Peña Nieto y el peso, ¡devaluados!
Por Luis A. CABAÑAS
BASULTO*
Presionado
por la decisión del Banco Popular Chino, de devaluar casi 2% el yuan, el dólar
alcanzó el martes último un máximo histórico de 16.65 pesos a la venta en las
sucursales bancarias del Distrito Federal, esto es 18 centavos más respecto al
cierre de la víspera, mientras que el euro se ofreció en 18.28 pesos, con un
avance de 21 centavos.
En
esa guerra de cifras en la que pocos vislumbran los eventuales efectos, el
Banco de México subastó este martes 173 millones de dólares con precio mínimo y
200 millones de dólares sin éste, a efecto de proveer liquidez al mercado
cambiario.
Así
las cosas, probablemente se preguntará Usted ¿Qué efecto se podría prever?
Pese
a que optimistas analistas prevén determinados beneficios para el gobierno
federal ante los recientes contratos de Pemex acordados en dólares, lo único
cierto es que el incremento del precio de dólar en los últimos meses ocasionará
que el sector industrial ajuste un 5% promedio los precios de sus productos
hacia el último trimestre del año, según estima la Canacintra.
El
impacto en los precios al consumidor se ha retrasado debido a que no se han
agotado los inventarios de materias primas, adquiridos cuando el dólar estaba
por debajo de los 16 pesos, aunque una vez que se acaben vendrá el costo de
reposición, más caro porque el dólar siguió en ascenso, por lo que se trasladará
una parte del costo de la materia prima al cliente final.
Según
la Cámara, el incremento del costo de insumos importados por las empresas
industriales ronda entre el 10 y 15%, que buscarán contener con la sustitución
de materias primas nacionales, conscientes de que deben buscar proveedores
mexicanos para evitar un incremento mayor en sus costos, previsto éste a partir
de septiembre.
Tal
y como se ha divulgado, entre los productos en los que repercutirán de precios
se incluyen autopartes, motores y camiones; metales no ferrosos, farmacéuticos,
químicos y derivados, así como productos de plásticos, hierro, acero, cartón y
papel, aunque el incremento de los últimos meses no será generalizado porque no
todos importan productos.
Con
todo, se considera que la inestabilidad del precio del dólar seguirá quitándole
el sueño al sector industrial hasta que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED)
adopte la decisión de aumentar o mantener las tasas de interés, esto último lo
más probable.
Mientras
tanto, a México le ha costado alrededor de tres mil 521 millones de dólares, de
sus reservas internacionales, contener la depreciación del peso frente al dólar
por diversos eventos del año en los mercados financieros internacionales.
Entre
éstos se incluyen la caída de los precios del petróleo en los mercados
energéticos, la inminente alza de tasas de interés en Estados Unidos, la crisis
griega y ahora el embate del “dragón chino”, que culminó con la devaluación del
yuan. Tan sólo en la última semana las reservas disminuyeron mil 41 millones de
dólares, con lo que su saldo es de 189 mil 718 millones.
Con
todo, hasta antes de la devaluación del yuan, el dólar acumulaba una
depreciación del 25.3% en lo que va del sexenio del priísta Enrique Peña Nieto,
al grado tal que, hasta el 24 de julio, el billete estadunidense al mayoreo
(interbancario) se cotizaba en 16.25 pesos, cuando que el 3 de diciembre del
2012, el primer día hábil del sexenio, se vendía en 12.96 pesos.
En
esos 32 meses y 20 días, nuestra moneda se había devaluado 3.29 pesos ante el
dólar, es decir, el 25.3% de su valor. Ese día, el dólar se cotizó en 16.56
pesos en ventanillas bancarias, su séptimo mínimo histórico del mes.
