En primera fila
¡Se muere el campo!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Frente
a la reciente comparecencia del titular de la Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Enrique Martínez y
Martínez, ante la Comisión de Agricultura y Sistemas de Riego de la Cámara de
Diputados, México vive su cuarto ciclo de reformas antipopulares llamadas
estructurales, que sólo representan retroceso y pillaje.
El
primer ciclo se presentó con las reformas borbónicas, que finalmente detonaron
en la guerra de independencia; el segundo, con el porfiriato, que detonó el
movimiento social de 1910; el tercero, el salinismo, que generó una profunda
crisis de desigualdad social y corrupción, y ahora el “peñanietismo”,
caracterizado por la entrega de los recursos energéticos y la imposición del
mismo modelo económico neoliberal que profundizan pobreza y desigualdad.
Sin
embargo, el agro nacional ha llevado la peor parte precisamente en estos dos
últimos ciclos, ya que el gobierno se ha alejado del campo y contribuido a su
abandono y pobreza.
En
efecto, tal y como planteara el coordinador del Partido Movimiento Ciudadano en
la Cámara, diputado Ricardo Monreal Ávila, no se ha impactado, frenado ni menos
revertido el proceso de deterioro del campo mexicano, donde, lamentablemente,
se siguen observando prácticas de los gobiernos que lo antecedieron,
caracterizadas por corrupción y clientelismo.
Así,
no se ha podido frenar la corrupción en las delegaciones en la aplicación de
los programas, tal y como se observa en las asignaciones de proveedores y
beneficiarios, inclusive entre los propios gobernadores, que deciden la
aplicación de los recursos, obviamente, con fines partidistas, sin planeación y
mucho menos visión.
En
este sentido, no se ha podido frenar el pillaje de funcionarios en detrimento
de los campesinos, no hay programas de alto impacto que mitiguen la miseria, ni
la pobreza en el que está sumido el campo, con combustibles excesivos y caros que
profundizan la pobreza y tarifas de energía eléctrica verdaderamente
depredadoras.
Cuando
escuchamos los discursos oficiales en las reuniones del tema hasta parece imposible
pensar que hablan del mismo campo que conocemos, tal vez hablen de Suiza o
Europa, pero no de México; están totalmente descontextualizados, aunque tal vez
se refieran a algún campo de golf donde viven o frecuentemente organizan
reuniones sociales.
Además,
no se ha podido tampoco generar una política de atención a los campesinos: Seria,
real y con beneficios tangibles, toda vez que los insumos como fertilizantes,
plaguicidas, fungicidas y semillas, además de instrumentos de labranza son
inalcanzables debido a sus desproporcionados costos en una economía de
sobrevivencia y de pobreza que ahondan más la crisis del campo.
Por
si fuera poco, el problema se ha agudizado con la presencia del crimen
organizado, como es un claro ejemplo el caso de Michoacán, donde los ganaderos
y productores de limón y otros productos viven azotados o asolados por una
delincuencia que los extorsiona, exige derecho de piso, exige parte de su
producto, los secuestra o asesina con total impunidad.
En
contraparte, los precios de los productos no valen ni representan una mínima recuperación
del trabajo o su inversión, por lo que cada vez son más los ranchos que se
abandonan, las parcelas que se dejan de cultivar, y los números no mienten en
la enorme cantidad de productos que se tienen que importar, con un desmedido
crecimiento en los últimos años.
Lo
cierto es que el gobierno de Enrique Peña Nieto no ha logrado mejorar la
situación del campo, y de ahí que si tuviéramos que definir a la política
agropecuaria tendríamos que resumirla en una sola palabra: Fra-ca-so. Las
dependencias del ramo no representan políticas de alternativas viables para los
campesinos; son caducas y corruptas.
El
campo se encuentra en la peor crisis de su historia, con una clase política y
una dirigencia decadente, así como líderes campesinos sin autoridad moral, ricos
y corruptos, con un comportamiento que obedece más al patrón de hacendados y
caciques que a dirigentes sociales, en tanto medran con la pobreza y la miseria,
y se aprovechan de los programas.
Hace
dos años compareció Martínez y Martínez en la misma Cámara, donde realizó una
serie de planteamientos, pero no se observa luz al final del “túnel”. Los
legisladores federales le mostraron respeto por considerarlo un hombre honesto,
sin ninguna duda sobre su capacidad, pero es claro que se enfrenta a muchos
intereses, intereses difíciles de enfrentar, intereses por encima de sus
facultades.
Consideramos
que es sólo retórico el eslogan del “nuevo rostro del campo”, al que no se le ven
posibilidades, ya que, tan sólo en el reto del Tratado de Libre Comercio se
están abandonando sectores prioritarios del país -al igual que la manzana y la
papa-, cuyos productores padecen severos problemas por considerar que el
gobierno protege los productos del extranjero, por encima de los productores
nacionales. Están en litigio y se sienten solos.
Ningún
sector se escapa, todos están en las mismas condiciones. Ganaderos, pesqueros,
silvícolas y agricultura por contrato atraviesan por una situación muy
complicada y lamentable, en el caso de Quintana Roo por estar al frente del
sector un político apadrinado por el ex gobernador Félix González: Nos
referimos al sobrino de éste, el ar-qui-tec-to Luis González Flores, que del
campo sabe lo mismo que su servidor sobre aeronáutica.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis Angel Cabañas Basulto,
periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 36 años de
trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de
diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de
dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.
Comentarios
Publicar un comentario