¡Otra mancha más al “tigre”!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
No bien terminábamos de referirnos a la incapacidad
policiaca tras el escándalo que provocó
la Policía Estatal Acreditable con la brutal detención de un periodista local -a
sólo 24 horas del nombramiento del nuevo titular de la Policía Municipal
Preventiva-, cuando un nuevo hecho de sangre enlutó a conocida familia de la
capital chetumaleña ante un asalto donde murió un joven universitario.
El sonado hecho, suscitado alrededor de las 19
horas en el minisúper y vinatería “Erick” de la avenida Heriberto Frías entre CNC
y Luis Cabrera de la colonia Adolfo López Mateos, causó profunda indignación
entre la población, ya que la víctima, Dagoberto Rodríguez Tello, de 25 años de
edad, quien recibió un balazo en el pecho, era miembro de apreciada familia y
de varios clubes juveniles.
Conforme a las crónicas, el hoy occiso intentó
defender el patrimonio de su familia, por lo que forcejeó con uno de los dos ladrones,
pero se accionó una pistola con la que lo amenazaban, por lo que, aparentemente
sorprendidos, los saltantes huyeron en el taxi de otro de sus cómplices, que
los esperaba en la esquina, abandonando arma y sandalias.
Rodríguez Tello, cariñosamente conocido como “Dago”,
era miembro del club “Bahía Volks” y cursaba la carrera de Licenciado en
Derecho en la Universidad de Quintana Roo. Su madre, propietaria del negocio,
pertenece a la Unión de Propietarios de Restaurantes, Bares y Similares de
Quintana Roo.
El caso no hubiera indignado tanto a la sociedad,
si no fuera porque el artero crimen ocurrió a sólo unas cuantas cuadras de la
Casa de Gobierno, donde, amén de la escolta personal del mandatario estatal, la
policía proporciona una exagerada vigilancia con patrullas y uniformados las 24
horas del día.
El asalto no sólo puso nuevamente de manifiesto la
incapacidad de la policía preventiva, sino que también enloda nuevamente la
pésima “imagen” de la Procuraduría de Justicia del Estado y su titular, Gaspar
Armando García Torres, quien, con el papel de farol en la calle y oscuridad en
la casa, no ha podido cumplir su función de coadyuvar con el combate a la
delincuencia a través de su policía judicial.
Lo anterior viene al caso porque, en tratándose del
lugar de los hechos, el crimen-asalto ocurrió en una conflictiva área en la
que, amén de estar en los alrededores de la Casa de Gobierno, no es la primera
ocasión –ni creemos que la última- en la que ocurre una serie de actos
delictivos denunciados en tiempo y forma ante el Ministerio Público, pero, como
siempre, jamás investigados ni resueltos.
Tan sólo en el tramo de la Heriberto Frías entre CNC
y Luis Cabrera, los vecinos han sido víctimas de los “amantes de lo ajeno”,
aunque no con la agravante de un hecho de sangre, sí con la gravedad de
amenazas con armas como machetes, como el caso de la propietaria de la
tortillería que, asaltada en dos ocasiones, finalmente se vio en la necesidad
de cerrar el negocio.
A su vecina, a sólo unos metros de distancia, los
ladrones le sustrajeron, a plena luz del día, una computadora portátil, tan sólo en unos momentos de distracción en que dejó las puertas de su casa sin
candado. La afectada, incluso, estaba en esos momentos en una habitación
contigua a la sala.
Inmediatamente al lado de este predio y en menos de
seis meses de diferencia, los vecinos fueron víctimas de robos en dos
oportunidades, uno de los cuales tan sólo a unas horas de concluido un festejo
familiar. Al igual que en anteriores ocasiones, ninguno de los casos ha
resuelto la Policía Judicial, amén del cada vez más alarmante tráfico “hormiga”
de drogas por el rumbo.
Al igual que en la Heriberto Frías, vecinos de la
calle Heriberto Jara, precisamente con CNC, también han sufrido de constantes
robos, el más reciente de ellos con saldo de un predio totalmente vaciado,
aunque casos como éstos son temas cotidianos de todos los medios de
comunicación, lo que denota no sólo la evidente falta de seguridad, sino la
alarmante impunidad en la que muy probablemente -ojalá no sea así- quede el
asesinato de Rodríguez Tello.
Y mientras tanto, continúa el nombramiento de
personal incompetente y la “promoción” de otros que, como el caso del
Procurador García Torres, quien quedó en deuda con la opinión pública con el sonado asesinato del regidor petista Marco Antonio May Molina y las implicaciones al
ex diputado panista Mario Félix Rivero Leal y el abogado defensor de los
implicados, Gabriel Caballero Briceño.
En efecto, pese a que el funcionario no ha podido
meter en cintura a sus policías ni éstos aprenden lo más mínimo en materia de
investigación, medios afines a la dependencia insisten en promoverlo como
futuro Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado, o bien como
titular de la Secretaría de Seguridad Pública. Como diría el columnista Catón,
¡Hágame Usted el fabrón cavor!
Por su parte, su ahora ex “colaborador” Didier Vázquez
Méndez, a quien nombró director de la policía judicial en las zonas sur y
centro del Estado tras concluir éste su gestión al frente de la Policía Municipal
de Tulum, ahora resulta ser nuevo titular de la Policía Municipal del
incorregible alcalde de Othón P. Blanco, Eduardo “Espinoso” Abuxapqui, en
sustitución de Gumersindo Jiménez Cuervo.
Por un lado, era de esperarse que aquél gris
personaje prácticamente causara baja de la Policía Judicial ante su pobre,
triste y criticable desempeño, amén de que jamás accedió a disciplinarse con el
procurador, al que se lo impuso el ex gobernador Félix González, lo que era de
esperarse como pago por no darle la titularidad en la Secretaría de Seguridad
Pública, donde operó como segundo de a bordo e –irónicamente- siempre criticó
el papel de la corporación que hoy encabeza.
Y qué decir del supervisor de la Policía Estatal
Acreditable, Sergio Miguel Lagunes Mora, y su “tirria”
contra los medios de comunicación. Su única buena noticia es que un miembro de
Facebook, Jesús Arturo Ruiz Avila, sostiene como injustas las críticas en su
contra y explica que “ni lo conozco” (sic), aunque “es claro que la nota tiene
tintes de desprestigio al afirmar que es el mas (sic) repudiado de la sociedad,
cuando la sociedad no lo conoce”.
Lo único cierto es que
entre tantos nombres, nombramientos y cuestionamientos sobre incapacidad e
inseguridad, un prometedor joven universitario acaba de formar parte de los
“fríos” números de la delincuencia e impunidad ¡Nada raro! Simplemente, una
mancha más al “tigre”.
Por cierto, ¿Dónde estará
Juan Pedro Mercader Rodríguez?
(Permitida la copia, publicación o
reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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