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¡“Arroz” negro en Transparencia!


                                   Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Abiertamente controlados por el gobierno de Peña Nieto, representantes de los partidos políticos en la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados, entre ellos los miembros del Pacto por México, recibieron el último semestre por concepto de subvenciones extraordinarias, “bonos” o sobornos alrededor de 150 millones de pesos para apoyar las iniciativas presidenciales.
En el marco de la reciente sesión del jueves, en la que se aprobó la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, la ahora polémica diputada por Movimiento Ciudadano, Zuleyma Huidobro González, desglosó los “apoyos” que se distribuyeron irregularmente: PRI, 68 millones 760 mil pesos; PAN, 31 millones 284 millones; PRD, 34 millones; Verde “Ecologista”, 13 millones, y Nueva Alianza, 2.5 millones.
La legisladora también denunció en agosto la entrega de millonarios recursos “para o cuando” se aprobaran las reformas estructurales en materia laboral, telecomunicaciones, energética, financiera y fiscal, pues en revisión de informes semestrales de los siete partidos de la Cámara, de septiembre de 2012 a febrero de 2013, cuando se aprobó la reforma laboral, PRI, PAN, PRD, Verde y Panal recibieron de forma extraordinaria 77.8 millones de pesos.
Abundó que, como en las demás entregas especiales extraordinarias, Movimiento Ciudadano y PT no recibieron nada en diciembre, cuando se aprobó la reforma fiscal y la energética, y que de septiembre de 2012 a febrero de 2014 sumaban 302 millones 634 mil pesos, a los que agregó un informe cuatrimestral que se entregó a la Junta de Coordinación Política, donde figuraban subvenciones especiales por 56 millones 568 mil pesos para esos cinco partidos, para un total de 359.2 millones de pesos.
Para rematar, consideró que, de sumarse las subvenciones oficiales de cada bancada a las extraordinarias, de septiembre de 2012 a la fecha sumaban mil 843 millones 996 mil pesos.
En esta oportunidad, Zuleyma Huidobro aclaró que no hablaría de los “avances” de la Ley de Transparencia por llegar ésta con escándalos de transparencia y corrupción que podrían tener debate real por ser producto de acuerdos populares y prisas.
En este sentido, advirtió que hablaría de lo malo, lo feo y lo peor de la nueva ley porque en el argumento de que todo puede ser perfectible siempre dejan todo para después, y otras legislaturas enmendarán omisiones y errores.
Con polémicos enunciados, el dictamen, que se aprobó por 264 votos a favor, 68 en contra y una abstención, incluye una nueva facultad del IFAI, en el sentido de abrir información relacionada con violaciones a derechos humanos sin necesidad de esperar a la Comisión de Derechos Humanos.
No obstante, no existe claridad sobre los mecanismos de la dependencia para determinar qué información debe hacerse pública, por lo que la Suprema Corte de Justicia decidirá cuál podrá hacerse pública en violaciones graves. Sí, leyó Usted bien, esa misma Corte que integra un constante violador de los derechos humanos: Eduardo Medina Mora.
Asimismo, el dictamen dejó fuera a dependencias como SEIDO, Estado Mayor Presidencial, Sedena, CISEN y Centro de Planeación de Análisis e Información para Combatir a la Delincuencia Organizada, que no serán sujetos obligados, por ser los que tomarán la decisión en seguridad nacional.
Obtener información de éstas será prácticamente imposible, por lo que asumir que funcionan como se debe es evidentemente falso.
Además, el Consejo Jurídico de la Presidencia de la República podrá interponer recursos ante la Corte cuando considere que la información pone en peligro la seguridad nacional.
Por si fuera poco, tras múltiples escándalos sobre los millones de pesos en impuestos que perdonó Hacienda a empresas como Televisa, ahora quiere engañar diciendo que la ley contempla dar acceso a la información sobre ese tema, cuando que será de modo limitado hasta que un juez determine que no pone en peligro la estabilidad económica del país.
En otras palabras, se buscará evitar la fuga de capital y especulación en la Bolsa de Valores, lo que ocurriría de revelarse el nombre de las empresas o instituciones con “trato preferencial” de gobierno. En resumen, todo lo que sea peligro, a decir del gobierno federal, no se transparentará porque, cierto, pone en peligro… pero los intereses personales de los servidores públicos.
