Machetes e historia de Atenco
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
“El
que olvida la historia está obligado a repetirla”, señaló el poeta y filósofo
español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, en memoria de las víctimas del
Holocausto, pero hoy viene al caso en México con ocasión del proyecto del nuevo
aeropuerto de la Ciudad de México, contra el que se manifestó el Frente de los
Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco.
La
protesta fue un dedo en la “llaga” del presidente Peña Nieto, quien, como
gobernador del Estado de México, vivió una situación similar en el 2006 con una
serie de disturbios en Atenco, con enfrentamientos violentos entre la Policía
Federal Preventiva de México, la Agencia de Seguridad Estatal de Edomex, la
policía municipal, vecinos militantes del Frente (FPDT) y adherentes a La Otra
Campaña del EZLN.
El
choque dejó como resultado la muerte de Alexis Benhumea y Javier Cortés; la
detención de 207 personas -entre ellas 10 menores de edad-, 146 detenciones
arbitrarias, la expulsión de cinco extranjeros y quejas contra elementos
policiacos por vejaciones y violación de 26 mujeres, entre ellas indígenas, una
alemana y una chilena. Según Derechos Humanos, hubo graves violaciones a los
derechos fundamentales y uso excesivo de fuerza policíaca.
Este lunes, miembros del Frente irrumpieron en un foro del
Senado sobre el nuevo aeropuerto para subrayar que continuarán sus protestas si
se decide construir la terminal en los terrenos de Texcoco.
“No se sorprendan de ver nuevas protestas, marchas. La
última década ha sido ardua y dolorosa. La acción del 3 y 4 de mayo de 2006 fue
una respuesta a su revancha, y Atenco ni se vendió ni está arrodillado”, dijo
América del Valle, hija de Ignacio del Valle, quien encabezó las protestas que
frenaron el proyecto durante el sexenio del panista Vicente Fox.
Los
simbólicos machetes de San Salvador Atenco volvieron a aparecer en el Senado,
pero no sólo los dirigentes del frente criticaron el proyecto, sino también el
exdirector de la Conagua, José Luis Luege Camargo, grupos ambientalistas y
senadores, que cuestionaron la grave falta de información y viabilidad de esta
terminal que anunció Peña Nieto en 2014.
Luege consideró la obra como “crimen ecológico”, que “no
existe estudio de Conagua que demuestre lo que dice el gobierno” y que “el lago
Nabor Carrillo debe mantenerse como zona de aves migrantes”, en tanto Adriana
Almeida, del Centro de Transporte Sustentable, dijo que la terminal
incrementará 12 kilómetros los viajes y no ayudará en términos de transporte.
Sobran los motivos de protesta: El especialista de la UNAM, Roberto
Eibenshutz, cuestionó la viabilidad por la crisis y el enorme costo de la obra,
mientras el senador Alejandro Encinas coincidió con su homólogo Manuel Bartlett
en que detrás existe un gran negocio inmobiliario, en el que se han adquirido
muchas hectáreas de reserva ecológica.
Legisladores
panistas, como Mariana Gómez del Campo, cuestionaron la viabilidad y falta de
información, además de que el consumo de agua del nuevo aeropuerto será de 23.6
millones de metros cúbicos anuales, “otro enorme costo ambiental para la Ciudad
de México”, abundó.
Pero
los inconformes no están solos, ya que un estudio de la Unión de Científicos
Comprometidos con la Sociedad (UCCS) denunció nueve deficiencias en el documento
de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) que declaró
procedente el proyecto.
Entre
los problemas en la zona del Lago de se incluye el hundimiento del terreno, unos
21 a 30 centímetros anuales, así como el abastecimiento de agua para éste y la
zona urbanizable que se pretende, donde trabajarían cerca de 180 mil personas y
hace casi imposible su suministro.
El
documento advierte también un riesgo para las más de 120 mil aves que habitan
el lago durante el año, así como la siembra que pretenden, de más de 264 mil
plantas de cinco especies, la mayoría del género Tamarix (cedro salado),
invasivas para el ecosistema del lago, con propiedades que ponen en riesgo el
ambiente: Su salinidad y permanente caída de hojas inflamables, aumenta el
riesgo de incendios.
La
coordinación del Grupo de Análisis de Manifestaciones de Impacto Ambiental dela
Unión, explicó que entre las deficiencias del proyecto se incluye anunciar
nueve obras de infraestructura para evitar inundaciones, pero no hay ninguna
descripción sobre cómo solucionar el problema del agua, y será inminente la
afectación a flora y fauna porque la vocación del suelo es de especies propias
de un lago y no de un bosque.
La
Manifestación de Impacto Ambiental de la SEMARNAT, reconoce que el motivo
principal del hundimiento de la zona es la extracción de agua subterránea del
Valle de México, por lo que el aeropuerto reducirá el consumo de agua potable
un 70% y no influenciará sobre las causas directas del hundimiento, pues su
suministro será a través de la red hidráulica municipal.
¿Cómo
saber que la red municipal aguantará sus estimaciones de uso de agua, dado que
está conectada una de las zonas más fregadas en agua potable? Sólo se puede anticipar
que el proyecto será una catástrofe para el futuro de la capital del país.
Según
el estudio “En Tizayuca sí, en el Lago de Texcoco no”, de la organización
Ciudad Posible, ya no funciona el gran canal del desagüe ni el Río de los
Remedios. Todos los sistemas naturales que llevaban agua al lago de Texcoco se
quedan sumidos en el centro de la ciudad, con lo que realizar el proyecto en
Tizayuca, del estado de Hidalgo, donde hace 18 años se propuso construir un
aeropuerto.
La
propuesta incluye expandir las redes de transporte para la explotación
económica del sector, ampliando la Línea Tres del Metro y la avenida
Insurgentes, mediante túneles en la Sierra de Guadalupe para conectarla
directamente a la autopista hacia Tizayuca, pero el gobierno federal la apuesta
a la posible desaparición de la mayor reguladora de agua frente a inundaciones
en la capital.
Como
director de la Conagua, Luege Tamargo presentó un documento sólido, en el sentido
de que existía certeza técnica y científica de que no se puede prescindir de la
Zona Federal del Lago de Texcoco, ya que el 70% del abastecimiento de agua del
DF proviene de los acuíferos del Valle de México, extraídos seis veces más
sobre su capacidad de recarga.
En
su segundo informe de gobierno, en 2014, Peña Nieto presentó el proyecto del
nuevo aeropuerto, en cuatro fases de 2014 a 2062, la primera de ellas a
culminar en 2018, con lo que sentenció su decisión final y puso en alerta los
machetes de Atenco, aunque ojalá no olvidara la “historia”.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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