México, ¡22 años de “mala leche”!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Conforme
al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL),
una persona se encuentra en situación de pobreza cuando tiene al menos una
carencia social -servicios de salud, seguridad social, calidad y espacios de la
vivienda; y vivienda- con un ingreso insuficiente para adquirir los bienes y servicios
para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
En
tanto, se encuentra en pobreza extrema cuando tiene tres o más carencias, de
seis posibles, entre el Índice de Privación Social y, además, está por debajo
de la línea de bienestar mínimo. Dispone de un ingreso tan bajo que, aun si lo
dedicase por completo a la alimentación, no podría adquirir los nutrientes
necesarios para una vida sana,
Ahora
bien, encuestas de INEGI y del propio Consejo demuestran que el nivel de
ingresos de los mexicanos ha venido disminuyendo y que han aumentado los
niveles de pobreza.
Según
la primera, los ingresos y su poder adquisitivo han venido disminuyendo desde
2008. En los dos primeros años del gobierno de Peña Nieto cayeron 2.8%, aunque
en términos per cápita los ingresos han caído al menos 4.9%.
Así,
el 60% de la población no cuenta con ingresos suficientes para una canasta
básica, y si bien los ingresos del 20% más pobre aumentaron ligeramente, no
alcanzan para una canasta alimentaria, es decir, ni para comer.
A
ello se suman 40 millones en situación vulnerable, es decir, que ganan apenas
para una canasta básica, pero que si se enferman o pierden su empleo entran al
renglón de pobreza.
En
1992, año del “esplendor” con Carlos Salinas, quien recién había ganado los
comicios “intermedios” y apretaba el paso para sus reformas estructurales, dijo
-igual que Peña Nieto ahora-, que esas reformas nos llevarían al paraíso del
desarrollo y al primer mundo, pese a que en ese 1992 la pobreza por ingresos
tenía en sus filas a 53.1% de los mexicanos.
¿Cómo
estamos en el 2014? Con 53.2% de mexicanos en pobreza. Luego pues ¿Qué ha
pasado en estos 22 años? ¿Qué han hecho los gobiernos del PRI y PAN en 22 años,
tales que seguimos en el mismo nivel que cuando empezamos con este perverso modelo
llamado neoliberal? Sencillamente, se afianzó un fallido modelo económico que
sólo ha propiciado la hiperconcentración del ingreso en una pequeña elite.
Entre
las demoledoras conclusiones del CONEVAL, en el primer tercio del sexenio del priísta
Enrique Peña Nieto el número de pobres de México creció en ¡dos millones de
personas en tan sólo 2 años! ¡Un millón por año! ¡Dos mil 700 pobres diarios! ¡114
pobres más por hora! ¡Dos pobres más por cada minuto!
Asimismo,
los mexicanos en pobreza extrema pasaron de 11.5 a 11.4 millones, es decir,
sacaron de la extrema pobreza ¡A 100 mil! Esa es su pírrica meta que presume la
Secretaría de Desarrollo Social, que debe explicar en qué ha gastado su inmenso
presupuesto, supuestamente para combatir la pobreza, porque en 2013 gastó 80
mil millones de pesos; en 2014, 103.5 millones; en 2015, 115 mil millones, casi
300 mil millones de pesos en total para que salga ahora con que 100 mil
personas dejaron de ser extremos pobres, pero no dejan de ser pobres, sino
menos pobres.
Con
el alto grado de cinismo que la caracteriza, la Secretaría aduce que el CONEVAL
acierta en una política enfocada a los más pobres entre los pobres, dirigida a
los que verdaderamente lo necesitan, pero, contraviniendo su propio dicho, de inmediato
anunció el aumento del precio de la leche LICONSA de 4.50 a 5.50 pesos en la
mayor parte del país.
Así,
demostró no sólo una absoluta insensibilidad, sino que sólo esperaba a que
pasaran las elecciones para propinar nuevo golpe a los bolsillos de millones de
pobres, a los que ahora anula con estos pírricos 100 mil pobres que dejaron de
ser extremadamente pobres.
Días
antes, la titular de la Secretaría, Rosario Robles lanzó una Cruzada Contra el
Hambre que ha resultado un rotundo fracaso, toda vez que las cifras del CONEVAL
son contundentes: Ha gastado más en publicidad que en combatir el hambre y la
pobreza; se ha dedicado más al “clientelismo” político y utilizado los padrones
más para repartir 13 millones de televisores digitales con criterios electoreros,
que a combatir la pobreza.
La
Secretaría, ha resultado un rotundo fracaso en materia de desarrollo social.
Lógico, mentes neoliberales acostumbradas al negocio no son perfil idóneo para
sacar adelante el grave problema de la pobreza, menos aún si adoptan decisiones
como aumentar el precio de la leche justo un día después de que el CONEVAL
anunciara que aumento la pobreza en el país en los dos primeros años del
gobierno.
El
aumento de 4.50 a 5.50 castiga, pega a 6.5 millones de personas, en una medida
para quitarle a los pobres para darle a otros pobres, es decir, para redistribuir
la pobreza, cuando que lo que se busca en una democracia es redistribuir la
riqueza.
¿Qué
sentido tiene quitarles a unos pobres para darles a otros pobres? Según Rosario
Robles, para aumentar la cobertura, y aunque no dijo en cuánto ni cuándo, es
obvio que la medida es inaceptable y no pudo adoptarla en peor momento.
Entre
2012 y 2014, la población con carencia alimentaria, es decir, que no tiene ni
para comer, aumentó de 27.4 a 28 millones. En pobreza alimentaria sólo se exceptuó
a 3 Estados del incremento, pese a que el CONEVAL dice que los niveles de
pobreza aumentaron ¡En 18 entidades!
“Olvidó”
la Secretaría que la Ley de LICONSA establece que ese programa se creó para
hacer cumplir el derecho social a la alimentación y facilitar el acceso a
personas con ingresos por debajo de la línea de bienestar al consumo de esa
leche fortificada, y que las personas más pobres son las beneficiarias, pues a
los más pobres se les está decretando este golpe a su economía ¿Qué política
social es ésta?
Es
imperdonable que personas con este perfil estén en el gobierno federal, y de
ahí que justifiquemos la exigencia de la senadora perredista Dolores Padierna
Luna, en el sentido de remover a Rosario Robles, pues la otra cara de la moneda
del demoledor informe del CONEVAL es una atroz desigualdad, donde el 10% de los
más ricos concentra el 35.4% de los ingresos, mientras que al 10% de los más
pobres -en la pirámide de hasta abajo-, le corresponde sólo el 1.9%.
Para
acabarla de amolar, a encuesta del INEGI muestra los devastadores efectos de la
reforma fiscal, con lo que una vez más se pone de manifiesto que las promesas de
los gobernantes y las que acaban de dar en la campaña, sólo son garantía de que
no las cumplirán.
Prometer
no empobrece, lo que empobrece, según los mismos datos oficiales, son las
políticas de este gobierno priísta.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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