En
un presagio de lo que finalmente ocurrió este martes, las monedas de los países
emergentes se habían visto afectadas por la contracción en el sector fabril chino,
la mayor de los últimos 15 meses, además de combinarse con la mejoría de los
datos macroeconómicos en Estados Unidos, pese a que este día su venta de nuevas
viviendas unifamiliares bajaron a su menor nivel en siete meses.
Ante
ello, el Banxico mantenía un mecanismo en el que lanzó 52 millones de dólares
al mercado para mantener la liquidez, además de que cuando el peso se deprecia
más del 1.5% de un día para otro activa otro mecanismo que consiste en inyectar
200 millones de dólares, aunque, para Hacienda, el mercado opera con normalidad
y sin contratiempos.
No
obstante, turbulencias como las de China, aunadas a la volatilidad de la moneda
afectan la economía mexicana, toda vez que la depreciación del tipo de cambio
refleja la presión que enfrenta el peso, tanto por la salida de capitales como
por la menor entrada de éstos.
Aunque
la comunicación gubernamental ha prohibido utilizar el término “devaluación”,
cualquiera que entienda lo más básico de sumas y restas, podrá deducir que si
en el sexenio anterior el dólar valía entre 12 y 13 pesos, hoy el peso,
sencillamente, se ha devaluado.
¿Pero
qué está haciendo el Gobierno Federal al respecto? ¿Qué opina sobre esta
emergencia económica? Según el mismo Peña Nieto, nada.
Durante
su visita a Reino Unido -previa a la de Francia-, cuando el precio del dólar
“arañaba” apenas los 16 pesos, una reportera le preguntó sobre la inminente
reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos y cómo afectaría a México y a
los mercados emergentes la decisión que se adoptara, un tema ligado
directamente al fortalecimiento del dólar, uno de los motivos por los que el
peso se devaluaba.
La
cantinflesca respuesta del mandatario no sólo resultó abrumadora, sino
decepcionante: “Su pregunta es de carácter financiero y técnico... Yo tendría
primero una respuesta general en esta materia que tiene que ver con los
mercados financieros, el tipo de cambio, la política monetaria, que es de la
que se ocupan los bancos centrales.... Son temas en los que el Presidente no va
a opinar, porque tienen su propia regulación... yo creo que...”, dijo antes de
soltar una carcajada pues, según él, ya estaba opinando.
“Continuó:
"Prefiero no tener opinión... simplemente creo que, estas señales, las
decisiones que están tomando los bancos centrales de este tema, me parece son
señales de una lenta, pero afortunada recuperación económica de los Estados
Unidos, y que eso también traerá beneficios para la economía de nuestro país”, finalizó,
sin responder la pregunta.
Lo
que pudo quedar claro es que estamos en manos de EE.UU., pero la estrategia del
Gobierno Federal parece clara: No opino, no actúo, solo espero... Imaginarán
las críticas hacia Peña Nieto, por parte de los medios extranjeros, que
destacan su pobre conocimiento sobre economía.
Hasta
hoy no había dicho nada sobre el nuevo precio del dólar porque tal vez no le
interesa opinar sobre la economía y el dólar porque no se ha percatado de la situación
de millones de mexicanos y cómo afectará esta devaluación. Tal vez estaba más
preocupado por la comitiva de 200 personas -incluidos esposa, hijas e
hijastras, doctor personal, legisladores, empresarios, académicos, asesores y
amigos- con cargo al erario público.
Tal
vez el dispendio de la familia presidencial, con trajes de diseñadores famosos
con valor superior a los 16 mil dólares para estar presentables ante la Familia
Real haya sido un distractor más de lo que seguramente le preguntaría la prensa
extranjera.
Tal
vez Peña Nieto no había escuchado a su “multipremiado” Secretario de Hacienda,
Luis Videgaray, quien, entrevista tras entrevista, asegura que “es necesario
gastar menos y gastar mejor”, o tal vez el pueblo se está dando cuenta de por
qué está como está…, ¡pero sigue votando por el PRI!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
Comentarios
Publicar un comentario