tuvieron la suerte de no haber
gobernado en un periodo en el que los cibernautas tuvieran tanta libertad o el
internet estuviera tan de moda como hoy.
El caso es que sus “asesores” de prensa
carecieron de la suficiente entereza para enderezar el rumbo, similar a lo que
ocurre con la Unidad del Vocero de Quintana Roo y la imagen del gobernador Roberto Borge, por
lo que aquéllos, sabiéndose los dueños del balón y las canicas, optaron por lo
más fácil: Retirar el servicio de Internet o controlarlo a su favor con el
sutil pretexto de un malentendido “interés general”, en este caso la seguridad
nacional.
Lo que menos esperaban, sin embargo, es
que existiera una airada reacción de los usuarios de redes sociales que, desde
niños hasta personas de la tercera edad y mujeres de todos los niveles y
estratos sociales, vieron amenazado su única herramienta democrática social
para hacerse escuchar y se lanzaron a protestar a las calles, ante lo que se califica
como un atentado contra la libertad de expresión.
Las muestras de rechazo se siguieron
dando a lo largo de las semanas siguientes, inclusive entre los propios
legisladores federales, sobre todo los de la oposición que, en bloque,
amenazaron con pronunciarse en contra de esa iniciativa que presentó Peña Nieto
el 27 marzo 2014, lo que finalmente obligó al mandatario a echarse atrás
paulatinamente, hasta negar este viernes que hubiera existido alguna intención
de controlar internet.
No obstante, existen pruebas es que la
iniciativa de Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión que envió al Senado
planteaba una serie de limitantes, entre ellos como censurar contenidos y la
posibilidad de bloquear la señal durante concentraciones públicas bajo el
argumento de la seguridad, pero que acotan el principio de neutralidad, de
acuerdo con especialistas en derechos digitales.
Por
ejemplo, según el activista Luis Fernando García, abogado especialista en
derechos digitales, que ha llevado casos de censura contra sitios, así como el
consultor independiente Israel Rosas, consideraron que la intención de regular
las televisoras y Telmex pudo permitir que en el Congreso pasaran sin discusión
y suficiente análisis la regulación que se pretendía.
Por ejemplo, el artículo 197 fracción VII, de la
iniciativa planteaba la posibilidad de que los concesionarios suspendieran la
red en determinadas áreas y eventos: “Bloquear, inhibir o anular de manera
temporal las señales de telecomunicaciones en eventos y lugares críticos por “seguridad
pública y nacional”, a solicitud de las autoridades competentes”.
Esto
hubiera sido algo similar a las protestas en Venezuela, donde se ha denunciado al
gobierno por bloquear la señal de internet, mientras que en Turquía, las
autoridades ordenaron bloquear los servicios de Twitter y de Youtube.
El
principio de neutralidad significa que los proveedores de servicios de internet
será tratado de forma equitativa, es decir, impedir que los proveedores
perjudiquen o beneficien a determinado tipo de tráfico, o se exija un pago
extra para obtener un trato preferencial en su manejo, según se deprende del
artículo 146 de la iniciativa: Los concesionarios y los autorizados que presten
el servicio de Internet podrán hacer ofertas según necesidades del mercado y clientes en
capacidad, velocidad o calidad.
Por
su parte, la censura del artículo 145, fracción III, finca responsabilidad al
proveedor sobre el uso del usuario: Los concesionarios y autorizados que
presten el servicio de Internet podrán bloquear el acceso a determinado
contenidos, aplicaciones o servicios a petición del usuario, cuando medie orden
de autoridad o sean contrarios a alguna normatividad.
En
este sentido, se generan incentivos para la censura privada por colocarse a las
empresas de telecomunicaciones en una posición en la que pueden bloquear
expresiones y usos legítimos de Internet para no arriesgarse a ser considerados
responsables por esas expresiones, con lo que habrían generado un efecto
inhibidor de la libertad de expresión.
Otra
muestra de la intención inicial de Peña Nieto se incluía en el título VIII de
la iniciativa, donde se planteaba que los proveedores podrían almacenar hasta
por 24 meses los datos y registro de comunicaciones de los usuarios, incluidos
el origen y destino de las comunicaciones, la fecha, hora y duración de los
mensajes o llamadas, el nombre de titular de una línea y la ubicación
geográfica del dispositivo de comunicación, entre otros datos.
¿Y con todo se atreve Peña Nieto a negar su interés inicial
en bloquear y controlar las redes sociales? Se entiende y comprende el real
objetivo de esa medida, pero, desde luego, nadie lo justifica. El mandatario
eligió equivocadamente el camino más “fácil” y le salió el tiro por la culata,
ya que sólo consiguió echarse encima a más enemigos, muchos de ellos
originalmente “gratuitos”.
Lo que es peor, demostró que su “Talón
de Aquiles” es la adversa opinión pública manifiesta en las redes sociales, por
lo menos hasta hoy.
(Permitida la copia, publicación o reproducción
total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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