Hasta hace unas semanas se alardeaba que la aprobación del Sistema Nacional Anticorrupción permitiría la publicación de la declaración patrimonial y de interés de todos los servidores públicos, pero, tal y como se denunció en ese entonces, es mentira, incongruencia en todo su esplendor.
La nueva Ley contradice todo lo que los diputados aprobaron, y los senadores borraron de la iniciativa original, pese a que la publicación de las declaraciones patrimonial, de interés y de impuestos deberían ser obligatorias para cualquier funcionario, además de que la Auditoría Superior de la Federación debería comprobar que todas esas declaraciones san veraces.
Lamentablemente, pese a esta ley, seguirán escándalos como la “Casa blanca” y las casas de los secretarios de Gobernación o de Hacienda.
Es comprensible que legisladores, sobre todo de izquierda, eviten publicar su patrimonio para no poner en riesgo la seguridad de su familia. Desafortunadamente, vivimos en un país donde ser transparente convierte a la gente en claro objetivo para la delincuencia. Ésa es la seguridad en México.
Más lamentable es que ni los propios defensores del gobierno federal  tienen confianza en que la seguridad e impunidad cambie en el país y, por lo que demuestran sus acciones, pareciera que prefieren mantener en la opacidad sus bienes, producto de la corrupción, “moches” y conflictos de interés.
Con todo, lo peor de la nueva ley es un sólo artículo, el Transitorio y último, donde, por cierto, se reconoce que el Congreso de la Unión ha manejado los recursos públicos de manera discrecional y en total opacidad.
¿Qué significa que la Cámara de Diputados disponga de cuatro meses para una reorganización administrativa? Sencillo, que se podrá postergar indefinidamente la obligación de transparencia y seguirá la opacidad en el uso y destino del dinero público otorgado a grupos parlamentarios, comisiones o cualquier recurso que reciban los legisladores.
Además, es grave que con la ley los legisladores carecerían de fuero, con lo que no tendrían protección por revelar información de interés público, sobre todo en el caso de los verdaderos opositores, aunque quizá eso es lo que se pretende: Que los mexicanos no conozcamos de los actos de corrupción.
En efecto, en agosto último Zuleyma Huidobro denunció que la Cámara de Diputados se repartía “bonos” que los legisladores llaman subvenciones extraordinarias, otros sobornos a los que cada uno da el nombre que quiere porque no existe en ninguna ley o reglamento. No son legales porque los coordinadores de cada grupo parlamentario los maneja discrecionalmente. No tienen finalidad específica y tampoco debe comprobarse en qué se utilizan.
Esos bonos son los que debieron suprimir como medida de austeridad, en vez de despedir y dejar y dejar sin empleo al 50% de los trabajadores de la Cámara que cobraban por honorarios.
De ahí que no sorprenda que no hayan querido modificar el Transitorio, ya que se siguen repartiendo el dinero de los mexicanos porque, según el último informe semestral, las subvenciones extraordinarias, bonos, o sobornos de los grupos parlamentarios ascendieron a unos 150 millones de pesos.
Para ese efecto Zuleyma Huidobro anticipó que los involucrados querrían pruebas, por lo que puso a disposición de quien quisiera los informes de todos los grupos.
Visiblemente incómodo, el presidente de la Mesa, el perredista Julio César Moreno Rivera le pidió concluir por segunda ocasión, pero ella abundó: Qué van a decir para justificarse, que utilizaron esos millones en fundaciones, para promocionar a su partido en los cines, o lo que decida su dirigente.
Moreno Rivera amenazó con cortarle el sonido, pero aquélla preguntaba “¿qué puede ser tan extraordinario que justifique el despilfarro de dinero? Nada. Lo que pretenden es que no se siga cuestionando que vendieron la confianza de los mexicanos por unos cuantos pesos”.
Nueva insistencia de Moreno Rivera a que terminara, y nueva acusación de su homóloga, que por fin concluyó: “Ustedes solo seguirán jugando a ser transparentes”.
¡Y éstos son nuestros representantes “populares”!: El arroz negro del montón.

 (Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo, con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.


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